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El rechazo a la vacunación, ¿es necesaria obligatoriedad vacunal?

  • La desconfianza hacia las farmacéuticas. Muchos argumentan que las vacunas a pesar de ser ineficaces o peligrosas se han implantado porque el sistema capitalista defiende los intereses económicos de las compañías farmacéuticas. Esta situación es claramente falsa, ya que las vacunas no son ni mucho menos el medicamento que más dinero hace ganar a las farmacéuticas. Primero, porque sólo se ponen una o pocas veces en la vida, y segundo, porque cuando la enfermedad se consigue erradicar se deja de vacunar. Los laboratorios farmacéuticos ganan dinero evidentemente, pues de lo contrario sería un negocio inviable, pero una vacuna está muy lejos de la rentabilidad económica de, por ejemplo, los medicamentos para las enfermedades crónicas como la hipertensión o la diabetes (4).

Además, si hubiera la más mínima sospecha de ello de una conspiración de las farmacéuticas, estados como Corea del Norte, Cuba y otros países islámicos no las aprobarían y se ahorrarían costes, en cambio tienen un calendario vacunal muy similar al nuestro.

  • Que son muy pequeños para recibir tantas vacunas. La edad de vacunación ideal de vacunación depende de la maduración del sistema inmunitario del niño. Si la vacuna se pone demasiado pronto, a veces no son efectivas porque el sistema inmunitario del bebe todavía no se ha desarrollado. Si la vacuna se pone demasiado tarde, aumenta el riesgo de que el niño haya podido enfermar antes de vacunarlo. Por ello, los calendarios de vacunación están estructurados de la manera más óptima y son muy similares en todos los países, aún con sus pequeñas variaciones (15).
  • Que es mejor la inmunización natural tras padecer la enfermedad que adquirirla mediante vacuna. Esto es falso, ya que la respuesta inmunitaria que producen ambas es prácticamente idéntica, con la ventaja de que las vacunas no causan la enfermedad y no exponen por tanto a posibles complicaciones de ésta (13).
  • Padres que alegan conocer a gente de su círculo cercano que no han vacunado a sus hijos y no les ha ocurrido nada. Esto se produce por la llamada “protección de rebaño”, que consiste en que las personas vacunadas proveen de protección indirecta a los sujetos no vacunados, ya que la vacunación masiva de la población impide la propagación de las enfermedades. Aunque esta protección grupal no es algo que ocurra con todos los patógenos, en el tétanos, por ejemplo, está ausente (3).

Esta situación de inmunidad grupal no se podrá mantener si la gente empieza a no vacunarse, ya que de nuevo volverían a tener lugar múltiples epidemias.

Todas estas posturas “antivacunas” son consecuencia, irónicamente, del éxito de los programas de vacunación, debido a que producen una disminución de la incidencia de estas enfermedades, y como resultado una pérdida del miedo a las enfermedades.

Y es que parece ser que en los últimos años ha predominado más la desinformación de los grupos antivacunas (16), que la información verídica y real sobre la vacunación, como se puede ver en el artículo Carrasco-Garrido et al. (17), donde se comprobó cómo entre 1993 y 2003 el conocimiento de las familias sobre la vacunación se había reducido de manera estadísticamente significativa.

– Obligatoriedad de la vacunación

A raíz de los recientes brotes de sarampión en niños no vacunados en Estados Unidos, o la muerte por difteria de un niño no vacunado en Olot, muchas autoridades sanitarias se han planteado la obligatoriedad de la vacunación (18).

En el caso de España la vacunación no es obligatoria, sino recomendada, ya que la legislación española protege la capacidad de decisión de los padres y no obliga al cumplimiento del calendario vacunal (19). Existen excepciones que ponen límite a la autonomía de los padres y obligan a vacunar a los niños, como aquellas situaciones que puedan suponer un riesgo para la vida del niño, o cuando exista un grave peligro para la salud pública, como por ejemplo si hubiese una epidemia (20).

Esto es algo que ya sucedió en un barrio de Albayzín (Granada) en 2010, dónde había un importante sector de padres con estilo de vida naturista que se habían negado a vacunar a sus hijos, y ante un grave brote de sarampión se recurrió vía judicial a la vacunación obligatoria (3, 21).

Otras estrategias, se basan en convertir el rechazo a la vacunación en un hecho socialmente mal visto, o incluso no aceptado a nivel institucional, por ejemplo retirando las ayudas de escolarización a padres que no vacunan a sus hijos (algo que ya ocurre en Australia y algunos estados de EE.UU.) (3).

La negativa de los padres a vacunar a sus hijos presenta un conflicto de intereses entre el derecho de los padres a criar a sus hijos según sus creencias y el derecho de la sociedad a que se proteja su salud. Esta fina línea ha provocado, en múltiples ocasiones, la oposición de los padres a la obligatoriedad de la vacunación, que argumentan que el gobierno no debería inmiscuirse en ningún caso en la libertad que un padre tiene para elegir el tipo de cuidados que quiere para sus hijos (22).

Esta situación coloca a pediatras y enfermeras en una situación complicada. Los profesionales sanitarios tienen la obligación científica, ética y deontológica de recomendar la vacunación. El profesional sanitario no debe entrar en conflicto con los padres que rechazan la vacunación para sus hijos, sino que ha de ser capaz de negociar y, si los padres rechazan una vacuna en concreto, dialogar para que el niño reciba otras, o la reciba más adelante (23).

El profesional sanitario ha de proporcionar información verídica, actualizada y contrastada que resuelva las dudas y preocupaciones de los padres, contrarrestando la información errónea y confusa que les llega por otros medios, pero al mismo tiempo siendo sincero ante los posibles efectos secundarios que la vacuna pudiera ocasionar (24). Para ello, debe de estar bien informado y concienciado sobre la importancia de la vacunación, y conocer las creencias y temores de los padres que rechazan la vacunación (25). Ya que la vacunación debe ser aplicada de forma libre, voluntaria e informada, y no debe ser analizada de forma aislada, sino en relación con el riesgo que implica no aplicarla.

CONCLUSIÓN

La vacunación obligatoria quizá provocaría un efecto contraproducente de oposición por parte de muchos padres al sentir coartada su libertad por la imposición del Estado. La cuestión principal de este tema no es tanto si la obligatoriedad vacunal es necesaria, ya que a día de hoy la cobertura vacunal en España es casi total, y los llamados movimientos antivacunas no están organizados y son sólo grupos aislados.

Sino que lo importante es la información que se transmite a la población al respecto de este tema, aclarando los mitos y creencias erróneas, remarcando los muchos beneficios de las vacunas, pero contraponiéndolos a los posibles riesgos y frecuencia de éstos. Se debe dejar sobre los padres la elección de vacunar o no a sus hijos, poniendo a su disposición toda la información necesaria al respecto (veraz y científicamente comprobada). Ya que la obligatoriedad de vacunar sólo debería extenderse a aquellos casos en los que el niño está en riesgo grave de enfermar o bajo alertas de salud púbica.

BIBLIOGRAFÍA

1.                 Poland, GA, Jacobson, RM. The Age-Old Struggle against the Antivaccinationists. New England Journal of Medicine. 2011; 364(2), 97-99.

2.                 López Santamaría MA. Los movimientos antivacunacion y su presencia en internet. Ene, Revista de Enfermería. 2015; 9(3).

3.                 Trilla A. Vacunación sistemática: convencidos, indecisos y radicales. Med Clin. 2015; 145(4).

4.                 Romero MM, Diz SM, Iglesias FG. ¿Por qué los padres no vacunan a sus hijos? Reflexiones tras un brote de sarampión en un barrio de Granada. Anales de Pediatría. 2011; 75(3): 209-210.

5.                 Mouzo Quintáns J, Sevillano EG. Un niño de olot no vacunado, primer caso de difteria en España desde 1987. El País. 2 Jun 2015. [Consultado 30 Abril 2017]. Disponible en: http://ccaa.elpais.com/ccaa/2015/06/02/catalunya/1433255972_743084.html

6.                 Wakefield AJ, et al. Ileal-lymphoid-nodular hyperplasia, non-specific colitis and pervasive developmental disorder in children. Lancet.1998; 351: 637-41.

7.                 Bayas J. Hablemos de las vacunas desde la ciencia y el conocimiento. Documento de consenso de sociedades y asociaciones científicas frente a la “desinformación” sobre las vacunas. Vacunas. 2011; 12(4): 160-161.

8.                 Benedicto AS. La supuesta asociación entre la vacuna triple vírica y el autismo y el rechazo a la vacunación. Gaceta Sanitaria. 2012; 26(4): 366-371.

9.                 Díaz A. El fraude de las vacunas y el autismo se organizó por dinero. El Mundo. 12 Ene 2011. [Consultado 30 Abril 2017]. Disponible en: http://www.elmundo.es/elmundosalud/2011/01/12/noticias/1294819509.html

10.               Jacobson RM, Targonski PV, Poland GA. A taxonomy of reasoning flaws in the anti-vaccine movement. Vaccine. 2007; 25(16): 3146-52.

11.               Katta A. A postmodern Pandora’s box: Anti-vaccination misinformation on the Internet. Vaccine. 2010; 28(7): 1709-16.

12.               Jefferson T, et al. Selective quotation of evidence in vaccines research. Lancet. 2004; 363(9422): 1738-3.

13.               de Lejarazu RO, Tamames S. Vacunación antigripal. Efectividad de las vacunas actuales y retos de futuro. Enferm Infecc Microbiol Clin. 2015; 33(7): 480-490.

14.               Guadarrama-Orozco JH, Vargas-López G, Viesca-Treviño C. Decisiones de los padres que no arriesgan la vida de sus hijos, pero que los exponen a daños serios: no a las vacunas. Boletín médico del Hospital Infantil de México. 2015; 72(5): 353-357.

15.               Offit PA, et al. Addressing parents’ concerns: Do multiple vaccines overwhelm or weaken the infant’s immune system?. Pediatrics. 2002; 109(1): 124-9.

16.               Wolf M, Sharp L, Lipsky M. Content, and design attributes of antivaccination web sites. JAMA. 2002; 287(24): 3245-8.

17.               Carrasco-Garrido P, de Miguel AG, Barrera VH, del Pozo SV, Jiménez-Trujillo I, Jiménez-García R. Conocimientos de los padres españoles sobre la vacunación de sus hijos durante la década 1993-2003. Datos por comunidades autónomas. Vacunas. 2006; 7(4): 144-150.

18.               Offit P, Salisbury D. Childhood vaccination: Should it be mandatory?. BMJ. 2012; 344: e2434.

19.               Marès J, Arbolave D, Moreno-Pérez D. Calendario de vacunaciones de la Asociación Española de Pediatría: recomendaciones 2011. An Pediatr (Barc). 2011; 74(2):132-59.

20.               Martínez-Diz, S., et al. Demandas y expectativas de padres y madres que rechazan la vacunación y perspectiva de los profesionales sanitarios sobre la negativa a vacunar. Anales de Pediatría. 2014; 80(6): 370-378.

21.               López B, et al. Spotlight on measles 2010: An ongoing outbreak of measles in an unvaccinated population in Granada, Spain, October to November 2010. Euro Surveill. 2010; 15(150):17-20.

22.               Galán I.R., et al. Recomendaciones para la toma de decisiones ante la negativa de los padres a la vacunación de sus hijos: análisis ético. Anales de Pediatría. 2013; 79(1): 50.e1-50.e5.

23.               Healy CM, Pickering LK. How to communicate with vaccine-hesitant parents. Pediatrics. 2011; 127(1): S127-3.

24.               Walther S. A parent’s decision on immunization: making the right choice. Pediatrics. 2011; 127(1): S5-8.

25.               Gust DA, et al. Parents with doubts about vaccines: which vaccines and reasons why. Pediatrics. 2008; 122(4): 718-725.