Eevisión bibliográfica sobre el manejo anestésico durante el embarazo y el trabajo de parto en pacientes con drepanocitosis
Autora principal: Laura Blasco Muñoz
Vol. XVIII; nº 4; 160
Bibliographic review on anesthetic management during pregnancy and labor in patients with sickle cell disease
Fecha de recepción: 22/01/2023
Fecha de aceptación: 21/02/2023
Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XVIII. Número 4 Segunda quincena de Febrero de 2023 – Página inicial: Vol. XVIII; nº 4; 160
Autores: Blasco Muñoz, Laura; Nasarre Puyuelo, Marta; Sainz Pardo, Alberto; Tejedor Bosqued, Alba; De Miguel Garijo, Raquel; Hormigón Ausejo, Mariana; Lou Arqued, Víctor.
Centro de Trabajo actual: Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza, España
Resumen
La drepanocitosis o enfermedad de células falciformes es la enfermedad genética más común a nivel mundial. Se trata de una hemoglobinopatía estructural de herencia autosómica recesiva, con potencial de afectación multiorgánica, que asocia importante morbimortalidad. Su prevalencia en países occidentales está aumentando debido a los fenómenos migratorios. La hemoglobina anómala que se genera, conocida como hemoglobina S (HbS), en situaciones de hipoxia adquiere una conformación rígida que deforma al hematíe hasta adoptar una característica forma de hoz, lo cual favorece su adherencia al endotelio y la oclusión de vasos de pequeño calibre. Las complicaciones de esta enfermedad derivan, por tanto, de fenómenos de isquemia-reperfusión o infartos establecidos en cualquier órgano o sistema.
Durante el embarazo de pacientes afectadas de drepanocitosis existe un mayor número de complicaciones maternofetales, con aumento de la morbimortalidad para ambos, debido a los cambios fisiológicos propios de dicho proceso. Así mismo, cualquier intervención quirúrgica así como algunas técnicas anestésicas también pueden favorecer la aparición de complicaciones. Por lo tanto, la anestesia de la paciente obstétrica con drepanocitosis supone un reto para el anestesiólogo, que debe conocer la fisiopatología y el manejo de las complicaciones propias de este tipo de pacientes, así como las consecuencias que pueden tener las distintas técnicas anestésicas, analgésicas o de monitorización que realice.
Palabras clave: drepanocitosis, embarazo, anestesia, hemoglobinopatía, crisis vasooclusivas, dolor, parto.
Abstract Sickle cell disease is the most common genetic disease worldwide. It is a structural hemoglobinopathy of autosomal recessive inheritance, with the potential for multi-organ involvement, which is associated with significant morbidity and mortality. Its prevalence in developed countries is increasing due to migratory phenomena. The abnormal hemoglobin that is generated, known as hemoglobin S (HbS), in situations of hypoxia acquires a rigid conformation that deforms the red blood cell until it adopts a characteristic sickle shape, which favors its adherence to the endothelium and the occlusion of small-caliber vessels.
The complications of this disease derive, therefore, from ischemia-reperfusion phenomena or infarcts established in any organ or system.During the pregnancy of patients affected by sickle cell disease, there is a greater number of maternal-fetal complications, with increased morbidity and mortality for both, due to the physiological changes inherent to the process. Likewise, any surgical intervention as well as some anesthetic techniques can also favor the appearance of complications. Therefore, the anesthesia of the obstetric patient with sickle cell disease is a challenge for the anesthesiologist, who must know the pathophysiology and management of the complications typical of this type of patient, as well as the consequences that the different anesthetic, analgesic, or monitoring techniques could carry out.
Keywords: sickle cell disease, pregnancy, anesthesia, hemoglobinopathy, vaso-occlusive crisis, pain, delivery.
Declaración de buenas prácticas:
Los autores de este manuscrito declaran que:
Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses
La investigación se ha realizado siguiendo las Pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El manuscrito es original y no contiene plagio.
El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista.
Han obtenido los permisos necesarios para las imágenes y gráficos utilizados.
Han preservado las identidades de los pacientes
Materiales y métodos
Se ha realizado una búsqueda bibliográfica general sobre la drepanocitosis, sobre las consideraciones anestésicas en relación a esta enfermedad y más específicamente, sobre el manejo de la anestesia obstétrica en pacientes con esta patología. La búsqueda se ha realizado en las bases de datos Pubmed y Cochrane. La búsqueda se ha realizado utilizando la unión de palabras clave a través de operadores booleanos, incluyendo aquellos artículos cuyo contenido se ajusta al objetivo de dicha revisión.
Introducción:
La drepanocitosis es una enfermedad de herencia autosómica recesiva, con potencial afectación multiorgánica, cuyas manifestaciones clínicas son consecuencia de una hemoglobinopatía estructural. Es la enfermedad genética más común a nivel mundial; según datos de la OMS, se estima que existen unos 25-30 millones de personas con drepanocitosis en el mundo, el 95% de ellas, originarias de África Subsahariana, aunque debido a los fenómenos migratorios, cada vez está más extendida su distribución alrededor del mundo (1).
Esta patología se produce como consecuencia de una alteración genética que hace que se codifique una cadena de hemoglobina anómala, conocida como hemoglobina S (HbS). Este cambio conlleva que el hematíe que posee dicha hemoglobina aberrante, en situaciones de hipoxia, adquiera forma de hoz. Dicha conformación aumenta la adherencia del hematíe al endotelio vascular y favorece la obstrucción de vasos de pequeño calibre, originando crisis vasooclusivas, lesiones por isquemia-reperfusión en los tejidos y en casos más graves, infartos. También la forma aberrante hace que el eritrocito sea eliminado precozmente por el sistema reticuloendotelial, causando anemia crónica.
En pacientes embarazadas con drepanocitosis se ha descrito un aumento significativo del riesgo de complicaciones y de morbimortalidad maternofetales, tales como abortos, partos prematuros, crecimiento intrauterino retardado o preeclampsia. Además, los cambios fisiológicos propios que ocurren durante el embarazo, trabajo de parto y puerperio (altas demandas metabólicas, estado de hipercoagulabilidad, éstasis venoso, anemia…) pueden aumentar en número y gravedad las complicaciones propias de la drepanocitosis (2).
Discusión:
La drepanocitosis, también conocida como enfermedad de células falciformes, es una enfermedad genética autosómica recesiva que condiciona la formación de cadenas de hemoglobina HbS estructural y funcionalmente anómalas. Es la enfermedad genética más común a nivel mundial, con alrededor de 25-30 millones de casos en total, 95% de ellos originarios de África Subsahariana, aunque a medida que los fenómenos migratorios son más frecuentes, esta patología está ampliando igualmente su distribución a lo largo del mundo. En las últimas décadas, la esperanza de vida ha aumentado, situándose actualmente entre los 40 y los 60 años de edad (1).
La electroforesis de hemoglobinas de un individuo adulto hematológicamente sano es mayoritaria para la hemoglobina A (HbA, supone el 96-97% de la hemoglobina total del individuo) que está formada por dos cadenas alfa y dos cadenas beta. En menor medida, existe en torno a un 2.5% de hemoglobina A2 (HbA2), formada por dos cadenas alfa y dos cadenas delta, y un 1.5% de hemoglobina fetal (HbF), formada por dos cadenas alfa y dos cadenas gamma. La HbS está formada por dos cadenas alfa y dos cadenas anómalas, que surgen por una mutación en el gen responsable de la cadena beta, situado en el cromosoma 11, lo cual condiciona un cambio de un ácido glutámico por valina, cambiando la carga eléctrica y las propiedades estructurales y funcionales de toda la proteína (3).
Las manifestaciones clínicas de esta enfermedad varían en número y gravedad según sea el componente genético del individuo. Así, el cuadro clínico completo de la drepanocitosis solo se manifiesta con carácter autosómico recesivo, y por tanto, solo lo padecerán los individuos que reciban los dos alelos (materno y paterno) mutados; estos individuos tendrán una composición de 75-90% de HbS y un 5-15% de HbF.
En caso de que solo se transmita un alelo mutado, se dice que el paciente posee un rasgo drepanocítico o falciforme, su composición electroforética será de un 34-40% de HbS y el resto será HbA; solo presentan clínica en situaciones de hipoxia muy severa, cardiopatías cianosantes o intoxicaciones etílicas graves. Existen fenotipos de gravedad variable en aquellos individuos que solo poseen un alelo con la mutación de la drepanocitosis pero que han heredado con el segundo alelo una mutación para otra hemoglobinopatía diferente, siendo las asociaciones más comunes las talasemias (mayor riesgo de osteonecrosis y dolores óseos) y la mutación que produce HbC (en general, manifestaciones menos graves) (1 y 3).
El cuadro clínico que presentan los pacientes con drepanocitosis viene derivado fundamentalmente de dos fenómenos: la oclusión de vasos sanguíneos por los hematíes aberrantes y la destrucción temprana de dichos hematíes. En ambientes con una presión parcial de oxígeno baja (PaO2 menor de 40-50mmHg) y disminución del pH, la HbS, a diferencia de otros tipos de hemoglobinas, se transforma en un polímero rígido e insoluble, lo cual causa una deformación típica y patognomónica de esta enfermedad en el hematíe, que adopta una forma de hoz o media luna rígida.
Estos hematíes aberrantes, además, tienen aumentada su adherencia al endotelio, por lo que atraviesan con mayor dificultad la microcirculación, lo cual hace que, en situaciones de hipoxemia y acidosis se puedan producir trombos y las consiguientes lesiones por isquemia-reperfusión o infartos establecidos. Por otro lado, los hematíes aberrantes sufren una destrucción temprana disminuyendo su vida media a 10-12 días, siendo la normal, 120. La destrucción es mayor que la capacidad regenerativa de la médula ósea, por lo que se produce una anemia crónica hemolítica (hemosiderosis e hiperbilirrubinemia) con presencia de muchas formas jóvenes o reticulocitos en sangre. (1 y 2)
La afectación de la drepanocitosis puede darse a nivel de cualquier órgano o sistema (úlceras vasculares, ictus, infartos pulmonares, infartos renales, colelitiasis, necrosis avascular, sepsis…) (2). Son características las conocidas como crisis vasooclusivas, que son episodios de dolor isquémico producidos por la oclusión de vasos sanguíneos. Estas crisis suelen tener como desencadenantes aquellas situaciones que fomentan la hipoxemia y la acidosis, como pueden ser la deshidratación, la fiebre, la hipoxia, el frío o el éstasis vascular.
Habitualmente requieren de hospitalización para control analgésico y valoración de daño orgánico permanente. Las afectaciones pulmonar y neurológica, seguidas de la renal, son las que más morbimortalidad causan en estos pacientes; en numerosas ocasiones, los eventos mortales no ocurren en el contexto de un fracaso orgánico crónico, sino que suele darse en exacerbaciones o episodios agudos de crisis vasooclusivas (4). Es característica de la drepanocitosis un tipo de afectación pulmonar con elevada mortalidad (en torno al 10%) conocida como síndrome torácico agudo, que se define como una infiltración lobar de nueva aparición junto con fiebre mayor de 38.5ºC, dolor torácico y distrés respiratorio (3). También estos pacientes presentan una alta susceptibilidad a padecer infecciones graves debido fundamentalmente a alteraciones en los niveles IgM e IgG y en el proceso de opsonización (1 y 5).
Actualmente existen pocos tratamientos para esta patología y el único curativo es el trasplante de células hematopoyéticas, muy poco empleado salvo casos extremos debido a su complejidad y morbilidad asociada. La mayoría de los tratamientos tienen como finalidad paliar síntomas en base a disminuir la proporción de HbS y aumentar la proporción de hemoglobina circulante normal o fetal. La hidroxiurea es el único tratamiento farmacológico aprobado por la Food and Drug Administration y por la Agencia Europea del medicamento para el tratamiento de niños y adultos con drepanocitosis (1), su principal efecto es el aumento de concentración de HbF, disminuyendo la clínica y las complicaciones propias de esta patología.
Las transfusiones sanguíneas son la otra opción de tratamiento existente y juegan un papel importante en el tratamiento y la prevención tanto de las crisis como de las complicaciones más crónicas, pero su uso es complejo y necesita de una valoración exhaustiva e individualizada. Los beneficios potenciales de una transfusión se deben al aumento de Hb total, mejoría en la oxigenación tisular, aumento de la proporción de HbA y disminución de la eritropoyesis de HbS; lo que en principio, detiene en parte la cascada fisiopatológica de la enfermedad.
Sin embargo, en pacientes con drepanocitosis existen mayores y más graves complicaciones asociadas a la transfusión sanguínea, entre las que se hallan el empeoramiento de las crisis vasooclusivas por hiperviscosidad sanguínea (en general, se recomienda un nivel de hemoglobina máximo entre 10-12g/dL), la sobrecarga de hierro, frecuentes reacciones transfusionales por isoinmunidad (ocurren en torno a un 30% de las ocasiones, frente a un 2-5% comparándolo con el global de pacientes), reacciones transfusionales tardías y mayor riesgo de transmisión de enfermedades infecciosas. Se pueden realizar transfusiones simples o recambios transfusionales en función de la gravedad.
Debido a todo ello, existen usos más acotados y específicos para las transfusiones en estos pacientes que en la población general: están indicadas en el tratamiento de isquemias agudas, síndromes torácicos agudos, fracaso multiorgánico agudo, anemia sintomática, reticulocitopenia, hemorragia o hemólisis grave. En obstetricia, junto con las indicaciones generales, se emplean en preeclampsias que no mejoran tras la finalización del embarazo; además, está descrito, aunque su uso es controvertido, el empleo de transfusiones profilácticas en pacientes obstétricas de muy alto riesgo (morbimortalidad previa, número elevado de gestaciones, comorbilidad asociada…), cuya finalidad es mantener una HbS entre 35-40% y unos niveles de Hb total entre 9 y 11g/dL (5, 6 y 7)
El embarazo es una situación de riesgo para las pacientes afectas de drepanocitosis. La morbimortalidad materna y perinatal está significativamente aumentada en estas pacientes, los últimos datos indican una mortalidad materna en torno al 1-3% y una perinatal de entre el 1 y el 8% (6); así mismo, existe un aumento significativo de casos de crecimiento intrauterino retardado, prematuridad, abortos y patología placentaria (preeclampsia, eclampsia desprendimiento…) (2). Además de complicaciones puramente obstétricas, se estima que en torno a un 50% de las pacientes presentará al menos una crisis vasooclusiva durante el embarazo (2 y 8), siendo estas más frecuentes durante el tercer trimestre.
Los cambios fisiológicos propios del embarazo, parto y puerperio inmediato son la causa de este aumento de morbimortalidad, ya que por sí mismos exacerban las condiciones propicias para desarrollar complicaciones drepanocíticas. Son, entre otros, la anemia fisiológica, el aumento de consumo de oxígeno, el éstasis vascular, el compromiso del retorno venoso por compresión de la vena cava, un estado de hipercoagulabilidad o un cierto compromiso de la función del sistema inmunitario (2).
Debido a todo lo anterior, en estas pacientes se recomienda realizar prevención farmacológica con ácido acetilsalicílico 100mg cada 24h desde el inicio del segundo trimestre hasta 5-10 días antes de la fecha esperada de parto por el riesgo aumentado de preeclampsia y, además, en pacientes con alto riesgo trombótico o durante cualquier ingreso hospitalario, se recomienda realizar tromboprofilaxis con HBPM o heparina no fraccionada, sabiendo que puede retrasar las técnicas analgésicas o anestésicas neuroaxiales en el momento del parto.
El manejo anestésico de las pacientes embarazadas con drepanocitosis es un reto, no solo por el riesgo inherente que presentan, como se ha comentado previamente, sino que además, las intervenciones analgésicas, anestésicas y, en caso necesario, quirúrgicas, también pueden desencadenar crisis vasooclusivas u otro tipo de complicación relacionada con esta patología.
Estas pacientes deberán ser evaluadas preoperatoriamente de forma obligada, habitualmente en el tercer trimestre, pero si son de alto riesgo, se estudiarán de forma precoz (6). En esta evaluación, será necesario realizar, además de lo habitual, una valoración tanto del daño orgánico crónico como de la frecuencia e intensidad de las últimas agudizaciones de la drepanocitosis, mediante la anamnesis, la exploración física y las pruebas complementarias que se consideren necesarias. El propósito es establecer un plan anestésico y anticiparse a las posibles complicaciones perioperatorias en función del riesgo individual de cada paciente. Será recomendable además establecer un equipo multidisciplinar con el resto de especialidades implicadas (obstetricia, hematología, pediatría).
Las principales complicaciones ocurren durante el trabajo de parto y el puerperio inmediato, sin embargo, pueden darse a lo largo de todo el embarazo (6). Las más frecuentes son las crisis vasooclusivas, aunque también pueden ocurrir en no pocos casos picos febriles, hemólisis, efectos tromboembólicos y síndromes torácicos agudos. Todas ellas presentan una serie de factores precipitantes comunes: la hipoxia, la hipotermia, la acidosis, la deshidratación, los procesos infecciosos y el dolor. Por lo tanto, el objetivo general del manejo anestésico y analgésico de estas pacientes será evitar estas situaciones desencadenantes: adecuada oxigenación, mantenimiento de la temperatura corporal, balance del equilibrio ácido-base, adecuada hidratación oral o intravenosa, analgesia y tratamiento antibiótico y antipirético precoz (6 y 7).
Las crisis vasooclusivas no solo son las complicaciones más frecuentes, sino que en muchos casos, son el precedente de otra complicación más grave que puede prevenirse si se tratan las crisis de forma efectiva y precoz (7). En todos los casos, será necesario un ingreso hospitalario para control del dolor, vigilancia de la evolución y posibles daños orgánicos asociados.
Se deben identificar y tratar los desencadenantes y se recomienda administrar fluidoterapia oral o intravenosa y oxigenoterapia suplementaria. El tratamiento analgésico debe ser agresivo y habitualmente se basa en opioides e incluso técnicas de analgesia locorregional o neuroaxial (8). En casos muy severos o en pacientes complejas cabe plantear la transfusión como opción terapéutica, ya que detiene la cascada fisiopatológica.
Salvo contraindicación obstétrica, en principio, el parto se desarrollará por vía vaginal, pero existen algunos casos de pacientes con importante comorbilidad donde se podrá plantear junto con el equipo multidisciplinar la posibilidad de realizar una cesárea electiva.
Durante el periodo de dilatación y trabajo de parto de pacientes con drepanocitosis se deben realizar medidas preventivas de crisis drepanocíticas por ser el periodo de mayor riesgo de aparición de las mismas. Se recomienda el uso de oxigenoterapia para mantener una saturación de oxígeno por encima de 94-95%, aplicar calor activo y administrar fluidoterapia intravenosa de mantenimiento si no es posible la vía oral por protocolos internos de ayunas perioperatorias. Puesto que el dolor es otro factor precipitante de complicaciones drepanocíticas, la analgesia epidural en estas pacientes está altamente recomendada de forma precoz (salvo contraindicaciones habituales) por ser el gold standard en la analgesia de parto.
Es una técnica segura que presenta grandes beneficios; además del alivio del dolor, produce cierto grado de bloqueo simpático (que al causar vasodilatación, mejora el flujo sanguíneo y la perfusión de las zonas bloqueadas), descenso de catecolaminas y disminución del consumo de oxígeno de la paciente (2, 6 y 8). Se debe intentar mantener una presión arterial media adecuada para preservar la perfusión en las zonas no bloqueadas así como evitar un bloqueo medular alto que pueda comprometer a músculos respiratorios y pueda derivar en hipoxia, ya que ambos factores serían posibles desencadenantes de una crisis; para ello, conviene utilizar dosis ajustadas de anestésicos locales.
En caso de que las técnicas neuroaxiales estuvieran contraindicadas, se deberán emplear protocolos de analgesia basada en opioides como el remifentanilo, teniendo en cuenta que muchas de estas pacientes presentan tolerancia a este tipo de fármacos (6).
Una cesárea puede ser tanto electiva como urgente o emergente en un proceso de parto que sufre algún tipo de complicación. En general, se recomienda emplear una anestesia neuroaxial siempre que sea posible (2, 3 y 6) por ser más segura en este tipo de pacientes, pero la elección de una técnica anestésica u otra estará influida por varios factores, como son la urgencia del procedimiento, la presencia de contraindicaciones a la técnica neuroaxial, la colocación previa de un catéter epidural, alteraciones hemodinámicas graves u otras comorbilidades maternas, o la negativa de la paciente a ciertas técnicas anestésicas.
Independientemente del tipo de técnica anestésica empleada, siempre que la paciente sea intervenida quirúrgicamente presentará un riesgo aumentado de sufrir crisis drepanocíticas, por lo que se deberán seguir una serie de recomendaciones generales. En todas las pacientes, se deberá realizar una monitorización básica con saturación de oxígeno, electrocardiograma, toma de presión arterial no invasiva periódica y temperatura. Se planteará realizar una monitorización más avanzada (presión arterial invasiva, presión venosa central, monitorización de gasto cardiaco…) solo en aquellos casos donde las comorbilidades de la paciente lo precisen.
También se deberán prevenir y evitar en la medida de lo posible los desencadenantes habituales de crisis: mantener en todo momento un objetivo de saturación de oxígeno entre 94 y 95%; mantener una buena presión de perfusión administrando principalmente fluidoterapia (aumenta el volumen efectivo y disminuye la viscosidad sanguínea), aunque si es necesario se podrán emplear vasoconstrictores (de elección la efedrina); evitar la hipotermia administrando calor activamente, también se recomienda no descender la temperatura de quirófano por debajo de 24ºC; evitar el éstasis venoso adoptando posturas quirúrgicas más fisiológicas y mediante el empleo de medias de compresión neumática intermitente; y valorar la realización de una transfusión pre o perioperatoria en los casos de más alto riesgo para objetivos de hemoglobina entre 10 y 11g/dL. (3)
De elección, por asociar menor morbimortalidad en estas pacientes, serán las técnicas anestésicas neuroaxiales siempre que sea posible realizarlas (2, 3, 6). En estos casos, además de las consideraciones generales citadas previamente, se deberá tener especial cuidado en evitar un bloqueo anestésico alto que pueda favorecer episodios hipotensivos o incluso dificultad respiratoria. Para ello, se dosificará de forma adecuada el anestésico local administrado y se monitorizará de cerca el nivel de bloqueo alcanzado. (2, 6)
Si finalmente se opta por una anestesia general, se deberá tener un cuidado más exhaustivo a la hora de evitar los conocidos desencadenantes de una crisis drepanocítica. Uno de los momentos más críticos es la intubación orotraqueal, ya que puede generar hipoxia, hipercapnia y cierto grado de inestabilidad hemodinámica, todos ellos desencadenantes de crisis; además en las pacientes embarazadas el manejo de la vía aérea es de por sí más complejo, por ello, se recomienda considerar el uso de técnicas o dispositivos que faciliten el proceso, como pueden ser una excelente preoxigenación, la posición en rampa en pacientes obesas, los videolaringoscopios o la oxigenación apneica mediante cánulas de alto flujo.
El mantenimiento anestésico se puede realizar tanto con anestésicos intravenosos como volátiles, incluso con óxido nitroso. Se deberá mantener en todo momento un control ventilatorio y hemodinámico estricto. Tras el empleo de relajantes musculares se recomienda realizar siempre monitorización del bloqueo y reversión completa del mismo para evitar cualquier grado de bloqueo residual que pueda comprometer la función respiratoria tras la extubación. Otro de los puntos más críticos es el adecuado manejo del dolor, para lo cual, se consideran de elección, siempre que sean posibles, las técnicas analgésicas regionales (3, 6).
El manejo postoperatorio inmediato de las pacientes con drepanocitosis también es un reto. En todo momento se deberá considerar la necesidad o no de una cama de cuidados intensivos en base a la patología previa de la paciente, del tipo de intervención realizada, tanto anestésica como obstétrica, y de las complicaciones sobreañadidas que hayan podido surgir durante el proceso. Es necesario conocer y tener en cuenta en todo momento las complicaciones más frecuentes (crisis vasooclusivas) así como las más graves (síndrome torácico agudo, ictus…) para realizar un diagnóstico y tratamiento precoces.
Uno de los puntos más complejos de valorar es el dolor, ya que puede ser complicado distinguir entre un dolor postoperatorio mal controlado o la clínica de una crisis vasooclusiva; se recomienda en cualquier caso realizar una analgesia óptima. Está altamente recomendado también realizar una monitorización estrecha de la saturación de oxígeno para detectar de forma precoz un posible síndrome torácico agudo en pacientes de riesgo, así como una vigilancia estrecha de pacientes que han recibido una transfusión sanguínea (6, 7).
Conclusiones:
La drepanocitosis es una patología relativamente frecuente, con potencial afectación multiorgánica y elevada morbimortalidad, que está aumentando su prevalencia en los países occidentales. Numerosas situaciones, entre ellas, el embarazo, son de riesgo a la hora de desarrollar complicaciones de dicha patología. Cualquier intervención quirúrgica y algunas técnicas anestésicas también favorecen la aparición de complicaciones. Debido a todo ello, es necesario conocer la fisiopatología de la drepanocitosis, sus manifestaciones habituales, su diagnóstico y su tratamiento tempranos. A la hora de afrontar una analgesia o anestesia obstétrica, se deberá planificar la actuación de antemano y tener un plan anestésico establecido, considerando tanto las posibles complicaciones que puedan aparecer como su manejo.
Es fundamental también establecer un equipo multidisciplinar que englobe a los especialistas relacionados con el proceso, en el caso del proceso obstétrico, será necesario establecer un equipo formado por hematología, ginecología, anestesiología y pediatría. Esta formación de equipos multidisciplinares ha demostrado mejores resultados y disminución de la morbimortalidad tanto materna como fetal. Además, siempre que sea posible, se recomienda tener establecidos protocolos internos para pacientes con drepanocitosis como pueden ser el de transfusiones sanguíneas o manejo de las infecciones (6, 7).
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