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Salud familiar en contexto de hospitalización de un miembro de la familia

Salud familiar en contexto de hospitalización de un miembro de la familia

INTRODUCCIÓN

La familia se encuentra siempre dentro de un ciclo vital que en su desarrollo va transitando por diferentes etapas, cada una de las cuales tiene sus especificidades y tareas. Durante este proceso, la familia atraviesa acontecimientos propios del ciclo, denominados transitorios y otros denominados accidentales, que provocan crisis familiares, que según Louro B.I, son «inherentes al proceso de la vida  y al paso por las etapas del ciclo vital«  Los expertos definen que las crisis familiares son provocadas por problemas externos a la familia, eventos estresantes relacionados con situaciones críticas de índole económica, política, de salud, etc.

  • María Victoria Infante Peña: Diplomada en Enfermería.
  • Arantza Mojica Blanco: Diplomada en Enfermería.
  • Noelia Murez Mojica: Diplomada en Enfermería.

Como definición de “salud familiar”, actualmente es posible encontrar varias con distintos enfoques, algunos autores contemplan la de Ortiz T, como la más completa actualmente, éste la define como “la salud del conjunto de los miembros en términos de funcionamiento efectivo de la misma, en la dinámica interna, en el cumplimiento de funciones para el desarrollo de los integrantes, y en la capacidad de enfrentar los cambios del medio social y del propio grupo, propiciando el crecimiento y desarrollo individua, según la exigencias de cada etapa de la vida”.

La hospitalización es un proceso estresante para todos, y los expertos se inclinan por un mejor conocimiento y mayor comprensión de las vivencias de familiares y pacientes para mejorar los cuidados, pues se han publicado investigaciones  que evidencian mejoras en los resultados de salud de los pacientes que reciben un régimen de visitas abierto, y el contacto de la familia y paciente, es un pilar de soporte para ambos.

La proximidad con la incapacidad, la dependencia y hasta con el temor a la muerte, son situaciones vividas por las familias y por los pacientes durante el proceso salud-enfermedad en el momento de la hospitalización. La familia es considerada un grupo social y, en ese contexto, de acuerdo con las ideas del sociólogo Michel Maffesoli, son grupos inmediatos o pequeñas colectividades espontáneas que constituyen el propio fundamento del estar juntos. Así, la familia debe ser vista no como la sumatoria de sus miembros, sino como una unidad que delinea comportamientos y facilita estándares de interacción familiar, que determinan su estructura.

De esa forma, un cambio en un miembro afecta a todos los otros miembros de la familia, afirmación que, aludiendo a uno de los presupuestos del abordaje sistémico de la familia, refleja las alteraciones comportamentales del grupo familiar cuando este se depara con uno de sus miembros enfermo y hospitalizado, principalmente cuando la situación o condición presentada demanda acompañarlo dentro de la organización hospitalaria.

La familia es responsable de la continuidad del sentimiento que el grupo tiene de si mismo, de esa forma, el grupo no se constituye solamente a partir de la consciencia y de la razón. Un solo grupo representa más que la suma de sus individuos, cuando desarrolla un determinado tipo de relaciones, un vínculo, una fuerza que le confiere un sentido de pertenencia. La necesidad de estar juntos, de sentirse próximo de las personas con quien se convive cotidianamente, intensifica la expectativa de interacción con el otro.

PALABRAS CLAVES: Hospitalización, familia, salud y enfermedad.

  1. OBJETIVOS
  • Determinar las formas y grado de afectación de la familia, tras sufrir uno de sus miembros una patología aguda grave.
  • Determinar los aspectos más importantes a trabajar por el personal de Enfermería, con el objetivo de fomentar la salud familiar.

DESARROLLO

El universo hospitalario es totalmente desconocido para las familias y ese convivir va adquiriendo diferentes y variados significados a medida que ellas vivencian situaciones provocadas por la enfermedad. El contacto con ese ambiente diferente, donde el trabajo y el vocabulario de las personas le son extraños, evidencia una realidad que no hace parte del cotidiano de la familia.

Es en este espacio donde se establecen las interacciones y las relaciones de poder y de cuidado. Espacio en el que prevalece el racionalismo instrumental, inclusive en las relaciones con las familias, a pesar de las tímidas acciones, aún específicas, de regreso a lo sensible, entonces, cabe a los profesionales fortalecerla, apoyarla y orientarla cuando ella se sienta fragilizada, bien como incentivarla en la promoción de la salud familiar». Para cuidar de la familia en el hospital e insertada en este espacio de cuidado, se hace menester conocerla, percibirla, comprenderla constituyendo, de esa forma, un modo de hacer de la Enfermería.

En esta perspectiva, para aprehender la formalidad de las maneras de hacer, es necesario comprender como ellas están relacionadas y direccionadas. Usualmente, la comprensión se da a través de la observación de las ritualizaciones cotidianas, presentes en las prácticas familiares, en una red de relaciones donde se destacan las interacciones relativas a la estructura de las expectativas, de la negociación y de la improvisación.

La Enfermería es la profesión que más está en contacto con la familia, se mantiene siempre próxima, tiene la responsabilidad y el desafío de emprender acciones profesionales de cuidado dentro de la lógica del cuidado a la familia. 24 De esa forma, percibir y comprender a la familia en un ambiente de cuidado, requiere romper con la racionalidad del cuidado impregnado del deber ser de la Enfermería a lo largo de los años.

Es en la interacción con las familias que ponemos en práctica el real objetivo del cuidar, considerando la idea «del estar-juntos como siendo esencialmente una religación mística sin objeto particular». En un estar-juntos que permita percibir las necesidades y deseos de ese grupo plural, considerando el «arte como forma pura… es en ese sentido que la emoción puede servir de base a partir de elementos objetivos,» como lo es el trabajo con las familias en el ambiente hospitalario. En este contexto, la Enfermería se depara con dos vertientes que se disocian y se asocian en las interacciones y relaciones con el familiar en una mezcla de ir y venir que se justifica a través de uno de los presupuestos teóricos de la sensibilidad defendidos por Maffesoli, el de la sensibilidad relativista.

Esas vertientes son denominadas como racionalidad instrumental y racionalidad abierta. De este modo, consideramos que la enfermera pone en práctica la racionalidad instrumental, científica, cuando se apropia del espacio hospitalario como un ambiente de curación y se esmera en mantener las normas institucionales, con la intención de mantener el orden y la disciplina y, por otro lado, utiliza la racionalidad abierta cuando al escuchar a la familia y comprender sus necesidades y fragilidades, la incluye en el contexto del cuidado, a veces, viabilizando aspectos que favorezcan la flexibilización de esas normas.

Siendo así, el cuidado profesional de Enfermería a las familias necesita romper con el racionalismo presente en los rituales de cuidado y en las normas institucionales enyesadas, desconsiderando las especificidades. Necesita romper con la razón que sirve de garantía para la organización y para la gestión que caracteriza la tecnoestructura. Romper con ese racionalismo significa establecer una relación de proximidad, abierta, observándose los aspectos relacionales a través de la comunicación verbal y no verbal, pues «es necesario oír con más sensibilidad, percibir más los sentidos…» permitiendo, de esa forma, la inserción de la sensibilidad en el dominio de la razón.

El contacto con la familia requiere que la Enfermería esté disponible para el cuidado utilizando la sensibilidad cuando se dispone a oír y percibir, a través de las palabras y de los gestos, las fragilidades y sus inquietudes, ejerciendo la alteridad de cuidador. Estableciendo una relación de intercambio entre el profesional y el otro que necesita del cuidado. Entendiendo que el ser que necesita de cuidados está en desventaja.

En el contacto con el familiar, la enfermera necesita aprehender y a operar con la razón y con lo sensible, comprender que ella necesita captar las diferencias y dificultades del familiar, entender sus propias necesidades y las necesidades del otro. De esa forma, cuidar requiere no solo la competencia técnica, de naturaleza objetiva, sino que contempla actitudes, afectos y sentimientos como la responsabilidad, la compasión, la protección, la expectativa, la prevención, entre otros. Siendo un acto universal y cultural, dirigido a la sobrevivencia orientada a un receptor.

Siendo así, necesitamos ser sensibles con respecto a los diferentes y variados significados que la hospitalización ofrece para la familia que vivencia situaciones provocadas por la enfermedad; al vocabulario extraño, a las estrategias usadas por ellas para reorganizarse delante de la enfermedad de uno de sus miembros. Dosificar la racionalidad instrumental y la racionalidad abierta delante de una relación en la cual deba prevalecer lo sensible, es mantenerse constantemente en comunión con los ideales profesionales e institucionales.

CONCLUSIONES

La experiencia del cuidado sensible destinado al familiar acompañante, en el hospital, es un desafío para la Enfermería, la cual debe poner en práctica el equilibrio entre la razón y la sensibilidad.
No se puede dejar de considerar que las familias son plurales, presentan estructuras y modelos diversos y todos ellos deben ser considerados y respetados. Y, esa pluralidad puede facilitar o dificultar las interacciones y relaciones con el equipo de salud.

Frente a esta complejidad relacional, los conflictos casi siempre están presentes, necesitando de un comportamiento profesional que contemple la sensibilidad, la disponibilidad para oír y comprender las manifestaciones del sufrimiento y de la ansiedad de la familia.

La sensibilidad, englobada como término de la «estética», la idea del estar-juntos sufre oscilaciones características de las historias de cada uno, conforme al mecanismo de saturación inherente a los fenómenos sociales. Desconsiderar la sensibilidad es negar el holismo, la visión de conjunto donde ocurre la sinergia entre la ética y la estética.

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