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Priapismo. En que consiste, tratamiento y consecuencias

Priapismo. En que consiste, tratamiento y consecuencias

 

Se trata de una enfermedad que cursa con una erección no deseada, mantenida y dolorosa sin que exista excitación sexual previa. La erección se produce en los cuerpos cavernosos y no en la parte esponjosa del pene, de manera que el pene permanece erecto y el glande flácido.

AUTORES.

Mª Del Mar Domínguez Ibáñez; D.U.E.

Piedras Alba Ponce Labrador; D.U.E.

Raquel María Pino Martos; D.U.E.

PALABRAS CLAVE: Priapismo, dolor, impotencia.

INTRODUCCIÓN.

Debe su nombre a Príapo, dios griego de la fertilidad. Esta enfermedad no es exclusiva del hombre, también puede darse en mujeres con la erección dolorosa y continua del clítoris.

Se trata de una enfermedad atípica, poco frecuente, 1 de cada 100.000 hombres la padecen. Se da más en niños de entre 5-10 años y varones de entre 20-50 años.

En condiciones normales durante la excitación sexual los vasos del pene se dilatan y se expanden llenándose de sangre, esto hace que el pene se ponga erecto. Después, la sangre fluye y el pene vuelve a su estado no rígido, flácido.

El priapismo se da como consecuencia de un desequilibrio entre el flujo arterial y venosos del pene. Se pueden dar varios tipos, principalmente dos:

  • Priapismo no isquémico. También llamado de alto flujo o arterial. Se debe a un flujo arterial aumentado de modo persistente siendo el flujo venoso superior al normal pero no lo suficiente para conseguir el equilibrio. Normalmente este tipo de priapismo deja pocas lesiones, ya que al acumularse sangre oxigenada no produce isquemia en los tejidos. Suele revertir de forma más sencilla con lo que tiene mejor pronóstico para erecciones posteriores. El dolor es menos intenso que en el tipo isquémico y el pene tiene una consistencia más elástica. Si se hace una gasometría de la sangre de los cuerpos cavernosos se obtiene sangre arterial. Se debe a un trastorno neuroarterial.
  • Priapismo isquémico. También llamado de bajo flujo, éxtasis o venoso. Se debe a una obstrucción mecánica o funcional del flujo venoso produciendo un éxtasis sanguíneo con la consiguiente hiperviscosidad de la sangre. Si esta situación se mantiene, tras 12-24 horas comienza a dañarse las células de las fibras musculares lisas y endoteliales. A partir de las 48 horas se producen coágulos en los espacios cavernosos, desaparecen el endotelio, se necrosa el músculo liso, vasos y nervios, aparecen trombos y fibrosis de las trabéculas. Finalmente se produce una detumescencia del pene y lesiones irreversibles. En la gasometría se detecta hipoxia y acumulación de productos metabólicos ácidos.

CAUSAS.

Entre las causas se encuentran:

  • Idiopáticas: Es la causa más frecuente. Entre un 35-50% de los casos se dan por causa desconocida, sobre todo en la edad sexual activa. Es típico de personas con historia de erecciones prolongadas durante la actividad sexual o durante el sueño que se resuelven de forma espontánea.
  • Secundarias: es más típica de niños y ancianos.
    • Medicamentos y drogas. Se da en un 21% de los casos. Sobre todo con el uso de antihipertensivos, psicofármacos, anticoagulantes, corticoides, alcohol, marihuana.
    • Alteraciones hematológicas: En torno a un 8% causa priapismo. Destaca la anemia drepanocítica, leucemias, trombocitopenia. Se produce un acúmulo de células anómalas en los cuerpos cavernosos.
    • Causas locales: Traumatismos o neoplasias que dificultan el retorno venoso peneano. Suponen el 21 %.
    • Disfunciones neurológicas: Esclerosis múltiple, traumatismo cerebral entre otras causas que estimulan el centro de la erección cerebral o medular.
    • Enfermedades infecciosas: Parotiditis.
    • Trastornos metabólicos: Diabetes juvenil o alimentación parenteral.

TRATAMIENTO.

El tratamiento excepto en neonatos (donde se resuelve de forma espontánea sin dejar secuelas) debe hacerse de forma urgente. En ambos tipos de priapismo se trata inicialmente la causa desencadenante. Si esta medida no es efectiva o la causa es idiopática, si se trata de un caso de priapismo no isquémico se opta por la observación, puesto que el 65% de los casos revierte de forma espontánea sin dejar secuelas posteriores. En caso de priapismo isquémico  o no isquémico tras 4h de evolución, se inicia tratamiento médico y si este no es suficiente, quirúrgico.

Con respecto al tratamiento médico, éste consiste en la evacuación de la sangre acompañado o no de una inyección de un fármaco simpaticomimético de tipo alfa-adrenérgicos (fenilefrina) en los cuerpos cavernosos bajo anestesia local. La función del fármaco es la de hacer vasoconstricción limitando el flujo de sangre y dilatando aquellos vasos que llevan la sangre del pene hacia el cuerpo. Se puede repetir en varias ocasiones hasta conseguir el objetivo deseado. Como efecto secundario puede aparecer cefaleas, hipertensión arterial (HTA), taquicardia, debido al paso de la medicación a la circulación sistémica. Con estas técnicas se resuelven el 30% de los casos de priapismo isquémico.

En caso de priapismo isquémico prolongado, de 48-72 horas de evolución y tras fracasar el tratamiento médico se usa una técnica de derivación llamada SHUNT que facilita el drenaje de la sangre intracavernosa. Existen tres grados de derivación que se utilizan siempre en orden de menor a mayor complejidad y por tanto complicaciones, entre las que se encuentran fístulas uretrales y cavernositis purulenta

En casos de priapismo no tratado tras varias semanas recupera su flacidez, incluso en episodios isquémicos importantes, pero dejan lesiones peneanas como la impotencia.

Pese a no existir medidas preventivas, existen una serie de recomendaciones para evitar o al menos disminuir el número de erecciones mantenidas no deseadas, entre las que se encuentran:

  • Ir al baño de forma frecuente.
  • Baños de agua tibia.
  • Beber mucha agua.
  • No prolongar la actividad sexual.
  • Evitar consumo de tóxicos.
  • Vigilar los pacientes con anemia.

BIBLIOGRAFÍA.

  • Urología. Campbell-Walsh. 9 Edición. Patrick C. Walsh. Editorial Médica Panamericana.
  • Manual de urología general. Ernesto Fernández del Busto. Universidad de Valladolid.