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Noema religioso del abusador sexual infantil en el contexto de la consejería cristiana

desarrollo físico o emocional, de naturaleza coercitiva y por lo general llevadas a cabo para satisfacción sexual de un adulto(12), podría proponerse una posible definición universal del Abusador Sexual Infantil, como la persona que expone a un niño, niña o adolescente a experiencias sexuales, inapropiadas para su desarrollo y llevadas a cabo para su satisfacción.

Dentro de este orden de ideas, Pérez Alonzo, M. (12), señala que el abuso sexual a niños, niñas y adolescentes ha sido endémico por generaciones, pero el conocimiento de su frecuencia y sus efectos psicológicos potencialmente desbastadores es algo reciente. Menciona también que se registran gran número de casos anualmente y se reconoce que una de cada tres niñas y uno de cada 7 niños han sido abusados sexualmente antes de alcanzar los 18 años, pero lo más alarmante, no es el número de casos denunciados sino el número, tal vez mayor, de casos no identificados que se calculan alrededor de 75 a 80% de todos lo que ocurren.

De la misma manera, la representación de la figura del “iceberg” es muy elocuente para reflejar la realidad del abuso sexual infantil, dado que la mayor proporción no es conocida realmente; sin embargo, el silencio ha comenzado a perder fortaleza y el hielo de lo oculto, a desvanecerse. En Abril del 2010, por primera vez, el Sumo Pontífice de Roma se pronunció al mundo entero en contra de los abusos sexuales a niños, cometidos por sacerdotes y que han venido siendo denunciados con mayor rigor en la prensa mundial, condenando tales actos y haciendo referencia que la Iglesia Católica castigará tal delito; siendo oficializado en Mayo del 2011 en la Carta Papal del Vaticano contra los abusos a menores de 18 años por parte de clérigos y protección a los niños. Así también, el mundo del cine se ha hecho eco de este problema y en la entrega de los premios “Oscar de la Academia”, fue otorgado a una actriz que interpreta a una niña abusada incestuosamente por su padre (Preciosa 2010). En nuestra cartelera nacional, a mediados del 2010, se mantuvo la película “Las Caras del Diablo” que pone de manifiesto la red de abuso y tráfico de menores en nuestra Venezuela y el despertar a la conciencia ante un hecho social de este tipo y magnitud.

A título ilustrativo, hago alusión al caso más impresionante que me ha conmovido profundamente, en mi experiencia de años, al frente del abuso sexual infantil: recibo una llamada vespertina del Residente de guardia de Pediatría del Hospital “Dr. Adolfo Prince Lara” de Puerto Cabello, Centro Asistencial donde trabajo, comentando de una lactante de 33 días de edad que es llevada por evacuaciones con sangre, solicito más información de la niña comentando que fue llevada por el padre (un joven de 22 años), y al preguntar por la madre, refiere que se quedó en casa cocinando; por los conocimientos acumulados en mi experiencia clínica, analizo que lo más probable es que la madre no se haya enterado de la consulta y solicito el examen físico del área genito-anal, ante la posibilidad de un abuso; la evaluación confirmó que la lactante presenta desgarro genital, perineal y rectal, debiendo ser llevada a quirófano. Mi sugerencia fue que el abusador más probable sea el mismo padre, dadas las circunstancias. En realidad así resultó. Desde entonces he buscado explicaciones, razones, respuestas, algo gnoseológico, ya sea vulgar o científico que pueda sosegar el cúmulo de inquietudes, mi asombro o mis interrogantes sobre hechos como estos.

De la misma manera me impresiona aun más que algunos de los pacientes atendidos en el centro antes mencionado, hay señalamiento de que el agresor es un líder religioso o que el abuso ocurrió en un ambiente de iglesia o casa hogar de orientación religiosa. Surgiendo de nuevo interrogantes de como en la mente de una persona con conocimiento y experiencia religiosa podría encontrarse un contenido noémico religioso y de abuso sexual infantil y, en ocasiones, expresado en una noesis o acto de la conciencia de abusar a un niño, niña o adolescente.

En este sentido, Besten B (13), señala que los autores de los abusos sexuales, son en apariencia, “hombres completamente normales”, de todas las edades y estratos sociales; que las víctimas más frecuentemente son niñas (relación hombre-niña). Menciona también, que el autor de estos hechos, refiriéndose a los abusadores, proviene mayormente del entorno social del niño razón por la cual el abuso sexual, generalmente se prolonga en el tiempo.

Aunque desde hace mucho tiempo se han emitido acusaciones a líderes religiosos tanto católicos como protestantes, no es sino, en estos últimos años que han salido a la luz pública innumerables y crecientes denuncias a altos prelados eclesiásticos, en países de formación religiosa tradicional incluso a muchos de ellos se la ha dictado sentencia en varios países, reconocidos o no por la iglesia.

En efecto, basándome en lo anteriormente expuesto, surgen las siguientes inquietudes o interrogantes iniciales para mi investigación:

¿La existencia de pensamientos religiosos en los Abusadores Sexuales de niños, niñas y adolescentes? ¿Cómo es el contenido religioso de la conciencia del Abusador Sexual Infantil? ¿Cómo podemos explorar el noema religioso del abusador sexual infantil? ¿Cómo interpretar y comprender el contenido noémico de religión de los Abusadores Sexuales Infantiles?

¿Qué reflexión pastoral realizaría con los conceptos que me guían como investigador, al llegar a la verdad metodológica, del noema religioso del abusador sexual infantil? ¿Ventaja de conocer el contenido espiritual de la conciencia del abusador sexual en la consejería pastoral?

JUSTIFICACIÓN

En un estudio presentado por la Organización de las Naciones Unidas, la Secretaría de violencia contra niños en el 2006, refleja las estimaciones de la OMS según las cuales hay en el mundo 73 millones de niños y 150 millones de niñas menores de 18 años que sufren violencia sexual en forma de tocamientos y relaciones sexuales forzadas. (3)

Posada Castaño y Salazar Correa J, (4), hacen referencia que: “el abuso sexual infantil (ASI) es el delito más impune de la tierra”. Como si existiera cierta tolerancia social, en controversia con la sociedad carcelaria, donde es el hecho más imperdonable y condenatorio de muerte obligada.

En Venezuela es difícil precisar la incidencia real, ya que la inmensa mayoría de los casos no son denunciados, consultados y mucho menos reportados y por lo tanto no se registran en los anuarios de estadística vital; sin embargo en algunas ciudades grandes se reporta una alta frecuencia y además, se reconoce que la parte no denunciada supera ampliamente la epidemiología real, esta patología debe ser manejada como un problema de salud pública. (14)