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Lisados bacterianos como inmunoterapia en el tratamiento oncológico. Asunto en revisión

Lisados bacterianos como inmunoterapia en el tratamiento oncológico. Asunto en revisión

Las consecuencias del fracaso del sistema inmunitario, inmunodeficiencia, son evidentes: las más obvias son un mayor riesgo de infecciones, pero el paciente también es más vulnerable a un cáncer, a las enfermedades autoinmunes y a las reacciones de hipersensibilidad. (Peakman & Vergani, 2011)

 Lisados bacterianos como inmunoterapia en el tratamiento oncológico. Asunto en revisión

Comentarios bibliográficos

Ms.C. Dr. Daniel Ramón Gutiérrez Rodríguez1, Robert Augusto Ortega Villamagua2

1 Especialista de primer grado en Alergología. Especialista de primer y segundo grado en Medicina General Integral. Máster en Ciencias en Longevidad Satisfactoria. Profesor Asistente. Hospital Gral. Calixto Gracia. .

2 Doctor en Medicina y Cirugía.

FACULTAD DE CIENCIAS MÉDICAS GENERAL. Policlínico docente Universitario “Chiqui Gómez Lubián”

Santa Clara

UNIVERSIDAD NACIONAL DE LOJA. Postgrado de Medicina Familiar Y Comunitaria

RESUMEN:

Desde hace mucho tiempo se ha sospechado que los tumores son capaces de inducir respuestas inmunitarias. Algunas observaciones, como la regresión de tumores tras la administración de vacunas bacterianas o de forma espontánea, se consideraron pruebas que demostraban una respuesta inmunitaria eficaz. Por tanto, se pensó que la que la respuesta inmunitaria frente a un tumor constituye un acontecimiento precoz que da lugar a la destrucción de la mayoría de los tumores antes de que se manifiesten clínicamente. También se propuso que el sistema inmunitario desempeña un papel importante al reducir la velocidad de crecimiento y promover la regresión de tumores consolidados. Las vacunas contra el cáncer han empleado células tumorales enteras administradas con adyuvantes o infectadas con virus, para incrementar su inmunogenicidad.

Las vacunas de células enteras, las vacunas de antígenos y epítopos son más específicas y fáciles de producir en grandes cantidades, pero pueden ser menos inmunogénicas o pueden conducir a una selección in vivo de variantes tumorales que no contengan esos antígenos o epítopos.

El progreso hacia este objetivo se ha acelerado recientemente por la identificación de antígenos de cáncer, y por una mejor comprensión de los mecanismos de escape tumoral y de la respuesta inmune mediada por células T. Las estructuras bacterianas constituyen la principal fuente de inmunoadyuvantes. Incluso, se conoce que copias sintéticas de bajo peso molecular como el péptidoglicano de la pared celular o el lípido A de bacterias gram-negativas, son capaces de alterar el sistema inmune sin ser ellas mismas inmunogénicas.

Palabras Clave: tumores, inmunogenicidad, inmuno-adyuvantes

INTRODUCCIÓN.

Hace algún tiempo se hablado que la terapia contra el cáncer con lisados bacterianos no es nada novedoso ni invento actualizado de nadie que pretende beneficios propios, sino más bien coadyuvar a terapias que aunque protocolizadas y establecidas en la realidad del asunto no cura el cáncer. Desde hace mucho tiempo se ha sospechado que los tumores son capaces de inducir respuestas inmunitarias. A principios de siglo Paul Ehrlich sugirió que los seres humanos poseían diversidad de tumores que podían provoca efectos destructivos si no eran controlados continuamente por el sistema inmunitario.

Esta afirmación llevó a considerar a los tumores como análogos de tejidos injertados, capaces de ser reconocidos por el sistema inmunitario. Por ello, se llevaron a cabo intentos para eliminarlos mediante la estimulación de dicho sistema. Algunas observaciones, como la regresión de tumores tras la administración de vacunas bacterianas (toxina de Coley) o de forma espontánea, se consideraron pruebas que demostraban una respuesta inmunitaria eficaz. Burnett y Thomas propusieron que el sistema inmune vigila continuamente al organismo en busca de células anormales que son destruidas en caso de ser localizadas. Por tanto, se pensó que la que la respuesta inmunitaria frente a un tumor constituye un acontecimiento precoz que da lugar a la destrucción de la mayoría de los tumores antes de que se manifiesten clínicamente. También se propuso que el sistema inmunitario desempeña un papel importante al reducir la velocidad de crecimiento y promover la regresión de tumores consolidados. (Roitt & Brostoff, 2004)

Tradicionalmente, las vacunas contra el cáncer han empleado células tumorales enteras administradas con adyuvantes o infectadas con virus, para incrementar su inmunogenicidad. Con la identificación de antígenos asociados a tumores y específicos de tumores, se han diseñado vacunas de epítopos específicos. Comparadas con las vacunas de células enteras, las vacunas de antígenos y epítopos son más específicas y fáciles de producir en grandes cantidades, pero pueden ser menos inmunogénicas o pueden conducir a una selección in vivo de variantes tumorales que no contengan esos antígenos o epítopos. Las vacunas óptimas deben generar una inmunidad tanto humoral como celular, y ambos parámetros se han correlacionado positivamente con la inducción de respuestas clínicas beneficiosas. La selección del adyuvante, la coestimulación y el modo de administración, determinan el éxito de las vacunaciones y pueden favorecer la inducción de respuestas celulares de tipo Th1 o Th2, o de ambos. Varias vacunas formadas por antígenos tumorales, antígenos asociados a tumores y anticuerpos antiidiotípicos que imitan antígenos asociados a tumores, han entrado recientemente en evaluación clínica de fase III.

El aumento de la capacidad para mediar la regresión tumoral, ha sido una meta fundamental en la inmunología tumoral. El progreso hacia este objetivo se ha acelerado recientemente por la identificación de antígenos de cáncer, y por una mejor comprensión de los mecanismos de escape tumoral y de la respuesta inmune mediada por células T.

La posibilidad de