individuales.
Al analizar los pacientes estudiados según las manifestaciones clínicas al ingreso (Tabla III), se encontró que el 98% de los pacientes presentaron fiebre, el 83.8% tos, la anorexia estuvo presente en el 76.3% de los casos y la disnea en el 57.7% de los pacientes.
Tabla III. Pacientes con infecciones respiratorias agudas (IRA) según manifestaciones clínicas al ingreso. Hospital Distrital Sayaxché. Enero – Septiembre 2012.
Manifestaciones clínicas al ingreso – Número – %
Fiebre – 248 – 98%
Tos – 212 – 83.8%
Anorexia – 193 – 76.3%
Disnea – 146 – 57.7%
Quejidos – 12 – 4.7%
Fuente: Historias clínicas individuales.
Como puede observarse en la Tabla IV, al relacionar el tipo de infección respiratoria aguda según el diagnóstico y el grupo de edades, se reveló predominio de neumonías y bronconeumonías en los pacientes menores de un año (88.6%), seguidos de los niños de 1 a 2 años (98.9%).
Tabla IV. Pacientes con infecciones respiratorias agudas (IRA) según diagnóstico y grupo de edades. Hospital Distrital Sayaxché. Enero – Septiembre 2012.
Ver: Tablas – Infecciones respiratorias agudas en menores de 5 años, al final del artículo.
Fuente: Historias clínicas individuales.
Al relacionar el tratamiento antimicrobiano impuesto según diagnóstico de infecciones respiratorias agudas (IRA), (Tabla V), se encontró que el 58.7% de los pacientes con diagnóstico de Neumonías / bronconeumonías llevó tratamiento con Ceftriaxone, seguido de Ampicilina en el 25.9% de los casos. La combinación de Ampicilina y Gentamicina fue utilizada en el 14.5% de los pacientes, que representó el 100% de los menores de 2 meses de edad. La asociación Ceftriaxone-Vancomicina se empleó en pacientes con neumonías graves complicadas con derrame pleural.
Tabla V. Pacientes con infecciones respiratorias agudas (IRA) según diagnóstico y tratamiento antimicrobiano impuesto. Hospital Distrital Sayaxché. Enero – Septiembre 2012.
Ver: Tablas – Infecciones respiratorias agudas en menores de 5 años, al final del artículo.
Fuente: Historias clínicas individuales.
DISCUSIÓN
Las infecciones respiratorias agudas constituyen la principal causa de consultas e ingresos hospitalarios en las edades pediátricas, siendo las edades más vulnerables los menores de 5 años. (13, 14)
Por todos es sabido que a esta edad, existe mayor vulnerabilidad de las barreras naturales por inmadurez, especialmente de la piel, el pulmón y el intestino, y existe compromiso del sistema inmune: la transferencia placentaria materna de Ig G comienza a las 32 semanas; la Ig A secretora está muy disminuida en pulmones; tienen disminución de la actividad de la vía alterna del complemento y déficit en la opsonización de los gérmenes con cápsula polisacárida. (15) Existe además un rápido agotamiento de los depósitos de neutrófilos maduros medulares cuando hay exposición a una infección. Estos neutrófilos tienen menos capacidad bactericida. La inmunidad mediada por linfocitos T helper y natural killer está alterada y la memoria inmunológica es deficiente. A mayor inmadurez inmunológica, mayor frecuencia de infecciones. (16)
Posteriormente, entre 6 meses y 3 años, aparece el fenómeno de hipogammaglobulinemia transitoria de la infancia, pues disminuyen los anticuerpos transmitidos por la madre por vía transplacentaria y además por la suspensión de la lactancia materna, lo cual los hace susceptibles a las infecciones. (17)
Comparando los resultados con estudios realizados por Ortiz 18, César 19, León 20 y Robaina (21) coinciden con los nuestros con predominio de menores de un año y del sexo masculino. Sin embargo en estudios realizados en Venezuela por Bravo (22) y Maceo (23), fueron los niños de 1 a 2 años los que predominaron con infecciones respiratorias agudas (IRA).
En la mayoría de los niños con infecciones respiratorias agudas pueden encontrarse más de un factor de riesgo, siendo los factores socioeconómicos el denominador común que favorece la desnutrición y las condiciones ambientales desfavorables. (14)
Se ha demostrado que las condiciones de vida inadecuadas favorecen las infecciones respiratorias agudas (IRA) graves interactuando varios factores: condiciones deficientes de ventilación y hacinamiento que favorecen la transmisión de las infecciones respiratorias agudas (IRA), baja escolaridad de los padres y bajo per cápita familiar, con un cuidado y deficiente alimentación del niño e inestabilidad familiar. A esto se suman los problemas culturales, migraciones y falta de acceso a los servicios de salud. (24)
El hogar es el lugar donde el niño permanece la mayor parte del tiempo, resultando muy irritante la presencia de contaminantes en este medio. La aspiración pasiva de humo se asocia a disminución de la tasa de crecimiento de la función pulmonar durante la niñez, mayor frecuencia de infecciones respiratorias agudas (IRA) bajas, también resultan nocivos los gases y otros compuestos que se liberan por el combustible utilizado para cocinar, sobre todo cuando no hay una adecuada ventilación en la cocina, o los alimentos se elaboran en la misma habitación donde duerme y realizan otras actividades. (14)
La desnutrición condiciona alteraciones inmunológicas y deprime las defensas locales, constituyendo según la OMS, el segundo factor de riesgo más importante. (14) Aunque la incidencia en nuestro trabajo fue baja, siempre estuvo asociada al destete precoz. La lactancia materna asegura el crecimiento normal del niño pequeño y lo protege de infecciones, el abandono de la misma, unido a la desnutrición incrementa el riesgo de adquirir infecciones respiratorias. (14)
La atopia también se comporta con asociación causal, pues las reacciones de hipersensibilidad que se producen alteran la cascada enzimática de los procesos antiinflamatorios con una respuesta exagerada que provocan alteraciones del complemento, de los leucotrienos y por ende en los leucocitos, linfocitos, de la fagocitosis y opsonización y tienen mayor riesgo de adquirir infecciones virales, que al hacerse frecuentes permiten la invasión bacteriana, por otro lado la hipersecreción de mocos hace que