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Actuación de Enfermería en el paciente con hematuria

Tratamiento de la hematuria:

El tratamiento dependerá de la causa, la intensidad de la hematuria, la presencia de coágulos que causen obstrucción y las complicaciones.

En caso de hematuria importante con presencia de coágulos, se procederá a la colocación de sonda vesical con lavado vesical continuo para mantener la permeabilidad de la vía urinaria.

Lavado vesical continuo:

El lavado vesical continuo es un procedimiento en el que a través de una sonda vesical de tres luces y un sistema de irrigación, podemos realizar de forma continua un lavado vesical y evitar así la formación de coágulos y mantener la permeabilidad del sistema.

Este procedimiento se realiza sin alterar la esterilidad del sistema ni incrementar la entrada de bacterias en el tracto urinario.

Equipo:

La técnica será llevada a cabo por una enfermera, ayudada por una auxiliar de Enfermería.

Material necesario:

  • Sonda vesical de 3 vías.
  • Material para sondaje vesical.
  • Guantes no estériles.
  • Guantes estériles.
  • Pinza de plástico para clampar.
  • Sistema colector de orina.
  • Paño estéril.
  • Gasas estériles.
  • Antiséptico.
  • Bolsa de suero para irrigación.
  • Equipo para irrigación.
  • Adaptador Luer-Lock.
  • Soporte para suero.
  • Esparadrapo

Descripción de la técnica:

  • Una vez instaurada la sonda vesical, llenado el globo de retención y conectada al sistema colector de orina, comprobar que sale orina hacia el colector.
  • Lavado higiénico de manos y colocación de guantes no estériles.
  • Clampar con la pinza de plástico la vía de la sonda para la conexión a irrigación.
  • Cerrar la pinza del equipo de irrigación y conectar el equipo a la bolsa de suero fisiológico.
  • Colgar la bolsa en el soporte para suero y purgar el sistema.
  • Colgar el extremo libre sobre el soporte para suero de forma que éste no toque nada.
  • Retirada de guantes no estériles, lavado higiénico de manos y colocación de guantes estériles.
  • Con la ayuda de la auxiliar de Enfermería, colocar un paño estéril bajo la conexión de la sonda y el sistema colector.
  • Limpiar con gasas impregnadas en antiséptico la luz de la sonda vesical que queda libre.
  • Conectar el extremo libre del equipo de irrigación al adaptador Luer-Lock, y éste a la luz libre de la sonda vesical ayudándose de gasas estériles.
  • Desclampar la sonda y adecuar, mediante la pinza del equipo, el ritmo de irrigación al grado de hematuria.
  • Comprobar que sale orina hacia la bolsa colectora.
  • Fijar con esparadrapo al muslo la sonda, el tubo de recolección de orina y el equipo de irrigación.
  • Registrar en la historia clínica la hora de inicio y fin del lavado vesical continuo y el ritmo de irrigación.

Cuidados de Enfermería al paciente con lavado vesical:

  • Limpiar el meato urinario con agua y jabón una vez al día y siempre que se ensucie con heces.

Lavar bien los restos acumulados en la sonda cerca del meato. Girar esta sobre su eje longitudinal para evitar adherencias (nunca introducir la sonda ni tirar de ella).

  • Aunque los sistemas de recolección de orina dispongan de válvula antirreflujo, tomar la precaución de clampar la sonda vesical y procurar que la bolsa quede siempre por debajo del nivel de la vejiga  cuando se movilice al paciente. Tan pronto como sea posible, bajar la bolsa y despinzar la sonda.
  • Evitar desconexiones innecesarias de la sonda, siempre que se puedan utilizar sistemas cerrados de drenaje.
  • El ritmo de irrigación se disminuirá según el grado de aclaramiento observado en la bolsa colectora.
  • Valorar los indicadores de infección urinaria (aumento de la temperatura, escalofríos, dolor, orina turbia o maloliente, etc.), y si hay sospecha, enviar la punta de la sonda a microbiología.
  • Contabilizar la cantidad de suero de irrigación utilizado y la cantidad de líquido recogido en la bolsa de orina para el balance hídrico.
  • Control frecuente y observación de la permeabilidad de la sonda. Evitar acodamientos.
  • Controlar la salida del líquido y vigilar las características de la orina (color, presencia de moco, coágulos o sedimento, etc.) para valorar la efectividad del lavado continuo.
  • Para la toma de muestras de orina, tener en cuenta la realización de los lavados vesicales.
  • Cambiar, mediante técnica estéril, el equipo de irrigación cada 48 horas.
  • Conocer las situaciones clínicas y sustancias endógenas y exógenas que pueden colorear la orina de rojo, pardo o negro y confundirse con hematuria.
  • Cuando se interrumpa la irrigación de la vejiga y la sonda deba permanecer colocada, desconectar el equipo de irrigación y colocar un tapón estéril especial para sonda vesical en la luz de irrigación.

Conclusión:

La hematuria es una de las causas más frecuentes de consulta urológica de urgencia, y su inicial manejo y enfoque diagnóstico puede ser fundamental para la posterior evolución y curación del proceso originario.

El rol de vigilancia por parte del profesional de Enfermería es de especial relevancia, ya que implicaun mayor grado de seguridad para el paciente

Bibliografía

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