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Manejo de incendios en quirófano: una revisión bibliográfica actualizada

Manejo de incendios en quirófano: una revisión bibliográfica actualizada

Autora principal: Eugenia Valle Vidal

Vol. XIX; nº 24; 994

Fire management in the operating room: an updated literature review

Fecha de recepción: 10/11/2024

Fecha de aceptación: 18/12/2024

Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XIX. Número 24 Segunda quincena de Diciembre de 2024 – Página inicial: Vol. XIX; nº 24; 994

Autores: Eugenia Valle Vidal 1, Cristina Lagen Coscojuela 1, Cristina Latre Saso 1, Carmen Bellido Bel 2, Rasha Isábel Pérez Ajami 3, Elena Delgado Blanco 4, Teresa Bellido Bel 5.

1 Servicio de Anestesiología y Reanimación del Hospital de Barbastro. Barbastro. España.

2 Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Ernest Lluch Martin. Calatayud. España.

Servicio de Pediatría del Hospital de Barbastro. Barbastro. España.

4 Servicio de Cirugía General y Digestivo del Hospital de Barbastro. Barbastro. España.

5 Servicio de Psiquiatría del Hospital Clínico Lozano Blesa. Zaragoza. España.

Resumen: la existencia de un ambiente rico en oxígeno, material combustible en abundancia, y la utilización de aparatos capaces de realizar la ignición, transforma el quirófano en un ambiente de riesgo para la aparición de incendios. A pesar de ser una complicación rara, es potencialmente grave y en la mayoría de los casos se puede evitar. Debe llevarse a cabo una adecuada educación del personal sanitario para conocer los posibles riesgos y las medidas a llevar a cabo para disminuirlos; además, es necesaria una adecuada comunicación entre el personal quirúrgico y la formación en gestión de incendios en caso de que aparezcan. Una adecuada estratificación del riesgo de incendios por parte de las insituciones, la existencia de extintores y la realización de simulacros de forma periódica, son estrategias que ayudan a disminuir la incidencia de complicaciones.

Palabras clave: oxígeno, combustible, fuego, riesgos, prevención, comunicación.

Abstract: the existence of an environment rich in oxygen, abundant combustible material, and the use of devices capable of ignition, transforms the operating room into a risk environment for the outbreak of fires. Although it is a rare complication, it is a potentially serious and in most cases can be avoided. Adequate education of health personnel must be carried out to know the possible risks and the measures to be carried out to reduce then; In addition, adequate communication between surgical personnel and training in fire management is necessary in case they appear. Adequeate fire risk stratification by institutions, the existence of fire extinguishers and the performance of periodic drills are strategies that help reduce the incidence of complications.

Keywords: oxygen, fuel, fire, risks, prevention, communication.

 

Declaración de buenas prácticas:

Los autores de este manuscrito declaran que:

Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses
La investigación se ha realizado siguiendo las pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la (OMS). El manuscrito es original y no contiene plagio. El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista.
Han obtenido los permisos necesarios para las imágenes y gráficos utilizados.
Han preservado las identidades de los pacientes.

Introducción

El área quirúrgica se considera una localización de riesgo para la aparición de incendios, que pueden afectar tanto al paciente como al personal sanitario (aunque en menor medida). Tres factores son necesarios para que se produzca la aparición de fuego: la presencia de un agente oxidante, uno combustible y una fuente de ignición. Es importante que existan protocolos de actuación y formación del equipo quirúrgico para poder evaluar e identificar aquellas situaciones de más riesgo y así poder prevenir la formación de incendios y sus complicaciones.

Materiales y métodos

Se ha realizado una búsqueda bibliográfica general sobre la seguridad en quirófano ante la aparición de un incendio, entorno en el que la actuación tanto del anestesiólogo como del resto de personal sanitario es imprescindible para disminuir el riesgo de aparición de lesiones graves en el paciente. La búsqueda se ha realizado en las bases de datos de Pubmed y Cochrane. La búsqueda se ha realizado utilizando la unión de palabras clave a través de operadores booleanos, incluyendo aquellos artículos cuyo contenido se ajusta al objetivo de dicha revisión.

Discusión

Existen distintos escenarios en el ámbito médico y quirúrgico para los que debido a su escasa causística nunca se está del todo preparado. La aparición de fuego en quirófano constituye una situación poco frecuente pero con consecuencias médicas graves que pueden conducir a la muerte del paciente y a problemas legales y económicos importantes. La realidad es que la seguridad contra incendios no es un tema prioritario en quirófano, posiblemente por la gran desinformación alrededor del tema. La mayor parte de los incendios en el área quirúrgica pueden prevenirse con una adecuada  educación, comunicación entre trabajadores y gestión de riesgos, siendo varios los servicios que deberían participar activamente en la capacitación: anestesiología, especialidades quirúrgicas, enfermería y riesgos laborales (1).

INCIDENCIA E IMPACTO DE LOS INCENDIOS EN QUIRÓFANO

  • Incidencia: la incidencia resal es difícil de determinar porque en la literatura se describen solamente los casos con lesiones a los pacientes o con resultados fatales. Los informes de ocurrencia de incendios en quirófano han oscilado entre 217 y 650 eventos cada año en Estado Unidos. Un estudio de 2018 de la Autoridad de Seguridad del Paciente en Pensilvania señaló una disminución del 71% en los incendios en quirófanos desde 2011, pero dado que la mitad de los estados no tienen informes obligatorios, probablemente el número real sea mayor (2). Se estima que hasta un 20% de los incendios en quirófano puede ocasionar graves daños e incluso la muerte del paciente (3).
  • Impacto: las lesiones producidas en un paciente tras un incendio en quirófano suelen ser graves (sobre todo quemaduras de alto grado en cara y cuello, o bien lesiones graves en las vías respiratorias con daño pulmonar permantente). En casos excepcionales, un miembro del equipo quirúrgico puede sufrir quemaduras en las manos, sin embargo la mayoría de incendios en el ámbito quirúrgico tienen un alcance limitado y afectan únicamente el paciente, siendo muy raro que alcance una temperatura suficiente para activar el sistema de rociadores del quirófano o dañar algún equipo. Además de lesiones graves en el paciente, todos los miembros del equipo quirúrgico involucrado en un incendio suelen estar implicados en algún grado de negligencia y culpabilidad (4).

CAUSAS: LA TRIADA DEL FUEGO

La combinación de un oxidante, un combustible y una fuente de ignición en un entorno cerrado puede provocar el incendio: las estrategias para prevenir y extinguir incendios se basan en la separación y/o control de estos tres elementos (4, 5):

  • Oxidantes: los más comunes en quirófano son el oxígeno y el óxido nitroso, normalmente controlados por los proveedores de anestesia. Se debe hacer distinción entre las sustancias oxidantes y las que son inflamables o combustibles, pues las primeras no son combustibles y no se consumen en un incendio, si no que actúan para acelerar el proceso de combustión. Es más probable por lo tanto que se produzca un incendio si hay combustibles presentes en un entorno con una alta concentración de un oxidante en comparación con el aire ambiente.
    • Oxígeno: se trata del oxidante presente en el 95% de los incendios registrados en la Base de Datos de Reclamos Cerrados de la Sociedad Americada de Anestesiología. La administración abierta del mismo desde una fuente directa como cánulas nasales o mascarillas, contribuye a la mayor parte de los incendios en quirófano. También el aire ambiente puede favorecer la combustión y la aparición de fuego, si bien este riesgo es menor en su concentración del 21%. Los estudios han demostrado que a medida que la concentración de oxígeno aumenta del 21 al 50%, el tiempo necesario para que se enciendan los campos quirúrgicos disminuye mientras que la tasa de combustión aumenta. Durante la laparoscopia por su parte, pueden dar lugar a incendios intraabdominales los errores de conexión de la línea de gas que resultan en insuflación de oxígeno con oxígeno en lugar de con dióxido de carbono (6, 7).
    • Óxido nitroso (N2O): tiene un potencial oxidante muy similar al del oxígeno. Por lo tanto, administrar una mezcla del 50% de oxígeno y 50% de nitroso, es lo mismo que administrar un 100% de oxígeno en lo que a términos de oxidación se refiere (8).
  • Combustibles: existen múltiples fuentes de combustible en todos los quirófanos y áreas de procedimientos:
    • Soluciones de preparación a base de alcohol: contienen aproximadamente entre un 70-75% de alcohol isopropílico y sirven como excelentes combustibles. Es extremadamente improtante dejar que estas soluciones se sequen durante al menos tres minutos antes de utilizar una fuente de ignición (unidad de electroforesis o láser) (9).
    • Paños quirúrgicos, toallas, esponjas y gasas: se fabrican con algodón, papel y plástico, todos ellos muy combustibles. Cuando los niveles de oxígeno superan el 50%, éste queda atrapado dentro de las fibras finas y las pelusas de las toallas o paños de algodón; puede así promover de forma importante su combustión, un fenómeno conocido como “propagación de llama por fibras superficiales” (4, 5).
    • Tubos endotraqueales y dispositivos supraglóticos: al estar fabricados con silicona o cloruro de polivinilo, se queman fácilmente.
    • Materia orgánica: tanto el cabello cubierto de alcohol húmedo, materiales de algodón o el vello corporal fino pueden atrapar oxígeno y resultar en un fenómeno de propagación de llamas a través de fibras. Así mismo, los gases intestinales pueden provocar ignición debido a su composición de metano, hidrógeno y oxígeno. Aquellos pacientes que han utilizado preparaciones intestinales a base de manitol producen más gases que los que utilizan preparaciones de polietilenglicol y sulfato de sodio (5).
  • Fuentes de ignición: el calor es el elemento restante en la triada del fuego. Si bien es posible que se produzcan llamas cuando una fuente de ignición entra en contacto con un combustible en el aire de la habitación, la llama será más intensa y severa en un entorno con una mayor concentración de oxígeno (6, 10):
    • Unidad de electrocirugía: fuente de ignición más común en quirófano, siendo el bisturí electroquirúrgico monopolar la más frecuente. El fuego puede ser iniciado por la punta o por conectores y cables sueltos o desgastados. El uso de la punta biopolar reduce el riesgo de chispas y arcos eléctricos, aunque también es capaz de proporcionar suficiente calor para dar lugar a la ignición.
    • Láseres quirúrgicos: su uso suele ser un factor importante en los incendios en el área quirúrgica particularmente durante las círugías de vías respiratorias. Los de alta potencia pueden encender cualquier material seco con el que entren en contacto, como campos, toallas y esponjas. Muchos láseres utilizan una fibra que puede romperse o agrietarse, provocando así un escape de energía a materiales inflamables cercanos.
    • Luces de fibra óptica: pueden crear temperaturas muy altas enfocadas en un punto inespecífico. Si no están conectadas a un dispositivo de salida, como un faro o un instrumento iluminado, pueden quemar directamente al paciente o enceder o derretir el campo quirúrgico dando lugar a quemaduras.
    • Otras: otras posibles fuentes de ignición incluyen taladros, coaguladores, cauterizadores de alambre caliente y desfibriladores. En algunas ocasiones, el incendio se produce por problemas eléctricos en otros equipos de quirófano o por circuitos sobrecargados. Otra causa rara pero posible es la reacción química exotérmica entre el sevoflurano y un absorbente de dióxido de carbono desecado. Cabe decir que, incluso en ausencia de una ignición obvia, el incendio puede iniciarse con una sola chispa estática (11, 12).

ENFOQUE BASADO EN RIESGOS PARA LA PREVENCIÓN DE INCENDIOS

Los elementos clave de un enfoque basado en el riesgo para la prevención de incendios en el quirófano son la evaluación de riesgos, la comunicación entre los miembros del equipo quirúrgico y las medidas preventidas basadas en el nivel de riesgo calculado (13):

  • Evaluación de riesgos: antes de comenzar la cirugía, es necesario evaluar el riesgo que esta conlleva, otorgando un punto por cada uno de los siguientes factores de riesgo principales:
    • Uso de una fuente de oxígeno abierta (por ejemplo a través de cánulas nasales o mascarilla facial).
    • Presencia de una fuente de ignición.
    • Localización del procedimiento por encima del apéndice xifoides.
    • Uso durante la práctica de una preparación a base de alcohol.

Estos puntos de riesgo se suman para obtener una puntuación de riesgo de incendio de 0 a 3-4. Se consideran de bajo riesgo (puntuación de 0 o 1), riesgo intermedio (2 puntos) o de alto riesgo (de 3 a 4). El plan para la prevención se basa en este nivel.

  • Comunicación: la medida más importante es la comunicación entre los miembros del equipo quirúrgico sobre el riesgo potencial de incendio y los planes existentes para gestionar el mismo (14). La falta de comunicación, la concentración en otras tareas con pérdida de vigilancia y la incapacidad del centro para educar al personal quirúrgico sobre las estretegias de prevención, son factores citados en la mayor parte de demandas legales por incendios. Específicamente, los miembros del equipo (anestesiólogo, cirujano y personal de enfermería) deben (15):
    • Verificar verbalmente los riesgos de incendio identificados.
    • Analizar planes específicos para minimizar este riesgo.
    • Delegar funciones epecíficas en el equipo para prevenir y controlar la aparición de fuego.
    • Evaluar los peligros de manera continua durante toda la intervención. Cada miembro del equipo deberá evaluar los peligros que están bajo su propio control.
  • Estrategias para prevenir y gestionar incendios:

Procedimientos de alto riesgo (puntuación de 3 ó 4): las estrategias para mitigar los factores de riesgo incluyen las siguientes precauciones (10, 11, 17, 18, 19):

  • Limitar la administración de oxígeno y evitar el óxido nitroso: la medida más eficaz consiste en eliminar el uso de una fuente de oxígeno abierta o limitar la concentración del mismo al 30% o menos, así como evitar el uso de óxido nitroso.
  • Gestión de sistemas abiertos de suministro de oxígeno:
    • En procedimientos en el apéndice xifoides o por encima del mismo, se debe evitar la administración abierta de oxígeno siempre que sea posible.
    • En el caso de pacientes que precisan oxígeno suplementario para evitar la hipoxia, debe utilizarse un mezclador de oxígeno o un adaptador a la salida de gas común de la estación de anestesia para administrar una concentración de oxígeno menor al 30% a través del sistema abierto. En caso de no poder mantenerse la saturación de oxígeno adecuada con esta concentración, deberá realizarse una intubación orotraqueal o colocar un dispositivo supraglótico para así tener una fuente del gas cerrada.
  • Evitar el óxido nitroso
  • Precauciones especiales durante la cirugía de vías respiratorias: estas intervenciones tienen una puntuación de riesgo de incendio más alta, por lo que hay que tener en cuenta las siguientes consideraciones:
    • Establecer un plan de reducción del riesgo de incendio: debería realizarse una sesión informativa quirúrgica que incluya una discusión del equipo preoperatorio sobre un plan de reducción de riesgo del incendio. Esto incluye una discusión sobre la concentración de oxígeno y las fuentes de ignición.
    • Gestionar fuentes de ignición.
    • Designar un responsable de seguridad láser que tenga una función explícita de supervisión de la seguridad para garantizar el uso de una fracción reducida de oxígeno inspirado, gafas adecuadas, tubos endotraqueales resistentes al láser que sean específicos para el láser utilizado, gestión adecuada de la columna de láser y otras medidas de seguridad.
    • Solicitar un tiempo de espera antes de abrir la tráquea para que el personal quirúrgico puedan verificar que las unidades de electrocirugía hayan sido retiradas del campo quirúrgico.
    • Gestión de la concentración de oxígeno: reducir la concentración de oxígeno a menos del 30% si el paciente se encuentra intubado, o al mínimo nivel requerido para evitar la hipoxia. Debe realizarse un aviso adecuado (de 3 a 5 minutos) para permitir que tanto la fracción de oxígeno inspirado como espirado se reduzcan a un nivel seguro. El control de estas fracciones en un sistema de suministro cerrado depende del flujo total de gas médico administrado. Debe utilizarse así mismo un tubo endotraqueal resistente al fuego o bien al láser con un manguito (independientemente de la concentración de oxígeno); el manguito debe ser rellenado con solución salina coloreada con un tinte indicador como azul metileno, que actúa como marcador si es perforado por el láser.
  • Gestión de combustibles: deben ser controlados por el personal de quirófano, teniendo en cuenta los siguientes puntos:
    • Soluciones de preparación a base de alcohol: nunca deben utilizarse aplicadores grandes en cirugías de cabeza o cuello.
    • Dejar secar las soluciones de alcohol utilizadas el tiempo adecuado, la mayoría necesitan tres minutos. La piel preparada se puede probar para determinar si está seca con una gasa estéril seca antes de iniciar la electrocauterización.
    • Retirar materiales empapados en líquido inflamable del área de atención al paciente antes de cubrirlo o utilizar electrocirugía, cauterización o láser.
    • Deben configurarse los campos quirúrgicos para minimizar la acumulación de oxidantes debajo de los mismos.
    • Limpiar el campo quirúrgico con succión o limpiarlo con aire medicinal para minimizar así la acumulación de oxígeno.
    • Humedecer esponjas y toallas si se utilizan cerca de una fuente de ignición, especialmente cuando se encuentren cerca de vías respiratorias.
  • Tubos endotraqueales: pueden ser fuentes de combustible y se encienden fácilmente con un láser o una unidad de electroforesis si el cirujano está operando cerca de las vías respiratorias. Debe utilizarse en estos casos un tubo resistente al láser o fuego. Debe tener un manguito doble y ambos rellenarse con una solución salina coloreada con azul de metileno. Además, el anestesiólogo debe utilizar la fracción inspiratoria de oxígeno más baja que el paciente pueda tolerar.
  • Material orgánico: debe limpiarse el campo quirúrgico para eliminar el material orgánico inflamable antes y durante el uso de la fuente de ignición.
  • Controlar las fuentes de ignición por parte de cirugía y anestesiología (deben estar en continua comunicación).

Procedimientos de riesgo bajo

Deben seguirse las precauciones de seguridad contra incendios estándar (deben aplicarse a todas las situaciones independientemente del riesgo calculado), que incluyen las siguientes recomendaciones:

  • Si se utiliza una fuente de oxígeno abierta, debe limitarse la concentración de oxígeno a menos del 30%.
  • Dejar las soluciones de preparación alcohólicas secarse durante al menos tres minutos antes de cubrirlas.
  • Configurar los campos quirúrgicos para minimizar la acumulación de oxígeno debajo de ellos.
  • Proteger las fuentes de calor.

Procedimientos de riesgo intermedio

Son situaciones con potencial para convertirse repentinamente en procedimientos de alto riesgo. En estos casos, además de seguir las recomendaciones ya descritas, se debe estar preparado para iniciar de inmediato las precauciones de alto riesgo explicadas anteriormente en caso de que la intervención avance en la escala de puntuación.

GESTIÓN DE UN INCENDIO

Las primeras señales de alerta de un incendio incluyen el olor a humo, sonido de un estallido o la visión de un destello. Tan pronto como aparezca alguna de estas señales, el procedimiento quirúrgico debe detenerse inmediatamente (o tan pronto como sea posible), mientras se investiga la posibilidad de un incendio. Si se confirme, todos los esfuerzos del personal quirúrgico deben dirigirse a detener el proceso de combustión y eliminar la fuente del mismo (20). El enfoque general que se recomienda seguir a la hora de gestionar la aparición de fuego en el área quirúrgica es el siguiente (10, 21):

  • Incendio del paciente: las tareas que deben realizar los miembros del equipo en caso de darse esta situación incluyen:
    • Detener el flujo de todos los gases de las vías respiratorias.
    • Verter agua o solución salina en cualquier punto caliente durante el primer intento de extinguir el incendio.
    • Deben retirarse todas las cortinas y el material en llamas.
    • Extinguir los incendios pequeños con toallas o esponjas, preferiblemente húmedas.
    • Quitar las sábanas al paciente y tirarlas al suelo. Incluso si el fuego parece extinguido, debe realizarse una evaluación para detectar elementos latentes y llamas que puedan estar ocultas debajo de las sábanas sin evidencia en la superficie (por ejemplo plástico derretido y combustibles ardiendo).
    • Se recomienda utilizar un extintor de incendios si el fuego no se extingue inmediantamente del primer intento.
    • Se debe iniciar el protocolo contra incendios RACE si persiste a pesar de los esfuerzos nombrados:
      • Rescate: retirar al paciente de la fuente del fuego
      • Alarma: activar el sistema de alarma contra incendios
      • Confinamiento: cerrar las puertas del quirófano después de la evacuación. Cerrar las líneas de suministro de gas médico.
      • Extinguir: utilizar un extintor de incendios mientras se retira el área.
    • Incendio en las vías respiratorias: su manejo incluye:
      • Retirar el tubo endotraqueal inmediatemente y, al mismo tiempo, detener el flujo de gases en las vías respiratorias. La secuencia en que se realicen estas dos tareas no es tan importante como la realización inmediata de ambas.
      • Verter agua o solución salina en las vías respiratorias del paciente para extinguir cualquier material ardiente residual después de haber retirado el tubo y haber apagado todos los gases.
      • Restablecer la ventilación, prefereriblemente sin utilizar oxígeno ni óxido nitroso, después de extinguir el incendio.
      • Evaluar las vías respiratorias superiores e inferiores lo antes posible. Esto incluye la realización de una laringoscopia directa en busca de fragmentos de plástico fundido del tubo endotraqueal e hinchazón de tejidos blandos (podrían comprometer la vía aérea de forma inminente), y el uso de fibrobroncoscopia para buscar residuos de hollín y humo, u otra evidencia de lesión o inflamación causada por la inhalación de humo tóxico, vapor o gas sobrecalentados.

Manejo posterior del paciente

Tras el rescate del paciente, el manejo posterior del mismo consiste en (21):

  • Realizar una evaluación exhaustiva de las lesiones por quemaduras, que incluya toda la superficie corporal anterior y posterior.
  • Aplicar un apósito estéril seco en las zonas lesionadas. En un primer momento no se recomienda utilizar ungüentos ni pomadas.
  • Evaluar las vías respiratorias como se ha nombrado anteriormente.
  • Evaluar al paciente y a todo el personal presente en quirófano para detectar lesiones por inhalación de humo. Muchos productos plásticos pueden emitir subproductos tóxicos como cianuro y fosgeno, además de monóxido de carbono. Debe tenerse en cuenta que las evaluaciones iniciales pueden ser normales en pacientes con lesiones por inhalación pero posteriormente desarrollar una dificultad respiratoria grave.
  • Trasladar a un centro de quemados a aquellos pacientes que cumplan con los criterios para quemaduras graves. Entre los ejemplos se incluyen pacientes con evidencia de lesión por inhalación, quemaduras de más del 10% de la superficie corporal total, quemaduras que afecten a ojos, oídos, rostro, manos, pies o periné que puedan resultar en deterioro estético o funcional y quemaduras químicas o eléctricas.

RESPONSABILIDADES INSTITUCIONALES

Los incendios en quirófano pueden prevenirse aumentando la concienciación de los riesgos entre el personal de quirófano y modificando la práctica clínica para reducirlos. Las responsabilidades institucionales incluyen las siguientes (10, 22):

  • Evaluación de riesgos: la estratificación de los riesgos se basa en la utilización y ubicación física de un área de procedimiento. Por ejemplo, un quirófano utilizado únicamente para exámenes oculares bajo anestesia, donde es poco probable un sangrado de difícil control y por tanto no se espera utilizar fuentes de ignifición, tiene un riesgo menor que una sala de procedimientos en una ubicación remota que podría usarse para algunas intervenciones con factores de riesgo de incendio.
  • Educación: todo el personal quirúrgico debe recibir formación sobre prevención y manejo de incendios en quirófano. El contenido educativo debe ser específico para el área quirúrgica y no debe estar centrado únicamente en segurdad contra incendios de forma genérica. Los temas que generalmente se tratan incluyen la necesidad de una excelente comunicación, los peligros relacionados con el uso de oxígeno y la unidad de electrocirugía, el uso adecuado de extintores de incendios y la evacuación de un paciente anestesiado.
  • Simulacros de incendios: deben realizarse simulacros de incendio periódicos en quirófano, en los que participen cirujanos, anestesiólogos y todo el personal de enfermería; también debería participar personal de unidades de bomberos responsables en la zona. Los simulacros permiten a los participantes practicar estrategias de defensa en el lugar, así como la evacuación horizontal y vertical de pacientes anestesiados. También van a permitir que el personal se familiarice con las ubicaciones y funcionamiento de extintores de incendios y con las válvulas de cierre de los gases médicos canalizados más cercanos. Lo ideal es que el ejercicio incluya una sesión informativa para identificar las áreas que necesitan mejorar y para elogiar las respuestas adecuadas.
  • Disponibilidad de extintores de incendios adecuados: los extintores que se utilicen en quirófano deben ser seguros para la exposición externa e interna de los pacientes, así como para el personal de quirófano. Practicar el uso de los mismos durante un simulacro puede ser útil para la familiarización con el tipo de extintor que proporciona cada institución.

Conclusiones

La realidad es que a pesar de los esfuerzos y las mejoras constantes en el ámbito de la seguridad, los errores en estos estamentos se suceden con cierta perioricidad, de ahí la importancia de comunicarlos y publicarlos. La comunicación entre el equipo de quirófano es fundamental a la hora de prevenir un incendio en el área quirúrgica. La mayoría son prevenibles si se siguen las recomendaciones adecuadas.

El anestesiólogo desempeña un papel fundamental en la prevención del incendio al reconocer las posibles fuentes de ignición y administrar de forma racional el oxígeno, principalmente en las cirugías de cabeza y cuello, evitando el efecto tienda de campaña y procurando la renovación de aire en quirófano. Se debe considerar en toda intervención ajustar la potencia del bisturí al mínimo necesario y colocar los paños quirúrgicos lo más lejos posible de las fuentes dde calor, dejando secar el antiséptico el tiempo suficiente.

Todo el personal que trabaja en quirófano debe conocer el plan de autoprotección del hospital y recibir una formación periódica al tratarse de una zona de riesgo.

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