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Ictus, una emergencia vital

Clínica (1, 11).

Para una activación precoz del “Código Ictus” es necesario el conocimiento de sus síntomas:

  • Pérdida brusca de fuerza de cara, brazo y/o pierna del lado afectado.
  • Trastornos de sensibilidad, sensación de “acorchamiento u hormigueo” de inicio brusco de un lado del cuerpo, cara, brazo y/o pierna.
  • Alteración repentina del habla, dificultad para expresarse, pronunciar, cuesta articular y de entender a quien recibe el mensaje.
  • Cefalea de inicio súbito, de intensidad inhabitual y sin causa aparente.
  • Pérdida de la visión parcial o total en uno o ambos ojos, de forma brusca, también puede haber aparición de visión doble.
  • Sensación de vértigo intenso, inestabilidad, desequilibrio o caídas bruscas inexplicadas, si se acompañan de cualquiera de los síntomas descritos con anterioridad.

Solicitaremos la asistencia llamando al 061 o bien en los servicios de urgencias hospitalarias, de esta manera se activará el Código Ictus, que se aplicará a personas con unos requisitos concretos.

Tratamiento (1-3, 6, 8-11).

A la hora de hablar del tratamiento nos vamos a basar en el Código Ictus, en concreto el código Ictus de la Comunidad Autónoma de Aragón.

El Código Ictus es un sistema de identificación y notificación rápida y respuesta inmediata, pudiendo así trasladar a los pacientes de la forma más rápida al hospital de referencia para su tratamiento precoz, la aplicación de este código disminuye las probabilidades de mortalidad y complicaciones en los pacientes afectados y una mejor evolución clínica. Las fases de aplicación son:

Fase aguda (desde el inicio hasta las primeras 24-48 h): Se basa en el diagnóstico de la enfermedad y la aplicación del tratamiento inmediato junto con los cuidados especializados que se incluyen.

  • Activación del Código Ictus: Esta activación debe ser lo más rápida posible con la finalidad de que estén preparados todos los medios sanitarios necesarios a la llegada del paciente al centro correspondiente.
  • Atención intra o extrahospitalaria:
  • A nivel extrahospitalario: Hay que llamar a los servicios de emergencias, los cuales nos pondrán en contacto con un personal sanitario, el cual podrá evaluar la situación y con ello identificar el Código Ictus y su nivel de prioridad. Tras la priorización e identificación se avisará al servicio de urgencias que vaya a recibirlo.
  • A nivel intrahospitalario: El Código Ictus habrá sido ya activado por previa llamada telefónica de los servicios de emergencia o por el paso del paciente por el área de triaje. El objetivo en el Código Ictus es evaluar y decidir el tratamiento a instaurar en los primeros 60 minutos tras la recepción del paciente. Siempre habrá que seguir los protocolos que estén establecidos en cada hospital.

Habrá que realizar una valoración neurológica con la escala NIH, un TAC en las primeras 24 horas, además de un correcto registro de la medicación administrada al paciente.

  • Atención por la unidad o equipo especializado: Es un grupo de carácter interdisciplinar de profesionales del hospital. Este equipo es coordinado por un neurólogo, el personal de Enfermería a cargo debe tener amplias nociones sobre el tema y todas las actividades que se realicen deben ir encaminadas a lo que enuncie el protocolo del hospital.

Existen Unidades de Ictus, de hospitalización específica, acondicionada para el cuidado de los pacientes que han sufrido Ictus agudo y sus complicaciones. Cuentan con personal especializado y experimentado en la materia y servicios diagnósticos con disponibilidad permanente, ofrecen rehabilitación multidisciplinaria y coordinada. Permiten una reducción de la mortalidad y una mejor recuperación funcional.

Fase subaguda (48-72 h hasta el alta del hospital): Basado en la estabilización del paciente, así como la prevención de complicaciones y la orientación hacia la rehabilitación.

Fase crónica: Se intenta la mejor reinserción social y familiar del paciente en la vida cotidiana debido a las posibles secuelas que padezca. La parte más fundamental en esta fase es la correcta educación sanitaria.

Por otra parte, el tratamiento principal del Ictus isquémico agudo es la fibrinólisis, es un tratamiento trombolítico que consiste en la administración intravenosa (i.v) de un activador tisular del plasminógeno recombinante (rt-PA; ateplasa o Actilyse), para la recanalización farmacológica del trombo dentro de las primeras 3 horas desde el inicio de los síntomas, es un tratamiento altamente efectivo. Las indicaciones correctas para iniciar este tratamiento son:

  • Ictus isquémico con inicio conocido de los síntomas.
  • Período de 0-3 h de evolución.
  • Déficit neurológico cuantificado (escala NIHSS, 5-25).
  • Exclusión de hemorragia cerebral por neuroimagen.

La complicación más temida y frecuente del rt-PA es la transformación hemorrágica, la cual se sospechará en los pacientes que presentan somnolencia, cefalea y deterioro neurológico. La otra complicación potencialmente grave es el angioedema orolingual, afecta alrededor del 5% de los pacientes, suele ser moderado y transitorio, hay casos que han causado obstrucción severa de la vía aérea.

En un futuro próximo dispondremos de fibrinolíticos más selectivos que además de ofrecer una mayor eficacia y seguridad podrán ser utilizados con ventanas terapéuticas más prolongadas que en el rtPA, lo que sin duda beneficiará a muchos más pacientes con Ictus isquémico.

En el caso de Ictus hemorrágico el tratamiento es más complejo, conlleva encontrar la causa del sangrado en el cerebro y luego controlarlo mediante la estabilización del paciente, y en algunas ocasiones son necesarias intervenciones quirúrgicas de reparación del vaso cerebral dañado para salvar la vida de los pacientes o para mejorar sus posibilidades de recuperación significativa, el tipo de cirugía dependerá de la causa específica del sangrado cerebral.

Los avances en el tratamiento del ictus tienen como ejes fundamentales la atención neurológica precoz, el ingreso en las unidades de ictus, la aplicación del tratamiento fibrinolítico en el infarto cerebral y el tratamiento neurorrehabilitador. De todos ellos, el tratamiento neurorrehabilitador tiene una ventana terapéutica más amplia, se puede aplicar tanto en Ictus isquémicos como hemorrágicos, mejora el pronóstico funcional incluso varios meses después de producido el Ictus y reduce los costes asociados a la enfermedad.

Conclusión

-Esta enfermedad es más frecuente en la población anciana ya que aumentan las posibilidades de padecerla con la edad, ésta situación se prevé que vaya en aumento, ya que en España nos encontramos con una población envejecida.

-Hay que reforzar la necesidad de prevención y detección precoz, además del manejo y control de los diferentes factores de riesgo que tienen un gran papel en la producción y evolución de la enfermedad.

-Se deben saber cuáles son los signos y síntomas y cómo acceder a una asistencia especializada en el menor tiempo posible, puesto que el tiempo transcurrido desde el inicio de los síntomas hasta que se confirma el diagnóstico es vital.

-El inicio precoz de la neurorrehabilitación en unidades específicas, la duración adecuada del tratamiento y la intensidad oportuna conllevan mayor recuperación funcional y menores tasas de mortali­dad de institucionalización y estancia hospitalaria.

-En la actualidad el Ictus es un problema de salud pública, que consideramos de primera magnitud por su mortalidad, impacto, secuelas y coste socioeconómico.

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