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Muerte de Vincent van Gogh. Últimas cartas, últimas telas y arma de fuego

contentos de que ya no estés tan abrumado por cuestiones de negocios (…) Si podemos continuar con buena salud (…) todo irá bien. ¿Decepciones? Ciertamente, pero no somos principiantes (…) Hoy estamos terminando el equipaje para salir mañana a Leyden (…) El miércoles iré a ver a Mesdag (en La Haya) para hablarle de Corot, y luego a Amberes con un cuadro de Díaz. Han pasado ya ocho días y estos señores no han dicho lo que piensan hacer conmigo (…)

Dries (cuñado) ha demostrado ser muy cobarde y estar bajo el dominio de su esposa. Él confesó que lo que le ofrecí era para atraerlo a la vivienda de abajo y tener a su esposa como una especie de criada (…)”

22 julio. Última carta de Theo a Vincent [T41a]: “Jo me ha enviado tu carta que nos siguió a Holanda, y la he leído con una pequeña sorpresa. ¿Dónde has visto estas disputas domésticos violentas? (…) Que estábamos muy cansados por el futuro de todos nosotros, sí (…) ¿Fue la discusión con Dries? Esperaba que tuviera más de audacia (…), pero es así y no hay razón para romper con él. ¿Es, tal vez, que Jo te pidiera no poner el Prévost donde querías colgarlo? Ella no tenía la intención de hacer daño con eso (…) su hijo le preocupa demasiado como para pensar en pinturas (…) Si se tratara de esta cuestión sin importancia, no repares en ello (…) Espero, mi querido Vincent, que tu salud sea buena, ya que dices que escribes con dificultad, y al no hablar de tu trabajo me temo que hay algo que te preocupa o no va bien. En este caso, pasa a ver al Dr. Gachet (…)

El pasado martes [15 de julio] llevé a Jo y al niño a Leyden y nos alojamos allí hasta el jueves. Madre está bien, un poco más vieja, pero feliz de ver a su pequeño nieto. Jo permaneció allí un día después de que me fuera, y luego marchó a Ámsterdam (…) Espero que todos traten de descansar algo (…) es una necesidad.

El viaje a Holanda me ha venido muy bien, permitiéndome descansar un motón. Esperemos que la salud sea buena. Adjunto te envío 50-fr. Escribe tan pronto como puedas y créeme que tu hermano te quiere”.

23 de julio. Última carta que Vincent envió a Theo [651]:

Gracias por tu carta de hoy y los 50-fr. que contenían.

Me gustaría intentar escribirte sobre un montón de cosas, pero la intención ha pasado sintiendo la inutilidad de hacerlo (…) Espero que hayas encontrado a estos dignos caballeros favorablemente dispuestos contigo.

En cuanto a la paz de tu hogar, estoy tan convencido de que puede ser preservado como estoy yo amenazado por las tormentas. Preferiría que no olvidaras el poco francés que sé, siendo incapaz de ver sin duda el sentido de profundizar sobre el bien o el mal a uno u otro lado en cualquier discusión. No sería mi preocupación…

Por lo que a mí respecta, estoy dando a mis lienzos toda mi atención. Tratando de hacerlo como algunos pintores a quienes he amado y admirado (…) Mi sensación es que los pintores luchan con la espalda contra la pared… ¿pero no es el momento de que comprendan que ya ha pasado la utilidad de una asociación? (…).

Tal vez eches un vistazo a este bosquejo del jardín de Daubigny, es uno de mis lienzos más cuidadosamente pensados. Voy a agregar un bosquejo de techos viejos de paja y dos de lienzos de campos de trigo después de la lluvia. Hirschig me ha preguntado si eres tan amable de solicitarle la lista de pinturas donde compras las mías (…) Aquí no puedes conseguir nada bueno. He recortado mi pedido al mínimo (…)”

Manuscrito de Vincent hallado en su lecho de muerte el 29 de julio [652]:

Gracias por tu amable carta y el billete de 50 francos que contenía (…)(…)

Estoy de acuerdo contigo en que la crianza de un niño en un cuarto piso es un infierno de trabajo (…) Dado que esto va bien, que es lo principal, ¿debo insistir en cosas de menor importancia? ¡A fe mía!… antes de que tengamos oportunidad de hablar de negocios con más calma, pasará probablemente mucho tiempo (…)

Los otros pintores, cualquier cosa que piensen, instintivamente se mantienen a distancia de las discusiones sobre el comercio actual. (…) Pues bien, la verdad es que sólo podemos hacer que sean nuestros cuadros los que hablen. Sin embargo, mi querido hermano, añado; que siempre te he dicho –y te vuelvo a decir todavía otra vez (…) – que yo consideraré siempre que tú eres algo más que un simple marchante de Corot, que por mediación mía tienes parte en la producción de ciertas telas que aun en el desastre guardan su calma.

Porque esto es lo que tenemos, y esto es todo o por lo menos lo principal que puedo decirte en un momento de crisis relativa. En un momento en que las cosas están muy tirantes entre marchantes de cuadros de artistas muertos y de artistas vivos.

Bueno, mi trabajo; arriesgo mi vida en él, y mi razón destruida a medias, de acuerdo, aunque tú no estás entre los marchantes de hombres, que yo sepa, y puedes tomar partido, me parece, actuando realmente con humanidad. Pero ¿qué quieres?

VII. Últimas telas

Hacia el 9 de julio, Vincent pinta el lienzo completo del “Jardín de Daubigny” que había planeado desde su llegada a Auvers [649]; realizando en junio un estudio preliminar [642].