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Otitis externa en la  Práctica Clínica: Revisión de Literatura

Otitis externa en la  Práctica Clínica: Revisión de Literatura

Autor principal: Pablo Murillo Nassar

Vol. XVII; nº 11; 458

External otitis in Clinical Practice: Literature Review

Fecha de recepción: 08/05/2022

Fecha de aceptación: 02/06/2022

Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XVII. Número 11 – Primera quincena de Junio de 2022 – Página inicial: Vol. XVII; nº 11; 458

Autores:

Pablo Murillo Nassar 1; Silvia Charpentier Cascante 2 ;  Franco Ansaldi Cervantes

1 Médico General, investigador independiente, San José, Costa Rica  ORCID ID:  https://orcid.org/0000-0002-9929-7021

2 Médico General, investigadora independiente, San José, Costa Rica     ORCID ID: https://orcid.org/0000-0002-1670-8391

3 Médico General, investigador independiente, San José, Costa Rica

ORCID ID: https://orcid.org/0000-0003-0472-3129

Resumen

La otitis externa (OE)  se define como la inflamación originada en el conducto auditivo externo (CAE) y que puede afectar la membrana timpánica y/o el pabellón auricular. La OE es una patología frecuente a nivel mundial, con mayor incidencia en regiones tropicales debido al incremento de humedad y de temperatura. Entre sus factores de riesgo se encuentran inmunosupresión (principal),  pacientes con estenosis del CAE, protuberancias dentro del CAE, excesos de vellos en la zona, así como la sobreproducción de cerumen o sudoración excesiva. La causa más frecuente de OE corresponde a las infecciones bacterianas (90%), siendo la Pseudomonas aeruginosa el patógeno más prevalente (20 – 60%), seguido del Staphylococcus aureus 10 – 70%; también puede tener origen infeccioso viral o por hongos. Se clasifica a la OE en otitis externa aguda difusa (menos de 6 semana de evolución), otitis externa aguda localizada, otitis externa crónica (más de 3 meses de evolución o 4 episodios en 1 año) y la otitis externa maligna (agresiva, necrotizante). El diagnóstico se basará en la historia clínica y examen físico del paciente; usualmente otalgia, dolor al presionar el trago, edema del conducto auditivo, otorrea, prurito, entre otros.  En cuanto al manejo, la Sociedad Americana de Otorrinolaringología es clara en que el objetivo es alcanzar la resolución clínica. El tratamiento de elección será tópico en la mayoría de los casos, ya sea antibiótico o antimicótico, asociándose un esteroide tópico como hidrocortisona o betametasona.  El objetivo de esta revisión bibliográfica es proporcionar información actualizada, basada en evidencia, con el fin de reconocer y tratar mejor esta patología.

Palabras clave: oído, otitis, otitis externa, otitis externa aguda, otitis externa crónica, otitis externa maligna, conducto auditivo, antibiótico, tópico, esteroide, esteroide tópico, signo del trago, otorrea, prurito, edema, carcinoma, síndrome temporomandibular, ATM.

Abstract

External otitis (OE) is defined as the inflammation originating in the external auditory canal (EAC), which can affect the tympanic membrane and/or the auricle. External otitis is a common pathology worldwide, with a higher incidence in tropical regions due to increased humidity and temperature. Among its risk factors are immunosuppression (main risk factor), patients with EAC stenosis, protuberances within the EAC, excess hair in the area, as well as overproduction of cerumen or excessive sweating. The most common cause of EO is bacterial infections (90%), with Pseudomonas aeruginosa being the most prevalent pathogen (20 – 60%), followed by Staphylococcus aureus (10 – 70%); it may also be of viral or fungal infectious origin. EO is classified in diffuse acute external otitis (less than 6 weeks of evolution), localized acute external otitis, chronic external otitis (more than 3 months of evolution or 4 episodes in 1 year) and malignant external otitis (aggressive, necrotizing). The diagnosis will be based on the clinical history and physical examination of the patient; usually otalgia, pain when retracting tragus, edema of the auditory canal, discharge, pruritus, among others. Regarding management, the American Society of Otolaryngology is clear that the objective is to achieve clinical resolution. The treatment of choice will be topical in most cases, either antibiotic or antifungal, associated with a topical steroid such as hydrocortisone or betamethasone. The purpose of this review is to provide updated information, based on evidence, in order to better recognize and treat this pathology.

Keywords: ear, otitis, external otitis, acute external otitis, chronic external otitis, malignant external otitis, ear canal, antibiotic, topical, steroid, topical steroid, tragus sign, otorrhea, pruritus, edema, carcinoma, temporomandibular syndrome, TMJ.

Introducción

La otitis externa (OE)  se define como la inflamación originada en el conducto auditivo externo (CAE) y que puede afectar la membrana timpánica y/o el pabellón auricular (1,2).  Recordemos que el CAE se divide en tercios, siendo los ⅔ externos no adheridos al periostio craneal y conteniendo folículos pilosos, glándulas sebáceas y glándulas apocrinas ceruminosas, cuya secreción sumada a células descamadas de la piel del conducto, forman el cerumen ótico . Por otro lado, el  ⅓ interno, también llamado canal ótico óseo, sí se encuentra labrado y adherido al periostio del hueso temporal y no posee anexos cutáneos (3). El CAE usualmente está colonizado de manera natural por Staphylococcus sp, Corynebacterium sp y Streptococcus sp. , además el CAE posee un pH de 5 – 5,7, el cual en unión al cerumen (en específico la hidrofobicidad de la misma) son factores protectores contra el crecimiento bacteriano descontrolado. (2,3)

La OE es una patología frecuente a nivel mundial, pero con mayor incidencia en regiones tropicales debido al incremento de humedad y de temperatura, en comparación con las zonas templadas (3,4,5).  Se calcula que la probabilidad de que una persona desarrolle OE en el transcurso de su vida es de aproximadamente 10%, siendo más frecuente en adultos que en niños, además de ser más común en personas que practican deportes acuáticos (riesgo aumenta aproximadamente 5 veces comparado a la población general), por lo que popularmente se le ha conocido a esta condición también como “oído del nadador”  (3). Etimológicamente, los episodios de OE se deben con mayor frecuencia a infección por bacterias (90%), pero también puede ser causado por hongos en menor cantidad de casos (2,3,4).

Metodología:

Este trabajo corresponde a una revisión bibliográfica descriptiva. Con el fin de recolectar información actualizada acerca de la otitis externa, para esta publicación se utilizó información consultada en idioma inglés y español de las bases de datos (pubmed, NEJM, EBSCOHost, Clinical Key, Cochrane, BMJ, ScienceDirect, Scielo, LILACS), disponibles en la plataforma del sistema de bibliotecas de la Universidad de Ciencias Médicas (UCIMED), así como de la Biblioteca Nacional de Salud y Seguridad Social (BINASSS), unidad de información científica de la Caja Costarricense del Seguro Social. También se utilizó la base de datos de uso libre, PubMed.

Criterios de inclusión: se utilizaron los artículos del 2010 al 2022 , en inglés y español, tipo revisiones bibliográficas, artículos originales, reportes de caso, revisiones sistemáticas o metaanálisis; que incluyera alguna de las palabras clave o keywords: oído, otitis, otitis externa, otitis externa aguda, otitis externa crónica, otitis externa maligna, conducto auditivo, antibiótico, tópico, esteroide, esteroide tópico, signo del trago, otorrea, prurito, edema, carcinoma, síndrome temporomandibular, ATM. (así como sus equivalentes en inglés).

Criterios de exclusión: artículos publicados antes del 2010, idiomas diferentes al inglés o español, e investigaciones con conflictos de intereses.

Discusión

Factores de riesgo y patogénesis

La OE es usualmente una infección que se produce al dañar la barrera cutánea sea por una enfermedad dermatológica (eczema, psoriasis, seborrea y otros trastornos inflamatorios) o trauma ( manipulación, excoriaciones, remover el cerumen, uso de audífonos, tapones de oído o cuerpos extraños).  Además de una alteración del pH del CAE, como en el uso de piscinas, irritantes como shampoo o jabón.  (2,3)

Desde el punto de vista anatómico existe mayor riesgo de infección en pacientes con estenosis del CAE, protuberancias dentro del CAE y excesos de vellos en la zona.  También la sobreproducción de cerumen o sudoración excesiva predisponen a la enfermedad. (2,4,5)

Los factores ambientales como vivir en zonas tropicales son de alta incidencia por su elevada temperatura y humedad. (1,3) Además el riesgo en los nadadores es hasta 5 veces más que la población general de ahí el nombre de “oído del nadador”.(3)  Estudios recientes han visto una asociación entre la infección con COVID 19 y un aumento en el incidencia de otitis externa, sin embargo todavía no se tiene clara la etiología, se tiene dos teorías la primera por medio de complejo inmunes  y la segunda por la presencia de receptores ACE 2 (receptor funcional para este virus) en la piel. (6)

Respecto a su presentación aguda, la inmunosupresión es un factor importante, como lo es la  diabetes mellitus es modificable con adecuado control metabólico. También la infección con HIV u otros estados de inmunocompromiso como el cáncer en tratamiento con quimioterapia o historia de radioterapia, otitis media purulenta y estrés.  (1,3) Otro factor de riesgo es la colocación de tubos timpánicos o una perforación de la membrana timpánica. (1)

La etiología es principalmente bacteriana y el patógeno de predilección es la P. aeruginosa en 20 – 60% de los casos, seguido del S. aureus 10 – 70%. No obstante suele ocurrir como etiología polimicrobiana. (1,3,4) En su presentación aguda los hongos son extraños representan 10% de las infecciones  (3), pero son más frecuentes en la forma crónica de la enfermedad.. Las especies más cultivadas son el Aspergillus sp. y Candida sp. (1,3,4)  El uso prolongado de antibióticos también favorece la otomicosis. (3)

Tipos de otitis externa

Otitis externa aguda difusa (OEA-D)

Es una inflamación de origen difuso en el CAE, de menos de 6 semanas de evolución. Usualmente es causada por P. aeruginosa, seguida en frecuencia por  Staphylococcus y Streptococcus. (1,2,3,7)

Otitis externa aguda localizada (OEA-L)

Este término se refiere a la inflamación, usualmente infecciosa, de un folículo pilosebáceo en los ⅔ externos del CAE, que como se mencionó anteriormente, es la sección que sí posee anexos cutáneos. Usualmente causado por S. aureus. (2,3)

Otitis externa crónica (OEC)

Corresponde a manifestaciones de otitis externa de más de 3 meses de evolución o más de 4 episodios de otitis externa en un año, habiendo resolución del cuadro entre un episodio y otro. Usualmente en este tipo de OE hay alguna condición subyacente que facilita la formación de la infección o proceso inflamatorio, como por ejemplo psoriasis o dermatitis atópica en el CAE, ya que el proceso inflamatorio tiende a alcalinizar el pH del conducto, lo cual predispone a la infección. (3)  Más del 50% de pacientes  que presentan OEC tiene afectación bilateral.

Hay 2 subtipos clínicos de OEC:

Seborreica: caracterizado por la deficiencia o ausencia de cerumen, y la presencia de piel seca, escamada, brillante o rojiza.

Eczematoso: Se observa “húmedo” y con eritema cutáneo.

Cabe destacar que la inflamación crónica en el CAE puede conducir a estenosis en el mismo, aumentando el riesgo aún más de desarrollar OE.

En este tipo de OE se aumenta el riesgo de infección por patógenos fúngicos, siendo más frecuente en pacientes inmunodeprimidos, diabéticos (especialmente mal controlados) y posterior a tratamiento antibiótico de largo plazo. (3)

Otitis externa maligna (OEM)

También llamada otitis externa necrotizante, es una OE agresiva, con alta morbimortalidad, caracterizada por la diseminación del proceso del CAE hacia periostio y huesos de base de cráneo de la cual es desconocida su incidencia a nivel mundial, pero se cree que es infrecuente (3,8,9). Se observa especialmente en pacientes inmunocomprometidos, pacientes adultos mayores especialmente diabéticos, portadores de enfermedades hematológicas (ejemplo: leucemia o granulocitopenia), portadores de enfermedad renal crónica o con aterosclerosis. (9)  Se ha observado que hasta un 27,8% de casos de OEM presenta comorbilidad con hipertensión arterial Su principal agente etiológico, al igual que en la OEA-D, es Pseudomonas aeruginosa (50-90%), pero otras especies de bacteria pueden causarlo, como por ejemplo Proteus spp, Klebsiella spp. y Staphylococcus aureus meticilino-resistente (SAMR), además puede estar causada por agentes fúngicos.  (8,9).

Clínica

Clínicamente, las manifestaciones de la OE pueden variar dependiendo del tipo y severidad de la patología, siendo frecuente al inicio el prurito y dolor en el oído, siendo agravados por al manipular el pabellón auricular, el trago o ambos (2,3). Usualmente el dolor es desproporcionado con respecto a lo observado por el médico al examen físico, esto debido a la irritación del periostio subyacente. Otros síntomas que puede aquejar el paciente son la otorrea, la sensación de taponamiento e hipoacusia, la cual será de transmisión. Los síntomas sistémicos como fiebre y deterioro del estado general suelen asociarse a diseminación del proceso fuera del CAE (2).

Clasificandolo por severidad, podríamos clasificar en general a la OE de la siguiente manera (2,3,8,9):

Leve: prurito, molestias leves, eritema y edema en el CAE (no oclusivo).

Moderado: oclusión parcial del CAE, se puede empezar a observar material purulento en el mismo.

Severo: Oclusión total del CAE por edema, con abundante secreción proveniente de las paredes. Acompañado por dolor severo, adenopatías y/o fiebre.

Respecto a la OEM, inicialmente el cuadro no es clínicamente diferenciable de otros tipos de otitis externa, pero usualmente al momento de consultar poseen una historia de otalgia que no ha respondido a tratamientos, con dolor severo irradiado ipsilateralmente a la cara,  usualmente nocturno en un contexto de comorbilidad que aumenta riesgo para esta otitis, siendo lo más frecuente, la comorbilidad con diabetes mellitus  (8,9). Las manifestaciones clínicas en este tipo de OE suelen  persistir por más de 1 mes, incluyendo otorrea crónica, cefalea, dolor en articulación temporomandibular, hipoacusia y compromiso de nervios craneales (disfagia, disfonía, y paralisis facial)  (9). Un hallazgo característico, que se puede observar hasta en un 14% de pacientes es la presencia de pólipos en el CAE.  (8,9)

Diagnóstico:

En estos pacientes la historia clínica y sus manifestaciones dan el diagnóstico primordialmente el dolor al retraer el trago, inflamación del pabellón auricular y edema del CAE. Es clave en la exploración física realizar una otoscopia para valorar la integridad de la membrana timpánica, si no se logra visualizar, se debe realizar pruebas de audición para descartar que el oído medio esté afectado. La revisión debe incluir el pabellón, buscar adenopatías. (3) Los síntomas como otalgia, otorrea y picazón son esenciales para el diagnóstico y mejora si se asocian signos como:  dolor a la tracción del trago, y detritos húmedos dentro del CAE, edema y eritema en CAE.  (5)

No se recomienda de manera rutinaria tomar muestra de la secreción para cultivo, esto porque suele salir contaminado por gérmenes de la flora habitual del CAE, además la terapia empírica presenta cobertura contra la etiologías predominantes. El cultivo se realiza solamente en casos refractarios al tratamiento que tenga al menos 3 meses de evolución.  (6,7)

Diagnóstico diferencial

Se debe tener un amplio diagnóstico diferencial a la hora de atender pacientes que presentan dolor y/o secreción del oído. (1,2)

Otitis media aguda (OMA): La OMA suele tener eritema que involucra la membrana timpánica, signo que también se presenta en OEA. Para poder distinguirlas cuando son similares se puede realizar una otoscopia neumática, donde se observa que la membrana tiene movilidad en caso de ser OEA o va a tener movilidad limitada o ausente en OMA. (1)

Otitis media crónica (OMC): Llamada también otitis media perforada. Este tipo de otitis suele presentar supuración a través del oído, lo que puede confundir al médico tratante con la OEA. Presenta otalgia, sin embargo su intensidad suele ser más leve con respecto a la OEA. Otros síntomas presentes solo en OMC incluyen vértigo, tinnitus e hipoacusia. En muchas ocasiones es difícil diferenciar la OE de la OMC, por lo tanto, si la diferenciación no es clara, es prudente tratar ambas afecciones. En la población pediátrica es importante considerar la otitis media con drenaje del oído por una membrana timpánica rota como parte del diagnóstico diferencial. (1,2)

Síndrome temporomandibular: Este trastorno hace referencia a un grupo de condiciones que involucran la región orofacial, divididas en aquellas que afectan los músculos masticatorios y aquellas que afectan la articulación temporomandibular (TMJ). Las características típicas incluyen dolor en la ATM, restricción del movimiento mandibular y sonidos de la ATM. En muchas ocasiones, los pacientes suelen acudir a la consulta por otalgia (sobre todo al movimiento mandibular) principalmente; también por tinnitus, vértigo o plenitud auditiva. Esto puede ocurrir porque con alguna disrupción de la ATM que genera dolor, este dolor se irradia al oído por su cercanía. Así mismo, los síntomas pueden estar relacionados a desórdenes miofasciales, ya que el oído medio y los músculos masticatorios comparten origen embriológico. Se va a diferenciar de OE por el hecho de que no existe secreción, sin embargo el dolor puede ser bastante intenso. Generalmente en este síndrome se van a observar movimientos articulares anormales, bruxismo, asimetría postural; así mismo sensibilidad de músculos masticatorios, de cuello y de hombro. (10)

Dermatosis del conducto auditivo: Existen dermatosis inflamatorias del conducto auditivo y tejido circundante que son comunes y que asemejan a la otitis externa. Entre estas tenemos dermatitis seborreica, dermatitis atópica y dermatitis de contacto. Puede presentarse eritema, descamación, edema, prurito y otalgia ocasional. (1)

Carcinoma del conducto auditivo: El cáncer del conducto auditivo externo es una afección rara. Es muy poco frecuente. Se debe considerar cuando se presenta una falla prolongada en la respuesta al tratamiento de la otitis externa; también cuando existe un crecimiento anormal de tejido en el conducto auditivo externo. Al inicio es muy difícil el diagnóstico, ya que a menudo es indistinguible de la otitis externa; es por esto que el diagnóstico de carcinoma del conducto auditivo externo a menudo se retrasa. El dolor leve y la otorrea sanguinolenta son síntomas comunes. Una lesión friable del canal auditivo con purulencia circundante es un hallazgo típico en la otoscopia. La pérdida de la audición y la parálisis facial pueden desarrollarse como signos tardíos. El diagnóstico definitivo se realiza con biopsia de la lesión o zona afectada (11, 12)

Tratamiento

El tratamiento según las guías de la Sociedad Americana de Otolaringología se enfoca  en la resolución clínica del dolor, fiebre y otorrea. (1)

Los antibióticos de elección son tópicos, dado la poca actividad de los antibióticos sistémicos en esta localidad. En hasta un 40% de los pacientes se da cobertura con antibióticos orales, no obstante el fármaco seleccionado tiene poca actividad contra P. aeruginosa y S. aureus. El tratamiento inicial de elección debe ser con tratamiento tópico que puede ser ciprofloxacino, neomicina o polimixina B.  Asociado a un esteroide tópico como la hidrocortisona o betametasona.  No existe beneficio de iniciar terapia con antibióticos sistémico dado que la concentración efectiva usando tratamiento tópico llega a ser 100 – 1000 veces más alta respecto al sistémico.  (1, 2, 3, 4) Únicamente en formas severas de OE, o en casos de complicaciones, se usa el tratamiento antibiótico en vía sistémica  (1,3,4,7,8) . Con respecto a la respuesta al tratamiento, en términos generales, debe empezar a notarse una mejoría de los síntomas entre 48-72 horas posterior a iniciado el tratamiento, mientras este se administre de manera correcta. (1)

Durante la terapia tópica  el uso de aminoglucósidos se ha presentado mayor incidencia de dermatitis de contacto respecto a las quinolonas. Especialmente en pacientes con patologías como eczema o dermatitis. Otro factor al contemplar la elección de antibiótico se tiene que tomar en cuenta el costo de la terapia y la adherencia al tratamiento, donde una fácil administración lo facilita, contemplando que la neomicina requiere aplicar 4 veces al día y la quinolona solamente dos veces al día. No obstante el precio de la quinolona es hasta 4 veces el de la neomicina. Al momento de esta revisión no existe consenso respecto a la duración del tratamiento, pero si se mantiene el intervalo de 7 – 10 días.  En casos donde el edema es importante que impide el ingreso de las gotas, se puede colocar cuidadosamente un pequeño pedazo de gasa que recorra la mayoría o totalidad del CAE. Antes de aplicar las gotas se recomienda humedecer la gasa, esta medida se menciona en la literatura, sin embargo no existe evidencia sobre ella. (1,3,4)

Es importante educar al paciente cómo aplicarse correctamente las gotas óticas y la cantidad de gotas adecuada de tratamiento, ya que respecto a este último detalle, se ha observado que los pacientes tienden a sobremedicarse cuando el dolor es intenso e inframedicarse cuando empiezan a resolver los síntomas. Las recomendaciones son las siguientes: idealmente que alguien más las coloque, estar acostado, que las gotas llenen el CAE y una vez aplicadas permanecer 3 a 5 minutos para permitir una adecuada penetración del fármaco en el CAE, además realizar ligera presión del trago. Posteriormente limpiar el exceso que salga del oído, no obstante no introducir nada para limpiar el canal pues puede causar más daño al epitelio y potencialmente agravar el cuadro. Se recomienda mantener el oído seco en la medida de lo posible y si las gotas no entran fácilmente puede requerir limpiar la obstrucción por el médico, de manera cuidadosa, evitando en la medida de lo posible erosionar las paredes del conducto auditivo.  En casos donde sea mucho el dolor, se puede realizar con anestesia tópica como por ejemplo con benzocaína o con sedación si el paciente no colabora, como por ejemplo en niños. (1)

Existe un estudio que valoró el uso de una preparación ótica con miel de abeja en pacientes con OE y eczema y logró demostrar que el efecto inhibitorio de la miel contra los patógenos es superior al uso de gotas de ácido con esteroide. La disminución de la concentración bacteriana pasó de un 3% de la solución ácida a 12.5% con las gotas de miel de abeja. Este logró disminuir el prurito y el edema, no obstante no tiene efectividad contra S. aureus.  (13)

En pacientes en que hay disrupción de la membrana timpánica (ruptura o tubos de timpanostomía) o que haya sospecha de lo mismo, no se recomienda dar tratamiento tópico con medicamentos potencialmente ototóxicos (por ejemplo, aminoglucósidos) debido al riesgo de que el mismo entre en contacto con el oído medio y especialmente el  interno, pudiendo producir hipoacusia o sordera neurosensorial. Se ha observado que en esquemas cortos de tratamiento (igual o menor a 10 días) no se aumenta el riesgo, al contrario de esquemas alargados o en tratamientos a repetición. (1)

En el abordaje analgésico, se utilizan antiinflamatorios no esteroideos o acetaminofén, ante un fallo terapéutico se puede utilizar opioides. Es raro la necesidad de analgesia parenteral. Si al paciente se le receta benzocaína ótica se debe realizar un seguimiento a las 48 horas ya que puede enmascarar la progresión del cuadro clínico. Este debe aliviar entre 48 – 72 horas  (1, 4, 14)

Estrategias de prevención implica limitar la exposición a agua estancada, retención de humedad en el pabellón auricular o CAE, remover la obstrucción del cerumen y descamación celular, además  mantener una adecuada barrera cutánea. (1,4) En pacientes con alta exposición al agua, como es el caso de nadadores, se puede utilizar gotas  de ácido acético al 2%  de manera profiláctica después de nadar o bañarse para mantener el pH bajo del CAE. El uso de tapones para oídos no es recomendado, pues si son firmes pueden generar trauma del CAE y predisponer la enfermedad (4). Otra recomendación es aplicar aire de con secadora de pelo para eliminar la húmedad residual, no obstante esto carece de estudios que lo respalden.  (4,15)

En el caso de la OEM, no hay un tratamiento o duración del mismo que sea estandarizado internacionalmente, y la duración óptima es desconocida, pero usualmente se usa tratamiento oral o endovenoso por 4-6 semanas, siendo el cultivo bacteriológico un elemento importante para determinar el antibiótico a usar. En casos que el cultivo sea negativo o se ocupe tratar empíricamente debido a declive en la condición del paciente, se podría usar ciprofloxacino sumado o no a rifampicina. Otros antibióticos que se han reportado son útiles son fluoroquinolonas de nueva generación, o cefalosporinas de tercera generación (como por ejemplo el ceftazidime). En casos en que se haya confirmado o se sospeche presencia de un organismo fúngico solo o en combinación con infección bacteriana, el voriconazol es la primera opción, debido a que cubre Aspergillus fumigatus, el cual es el agente fúngico más comúnmente aislado en la OEM. (8,9)

Pronóstico

La otitis externa aguda es una patología de buen pronóstico, esta responde a tratamiento tópico y su mejoría sintomática es entre 48 – 72 horas. (1,3) Esta se puede complicar con forunculosis del oído externo o celulitis del tejido circundante.  (16)

Mientras que la otitis maligna externa es una patología asociada a morbilidades como inmunosupresión (principalmente diabetes mellitus). Si se llega a desarrollar agrega morbimortalidad a los pacientes. Entre las complicaciones están la  parálisis facial por afectación del par craneal el cual agrega 50% de mortalidad (9), osteomielitis temporal y de la base del cráneo y  abscesos cerebrales.  Si no se trata de manera temprana la infección en la base del cráneo puede producir trombosis del seno lateral o de la vena yugular interna. Su manejo es antibioticoterapia dirigida y de larga duración.  (8,9)

Conclusión

La otitis externa es una patología común, que con un diagnóstico y tratamiento oportuno puede resolverse sin complicaciones. Su diagnóstico se realiza mediante la historia clínica y el examen físico. En la otitis externa no complicada, una limpieza adecuada, así como su respectivo tratamiento antibiótico y esteroide tópico son  suficientes para la resolución de la patología. En la otitis externa crónica, se debe velar por encontrar la causa subyacente y tratarla dirigidamente. Es vital reconocer los signos asociados con la otitis externa maligna a tiempo, para evitar mayores complicaciones. Es importante, más allá del tratamiento farmacológico, brindar educación al paciente sobre el uso del mismo y qué medidas preventivas puede tomar en el futuro para evitar nuevos episodios.

Declaración de Conflicto de interés: Los autores declaran no tener ningún conflicto de interés a la fecha del envío del manuscrito.

Declaración de Financiamiento: El trabajo se realizó con fines académicos y no contó con ningún tipo de financiamiento externo

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