Importancia de la lactancia materna y la alimentación complementaria en los bebés
Autora principal: Mónica Pérez Fernández
Vol. XIX; nº 19; 893
Importance of breastfeeding and complementary feeding for infants
Fecha de recepción: 21/09/2024
Fecha de aceptación: 14/10/2024
Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XIX. Número 19 Primera quincena de Octubre de 2024 – Página inicial: Vol. XIX; nº 19; 893
AUTORES:
- Mónica Pérez Fernández. Dietista-Nutricionista en Centro de Salud Ribadeo-Mondoñedo, Lugo, Galicia, España.
- Lucía Rodríguez Andión. Dietista-Nutricionista en Centro de Salud Corgo-Meira, Lugo, Galicia, España.
RESUMEN
La lactancia materna y la alimentación complementaria son indispensables para el crecimiento saludable de los bebés, al proveer de nutrientes esenciales, reforzar la inmunidad y fomentar la conexión emocional entre la madre y el bebé. La leche materna proporciona la alimentación perfecta, con todos los nutrientes, vitaminas y minerales necesarios para el bebé durante sus primeros seis meses de vida. Asimismo, resulta más sencillo de procesar que las leches artificiales, lo que disminuye posibles trastornos digestivos como el estreñimiento o los cólicos. Otro punto importante es que fortalece el sistema inmunitario del bebé al incluir anticuerpos que lo defienden de infecciones y enfermedades típicas, como catarros y otitis. A largo plazo, amamantar reduce la probabilidad de padecer enfermedades crónicas como la obesidad y la diabetes tipo 2. Igualmente promueve un vínculo emocional sólido entre la madre y el bebé, lo que influye positivamente en la salud emocional y psicológica del niño.
Desde los seis meses, es importante incluir alimentos complementarios en la dieta del bebé además de la lactancia, ya que la leche materna sola no es suficiente para satisfacer las necesidades nutricionales de los bebés. Los nuevos alimentos proveen nutrientes importantes como hierro y zinc, que son esenciales para el crecimiento cognitivo y físico del bebé. Además, consumir alimentos sólidos ayuda a desarrollar habilidades motoras como masticar y tragar, lo que favorece el desarrollo. Añadir distintos sabores y consistencias también activa los sentidos del bebé, facilitando la adaptación a una alimentación diversificada. Introducir de manera controlada alimentos que puedan causar alergia durante este periodo puede disminuir la posibilidad de desarrollar alergias alimentarias. Por último, la introducción de alimentos complementarios permite al bebé acostumbrarse poco a poco a comer lo mismo que el resto de la familia, fomentando hábitos alimenticios saludables desde una edad temprana.
PALABRAS CLAVE
Lactancia materna, alergias, nutrientes, crecimiento cognitivo.
ABSTRACT
Breastfeeding and complementary feeding are indispensable for the healthy growth of babies, providing essential nutrients, boosting immunity and fostering the emotional connection between mother and baby. Breast milk provides the perfect nourishment, with all the nutrients, vitamins and minerals a baby needs during the first six months of life. It is also easier to process than artificial milks, which reduces possible digestive disorders such as constipation or colic. Another important point is that it strengthens the baby’s immune system by including antibodies that defend against infections and typical illnesses, such as colds and otitis. In the long term, breastfeeding reduces the probability of suffering from chronic diseases such as obesity and type 2 diabetes. It also promotes a strong emotional bond between mother and baby, which positively influences the child’s emotional and psychological health. From the age of six months, it is important to include complementary foods in the baby’s diet in addition to breastfeeding, as breast milk alone is not enough to meet the nutritional needs of infants. New foods provide important nutrients such as iron and zinc, which are essential for a baby’s cognitive and physical growth. In addition, eating solid foods helps develop motor skills such as chewing and swallowing, which promotes development. Adding different flavors and consistencies also activates baby’s senses, facilitating adaptation to a diversified diet. Introducing foods that may cause allergies in a controlled manner during this period can decrease the possibility of developing food allergies. Finally, the introduction of complementary foods allows the baby to gradually get used to eating the same food as the rest of the family, encouraging healthy eating habits from an early age.
KEYWORDS
Breastfeeding, allergies, nutrients, cognitive growth.
DECLARACIÓN DE BUENAS PRÁCTICAS
Los autores de este manuscrito declaran que:
Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses
La investigación se ha realizado siguiendo las Pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El manuscrito es original y no contiene plagio.
El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista.
Han obtenido los permisos necesarios para las imágenes y gráficos utilizados.
Han preservado las identidades de los pacientes.
¿Por qué la lactancia materna es importante?
La lactancia humana es la mejor forma de nutrir y criar a los recién nacidos y niños, debido a las propiedades específicas no sólo de la leche sino del comportamiento de amamantamiento.
La Organización Mundial de la Salud y todas las sociedades científicas dedicadas a la salud infantil (como la Academia Americana de Pediatría AAP, o la Asociación Española de Pediatría AEP) recomienda lactancia materna exclusiva hasta los seis meses de edad del lactante, y de ahí en adelante junto con alimentación complementaria hasta los dos años o más, si madre y lactante lo desean.
Beneficios para el lactante
Ofrece protección frente a infecciones, maduración y protección inmunológica tanto inespecífica como específica para el hábitat en el que viven madre y lactante; también ofrece protección frente a procesos alérgicos, y sobre todo, tiene un impacto positivo en el desarrollo físico y mental global del lactante y niño pequeño.
En concreto, diversos estudios muestran en niños amamantados menor incidencia de diarrea, otitis media y neumonía; menor incidencia de diabetes tipo 1, enfermedad celíaca y enfermedad de Crohn. Más recientemente se ha demostrado menor obesidad en la infancia y en la adolescencia. También se ha hallado que el amamantamiento protege frente a la muerte súbita del lactante. De hecho, la muerte súbita es 7 veces más frecuente en bebés que son criados con fórmula artificial. Varios trabajos recientes demuestran un exceso de muertes entre lactantes no amamantados en países industrializados.
En la población de bebés nacidos de forma prematura, la leche materna ha demostrado aumentar la supervivencia y disminuir la morbilidad, especialmente si se asocia al cuidado canguro (contacto piel con piel continuado con la madre en las unidades neonatales).
En otros aspectos, se ha observado también un mayor cociente intelectual en niños en edad escolar que fueron amamantados.
Los lactantes no amamantados obtienen puntuaciones menos altas en los test de desarrollo durante los primeros años, debido a la falta de numerosos compuestos específicos de la leche materna que favorecen el desarrollo cerebral y de los órganos de los sentidos, y a una menor interactuación e intercambio de estímulos entre madre e hijo. También haber sido amamantados se asocia a menos conductas delictivas y más apego con la madre en la adolescencia.
Beneficios para la madre
Para la madre que amamanta, los beneficios son iguales o superiores que para su lactante.
En un gran estudio en EEUU, liderado por Melissa Bartick, se halló que más de 3340 muertes que ocurrían de forma prematura, así como 3,3 billones de dólares en gastos médicos, se asociaban a “lactancia subóptima”, es decir, menos de seis meses de lactancia exclusiva y menos de un año de lactancia total.
La mayoría de las muertes debidas a esta lactancia subóptima eran debidas a infartos de miocardio y complicaciones de diabetes en mujeres. Es decir, las mujeres que amamantan menos, mueren más. El estudio concluía, con cierta sorpresa, que la lactancia tiene mayor impacto de lo esperado en la salud materna.
Así mismo los estudios muestran menor incidencia de cáncer de ovario y de osteoporosis.
No sólo esto, sino que las mujeres que amamantan muestran signos de mejor salud mental, menos depresión postparto, mejor evolución de depresión previa, mejor calidad de sueño y mejor capacidad para criar a sus hijos e hijas.
Beneficios sociales
Al tener los lactantes y niños amamantados mejor salud y por tanto requerir menos visitas al pediatra, menos ingresos hospitalarios, y menos días de faltar a los centros educativos, sus madres y padres faltan menos al trabajo. Hay mayor absentismo laboral en los padres de hijos no amamantados. Por tanto, es un ahorro para las empresas fomentar políticas que fomenten, apoyen y protejan la lactancia materna de sus empleadas.
Ecológicamente, la fórmula no es un producto natural y por tanto altera el medio ambiente en todas las etapas de su procesamiento: producción, distribución, consumo y reciclado de residuos. Las vacas destinadas para la producción de leche son criadas con pasto sobre tierra que puede haberse deforestado con este fin. Cada vaca consume más de tres toneladas de sustancia vegetal por año, por lo que precisa alrededor de una hectárea de pasto. Los abonos, pesticidas y herbicidas contaminan los acuíferos. Hay un importante gasto económico en fábricas para abonos y medicamentos para animales. Casi la tercera parte del metano total del mundo y la quinta parte del total de gases que contribuyen al efecto invernadero, es producido por la cabaña vacuna mundial a través de sus flatulencias.
La energía consumida en transportar y procesar la leche de vaca y el volumen de cartón, metal y plásticos empleados en embalar y administrar biberones, tetinas y fórmulas artificiales, contaminan el planeta.
Además, metales como el aluminio pueden contaminar la fórmula durante la industrialización: en un estudio hecho en Canadá las muestras de fórmula contenían 40 veces más aluminio que la leche materna.
Beneficios económicos
Derivado de todo lo comentado anteriormente, podemos afirmar que la lactancia materna supone grandes beneficios económicos.
A nivel familiar, por reducir el gasto directo en productos de consumo como fórmula, biberones, tetinas, así como gasto indirecto tanto económico como inversión de tiempo (trasporte al pediatra, al hospital, a la tienda, etc), y días de permiso laboral.
A nivel macro económico, ya hay múltiples estudios que calculan que el gran ahorro que supondría aumentar el tiempo de lactancia hasta lo estipulado por la OMS.
Un prestigioso estudio británico ha calculado los costes de las cinco enfermedades sobre las que la lactancia materna ha demostrado ser más beneficiosa. En el caso de los niños, estas son la gastroenteritis, las infecciones respiratorias, la otitis y la enterocolitis necrotizante (inflamación y daño irreversible del intestino). El gasto de todas ellas asciende a 112 millones de euros al año. Para las madres, sería el cáncer de mama, que supone unos 1.200 millones de euros cada año a las arcas británicas.
Alimentación complementaria
La alimentación complementaria es el proceso de ofrecer al lactante alimentos sólidos o líquidos distintos a la leche materna, como complemento y no como sustitución de la misma.
Las recomendaciones han cambiado mucho en los últimos años, siendo en este momento bastante distintos a las de la generación anterior, por lo cual aún persiste cierta confusión entre las familias y en los servicios de salud que no se han actualizado.
Inicio de la alimentación complementaria
Se recomienda lactancia materna exclusiva, sin otros alimentos ni bebidas (ni agua) hasta los 6 meses de vida. A partir de esa edad, se inicia de forma paulatina la diversificación alimentaria, manteniendo la lactancia materna hasta los dos años o más allá si madre y lactante lo desean.
La recomendación de ofrecer alimentos a partir de los seis se debe a que en torno a esta edad, el lactante muestra signos neológicos y motores de que está preparado para ello.
- Interés por la comida y capacidad para cogerla con la mano y llevársela a la boca.
- Desaparición del reflejo de extrusión (expulsar fuera de la boca los sólidos).
- Mantenerse sentado sin apoyo o con escaso apoyo.
No todos los lactantes habrán alcanzado estos hitos a los seis meses, y por eso es importante enseñar a los padres a estar atentos a ellos y dejarse guiar por el desarrollo de sus hijos. Los bebés prematuros desarrollaran estas capacidades en diferentes momentos y requieren decisiones personalizadas a la hora de introducir alimentos aparte de la leche.
En general, si introducimos los alimentos demasiado pronto los bebés pueden atragantarse, así como sufrir más infecciones gastrointestinales y respiratorias. A largo plazo se ha demostrado mayor riesgo de obesidad, diabetes mellitus tipo 1, eccemas y riesgo de destete.
Tampoco debemos esperar más del séptimo mes porque puede ser demasiado tarde, ya que el lactante necesita tener otras fuentes de nutrientes, especialmente hierro y zinc. Además, si esperamos mucho puede desarrollar alergias alimentarias, peor aceptación de texturas y alteración de las habilidades motoras orales.
Introducción de los alimentos
No hay alimentos mejores que otros para empezar; cada cultura y lugar del mundo tiene sus propios alimentos y sabores, y cada niño debe ser introducido en ellos.
Como reglas generales:
- Comenzar con alimentos ricos en hierro y zinc.
- Introducir los alimentos de uno en uno, con intervalos de unos días, para observar la tolerancia y la aceptación.
- No añadir sal, azúcar ni edulcorantes, por los efectos adictivos y perjudiciales de éstos y para que el bebé se acostumbre al sabor natural de cada alimento. Estos, junto con bollería, miel, cacao, galletas, embutidos, etc cuanto más tarde y menos, mejor.
De esta manera, podremos empezar a ofrecer:
A partir de los 6 meses: Cereales, frutas, hortalizas, legumbres, huevo, carne, pollo, pescado, aceite de oliva.
A partir de los 9 meses: Yogur, queso en pequeñas cantidades.
A partir de los 12 meses: Leche entera de vaca, yogur, queso.
A partir de los 3 años: Sólidos con riesgo de atragantamiento (frutos secos enteros, manzana o zanahoria
cruda, etc).
Alimentos potencialmente alergénicos
No hay evidencia científica actual de que retrasar la introducción de alimentos potencialmente alergénicos más allá de los 6 meses prevenga el desarrollo de alergia a éstos, independientemente del riesgo de atopia que presenten los niños.
Por ello y mientras no haya evidencia de lo contrario, la recomendación de ir introduciendo cualquier alimento a partir de los 6 meses.
Respecto al GLUTEN, hay poca evidencia de cuándo es mejor su introducción, y están en marcha a fecha de hoy (2019) varios estudios. La recomendación actual, en base a la información científica que tenemos, es que se introduzca entre los 6 y los 11 meses de edad, en pequeñas cantidades.
Frutas y verduras
Introducir progresivamente todo tipo de frutas, a gusto de la familia e intentando que sean de origen local y de temporada; triturada, chafada y en trocitos.
Respecto a las verduras y hortalizas, evitar el primer año las de hoja verde con alto contenido en nitratos (acelgas, espinacas, borrajas). Hasta los 3 años, se pueden ofrecer pero en pequeñas cantidades.
Zumos: por su alta concentración de fructosa aumentan riesgo de obesidad y caries.
También pueden saciar de forma rápida al lactante, quitándole las ganas de amamantar. Es mejor evitarlos.
Cereales
La cultura actual basada en el marketing ha logrado que pensemos que los bebés deben tomar muchos cereales y que es el primer alimento que deben consumir.
Ciertamente los cereales tienen un lugar en la dieta, pero secundario, ya que apenas aportan hierro y zinc, y si muchas calorías de bajo valor biológico que pueden saciar al lactante y lograr que amamante menos. Es innecesario comprar preparados comerciales.
El lactante puede tomar arroz, pan, pasta, tortas de maíz, de quínoa… Y podemos también usar otras fuentes de hidratos complejos como patatas o boniatos.
Es un error cambiar una toma de pecho por una de cereales, ya que no son alimentos necesarios en el proceso de diversificación. Evitar miel y azúcares añadidos.
Alimentos ricos en proteínas y hierro
Las carnes rojas, pollo, pescado, marisco, huevos y legumbres son alimentos ricos en proteínas y hierro; se pueden ofrecer en puré, desmigados o en trocitos.
Podemos ofrecerlos de forma diaria, alternando entre ellos, especialmente por el aporte de hierro.
Pescados como el emperador, el pez espada, el cazón, la tintorera y el atún deben limitarse por la posibilidad de contaminantes como el metilmercurio.
Lácteos
Hasta los 12 meses la leche materna sigue siendo la BASE de la alimentación. 4-5 tomas de pecho al día (incluyendo la noche) son suficientes para cubrir necesidades de lácteos hasta los 24 meses de vida.
Se puede ofrecer yogur o queso a partir de los 9 meses en pequeñas cantidades, y leche entera de vaca a partir del año.
Recordemos que la leche materna sigue siendo el lácteo de primera elección, por encima de cualquier otra leche hasta los 2 años o más.
¿CÓMO DAMOS LA ALIMENTACIÓN COMPLEMENTARIA?
Parte del proceso de maduración del ser humano incluye aprender a comer de forma autónoma. Por tanto, la manera en la que introducimos los alimentos no está dirigida simplemente a aumentar los nutrientes sino a acompañar en esta nueva etapa.
Aunque no se desaconsejan las papillas y purés, si es interesante aumentar progresivamente la consistencia de los alimentos. De hecho, se recomienda comenzar con texturas grumosas y semi sólidas lo antes posible (6-9 m). A los 12 meses, el lactante ya puede consumir el mismo tipo de alimentos que el resto de la familia.
A la hora de que el bebé coma él solo, es interesante permitir cierta autonomía, según sus capacidades. Toca a las madres y padres tolerar un cierto desorden, dentro de lo que consideren aceptable, para que el bebé adquiera soltura en el manejo de los alimentos, primero con sus manos y más adelante con utensilios..
Respecto a cantidades, aunque los padres deciden dónde, cuándo y qué come el niño es el niño quien decide cuánto come. Forzarle a tomar cantidades que nosotros decidimos puede tener efectos negativos a largo plazo.
En este marco aparece la estrategia llamada baby-led weaning, una forma de ofrecer la alimentación complementaria en la que al bebé se le permite “dirigir” el proceso desde el principio. Hay cada vez más trabajos metodológicamente serios que han estudiado su aplicabilidad, riesgos y resultados a medio y largo plazo, con buenos resultados.
BIBLIOGRAFIA
- Organización Mundial de la Salud (OMS). (2003). Estrategia mundial para la alimentación del lactante y del niño pequeño. Ginebra: OMS. https://www.who.int
- Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF). (2018). La lactancia materna: Guía práctica para padres. Nueva York: UNICEF. https://www.unicef.org
- Academia Americana de Pediatría (AAP). (2012). Lactancia materna y el uso de leche humana. Pediatría, 129(3), e827-e841. DOI: 10.1542/peds.2011-3552
- Ministerio de Salud de Argentina. (2018). Guía de práctica clínica sobre la alimentación complementaria en niños de 6 a 24 meses. Buenos Aires: Ministerio de Salud. http://www.msal.gob.ar
- Pan American Health Organization (PAHO). (2014). Alimentación complementaria: Enfoques para una transición saludable. Washington D.C.: PAHO. https://www.paho.org