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Síndrome de burnout y resiliencia en la profesión enfermera

Síndrome de burnout y resiliencia en la profesión enfermera

Autora principal: Marta Lasheras Uriel

Vol. XV; nº 10; 389

Burnout syndrome and resilience in the nurse profession

Fecha de recepción: 05/05/2020

Fecha de aceptación: 22/05/2020

Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XV. Número 10 –  Segunda quincena de Mayo de 2020 – Página inicial: Vol. XV; nº 10; 389

AUTORES

Marta Lasheras Uriela

Adrian Marticorena Garrués b

Pilar Remirez Sánchez c

Anais Sevil Pérez d,e

Silvia Ruth Blanco González f

Andrea Silvia Lasheras Uriel g

a Enfermera. Servicio de Pruebas Funcionales, Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza, España.

b Enfermero. Servicio de Pruebas Funcionales, Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza, España.

c Enfermero. Servicio de Pruebas Funcionales, Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza, España.

d Enfermera. Departamento de Microbiología, Medicina Preventiva y Salud Pública, Universidad de Zaragoza, España.

e Servicio de Ginecología, Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza, España.

f Enfermera Servicio de Urgencias, Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza, España.

g Servicio de Unidad de Cuidados Intensivos, Hospital Nuestra Señora de Gracia, Zaragoza, España.

RESUMEN

Objetivo:  Realizar una revisión bibliográfica que nos permita valorar cuál es la prevalencia del síndrome de burnout en el trabajo enfermero y la resiliencia como adaptación positiva de estos profesionales ante las situaciones adversas.

Metodología: Se realiza una búsqueda bibliográfica de estudios publicados en los últimos diez años en Google Académico y Pubmed, en español y en inglés.

Resultados: Encontramos un número significativo de estudios que cumplen con los criterios de inclusión, aportando datos y relacionando la resiliencia y el síndrome de burnout. En concreto, ascienden a nueve en Pubmed, y muchos más en Google Académico.

Conclusión: El síndrome de burnout presenta una alta prevalencia en la profesión enfermera.  El desarrollo de actitudes relacionadas con la resiliencia ayudan a este sector a sobrellevar las consecuencias de un trabajo estresante y con implicaciones emocionales, como es el cuidado de los demás en el ámbito profesional.

Palabras clave:  Síndrome de burnout, resiliencia, enfermería.

ABSTRACT

Objective: To carry out a bibliographic review that allows us to assess the prevalence of burnout syndrome in nursing work and the importance of resilience as a positive adaptation in order to overcome it.

Methodos: A bibliographic search of studies published in Google Academics and Pubmed was made, restricting to studies in english and spanish of the last ten years.

Results: We found a significant number of studies that meet the inclusion criteria, providing data and relating resilience and burnout syndrome. Specifically, it amounted to nine in Pubmed, and many more in Google Academics.

Conclusion: Burnout syndrome has a high incidence in the nursing profession. The development of attitudes related to resilience help this sector to cope with the consequences of stressful work and emotional implications, such as caring for others in the professional field.

Keywords: Burnout syndrome, resilience, nursing.

INTRODUCCIÓN

El síndrome de burnout ha sido ampliamente estudiado como un proceso de desgaste crónico consecuencia del estrés laboral desde autores como Freudenberger y Maslach1 en el último tercio del siglo XX. La teoría de esta última autora, que extrae sus conclusiones tras analizar a los profesionales que atienden a enfermos mentales2,3 nos lo dibuja como “un síndrome psicológico que emerge como una respuesta prolongada a estresores interpersonales crónicos en el trabajo”. Las tres dimensiones clave de esta respuesta son “un agotamiento abrumador, sentimientos de cinismo y desapego del trabajo, y una sensación de ineficacia y falta de logro”. Asimismo, los mismos estudios sobre Maslach antes señalados concluyen que las propias características del cuidado, como son “las continuas demandas físicas y emocionales a las que las enfermeras se ven sometidas por parte de los pacientes y la ambigüedad en su rol”1 contribuyen a este agotamiento del profesional.

Este concepto también es objeto de revisión en el trabajo más reciente sobre “Percepción de estrés en los profesionales de Enfermería en España” del sindicato de enfermería SATSE4. En él se señala que políticas como la eventualidad o la reducción de plantilla, en un contexto de crisis económica, generan una sobrecarga en los profesionales del cuidado en nuestro país, que empeora la atención prestada así como la percepción del propio trabajador sobre su función y su valía.

En este sentido, según señala Muñoz Sánchez et Al5, “las condiciones laborales y las características del trabajo desarrollado por el personal de enfermería hacen que el síndrome de burnout tenga una prevalencia alta en esta profesión, estimándose que hasta un 25% de los profesionales de enfermería estarían afectados por él, con una destacable incidencia en servicios de urgencias, UCI y áreas de oncología”.

Ante un proceso que genera tales consecuencias, algunos estudios6 -dentro de la esfera relativa a la psicología y el desarrollo de teorías sociocognitivas- otorgan un gran valor al desarrollo de actitudes concretas personales. Según autores como Gil y Peiró6, uno de los factores estrella de la protección sería la resiliencia.

La resiliencia también es un concepto ampliamente estudiado desde el siglo pasado y aplicado a distintos campos, como explica el Instituto Español de Resiliencia: desde la ingeniería hasta la neurociencia, pasando por el origen latino de la palabra que indica la capacidad de “rebotar como un muelle”7. En el caso concreto que nos ocupa, que es la aplicación desde el área psicológica y laboral, es especialmente interesante su definición neurocientífica, describiendo la resiliencia como “la capacidad para afrontar una situación adversa, superarla y salir fortalecido”7.

Una vez definidos ambos términos, el objetivo de esta revisión bibliográfica es repasar las distintas asociaciones más actualizadas sobre burnout y resiliencia en el ámbito del cuidado profesional, como veremos a continuación.

OBJETIVOS

  • Conocer el significado de los términos descritos.
  • Conocer las situaciones que más negativamente afectan en el trabajo enfermero.
  • Conocer el cuestionario de evaluación existente: MBI
  • Conocer la importancia de desarrollar un alto poder resiliente.

JUSTIFICACIÓN

El aumento de la esperanza de vida, y con él, del envejecimiento y la cronicidad, así como una mayor especialización requerida para los profesionales del cuidado enfermero, cohabita con el desajuste de medios y de personal1,4,8,9,10, por lo que es cada vez más frecuente el sentimiento de agotamiento profesional con ratios enfermera/paciente que superan las recomendaciones de la OMS10. Se pone de manifiesto la necesidad de actualizar revisiones sobre la relación de este síndrome con la capacitación de habilidades como la resiliencia entre los profesionales de la salud, para afrontar y tomar medidas para paliar el síndrome de burnout.

RESULTADOS

Como ya hemos introducido, el burnout es un síndrome prevalente entre profesionales que realizan actividades de ayuda a otras personas, y en concreto, es la enfermería una de las profesiones que más lo sufre, “conllevando agotamiento emocional, despersonalización y baja realización personal, a la vez que se perfila como uno de los motivos importantes de abandono de la profesión”11.

En la encuesta realizada por SATSE para el citado estudio sobre el estrés en enfermería realizado en el 20124 un 80% de los enfermeros y enfermeras encuestados considera que su unidad no cuenta con el número adecuado de estos profesionales para prestar una atención correcta los pacientes. Asimismo, el 82% de los mismos considera que en su horario laboral no disponen del tiempo suficiente para prestar dicha atención.

En relación con las consecuencias de esta demanda y exceso de trabajo, otros estudios  recogen las conclusiones del proyecto Proyecto RN4CAST-España -citado por Muñoz Sánchez et Al.5-, sobre la «Percepción del entorno laboral de las enfermeras españolas en los hospitales del Sistema Nacional de Salud»12. Según éste, un 22% de las enfermeras del estudio padece un alto burnout en términos globales.

Respecto a las dimensiones del Maslach Burnout Inventory (MBI) -la escala creada por la anteriormente citada psicóloga Christina Maslach, para medir en nivel de este síndrome3,13– , los mismos autores destacan que un 51%  de las enfermeras mostraron niveles medios/altos de agotamiento emocional, y un 62%  presentaron también un nivel de agotamiento medio/alto en términos de realización personal.

Asimismo, y según estas fuentes12, otro estudio publicado en el año 2000 entre los profesionales de servicios de urgencias del área sanitaria de Albacete y Hellín, arrojan los siguientes datos: agotamiento emocional del 46,8%, despersonalización del 41,8%, y baja realización personal del 43% de las enfermeras encuestadas.

Para entender las dimensiones de estos resultados, revisamos a continuación cómo se obtienen estos datos a través del Maslach Burnout Inventory (MBI).

Maslach Burnout Inventory (MBI)

El Maslach Burnout Inventory (MBI) (anexo 1) es un cuestionario psicológico introspectivo que consta de 22 ítems relacionados con el agotamiento ocupacional, y que evalúa individualmente la experiencia de burnout13. Christina Maslach y Susan E. Jackson elaboraron en los años 80 la forma original de este cuestionario que ha desarrollado posteriormente nuevas versiones para adaptarse a diferentes grupos y entornos3.  Se completa en un margen de 10-15 minutos y puede administrarse tanto a grupos como a individuos14.

El MBI original y objeto de nuestra revisión se divide en tres subescalas que se ajustan a tres factores cada una, y citados anteriormente, denominados como:

  1. Agotamiento emocional: Valora la vivencia de estar exhausto emocionalmente por la demandas del trabajo. Son 9 ítems.
  2. Despersonalización: Valora el grado en que cada uno reconoce actitudes de frialdad y distanciamiento. Son 5 ítems.
  3. Realización personal en el trabajo: Evalúa los sentimientos de autoeficiencia y realización personal en el trabajo. Son 8 ítems.

De estas subescalas se obtiene una puntuación estimada como baja, media o alta, dependiendo de las diversas puntuaciones de corte determinadas por las autoras para cada profesión en específico, tomando como criterio de corte el percentil 33 y el 6613. Ver Tabla nº1: niveles de burnout (al final del trabajo).

Factores de riesgo y factores de protección

En este panorama de alto nivel de burnout, autores como Arrogante9 señalan los estudios de Hodges et Al., quienes consideran que las enfermeras resilientes son “un elemento crucial en un siempre cambiante sistema sanitario”.También cita en su estudio a McGee, quien incluso sugiere que “son las habilidades de las enfermeras resilientes las que hacen que se mantengan en su trabajo y en un clima laboral difícil y adverso”.

Para autores como Uriarte Arciniega15, la resiliencia puede adquirirse; aunque si bien “existen factores constitucionales que favorecen la personalidad resiliente como el temperamento, la salud, el sexo, la apariencia física o la inteligencia potencial”, la resiliencia es una cualidad “que se puede aprender y perfeccionar”.

El desarrollo entonces de una personalidad resiliente a pesar de las situaciones estresantes acumuladas en el entorno laboral podría establecerse como un factor de protección que puede aprenderse para los profesionales del cuidado9. La resiliencia quedaría configurada de este modo por factores de riesgo y otros de protección y su interrelación, como muestra la imagen nº1: factores de protección y factores de riesgo16 (al final del trabajo).

De este modo, según explican los autores del citado artículo16, aptitudes y actitudes de la persona frente a esa adversidad real percibida -extrapolado en nuestro caso al gremio enfermero- como la invulnerabilidad o la inteligencia emocional positiva, favorecen desarrollar una resiliencia alta y por ende, sufrir en menor grado el síndrome de burnout.

CONCLUSIONES

La consulta de la bibliografía referida a la asociación positiva del síndrome de burn out y la resiliencia nos permite señalar efectivamente la existencia de una alta prevalencia de este síndrome entre los profesionales de enfermería, como un efecto secundario de las condiciones laborales de esta categoría sanitaria. Las características propias del cuidado, como son la implicación emocional y la responsabilidad sobre personas en estado de vulnerabilidad, se unen a condiciones mantenidas como son la sobrecarga de trabajo o el alto nivel de temporalidad, ya advertido por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea en una sentencia del pasado 19 de marzo de 202017.

Medidas externas estructurales, políticas y sociales, se hacen necesarias para aliviar la tensión en una de las profesiones en las que reside la conservación de uno de los pilares de la sociedad del bienestar, como es el derecho a la protección de la salud (art. 43 de la Constitución Española de 197818). Si bien en este artículo hemos centrado la atención en la resiliencia, que aparece en diversos estudios como un factor de protección interno que puede aprenderse y desarrollarse para afrontar las peculiaridades del trabajo enfermero.

La evidencia empírica consultada demuestra que adquirir y ejercitar determinadas características de la personalidad, como son el afrontamiento positivo o la inteligencia emocional, entre otras, ante las adversidades percibidas, forman parte de la actitud resiliente. Los profesionales de la enfermería que la ejercitan buscan, sobre todo, estar a gusto en su propia piel, desarrollando una actitud positiva y una sensación de mayor control del entorno que les rodea, con el objetivo de mantener un alto nivel de eficacia en todos los aspectos de su vida, y, de este modo, trasladar también el potencial de la personalidad resiliente a su trabajo.

EXPLICACIÓN DEL CUESTIONARIO19

El Maslach Burnout Inventory (MBI) es un instrumento en el que se plantea al sujeto una serie de enunciados sobre los sentimientos y pensamientos con relación a su interacción con el trabajo. Está formado  por  22  ítems  que  se  valoran  con  una  escala  tipo  Likert.  El  sujeto  valora,  mediante  un  rango  de  6  adjetivos  que  van  de  “nunca”  a  “diariamente”,  con  qué  frecuencia experimenta cada una de las situaciones descritas en los ítems.  La factorización de los 22 ítems tiene 3 factores que son denominados  agotamiento  emocional,  despersonalización  y  realización  personal  en  el  trabajo y constituyen las tres subescalas del MBI:

  1. La subescala de Agotamiento Emocional (Emotional Exhaustion) (EE) está formada por 9  ítems  que  refieren  la  disminución  o  pérdida  de  recursos  emocionales  o  describen  sentimientos  de  estar  saturado  y  cansado  emocionalmente  por  el  trabajo.
  2. La  subescala  de Despersonalización (Despersonalization) (D) está formada por 5 ítems que describen una respuesta fría e impersonal y falta de sentimientos e insensibilidad hacia los sujetos objeto  de  atención.
  3. La  subescala  de  Realización  Personal  en  el  trabajo  (Personal  Accomplishment)  (PA)  está  compuesta  por  8  ítems  que  describen  sentimientos  de  competencia  y  eficacia  en  el  trabajo.  Tendencia  a  evaluar  el  propio  trabajo  de  forma  negativa y vivencia de insuficiencia profesional.

Mientras  que  en  las  subescalas  de  Agotamiento  Emocional  y  Despersonalización  puntuaciones   altas   corresponden   a   altos   sentimientos   de   “estar   quemado”,   en   la   subescala de realización personal en el trabajo bajas puntuaciones corresponden a altos sentimientos de quemarse.

Se deben mantener separadas las puntuaciones de cada subescala y no combinarlas en una  puntuación  única  porque  no  está  claro  si  las  tres  pesan  igual  en  esa  puntuación  única o en qué medida lo hacen. En  cuanto  al  resultado,  tanto  el  constructo  de  “quemarse”  como  cada  una  de  sus  dimensiones  son  consideradas  como  variables  continuas,  y  las  puntuaciones  de  los  sujetos son clasificadas mediante un sistema de percentiles para cada escala.

Los  sujetos  por  encima  del  percentil  75  se  incluyen  en  la  categoría  “alto”,  entre  el  percentil 75 y el 25 en la categoría “medio” y por debajo del percentil 25 en la categoría “bajo”.

CORRECCIÓN DEL CUESTIONARIO19

Subescala  de  Agotamiento  Emocional:  Consta  de  9 ítems.  Valora  la  vivencia  de  estar exhausto emocionalmente por las demandas del trabajo.

Puntuación máxima 54.

La  conforman  los  ítems  1,  2,  3,  6,  8,  13,  14,  16  y  20.

Su  puntuación  es  directamente  proporcional  a  la  intensidad  del  síndrome.

La  puntuación  máxima  es  de  54  puntos,  y  cuanto mayor es la puntuación en esta subescala mayor es el agotamiento emocional y el nivel de burnout experimentado por el sujeto.

Subescala  de  Despersonalización:  Está  formada  por  5  ítems. Valora  el  grado  en  que  cada  uno  reconoce  actitudes  de  frialdad  y  distanciamiento.

Puntuación  máxima  es  de  30  puntos,

Son  los  ítems  5,  10,  11,  15  y  22.

Cuanto  mayor  es  la  puntuación  en  esta  subescala  mayor  es  la  despersonalización  y  el  nivel  de  burnout  experimentado por el sujeto.

Subescala de Realización Personal. Se compone de 8 items. Evalúa los sentimientos de autoeficacia   y   realización   personal   en   el   trabajo.

Puntuación  máxima  es  de  48  puntos,

Está   conformada  por  los  ítems  4,  7,  9,  12,  17,  18,  19  y  21.

Cuanto  mayor  es  la  puntuación  en  esta  subescala  mayor  es  la  realización  personal,  porque  en  este  caso  la  puntuación  es  inversamente  proporcional  al  grado  de  burnout. Es decir, a menor puntuación de realización o logro personal más afectado está el sujeto.

Estas  tres  escalas  tienen  una  gran  consistencia  interna,  considerándose  el  grado  de  agotamiento como una variable continua con diferentes grados de intensidad.    Se  consideran  que  las  puntuaciones  del  MBI  son:

Bajo:   entre  1  y  33 puntos.

Medio:  entre  34  y  66 puntos.

Alto: entre 67 y 99 puntos.

Aunque  no  hay  puntuaciones  de  corte  a  nivel  clínico  para  medir  la  existencia  o  no  de  burnout,  puntuaciones  altas  en  Agotamiento  emocional  y  Despersonalización  y  baja  en  Realización Personal definen el síndrome.

Aunque también el punto de corte puede establecerse según los siguientes criterios:

En la  subescala  de  Agotamiento  Emocional  (EE)  puntuaciones  de  27  o  superiores  serían  indicativas  de  un  alto  nivel  de  burnout,  el  intervalo  entre  19  y  26  corresponden  a  puntuaciones  intermedias  siendo  las  puntuaciones  por  debajo  de  19  indicativas  de  niveles  de  burnout  bajos  o  muy  bajo.

En  la  subescala    de  Despersonalización  (D)  puntuaciones superiores a 10 serían nivel alto, de 6 a 9 medio y menor de 6 bajo grado de  despersonalización.

En  la  subescala  de  Realización  Personal  (PA)  funciona  en  sentido  contrario  a  las  anteriores;  y  así  de  0  a  33  puntos  indicaría  baja  realización  personal, de 34 a 39 intermedia y superior a 40, sensación de logro.

A continuación recordamos con el gráfico -anteriormente mostrado- la explicación referenciada para ver cómo quedaría considerado el nivel de burnout según la puntuación obtenida con los puntos obtenidos de las tres subescalas:

Ver anexo

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