enfermedad cutánea localizada, sin adenopatías palpables será suficiente la petición de una radiografía de tórax. En caso de eritrodermia o enfermedad tumoral o adenopatías es recomendable la realización de TAC (cuello, tórax, abdomen). En todas las adenopatías palpables será necesaria la obtención de material por PAAF o biopsia para realizar estudio citológico o histológico.
Asociando criterios clínicos e histológicos se pueden diagnosticar hasta el 75% de los linfomas cutáneos. Si además utilizamos criterios inmunohistoquímicos y genéticos se pueden llegar a diagnosticar un 80%. Aún así quedarían un 5 – 10% de casos sin poder clasificar correctamente.
Diagnóstico Diferencial
Psoriasis.
Dermatitis Seborreica.
Pitiriasis Rosada de Gibert.
Eczemas.
Tratamiento
La utilización de un régimen de tratamiento u otro dependerá del tipo clínico del linfoma, del estudio histológico, inmunofenotípico, genético y además del estudio de extensión que permita clasificarlo en el estadío correspondiente, del perfil de seguridad y de la tasa de respuesta conseguida con cada uno de estos agentes.
En la actualidad no se dispone de tratamiento curativo, por lo que han sido propuestos múltiples fármacos para el manejo de estos pacientes: corticoides tópicos, mostazas nitrogenadas, fototerapia, radioterapia, emolientes, carmustina, interferon, bexaroteno, quimioterapia (ciclofosfamida, vincristina, prednisona, doxorubicina), etc, tanto en monoterapia como en tratamientos combinados.
En estadios iniciales no precisan de grandes esfuerzos terapéuticos para el control de la enfermedad, pero en fases más avanzadas solo podemos abordar con medidas paliativas.
El objetivo a conseguir en estos pacientes será el de ofrecerles calidad de vida.
Tablas e imagenes – Micosis Fungoide. A propósito de un caso