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Cómo prevenir las ulceras por presión

Cómo prevenir las ulceras por presión

Las úlceras por presión suponen una gran carga de trabajo para el personal sanitario y un coste económico muy alto para su atención en el sistema de salud, así que la prevención de su aparición toma un papel clave y fundamental para minimizar recursos personales y económicos.

AUTORES:

Carmen Aguilera Pozo, M. Angels Segurado Mallafre, Ana María Camacho Garzón, Idoia Toda Nolla, M. Amelia Aran Martin, Ainhoa Cendegui Jaques, M. Teresa Puigdevall Ramo.

OBJETIVO: Aportar conocimientos sobre la prevención de úlceras por presión.

PALABRAS CLAVE: Prevencion, Ulceras por presión (UPP).

INTRODUCCIÓN:

La propia NANDA (North American Nursing Diagnosis Association) se ha hecho eco de la importancia de las úlceras por presión (UPP) y en su última revisión a actualizado los diagnósticos enfermeros referentes al “deterioro de la integridad cutánea y tisular” incorporando un diagnostico específico para las úlceras por presión (UPP), conscientes del importante rol que realiza la enfermera para prevenir y tratar este tipo de lesiones.

En este artículo se darán recomendaciones basadas en guías clínicas tras una revisión bibliográfica sobre las medidas recomendadas y utilizadas habitualmente para la prevención de las úlceras por presión.

METODOLOGÍA:

Las úlceras por presión (UPP) son áreas localizadas de necrosis del tejido que tienden a ocurrir cuando el tejido blando es comprimido entre una prominencia ósea y una superficie externa, por un período prolongado de tiempo. Se clasifican por etapas según su gravedad:

ETAPA I: Eritema persistente de la piel intacta sin una apariencia de contusión En la piel con pigmentación obscura, puede presentar con matices más obscuros que la piel adyacente. La piel puede estar más tibia o más fría, la consistencia del tejido puede ser firme y / o puede ser dolorosa.

ETAPA II: Pérdida parcial lo grueso de la piel involucra la epidermis, dermis o ambas. Puede presentarse como una ampolla llena de suero intacta o abierta / rota, o como una úlcera poco profunda húmeda o seca, sin tejido muerto o contusión.

ETAPA III: Pérdida de todo lo grueso de la piel. La grasa subcutánea puede ser visible. El hueso, tendón o músculo NO es visible o directamente palpable. El tejido muerto puede estar presente en algunas partes de la superficie de la escara.

ETAPA IV: Pérdida de todo lo grueso de la piel. El hueso, tendón o músculo expuesto es visible o directamente palpable. El tejido muerto o escara puede estar presente en algunas partes de la superficie de la escara.

Las úlceras por presión (UPP) las pueden sufrir muchas personas, las de riesgo son personas que pasan la mayor parte del día en una cama o en una silla de ruedas, personas con sobrepeso o peso insuficiente, personas con incontinencia, personas con menor sensibilidad en un área del cuerpo y personas que pasan mucho tiempo en una posición fija. Así que ante un paciente con riesgo de padecerlas se hace necesario elaborar un adecuado plan de cuidados individualizado, encaminado a disminuir y controlar los factores de riesgo. Evaluaremos el riesgo de padecerlas mediante escalas validadas (Braden, Norton, EMINA, Waterloo…)

A causa de una presión prolongada (que a veces se agrava por el roce y/o deslizamiento del paciente) sobre los tejidos de determinadas zonas de apoyo, se disminuye el suministro de sangre, de manera que no hay una oxigenación adecuada. Esto lleva a que el tejido cutáneo muera.

Prevenir las úlceras por presión es el primer paso y en la mayoría de casos se pueden evitar siguiendo una serie de medidas básicas:

Movilización y cambios posturales:

  • Deben alternarse distintas posiciones a través de cambios posturales continuos cada 2-3 horas. Además es importante realizar ejercicios de movilización pasiva durante los cambios posturales, de forma delicada para activar la circulación.
  • En personas encamadas el decúbito lateral será insinuado 30º para no poner en peligro el trocánter.
  • Utilizar almohadas y cuñas de espuma por debajo de las piernas para mantener los talones levantados. Utilizar apósitos de espuma de poliuretano no adhesiva con forma de talón permite la inspección diaria de la piel y su uso durante varios días, son la mejor opción frente a la protección tradicional con algodón y venda.
  • Colocar cojines entre las piernas para evitar el contacto directo entre prominencias óseas. No utilizar cojines en forma de flotador. Existen cojines de prevención de úlceras por presión (UPP) que hay que escoger según el nivel de riesgo y persona.
  • Mantener el cabezal de la cama lo más plano posible, levantar para comer mantener una hora y volverlo a bajar, sin levantar más de 30º.
  • Uso del colchón de espuma viscoelástica. Los colchones antiescaras reparten la presión en una superficie más ancha de apoyo.
  • Evitar el roce de las sabanas con la movilización.
  • En pacientes en silla de ruedas se les informara de que deben cambiar su peso en la silla de ruedas cada 15-20 minutos, esto aumenta el flujo sanguíneo y le quitara presión a ciertas zonas. Movimientos de lado a lado e inclinación hacia adelante de forma regular, mantener la espalda lo más recta posible, colocar cojines en zonas de apoyo evitando también cojines en forma de flotador.

Control de las zonas de riesgo:

  • Hay que observar y palpar las diferentes zonas de apoyo de 2 a 3 veces al día, haciendo especial atención a zonas con enrojecimiento, aumento de la temperatura cutánea, piel esponjosa o dura y/o erosión de las capas superiores de la piel. Detectar a tiempo este tipo de signos puede evitar que las mismas evolucionen hacia heridas muy profundas que pueden complicar el estado de salud del paciente e incluso la muerte.
  • Vigilar los dispositivos diagnósticos o terapéuticos que puedan producir presión: equipos de oxigenoterapia, sondas, Ventilación Mecánica, férulas, yesos, apósitos, tracciones, etc.

Higiene y cuidado de la piel:

El aseo y cambio de sabanas en pacientes encamados debe ser diario y en caso de existir humedad se realizaran los cambios necesarios.

  • Lavar con agua templada y jabón neutro, sin mucha fricción, enjuagar abundante y secar completamente sin frotar y evitando las toallas ásperas, aplicar hidratación con reabsorción total de la crema. Evitar la humedad sobre todo en las zonas de pliegue.
  • En pacientes con incontinencia existe doble riesgo de úlceras por presión (UPP) en este caso deben extremarse las medidas higiénicas, pudiendo utilizar en estos casos una loción limpiadora antimicrobiana no irritante y óxido de zinc para proteger la piel de las zonas expuestas a la incontinencia. También especial atención en pacientes con sudoración profusa, con drenajes, exudados, fiebre…Vigilar todos los procesos que puedan originar un exceso de humedad en la piel.
  • Uso de ácidos grasos hiperoxigenados ricos en ácido linoleico en las zonas de riesgo, en cada cambio postural y aplicado con suavidad (este acido mantiene la integridad cutánea y previene la deshidratación por la pérdida de agua a través de la piel, reforzando la función de barrera de la piel). Estos productos fortalecen, alivian y protegen la piel aumentando la oxigenación del tejido, la hidratación y la elasticidad de la piel.

Alimentación:

La alimentación debe ser rica y variada, se deben aportar diariamente alimentos ricos en proteínas y vitaminas, así como beber diariamente de 1’5 a 2 litros de líquido (agua, infusiones, zumos…). Si no se puede seguir una dieta adecuada, existe la posibilidad de recurrir a los suplementos nutricionales. En caso de déficit nutricional, se seguirá una dieta rica en calorías, proteínas o arginina, vitaminas con efecto antioxidante (A grupo B, C y E), minerales (selenio y zinc) y ácido alfalipoico. Utilizar instrumentos de valoración de riesgo nutricional (test Mini Nutricional Assessment (MNA).

Evitar:

  • Soluciones alcohólicas: secan la piel.
  • Pomadas grasas: son oclusivas, cierran los poros de la piel.
  • Masaje con cubitos de hielo o secadores de pelo: son agresivos para la piel.
  • Masaje fuerte: da origen a fuerzas de torsión que llevan a una disminución de la vascularización de los tejidos subcutáneos.

Aplicando todas estas medidas, estaremos realizando una buena prevención a la aparición de úlceras por presión.

CONCLUSIONES:

Actualmente se sabe que en el 95% de los casos la aparición de una ulcera por presión podría haberse evitado si se hubieran realizado unas correctas medidas de prevención.

La prevención es el mejor tratamiento para evitar la aparición de las úlceras por presión, por ello resulta imprescindible la implantación de conocimientos que minimicen la aparición y las posteriores complicaciones de estas lesiones, es por esta razón que formar al personal sanitario es fundamental para que estas medidas se lleven a cabo y se apliquen en los cuidados personales, cuando se detecta un paciente de riego.

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