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Importancia de la Lactancia Materna en el Crecimiento y Desarrollo Infantil

Importancia de la Lactancia Materna en el Crecimiento y Desarrollo Infantil

Autora principal: Araceli Miquelajauregui Espinosa

Vol. XIX; nº 17; 768

Importance of Breastfeeding in Child Growth and Development

Fecha de recepción: 24/07/2024

Fecha de aceptación: 06/09/2024

Incluido en Revista Electrónica de Portal esMedicos.com Volumen XIX. Número 17 Primera quincena de Septiembre de 2024 – Página inicial: Vol. XIX; nº 17; 768

Autores:

  • Araceli Miquelajauregui Espinosa – Hospital Materno-Infantil, Málaga.
  • Carmen María Hachero Rodríguez – Hospital San Juan de la Cruz, Úbeda.
  • Elena Armijo Navarro – Complejo Hospitalario de Jaén, Jaén.
  • Lidia Del Pozo Álvarez – Hospital Universitario Doctor José Molina Orosa, Arrecife.

Centro de trabajo actual: Hospital de La Línea de la Concepción – La Línea de la Concepción, Cádiz (España).

Resumen: La Organización Mundial de la Salud (OMS) aboga por la alimentación exclusiva con Lactancia Materna (LM) desde el nacimiento hasta los 6 meses de vida, subrayando que este tipo de alimentación no solo evita la sobrecarga del aparato digestivo y otros sistemas inmaduros, sino que también estimula el desarrollo del sistema inmunológico, especialmente crucial durante los primeros meses de vida.

Los beneficios de la LM no se limitan solo a la inmunidad, sino que también cubren los requerimientos nutricionales y energéticos necesarios para el crecimiento adecuado de los niños hasta los 6 meses. Sin embargo, se destaca que un crecimiento inferior a los límites normales puede surgir, en ocasiones, debido a problemas en la LM, particularmente en las etapas iniciales, o incluso a patologías maternas o del recién nacido.

La evaluación del crecimiento se realiza utilizando las gráficas de crecimiento de la OMS, consideras internacionalmente como las más apropiadas para niños alimentados exclusivamente con LM. Estas gráficas proporcionan una referencia precisa y adaptada al tipo de alimentación, siendo esenciales para comprender y monitorear el desarrollo infantil de manera adecuada.

Palabras clave: Lactancia materna, crecimiento, recién nacido, lactante.

Abstract: The World Health Organization (WHO) advocates exclusive breastfeeding (BF) from birth to 6 months of life, emphasizing that this type of feeding not only avoids overloading the digestive system and other immature systems, but which also stimulates the development of the immune system, especially crucial during the first months of life.

The benefits of BF are not limited only to immunity, but also cover the nutritional and energy requirements necessary for the adequate growth of children up to 6 months. However, it is highlighted that growth below normal limits can sometimes arise due to problems in BF, particularly in the initial stages, or even due to maternal or newborn pathologies.

The evaluation of growth is carried out using the WHO growth charts, considered internationally as the most appropriate for children fed exclusively with BF. These graphs provide a precise and adapted reference to the type of feeding, being essential to understand and monitor child development appropriately.

Keywords: Breastfeeding, growth, newborn, infant.

Los autores de este manuscrito declaran que:

Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses.

La investigación se ha realizado siguiendo las Pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El manuscrito es original y no contiene plagio. El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista. Han obtenido los permisos necesarios para las imágenes y gráficos utilizados. Han preservado las identidades de los pacientes.

  1. Evolución histórica.

Hasta principios del siglo XX, el crecimiento de los niños con Lactancia Materna (LM) se consideraba normal, debido a que el patrón de alimentación era exclusivamente la leche materna. Sin embargo, a mediados del siglo XX, surgieron objeciones respecto al crecimiento. Con el uso de las leches industriales se observó un aumento en el crecimiento (peso y talla), debido al gran contenido proteico. Se desarrollaron nuevas curvas nutricionales, donde se analizaron las necesidades nutricionales y se observó que el contenido de nutrientes era deficitario en la leche humana.

En la actualidad, con el reconocimiento de las ventajas de la LM, se ha abordado y explicado las discrepancias del pasado. Se ha resuelto este dilema, tratando de dar explicación a las discordancias que surgieron debido a limitaciones tecnológicas, que impedían un análisis preciso de la leche materna en esa época. Este conocimiento actual contribuye a una comprensión más completa de la importancia de la LM en el desarrollo infantil[1].

  1. Lactancia materna.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) aboga por la alimentación exclusiva de los niños mediante LM desde el nacimiento hasta los 6 meses de vida. Actualmente recomienda la alimentación con leche materna hasta los 6 meses de vida como fuente única de alimento [2 – 5]. Posteriormente, se introduce de manera gradual y progresiva todos los alimentos, siendo aconsejable mantener la LM tanto tiempo como sea posible. El aporte calórico de la LM constituye aproximadamente el 50% durante el segundo trimestre y disminuye hasta del 20-30% durante el segundo año[3, 5].

La leche humana emerge como el alimento ideal para el Recién Nacido (RN), al satisfacer de manera completa sus necesidades nutritivas. Este tipo de alimentación no ejerce una carga excesiva en el sistema digestivo, ni en otros sistemas aún inmaduros, ya que se administra a demanda y proporciona un volumen adecuado para fomentar su crecimiento. Durante los primeros meses, el sistema inmunológico no está completamente desarrollado, y la leche humana desempeña un papel crucial al estimular su maduración y desarrollo[3 – 5]. En comparación con las leches industriales, la LM exhibe puntajes más altos en ciertos ítems en las escalas de desarrollo psicomotor[3, 5].

  • Beneficios de la lactancia materna.
  • Estimula los sistemas metabólicos y enzimáticos, contribuyendo a la programación intestinal, nutricional, enzimática y metabólica para el futuro del niño.
  • La leche humana proporciona un significativo aporte nutricional, generando una menor sobrecarga en el sistema metabólico en comparación con otras formas de alimentación.
  • La LM fomenta y estimula el desarrollo del sistema inmunológico, al transferir anticuerpos a través de la leche humana. Esto genera beneficios significativos para la salud del RN, lo que conlleva una reducción de la gravedad y frecuencia de enfermedades infecciosas[3 – 5].
  • Contribuye a establecer el vínculo madre-hijo, generando numerosos beneficios emocionales[3, 5].
  • Favorece el desarrollo neuroconductual, tanto a nivel cerebral como sensitivo, especialmente notable en prematuros y RN de bajo peso[3, 4].
  • Ofrece mayor comodidad para la madre y carece de riesgos asociados con la preparación de las leches industriales[3].
  1. Necesidades nutricionales del neonato.

El crecimiento y el desarrollo humano demanda la síntesis de tejidos, requiriendo una alimentación que se ajuste a las necesidades nutricionales específicas de cada grupo de edad[3, 4]. En los RN, estos requerimientos nutricionales son excepcionalmente elevados en comparación con cualquier otro grupo de edad, dada la necesidad de un crecimiento, desarrollo y maduración acelerado[3].

La composición de la leche materna es altamente variable, tanto entre diferentes madres como dentro de la misma mujer, variando a lo largo del día e incluso durante la misma toma[4 – 6]. Aunque la concentración proteica se mantiene relativamente estable, la concentración de grasas exhibe mayor variabilidad. La composición y el volumen de leche materna están influenciadas por diversos factores, como los genéticos y nutricionales de la madre, así como los métodos de extracción, almacenamiento y administración de la leche al RN[4, 6].

  • Necesidades energéticas.

Las necesidades energéticas se refieren a la cantidad de calorías requeridas para sustentar el crecimiento, mantener la salud y respaldar la actividad física. Este concepto abarca la energía necesaria para el metabolismo basal, el crecimiento, la actividad física y la termorregulación derivada de la ingesta de alimentos[3].

  • Elementos del metabolismo energético.

La necesidad de calorías es especialmente elevada en los lactantes, dado que la pérdida de calor en los RN supera a la de otros grupos de edad. Esto se debe a que poseen una mayor superficie corporal en comparación con su peso[3].

Los requerimientos nutricionales de los RN durante los primeros meses de vida han sido discernidos gracias a la leche materna. Este alimento abarca las necesidades alimenticias y energéticas esenciales y necesarias hasta los 6 meses, momento en el cual comienza a presentarse carencias en algunos nutrientes. La vigilancia periódica del crecimiento es el mejor indicador para asegurar que el aporte energético sea el adecuado[3, 5].

Es relevante destacar que el crecimiento acelerado y el desarrollo constante de los tejidos en los RN imponen una carga significativa en sus demandas energéticas. La supervisión cuidadosa del crecimiento, respaldada por la leche materna y ajustada según las necesidades evolutivas, constituye un enfoque crucial para garantizar un metabolismo energético óptimo en esta etapa crucial del desarrollo infantil[4].

  • Necesidades proteicas.

Las proteínas desencadenan la formación de aminoácidos esenciales y no esenciales, fundamentales para la síntesis proteica, el crecimiento y la reparación de los tejidos.

Las necesidades proteicas, en menores de 6 meses, han sido estimadas a través de la ingesta en los niños alimentados con leche materna. La leche humana, a su vez, no solo suministra aminoácidos esenciales, sino también factores inmunológicos, como lisozimas y lactoferrina. Estos no solo actúan como vehículos de sustancias, sino que también aportan hormonas, actividad enzimática y otras actividades biológicas[3 – 6].

  • Necesidades lipídicas.

Los lípidos, con una alta densidad energética de 9 Kcal/g, constituyen una importante fuente de energía. Además de su papel energético, tienen la responsabilidad de transportar las vitaminas liposolubles y actúan como precursores del ácido linoleico (omega 6) y el ácido alfalinolénico (omega 3). La insuficiencia en su aporte puede resultar en una detención del crecimiento.

Comparando la leche materna con la leche de vaca, se observa que la primera contiene un menor porcentaje de grasas saturadas y un mayor contenido de grasas insaturadas[3, 5, 6]. La leche humana se destaca como una fuente rica en ácido oleico, ácidos grasos esenciales, eicosapentaenoico y docosahecaenoico, elementos fundamentales para el desarrollo y funcionamiento adecuado del organismo[3 – 6].

  • Necesidades de hidratos de carbono.

La lactosa es la principal fuente de energía, siendo el componente primordial en lactantes, mientras que el almidón cumple este papel en niños mayores. En el caso de los lactantes, la leche materna contribuye con aproximadamente el 38% de sus calorías en forma de hidratos de carbono, principalmente a través de la lactosa[3 – 6]. Vale la pena destacar que el contenido de lactosa es inferior en la leche de vaca en comparación con la leche humana[3, 5, 6].

  • Necesidades de vitaminas y minerales.

La ingesta de vitaminas y minerales es crucial para garantizar un óptimo crecimiento y desarrollo del RN. La leche materna se establece como el patrón de referencia, facilitando una absorción adecuada de estos nutrientes en comparación con la leche de vaca. La absorción de calcio e hierro en la leche humana es considerablemente mayor (70-75%) en comparación con la leche de vaca y las fórmulas industriales (20-30%). Además, la leche humana exhibe una eficacia digestiva superior.

Aunque la leche humana presenta una baja concentración de hierro, su biodisponibilidad elevada permite cubrir los requerimientos nutricionales hasta los seis meses de vida. Este enfoque específico en la calidad y la eficacia de la absorción de vitaminas y minerales destaca la importancia única de la leche materna en el apoyo al desarrollo saludable del RN[3, 5, 6].

  • Necesidades de agua y electrolitos.

Las necesidades hídricas de los RN están condicionadas por la ingesta calórica, la temperatura del medio ambiente, la actividad física y la tasa de crecimiento. Dado que la mayor parte del peso corporal es agua, el porcentaje varía según la edad, siendo aproximadamente un 83% en el RN prematuro, un 79% en el RN a término y un 62% en el lactante.

El lactante requiere alrededor del 15% de su peso en agua, y la leche materna se posiciona como la principal fuente hídrica necesaria para cubrir estos requerimientos. Este enfoque en las necesidades hídricas destaca la importancia de mantener un equilibrio adecuado de agua, especialmente en los primeros meses de vida, donde el crecimiento y el desarrollo son rápidos y significativos[3, 6].

  1. Lactante con ganancia de peso insuficiente y retraso en el crecimiento.

Se considera fisiológica la pérdida de peso a los 3-4 días de un 5-10%, recuperándose generalmente en los 10-14 días[3, 7 – 9]. El aumento de peso fisiológico en un niño sano se manifiesta de la siguiente manera:

  • Hasta la semana 6: 140 g/semana.
  • Hasta los 4 meses: 113-227 g/semana.
  • De 4 a 6 meses: 85-142 g/semana.
  • De 6 a 12 meses: 42-85 g/semana.

Un crecimiento inferior a los límites normales puede atribuirse a problemas en la LM, especialmente al inicio, pero también puede deberse a condiciones patológicas maternas o del RN[8, 9]. Se puede hablar de un retraso en el crecimiento si:

  • Pasado el décimo día el RN continúa disminuyendo su peso.
  • A las 2 semanas no ha recuperado el peso que tenía al nacimiento.
  • Al mes de nacimiento está por debajo del percentil 10[7].

En niños de mayor edad, se habla de retraso en el crecimiento cuando el incremento de peso es menor de 2 desviaciones estándar durante dos meses (< 6 meses) o el incremento de peso es menor de 2 desviaciones estándar durante tres meses (6-12 meses), y la relación peso/talla es inferior al percentil 5[7, 9].

Las características de las micciones, las deposiciones y la percepción materna del crecimiento del RN son útiles en los primeros días, pero pierden utilidad con el tiempo. Hay que diferenciar dos situaciones ante la ganancia escasa de peso del RN:

  • Lactante correctamente alimentado que gana poco peso. Muestra un correcto funcionamiento de la mama, con pechos llenos y buena eyección, tomas frecuentes y duraderas, moja más de 5-6 pañales/día con orina pálida y diluida, deposiciones normales, está alerta y receptivo al entorno.
  • Lactante que toma poca leche y/o con retraso del crecimiento. Presenta pecho blando, tomas escasas y poco duraderas, o está continuamente pegado al pecho sin parecer satisfecho, moja pocos pañales con orina fuerte, evacuaciones limitadas, llanto débil, está apático, etc.[7].
  1. Evaluación del crecimiento del lactante.

Los percentiles son medidas estáticas y, comúnmente, la mitad de los niños se sitúan por debajo de la media[10]. Según la Guía de práctica clínica, se recomienda utilizar las curvas de crecimiento de la OMS para evaluar el crecimiento del lactante. Se sugiera valorar al menos el peso para la edad y la relación entre la longitud y el peso[9, 11]. Las pautas a seguir son las siguientes:

  • Valoración del RN precoz. Se aconseja realizar la primera visita con el pediatra a las 48 horas después del alta hospitalaria.
  • Evaluación de la ganancia de peso.
  • Control clínico del niño:
  • Exploración: descartar patologías.
  • Deposiciones: es normal realizar más de 3 deposiciones al día en las primeras semanas. A partir del segundo mes, es normal que el lactante haga una deposición cada varios días, siendo de consistencia blanda.
  • Micciones: mayor o igual a 6 pañales a partir del cuarto día.
  • Valoración de las tomas:
  • Problemas en el pecho.
  • Observación de una toma, evaluando la posición, el agarre, el reflejo de eyección, entre otros.
  • Frecuencia y duración de las tomas[3, 7, 8].
  1. Crisis de lactancia o brotes de crecimiento.

A lo largo de la LM pueden surgir situaciones en las que el niño demanda con mayor frecuencia y parece no estar satisfecho tras la toma, hecho que recibe el nombre de crisis o baches de lactancia o brotes de crecimiento. Estos episodios se deben a cambios en los períodos de crecimiento, con un aumento en los requerimientos energéticos. Para aumentar la producción láctea materna, el niño incrementa el número de tomas al día.

Estas crisis suelen manifestarse alrededor de las 3 semanas, al mes y medio, a los 3 meses y a los 4-6 meses de vida, desapareciendo posteriormente. Los síntomas de las crisis de lactancia en el niño incluyen:

  • Aumento de la demanda.
  • Tomas más largas y otras más cortas de lo habitual.
  • Se muestra nervioso y lloroso.
  • Incomodidad durante la toma, con arqueamiento y tirones del pezón.
  • Durante la toma se distraen con mayor facilidad[1, 3].

Los síntomas de las crisis de lactancia en la madre incluyen:

  • El pecho está más flácido.
  • La madre nota menor producción láctea.
  • Presenta miedo ante la escasa ingesta del niño.

Dado que esta situación surge por un aumento de los requerimientos del niño, la solución al problema radica en adaptarse a la demanda. Las recomendaciones son:

  • Ofrecer el pecho con mayor frecuencia.
  • Darle la toma antes de que llore.
  • Realizar la toma en un lugar tranquilo, con el menor número de estímulos posibles.
  • No utilizar suplementos con leche artificial, ni adelantar la alimentación complementaria[1, 3].
  1. Gráficas de crecimiento.

La OMS destaca que la LM es el patrón de oro en la alimentación de un lactante. Es esencial comprender cómo crecen aquellos niños alimentados con leche humana y las diferencias que existen con aquellos que son alimentados con leches industriales[5, 8].

Tradicionalmente, las gráficas de crecimiento se han creado para niños que son alimentados con leche artificial, lo que puede generar confusiones al aplicarlas a niños alimentados con leche materna. Por esta razón, la OMS ha desarrollado gráficas específicas para niños alimentados exclusivamente con leche humana, las cuales se consideran las más apropiadas a nivel internacional para evaluar el crecimiento de bebés y niños pequeños.

Es crucial utilizar estas gráficas en todos los niños, independientemente del tipo de alimentación. La elección incorrecta de la gráfica puede influir en los resultados, y se debe tener en cuenta que el riesgo de obesidad aumenta con el uso de leche de fórmula. Esto genera debates sobre la idoneidad de utilizar las gráficas convencionales en niños alimentados con leche materna. Una alimentación con leche humana en un bebé sano puede ubicarse en un percentil más bajo de lo esperado, lo que puede generar preocupación en las familias y llevar a decisiones como el uso de suplementos con fórmula o la introducción temprana de alimentos complementarios, originando un destete prematuro no deseado. Además, el empleo de fórmulas lácteas puede establecer un límite superior a la normalidad, enmascarando el sobrepeso y/o la obesidad infantil[8, 10].

  • Comparación del crecimiento según el tipo de lactancia.

Al contrastar las curvas de las OMS con las curvas National Center for Health Statistics (NCHS), mayormente creadas con datos de leche de fórmula, se observan las siguientes tendencias:

  • Los niños alimentados con leche humana, durante los 4 primeros meses, experimentan un aumento de peso mayor que aquellos alimentados con fórmula. Sin embargo, posteriormente, los niños con leche humana ganan menos peso en comparación con los alimentados con fórmula. Esto no indica que la LM a partir de los 4 meses sea insuficiente para el bebé, sino que la leche artificial puede propiciar un aumento excesivo de peso.
  • En los primeros 4 meses, los niños alimentados con leche humana presentan una estatura ligeramente superior a los alimentados con fórmula. No obstante, posteriormente, los niños con leche humana ganan menos talla en comparación con los de fórmula.
  • Perímetro cefálico. Desde el nacimiento hasta los 12 meses de vida, los niños alimentados con leche humana muestran un perímetro craneal ligeramente superior al de aquellos alimentados con fórmula[1, 8].
  1. Referencias bibliográficas.

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[11]: Grupo de trabajo de la Guía de Práctica Clínica sobre lactancia materna. Guía de Práctica Clínica sobre lactancia materna [Internet]. Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad; Agencia Evaluación de Tecnologías Sanitarias del País Vasco-OSTEBA, 2017 [consultado 26 de junio de 2024]. Guías de Práctica Clínica en el SNS. Disponible en:

https://www.aeped.es/sites/default/files/guia_de_lactancia_materna.pdf