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Síndrome de Burnout Profesional en profesionales de Atención Primaria

Síndrome de Burnout Profesional en profesionales de Atención Primaria

Autor principal: Guillermo Viguera Alonso

Vol. XIX; nº 17; 776

Burnout Syndrome in Primary Care Professionals

Fecha de recepción: 27/07/2024

Fecha de aceptación: 09/09/2024

Incluido en Revista Electrónica de Portal esMedicos.com Volumen XIX. Número 17 Primera quincena de Septiembre de 2024 – Página inicial: Vol. XIX; nº 17; 776

Autores

Guillermo Viguera Alonso (1), Ignacio Sainz Sánchez (1), Jorge Marín Ayarza (1), María Pilar García Aguilar (1), Alba Sancho Sánchez (1), Javier Guillén Hierro (1), María Carmen Celada Suárez (2)

Centro de Trabajo actual

  1. Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa, Zaragoza , España
  2. Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza, España

Resumen

El Síndrome de Burnout (SB) es una alteración emocional causada por el estrés laboral crónico, que afecta a la salud física y mental de los trabajadores, especialmente en el sector sanitario. Los síntomas incluyen cefaleas, insomnio, problemas gastrointestinales, y depresión. Maslach define el SB en tres áreas: cansancio emocional, despersonalización, y falta de realización personal. En Atención Primaria, la prevalencia de SB varía entre el 15% y el 50%. La pandemia de COVID-19 exacerbó el problema, aumentando la carga de trabajo y el estrés, y afectando gravemente la salud mental de los profesionales sanitarios, con un impacto significativo en la Atención Primaria

Palabras clave

Síndrome Burnout, Síndrome Desgaste Profesional, Atención Primaria, Profesionales Sanitarios

Abstract

Burnout Syndrome (BS) is an emotional disorder caused by chronic work stress, affecting the physical and mental health of workers, particularly in healthcare. Symptoms include headaches, insomnia, gastrointestinal issues, and depression. Maslach defines BS in three areas: emotional exhaustion, depersonalization, and lack of personal accomplishment. In Primary Care, BS prevalence ranges from 15% to 50%. The COVID-19 pandemic exacerbated the issue, increasing workload and stress, severely impacting healthcare professionals’ mental health, and significantly affecting Primary Care. This led to changes like teleconsultations and worsened patient care, highlighting the need for improvements in the current and future Primary Care systems.

Keywords

Burnout syndrome, Work stress syndrome, Primary care, Health professionals

Los autores de este manuscrito declaran que:

Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses
La investigación se ha realizado siguiendo las Pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El manuscrito es original y no contiene plagio.
El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista.
Han obtenido los permisos necesarios para las imágenes y gráficos utilizados.
Han preservado las identidades de los pacientes

Síndrome de Burnout

El estrés laboral, desgaste profesional o síndrome de burnout son términos frecuentemente utilizados de manera análoga para referirse a situaciones en que la vida laboral de un trabajador afecta a su salud física o mental. El término “Síndrome de Burnout” proviene del inglés y se traduce como “síndrome del quemado”. Fue descrito y publicado ya en 1974 por H. Freudenberger.

A diferencia del estrés laboral, que supone una situación temporal, frecuentemente breve, el Síndrome de Burnout (SB), es una alteración emocional derivada del estrés laboral cronificado que desencadena una serie de respuestas físicas y psicológicas en el individuo, comunidad y lugar de trabajo. (1) Esta condición desencadenaría síntomas físicos como cefaleas, dificultad para la conciliación del sueño, molestias gastrointestinales, astenia o sensación disneica, así como síntomas de la esfera de la salud mental como cambios de comportamiento, estados paranoides, distimia o depresión. Se relaciona en la esfera social con una mayor tasa de separaciones y divorcios.

A nivel laboral influye igualmente como pérdida de productividad, absentismo e incluso como causa de cese laboral. (1,2) H. Freudenberger propondría en su artículo inicial una serie de planes que incluyen la formación del profesional, rotación en el puesto de trabajo, limitación en el tiempo del mismo o mejora del salario como medidas preventivas ante el mismo. (1)

Maslach daría la definición más aceptada del Síndrome de Burnout: “Síndrome de cansancio emocional, despersonalización y carencia de realización personal que puede ocurrir en trabajadores que ejercen con personas”. (2) Así, define tres áreas distintas. En primer lugar, el cansancio emocional supondría un sentimiento de agotamiento ante los deberes profesionales que no se encuentran atractivos, reduciendo al mínimo la intención de interactuar con los clientes o pacientes. En segundo lugar, la despersonalización crea una conducta de rechazo a los usuarios y sus necesidades, una falta de empatía y, en algunos casos, la denigración o la descortesía hacia ellos. Por último, la carencia de realización que influye en la imagen percibida del propio profesional. Esto conlleva la baja productividad, sensación de fracaso, baja autoestima y sentimientos depresivos. (2,3)

Para medir esto Maslach diseñó un cuestionario que tiene por nombre “Maslach Burnout Inventory” (MBI). Este cuestionario de 22 ítems otorga a cada uno una puntuación con escala Likert. Esta será de 0 a 6 siendo 0 “nunca” y 6 “a diario” y las puntuaciones entre ellos distintas escalas de frecuencia. Las 22 afirmaciones se dividen, a la hora de valorar, en 3 subescalas que representan las tres áreas ya descritas: “Cansancio emocional: afirmaciones 1-3, 6, 8, 13, 14, 16 y 20. Despersonalización: afirmaciones 5, 10, 11, 15 y 22. Realización personal: afirmaciones 4, 7, 9, 12, 17-19 y 21.” (4) Se suman así los puntos en cada categoría según la escala indicada.

En cuanto a la puntuación se considera que el sujeto tiene un nivel de burnout alto si puntúa mayor a 24 puntos en la primera categoría, 9 en la segunda y si tiene menos de 33 en la tercera categoría (siendo así alto cansancio y despersonalización y baja realización). Por el contrario, un nivel bajo de SB será si se puntúa menor a 15 puntos en la primera, 4 puntos en la segunda y mayor a 39 puntos en la tercera. Los valores intermedios serían riesgo medio de padecer SB. (3,5) En español, el SB se ha traducido de varias maneras, siendo actualmente la más común el “Síndrome de desgaste profesional” que es propuesto por V. Vega, siendo también frecuente el uso del anglicismo “Síndrome de burnout”. (6) Asimismo, el MBI está validado en castellano en varias traducciones. (4)

Sanitarios y Síndrome de Burnout

Ya en 1976 C. Maslach realizó un estudio en 200 profesionales sobre el recién descrito síndrome de Burnout buscando a qué profesionales afectaría más. Este primer estudio sugería que en los profesionales que trabajan en  contacto directo con el público se encuentran criterios de SB en mayor proporción, y esta es aún más manifiesta en los trabajadores sanitarios. (2) El SB en profesionales sanitarios ha sido estudiado a lo largo de los años en numerosas publicaciones. Varias hipótesis sugieren que estresores como la comunicación de malas noticias, agresiones, fallecimiento de pacientes u horarios contribuyen a su aparición. (3,6–8)

Respecto a su prevalencia se estima que al menos uno de cada cuatro sanitarios cumple criterios para una subcategoría del síndrome. Este se da de manera más manifiesta (hasta un 50-60%) en profesionales de Urgencias, Oncología, Unidades de Cuidados Intensivos o Geriatría. La toma de decisiones al respecto de urgencias vitales, diagnóstico y pronóstico ominosos o situación de final de la vida se relacionan con aumento de SB tanto en profesionales de medicina como enfermería. Asimismo, se plantea que en los sanitarios el tratamiento del mismo es mucho más complejo y menos efectivo que la implantación de medidas que lo prevengan. (7,9–12).

En cuanto a los profesionales de Atención Primaria los estudios indican proporciones variables. Diversos estudios en España plantean que, en la actualidad, la prevalencia de SB en alguna de sus categorías se encuentra entre un 15 y un 50%. En los últimos años se han realizado estudios descriptivos en varias provincias españolas.

En estudios descriptivos como el de Navarro, Sánchez-Ventín, Prieto o García Molina plantean una prevalencia global en torno al 40%. Este último estudio expone que el SB afectaría más a médicos y administrativos y en menor medida a profesionales de enfermería. (7,8,13) Respecto a otros profesionales de la Atención Primaria, como matronas, fisioterapeutas, auxiliares de enfermería o celadores, la evidencia es mucho menor, no encontrándose estudios a tal fin. Existen numerosos otros roles ejercidos por profesionales no sanitarios en atención primaria que son difíciles de cuantificar y más aún de estudiar su grado de SB. (14–16)

Pandemia COVID-19, Sistema Sanitario y Atención Primaria

El último día del año 2019 el gobierno chino advirtió a la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre la aparición de casos de patología respiratoria viral de especial relevancia. Este patógeno, de la familia de los Coronavirus, se denominaría 2019-nCov (nuevo coronavirus o novel coronavirus 2019), que posteriormente se bautizaría como SARS-COV-2. Dos semanas más tarde, la OMS declaró el que sería el primer caso fuera de China, en Tailandia. A la enfermedad causada por este patógeno se le denominó COVID-19 (abreviatura de coronavirus disease 2019).

El 30 de enero se declara la emergencia de salud pública global y el 11 de marzo de 2020 la OMS caracteriza la enfermedad como pandemia. (17) En los meses que siguieron, tanto en España como en el resto del mundo, se verían medidas de salud pública como el confinamiento, cierre de la actividad no esencial o el uso de mascarillas en espacio público que no se habían puesto en marcha en el Siglo XXI. Varios estudios sugieren que entre 2020 y 2021 hubo un exceso de mortalidad, atribuible al COVID-19 parcial o totalmente de hasta 162 mil personas en España y 18 millones en el mundo.

Se plantea que la enfermedad provocada por el virus, la sobrecarga de los sistemas sanitarios y la situación socioeconómica que sigue son la causa de esta sobremortalidad que se prevé siga aumentando en los próximos años. (17,18) Los profesionales sanitarios se contagian más que la población (hasta un 22% en 2020) y también han sufrido este aumento de mortalidad, siendo, por ejemplo, 112 los médicos fallecidos por COVID-19 durante el primer año de pandemia en España según datos del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos.

Además, la salud mental de los mismos ha sido gravemente afectada. García-Iglesias describe en un meta-análisis de 2020 que hasta un 44% de profesionales sanitarios tenían síntomas ansiosos, 25% depresivos y 38% insomnio. (19,20) Respecto a la Atención Primaria en España, la mayoría de Centros de Salud cambiaron en cuestión de horas la relación con sus pacientes, imponiéndo la consulta telemática y limitando en muchas ocasiones la posibilidad de valorar al enfermo.

En los dos años transcurridos tras la pandemia la Atención Primaria ha tratado de volver a la normalidad, pero con grandes cambios como la teleconsulta o la atribución de funciones en gestión de la pandemia. En muchos casos ha habido un detrimento de la atención con listas de espera más abultadas, falta de profesionales o descrédito dentro de la población. La Atención Primaria en Salud, que ya contaba con múltiples aspectos de mejora desde su redefinición en Alma Ata en 1978, está en el punto de mira de la sociedad. Es por ello que se están llevando a cabo en este momento profundas reflexiones al respecto de cómo debe ser la Atención Primaria del presente y futuro. (13,16,21–23)

Bibliografía

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