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Proceso de atención de Enfermería a paciente con rotura de Ligamento Cruzado Anterior. A propósito de un caso

Proceso de atención de Enfermería a paciente con rotura de Ligamento Cruzado Anterior. A propósito de un caso

La rotura del ligamento cruzado anterior es una patología traumatológica relativamente frecuente que afecta a la movilidad y estabilidad de la rodilla. Esta condición genera, a menudo, dolor y limitaciones de movilidad y la actividad del paciente. En el presente artículo se presenta un caso clínico del proceso preoperatorio de un paciente que ingresó en planta de hospitalización para ser sometido a la reparación quirúrgica del ligamento anterior.

Proceso de atención de Enfermería a paciente con rotura de Ligamento Cruzado Anterior. A propósito de un caso

AUTORES

Rubén Yagüe Pasamón. Máster Universitario en Investigación en Ciencias de la Salud por la Universidad San Jorge. Graduado en Enfermería por la Universidad San Jorge. Profesor asociado del grado en Enfermería de la Universidad San Jorge (Zaragoza). Unidad de Hospitalización de “Medicina Interna”, Hospital Royo Villanova (Zaragoza).

Javier Anía Melón. Máster en Salud Pública por la Universidad de Zaragoza. Graduado en Enfermería por la Universidad de Zaragoza. Bloque quirúrgico, Hospital Royo Villanova (Zaragoza).

DATOS DE CONTACTO:

PALABRAS CLAVE: plan de cuidados; Enfermería; NANDA; NOC; NIC; traumatología; ligamento cruzado anterior; preoperatorio.

RESUMEN

Mediante el empleo del Proceso de Atención de Enfermería se planificaron y aplicaron, basándonos en la teoría y la evidencia científica, los cuidados de Enfermería propicios para la preparación del paciente ante la intervención: reducción del temor y la ansiedad, y control del dolor agudo generado por la lesión. Además, por su importancia en el proceso, también se plantearon intervenciones postoperatorias relativas a la recuperación funcional de la movilidad, la deambulación y la recuperación de la capacidad para la satisfacción independiente de los autocuidados afectados por el cuadro.

  1. INTRODUCCIÓN

La rodilla es una compleja estructura articular de carácter diartrosis que permite la movilidad del miembro inferior mediante movimientos de flexo-extensión de la pierna. Esta estructura posee múltiples elementos en su interior como la cápsula articular que la recubre, una cavidad articular recubierta en su interior por membrana sinovial y una serie de componentes cartilaginosos como los meniscos y ligamentosos que le dan estabilidad y permiten su adecuado funcionamiento. Dentro de estos últimos se encuentra el Ligamento Cruzado Anterior (LCA), cuya función principal es evitar el desplazamiento anterior de la tibia con respecto del fémur, confiriéndole estabilidad a la rodilla (Schünke et al., 2010).

La rotura del ligamento cruzado anterior es una patología relativamente incidente, principalmente en jóvenes deportistas entre 10 y 19 años (especialmente los que practican deportes como el fútbol, el esquí, el baloncesto y el béisbol). Existen múltiples factores de riesgo de rotura de Ligamento Cruzado Anterior (LCA) entre los que se encuentran los ambientales, anatómicos, hormonales y biomecánicos.

La rotura de Ligamento Cruzado Anterior (LCA) normalmente cursa con un ‘crujido’ durante la realización de algún tipo de actividad física, movimiento brusco o caída, inflamación de la rodilla dentro de las primeras 6 horas posteriores a la lesión, sensación de inestabilidad articular y dolor, especialmente al cargar peso en el miembro afecto. El diagnóstico de rotura de Ligamento Cruzado Anterior (LCA) se establece a través de una adecuada anamnesis, exploración física y el diagnóstico por imagen (radiografía y resonancia magnética nuclear). Su tratamiento se decidirá en función de las circunstancias del paciente y puede ser conservador, rehabilitación o tratamiento quirúrgico (Márquez et al., 2009).

  1. PRESENTACIÓN DEL CASO CLÍNICO

Varón de 23 años. Atendido en el servicio de traumatología de consultas externas por dolor persistente en rodilla izquierda que se incrementa sustancialmente con la movilización. El paciente ingresa de forma programada para ser intervenido al día siguiente de rotura de Ligamento Cruzado Anterior (LCA). A su llegada, observamos que el paciente deambula con ayuda de una muleta por la dificultad y el dolor que le supone la movilización de la rodilla sin ayudas técnicas.

Tras su recepción por parte del equipo de Enfermería, realizamos la anamnesis y la exploración física y valoramos al paciente utilizando el modelo de las 14 necesidades humanas básicas de Virginia Henderson.

Anamnesis: Paciente sin alergias medicamentosas ni alimentarias, ni Reacciones Adversas a Medicamentos datadas. No antecedentes personales médicos y quirúrgicos de interés. No es hipertenso ni diabético. Vive solo. La patología actual le genera incapacidad para la realización de algunas tareas básicas e instrumentales de la vida diaria.

Exploración física: Buen estado general. Peso 62 kilogramos, talla: 185 centímetros. Índice de Masa Corporal (IMC)= 18,11 (normopeso). Puntuación en escala de Barthel = 90 (dependencia leve para actividades de la vida diaria). Puntuación en escala Norton modificada = 18 puntos (mínimo riesgo de padecer úlceras por presión). Frecuencia cardiaca: 62 latidos por minuto; frecuencia respiratoria: 14 respiraciones por minuto. Tensión arterial: 112/76 mmHg. Saturación de oxígeno basal: 100%. Temperatura: 36,1ºC. Escala Visual Analógica (EVA)= 5 puntos.

  1. VALORACIÓN SEGÚN LAS CATORCE NECESIDADES BÁSICAS DE SALUD DE VIRGINIA HENDERSON.

Respirar normalmente: El paciente tiene una respiración adecuada, eupneica, y eficaz, reflejada en los valores de la pulsioximetría (100%). Respiración adecuada sin ruidos respiratorios anómalos objetivables a la auscultación. Frecuencia cardiaca normal, con pulsos periféricos rítmicos y perfusión hística general adecuada (tiempo de relleno de lecho capilar inferior a 2 segundos).

Comer y beber adecuadamente: Ausencia de problemas nutricionales por exceso o defecto objetivado por IMC= 18,11 (normopeso). Buen estado de la piel. El paciente come una dieta normal y variada y refiere consumir entre 2 y 3 litros de agua diarios

Eliminar los desechos corporales: Continencia urinaria y fecal. Ritmo deposicional normal (1-2 veces al día). No diarrea ni estreñimiento. No refiere nicturia.

Moverse y mantener una posición deseable: El paciente refiere que después de la lesión tiene problemas de movilidad, que causan una importante intolerancia al ejercicio físico derivado del dolor. El paciente realizaba deporte diariamente y actualmente tiene que limitar cualitativa y cuantitativamente su actividad física.

Dormir y descansar: El paciente presenta un estado de vigilia adecuado, refiere dormir adecuadamente, no tiene alteraciones del sueño, y si aparecen puntualmente se corrigen autónomamente.

Elegir ropas adecuadas, vestirse y desvestirse: El paciente es autónomo para la realización de estas actividades aunque presenta ciertos problemas, dado que la ropa de la que dispone hace que tenga que realizar movimientos de flexión / extensión / abducción / aducción o circunducción tanto para ponérsela como para quitársela. Esta situación la soluciona sentándose y poniéndose o quitándose la ropa con cuidado.

Mantener la temperatura corporal: El paciente presenta una temperatura axilar de 36,1ºC al ingreso, manteniendo la temperatura en todo momento dentro de los valores fisiológicos.