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La disfagia en el anciano

La disfagia en el anciano

El término disfagia es definido como una dificultad para deglutir, se incluyen aquí todo tipo de alimentos; sólidos, semisólidos y/o líquidos. Este trastorno se produce por una alteración en cualquiera de las cuatro etapas de la deglución. 

Villagrasa Alloza, Marta1; Valiente Castillo, Raquel1; Sanz Rosa, Jesica2; Torralba Elia, María2; Torralba Sánchez, Sara1.

  1. Máster Universitario en Iniciación a la Investigación en ciencias de la enfermería.
  2. Graduado en Enfermería.

Autor Principal: Villagrasa Alloza, Marta.

     Definición

Es una patología frecuente, especialmente en la tercera edad, afecta del 11,4% al 38% de adultos mayores, al 56-78% de los ancianos institucionalizados y a un 44% de los que se encuentran hospitalizados. Se trata de una enfermedad que conlleva importantes complicaciones cuando está en un estado avanzado, algunas de ellas son la pérdida de peso o desnutrición, complicaciones respiratorias, deshidratación y en los casos más graves, muerte.

Especial atención merece esta patología en una sociedad como la nuestra en la que la esperanza de vida cada vez es mayor. Produce un importante impacto en la calidad de vida de los mayores, así como en su capacidad funcional, por lo que sorprende que siga tratándose de un problema infra diagnosticado.

Tipos de disfagia

Existen dos tipos de disfagia, difieren entre sí en el momento en el que se produce la dificultad para tragar, además cada tipo de disfagia viene acompañada de determinados síntomas que permiten realizar un diagnóstico diferencial.

  • Disfagia orofaríngea

En este caso la dificultad aparece en la fase oral (primera fase), o en la fase faríngea (segunda fase). La fase oral hace referencia a cuando el alimento es introducido en la boca y comienza la masticación. La fase faríngea a cuando el bolo alimenticio es enviado a la faringe.

  • Disfagia esofágica.

Por otro lado en la disfagia esofágica, la dificultad aparece durante la fase esofágica, tal como indica su nombre. Hace referencia a cuando el bolo alimenticio se encuentra en el esófago y de aquí pasa al estómago gracias al peristaltismo.

Causas más frecuentes en el anciano

El propio proceso de envejecimiento y los cambios fisiológicos que le acompañan, favorecen el desarrollo de la disfagia. Entre estos cambios podrían incluirse la xerostomía, la pérdida de masa muscular, la perdida de elasticidad, la disminución de piezas dentales, el uso inadecuado de las prótesis dentales, el descenso del nivel de conciencia, etc.

Los ancianos con cierta frecuencia sufren de lo que se conoce como pluripatología, una circunstancia íntimamente relacionada con una ingesta excesiva de fármacos. Estos fármacos pueden influir de forma negativa en el proceso de deglución.

Además la disfagia está directamente relacionada con algunos de los síndromes geriátricos más prevalentes como los accidentes cerebrovasculares o las patologías neurodegenerativas. En este grupo especial mención merece el Alzheimer, ya que cursa con disfagia entre el 50 y el 75% de los casos.

Diagnóstico

Aunque existen diferentes métodos para diagnosticar la disfagia de forma objetiva (endoscopia, fibrolaringoscopia o videofluoroscopia), este artículo pretende hacer especial hincapié en la importancia de la enfermería en el diagnóstico de esta patología, ya que el personal de enfermería pasa una cantidad importante de tiempo con los ancianos institucionalizados u hospitalizados.

El papel de la enfermería en la disfagia es importante en tres esferas:

  • La observación

Prestando atención al anciano durante las ingestas puede sospecharse de la aparición de disfagia. Dentro de los síntomas de sospecha más comunes podemos encontrar:

  1. El paciente tose durante las ingestas
  2. El paciente presenta voz húmeda, lo que nos indicaría que existen secreciones en la glotis, lo que aumenta el riesgo de aspiración
  3. Pérdida de peso o desnutrición
  4. El anciano necesita más tiempo del considerado normal para las ingestas
  5. La deglución se realiza de forma fraccionada
  6. Se producen infecciones respiratorias de forma frecuente
  • El test del agua

Se trata de un test que puede realizar el personal de enfermería, se hace frecuentemente en unidades de hospitalización. Este test fue desarrollado y validado por DePippo. La prueba consiste en darle al paciente 10 ml de agua en una jeringa y observar si aparece alguno de los síntomas anteriormente mencionados, babeo, cambios en la voz, etc.  Se repite el proceso cuatro veces, y una quinta vez aumentando el volumen de agua a 50 ml. Se considera que el paciente presenta disfagia si aparece cualquiera de los síntomas anteriormente descritos. Este test debe repetirse en cada turno durante cuatro días.

  • Test MECV-V

Como en el caso anterior, este test lo realiza el personal de enfermería en pacientes hospitalizados, aunque también puede realizarse de forma ambulatoria. Fue desarrollado por el Doctor Clavé. A diferencia del anterior este test utiliza diferentes volúmenes de agua y con diferentes viscosidades (utilizando para ello espesantes) de forma progresiva. El diagnóstico de disfagia se realiza en dependencia de la clínica que presenta el paciente tras la ingesta de estos volúmenes.

Tratamiento

     Es esencial la educación del anciano y sus cuidadores, proporcionándoles una serie de pautas que deben seguir durante las ingestas. Las más importantes son:

  • Mantener una postura adecuada, paciente sentado erguido con la espalda recta y esta, en contacto con el respaldo, además los pies deben estar apoyados completamente en el suelo.

En caso de que el paciente este encamado, será necesario que el respaldo este a 45º, la cabeza ligeramente flexionada y evitar la hiperextensión del cuello, para mantener cerrada la vía aérea

  • Asegurarnos de que el nivel de conciencia es el adecuado, paciente despierto y con la capacidad de obedecer órdenes sencillas.
  • Evitar las distracciones durante la ingesta
  • No utilizar pajitas o jeringuillas, estas favorecen el atragantamiento.
  • Mantener una higiene bucal adecuada.

Las pruebas diagnósticas adecuan a cada paciente el tipo de textura o consistencia que se adapta a su necesidad especifica en función del tipo de disfagia que presenta y la gravedad de la misma. Para los alimentos líquidos se utilizan espesantes, cada fabricante aporta unas instrucciones sobre cuál es la cantidad necesaria del mismo en cada paciente, habitualmente esta cantidad se expresa en términos de “cucharadas”. Estos espesantes, además de en líquidos, pueden utilizarse en la administración de medicamentos.

Consecuencias más importantes

Existen dos grupos de complicaciones de gran trascendencia para la salud de los ancianos derivadas de la disfagia orofaringea:

  • Malnutrición y/o deshidratación.

La disfagia orofaringea puede causar desnutrición hasta en un tercio de los afectados.

  • Atragantamiento con obstrucción de la vía aérea o aspiración.

Como consecuencia de la disfagia pueden producirse desviaciones de alimentos hacia la vía aérea, lo que puede ocasionar aspiraciones bronquiales, traqueales o aspiraciones silentes, no acompañadas de signos observables, que produzcan infecciones respiratorias. Como consecuencia de estas infecciones hasta un 50% de los pacientes desarrollan una neumonía por aspiración, que tiene una mortalidad asociada de entre el 45 y el 50%.

Por todo lo expuesto anteriormente, es imprescindible un diagnostico precoz de la disfagia, por medio de métodos clínicos y sobre todo por le detección de la clínica por parte del personal de enfermería en hospitalización, ya que es el personal que más tiempo comparte con los pacientes, se hace también así necesaria la formación de estos profesionales en este tema. Además es fundamental que el diagnóstico de la patología lleve al tratamiento adecuado e individualizado para cada paciente y su rehabilitación.

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