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La organización, el éxito y la estrategia, una imagen del futuro

fundamentos filosóficos, la política, la retórica, la física y la religión han demarcado las doctrinas del hombre y su destino en el universo. Así como, las tradiciones culturales y sociales han influenciado en gran parte la conducta y las estructuras organizacionales, estos aportes invaluables introdujeron el dictamen de sustentación y el valor de las teorías como la axiología y la teología en su concordancia con las nociones de democracia y sus diferentes poderes (ejecutivo, legislativo, y judicial), así como, la representatividad del parlamento, las divisiones públicas, privadas y de clases sociales, estos aportes marcan el inicio del pensamiento cívico occidental que influyen con fuerza en la administración, gobierno y en la educación Europea y de América.

Es así, que a finales de la edad media los aportes en ciencias políticas y sociales de Erasmo, Maquiavelo, Montesquieu, Voltaire y Rousseau plasman los aspectos doctrinarios y civiles del hombre en sociedad y del hombre político, con sus obras se inició abiertamente la posibilidad de ideas libres y abiertas a ser debatidas, en ocasiones polémicas y contradictoria para el estudio y compresión de las organizaciones sociales, así como también para la revolución, religión y el cambio social, estas ideas libres y abiertas abren la posibilidad al cuestionamiento, a la duda.

Partiendo de las ideas anteriormente expresadas, es importante indagar sobre los fundamentos teóricos en el cual se sustentan las ciencias gerenciales, para poder asumir una postura estratégica, es decir, para poder interpretar, comprender los fenómenos interno y externo de las organizaciones que permitirán luego de su análisis y proyección en el futuro generar una empresa rentable con ventajas competitivas.

Para los años 1800 se inicia el auge preindustrial y la diversificación del trabajo, Smith (1790) impulsa la imagen del hombre racional y económico, Augusto Comte adscribe esta imagen al Positivismo, las influencias educacionales estaban dirigidas a los fines organizacionales, y la organización es considerada la causa y consecuencia del dinero naciendo así el capitalismo emergente.

Siguen los avances en el campo teórico con la obra de Max Weber (1900) la cual es referente crítico para el desarrollo de la teoría de la administración científica de Taylor (1915), Castejón (1995) refiere que es a partir de entonces que las teorías organizacionales conforman un campo metodológico cuyo objetivo principal era la explicación exhaustiva del fenómeno, forma, naturaleza y fines del complejo organizacional y administrativo de los negocios, características, diseño estructural, implementación, adaptación y futuro.

Continuando en el mismo orden de ideas, se tomara como referencia las dos (02) primeras teorías que se dieron a conocer al inicio del auge empresarial, la Teoría Clásica de la Administración de Henri Fayol (1863- 1947) y la Escuela de la Administración Científica de Frederick Winslow Taylor (*) (1856- 1915). Según Chiavenato (2.000), los orígenes del enfoque clásico de la administración se resumen en dos hechos importantes, uno es el crecimiento acelerado y desorganizado de las empresas, el otro fue la necesidad de aumentar la eficiencia y la competencia en las organizaciones con el propósito de mejorar el rendimiento de los recursos y enfrentarse a la competitividad entre las empresas de la época.

(*) Esta escuela estaba constituida por Frederick Taylor (1.856-1.915), Henry Gantt (1.861-1.919), Frank Gilbreth (1.868-1.924), Harrington Emerson (1.853-1.931), entre otros.

Es así como, surgen las teorías administrativas antes mencionadas a comienzo del siglo XX. Una hacia énfasis en la estructura, la otra en las tareas. Ambas buscaban el aumento de la productividad mediante el incremento de la eficacia. De allí que, proponen un sistema rígido y mecanicista que se desconectaba del elemento humano, es decir que el carácter humanístico no fue considerado para la formulación de las mismas. Sus aportes dentro de la administración fueron importantes y sus postulados dominaron las ciencias gerenciales por muchos años.

En este sentido, como lo indica Lorino (*) (1.993) en la administración se tiene como referente los postulados Tayloriano en lo que concierne al nacimiento de la gestión tradicional sustentándose en principios. Los principios de la corriente Tayloriana y Fayoliana se fundamentaban principalmente en la experiencia, sustentada en el paradigma vigente, para Buffa (**) (1977) la filosofía Tayloriana sostenía que el método científico podía ser utilizado en todos los problemas de la administración y mediante la investigación se determinaría los elementos del trabajo. Recordemos entonces que el enfoque típico de esta escuela estaba centrado en el énfasis de la tarea con la finalidad de aumentar la eficiencia y la productividad (cantidad mas no calidad), su preocupación se centraba en la intensificación del ritmo de trabajo, en búsqueda de la eficiencia empresarial.

(*) Postulados Taylorianos:

1.- La estabilidad de los mecanismos de eficiencia,

2.- El manejo de información perfecta sobre dichos mecanismos por parte del gerente,

3.- La equivalencia de la eficiencia productiva con minimización de los costos y finalmente

4.- La equivalencia del costo global con el factor de producción dominante, la mano de obra directa.

(**) Taylor formula  cuatro (04) obligaciones de la administración como: el desarrollo de la ciencia para cada elemento de trabajo, la selección y adiestramiento, el desarrollo de un espíritu de trabajo y la división del trabajo

No obstante, la administración científica se circunscribió básicamente en la tarea y en los factores directamente relacionados con el cargo y la función del obrero, su organización se concibió como una distribución rígida y estática de piezas es decir, como una máquina. Taylor utilizo los estudios de tiempo y movimientos para identificar como organizarse para ejecutar las tareas. Según March y Herbert (1.967) los empleados eran considerados como instrumentos pasivos, capaces de ejecutar el trabajo y recibir órdenes, sin poder de iniciativa ni de ejercer influencia provista de cualquier significación, a través de su concepción negativa del hombre, este fue reducido, olvidando que los trabajadores son seres humanos, con sentimientos, pensamiento críticos y seres sociales.

En el mismo orden de ideas, Henri Fayol (1.863- 1.947) desarrollo en Francia la Teoría Clásica de la Administración, se caracterizaba por el énfasis en la estructura que una organización debía poseer para lograr la eficiencia, en los planteamientos de Fayol se mantiene la rigidez en la forma de dirigir a las organizaciones esta teoría es estructuralista y mecanicista. Tanto Taylor como Fayol se desarrollaron científicamente en el Paradigma Positivista bajo el enfoque realista-empirista. Un enfoque muy valedero para la época pero para la actualidad no tiene vigencia y esto se debe a la transformación del hombre de un sujeto sumiso a uno cognoscente. La teoría clásica de la administración se caracterizó por un enfoque normativo y prescriptivo.

Desde el punto de vista de la estructura de una organización Fayol (*) dejó aportes importantes como la