reconoce que si les han explicado (médico o partera) los cuidados para esta etapa, señalando el cuidado de la alimentación, aseo personal y reposo por 40 días (cuarentena).
Percepción del embarazo, parto y puerperio, relacionado con la atención a estas etapas.
Es importante iniciar aludiendo que el 63% de las entrevistadas, han tenido un embarazo planeado y el 37% restante corresponde a embarazos no planeados, asociándolos con sensaciones de malestar, tristeza, dolores, cansancio y vómito (80%).
Respecto a la atención de estas etapas, el 33% la reciben de médicos, 22% por parte de parteras y el porcentaje restante corresponde a mujeres que reciben atención de ambos, médicos y parteras (45%).
Las mujeres que son atendidas por parteras mencionan sentirse mejor con ellas ya que son tratadas y cuidadas en sus casas, expresando sentimiento de confianza en sus parteras. Quienes son atendidas por los médicos, refieren que es bueno el trato; pero que en ocasiones las regañan mucho, y que no les gusta que cuando van a tener al bebé no dejen pasar a su esposo o a su mamá al parto.
Aunque el 67% refiere que comprenden las indicaciones del médico y enfermeras quienes las atienden usando el idioma español, un significativo 33% se les dificulta la comprensión de las explicaciones y el trato se torna poco amigable.
De los embarazos que han tenido, el 30% las mujeres multíparas (n=37), han sido atendidas por cesárea, el 70% partos eutócicos, todas ellas refieren temor a ser atendidas por cesárea, y el grupo de primigestas (n=12) prefieren llegar a tener un parto normal.
Familiares o personas cercanas fallecidas por Muerte Materna.
Ahora bien, al preguntar sobre el conocimiento que ellas tengan respecto a familiares o personas cercanas fallecidas por mortalidad materna, un alto 41% si han tenido la experiencia, principalmente con familiares, hermanas, cuñadas y madres de las entrevistadas. El porcentaje restante refiere no tener conocimiento de algún caso.
Análisis y conclusiones.
El presente estudio, muestra factores culturales de importancia dentro de la problemática de muerte materna. Los estudios que analizan las percepciones de los actores sociales relacionados con un problema de salud evidencian su importancia al manifestarse estos factores como barreras que impiden el acceso a los servicios de salud de manera oportuna.
El primero de los factores identificados corresponde a la preferencia que muestran las mujeres embarazadas y sus familias por atenderse con parteras tradicionales debido a la confianza, trato y acompañamiento que ellas les proporcionan. En comparación, sigue siendo alto el porcentaje de quienes deciden atenderse por parteras, respecto a las que se atienden por médicos en centros de salud. No obstante, cada vez es mayor el porcentaje de quienes tienden a utilizar los dos tipos de servicio.
La importancia de las parteras tradicionales comienza a llamar la atención en la planificación de estrategias de salud. Como ejemplo, Somalia tiene como interés central de la nueva estrategia de salud reproductiva a las parteras (OMS, 2013). Este tipo de acciones pueden comenzar a verse en países de América Latina donde no se ha potencializado la participación de las parteras dentro de las estrategias de salud dirigidas al mejoramiento de la atención a las usuarias.
Otro de los factores que se muestran como barrera cultural de acceso es la desvinculación de los servicios de salud con los usos y costumbres relacionados al embarazo, parto y puerperio de estas mujeres indígenas. Su cultura se arraiga desde la cosmogonía de los pueblos mayas prehispánicos y los servicios de salud, aunque conocen la existencia de esta realidad, no adecuan protocolos médicos que faciliten la relación intercultural necesaria. Cabe mencionar que los altos de Chiapas es una zona multicultural que alberga precisamente pueblos mayas tsotsiles y tzeltales, principalmente.
Es también importante mencionar que en un porcentaje significativo, el idioma es una limitante para la calidad de la atención de las mujeres usuarias de los servicios dificultando la comunicación y haciendo menos amigable el trato con el personal de salud.
Las barreras culturales, precisamente hacen referencia a las que están determinadas por características diferentes entre los prestadores de servicios de salud y los usuarios de los mismos, limitando y/o dificultando el acceso real a los servicios. México y en específico Chiapas, encuentra entonces el mismo panorama complejo de barreras culturales importantes que impiden el acceso a los servicios de salud, tal como sucede en otros países como Bolivia, Guatemala y otros países de América Latina, tal y como lo reportan Farmer (1996), Gaspar (2000), Vandebroek et al (2004) y Huatecoeur et al (2007). A pesar de la relevancia de este tipo de barreras, han sido poco estudiadas y menos atendidas que las barreras económicas y geográficas.
Dentro de la concepción de Muerte Materna, esta se relaciona principalmente con la muerte durante el parto, son pocos los que la relacionan con las otras etapas como embarazo y puerperio. Esto nos invita a reflexionar sobre la necesidad de implementar programas de educación para la salud que llegue a la población y no limitarla a únicamente proporcionarla a los usuarios de los centros de salud.
Por lo mismo, es alto el índice que desconoce cómo solucionar la problemática en torno a la mortalidad materna, aunque la consideran un problema serio de salud pública. Esto puede explicarse también por la insuficiente o nula información-participación de los procesos de salud materna por parte de las instituciones de salud hacia la población y viceversa, poco el acercamiento de la población para el uso de estos servicios.
Una consecuencia más de esta falta de información es que los signos de alarma son identificados por las embarazadas únicamente en la fase final del embarazo, asociándolos como una señal de riesgo. Más de la mitad de las mujeres embarazadas no conocen sobre los signos de alarma que pueden presentar, situando en peligro su maternidad.
Por lo anterior, es importante mencionar que es necesario reforzar estrategias enfocadas a la educación de la población que garantice mejoras en la salud, toda vez que existe una clara relación entre educación y salud de las comunidades. A medida que mejora la educación de las comunidades, mejoran igualmente, por extensión, sus perspectivas de disminuir los niveles de mortalidad materna e infantil; la relación existente entre la educación y la salud es evidente (ONU, 2007).
Aunque estas mujeres consideran que la manera de