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Síndrome de Sobrecarga del Cuidador y su efecto negativo en el cuidado de las personas con discapacidad

Pero algo importante es determinar el porqué cuidamos a tal o cual persona, familiar , allegada, o desconocido que vinculo o sentimiento nos ata a ejecutar estas acciones, Henzo O Marta (2012) indica que algo que hacemos todos los humanos de una manera totalmente espontanea es el cuidar a la persona que lo necesita más aun si es un familiar con un alto grado de apego, revisando la literatura se evidencia que dentro de la psicología humanista hallamos el termino humanístico el cual se relaciona con las concepciones filosóficas que colocan al ser humano como centro de su interés.

Es así que el humanismo filosófico resalta la dignidad del ser humano, aunque interpretada de distinto modo en las diferentes formas de humanismo descrito por los múltiples pensadores y filósofos (cristiano, socialista, existencialista, científico, etc.). Con esta concepción pienso que humanismo puede ser entendido como una determinada concepción del ser humano, y también como un método de vida del mismo. (Humanismo, existencialismo y fenomenología Henzo O Marta (2012), con este preámbulo podemos incursionar en el concepto y problemática del síndrome del cuidador. De los Reyes, M. C. (2001) basándose en el estudio de Flores-Lozano, J., Adeva-Cárdenas, J., García, M., & Gómez, M. (1997), como estudios iniciales y muy importantes sobre el tema, indica que se ha definido al cuidador como “aquella persona que asiste o cuida a otra afectada de cualquier tipo de discapacidad, minusvalía o incapacidad que le dificulta o impide el desarrollo normal de sus actividades vitales o de sus relaciones sociales” es decir personas dependientes de otra para cumplir con sus funciones vitales.

Freudenberger, H. J. Et.al (1974) fueron quienes iniciaron originalmente con el estudio sobre el síndrome del cuidador quemado como inicialmente se lo conoció fue descrito en 1974 e indica agotamiento mental y ansiedad frente al cuidado de una persona dependiente a su vez está relacionado con dificultades en la salud física, debido a una acumulación de estresores frente a los que el cuidador se encuentra desprovisto de estrategias adecuadas de afrontamiento para adaptarse a la situación como son actividades diarias que exigen una dependencia parcial o total del paciente hacia su cuidador (aseo personal, vestido, alimentación, entre otras). Cambios conductuales del paciente. Altos costos económicos, limitación de actividades propias que generen satisfacción personal.

Hay que tener en cuenta que las labores de los cuidadores cada vez son más complejas y las mismas se van asumiendo continuamente y de una manera desapercibida lo que en una persona poco preparada o inclusive sin preparación provoca un estado de inestabilidad tanto psicológica como patológica acompañada de agotamiento físico actitud negligente adoptando una actitud fría y despersonalizada en relación con los demás y un sentimiento de inadecuación a las tareas que ha de realizar Marín Risco, M, (2002) se refiere a esta problemática que se traduce en la pérdida de salud en el “cuidador” presenta una sintomatología múltiple. Entre las áreas más afectadas están: el físico, ya que sufren cansancio, cefaleas y dolores articulares. En lo psíquico: depresión, trastornos del sueño, ansiedad e irritabilidad. En el área social: disminución o pérdida del tiempo libre, soledad y aislamiento. Y en el área laboral: absentismo y desinterés por el trabajo, entre otros. Todas estas alteraciones repercuten en la vida de la persona de tal forma que pueden llevarla a una situación en la que tendrá que dejar de ejercer su papel de 
cuidador (Nisebe M. 2005)

Y es de así que a partir de esta concepto, se impone la diferenciación de los cuidadores directos, en cuidadores informales y formales.

Los cuidadores “informales” no disponen de capacitación, no son remunerados por su tarea y tienen un elevado grado de compromiso hacia la tarea, caracterizada por el afecto y una atención sin límites de horarios. El apoyo informal es brindado principalmente por familiares, participando también amigos y vecinos (Flórez Lozano et al, 1997, Aguas, 1999). Algunos autores han señalado el carácter de cuidador principal (Anderson, 1987, en Flórez Lozano et al, 1997) de estos cuidadores, por lo general desempeñado por el cónyuge o familiar femenino más próximo. (Flórez Lozano et al, 1997).

Jofré Aravena, V., & Sanhueza Alvarado, O. (2010). tocan en su estudio un punto neurálgico y que no se a tomado en cuenta hasta la fecha, como es el rol propiamente dicho de una persona cuidadora ante los grandes sistemas de Salud y en nuestro País no es la excepción de que el mismo no forma parte como un paciente más que está a expensas de sufrir patologías ya que su labor es sacrificada y fundamental para los pacientes que sufren alguna enfermedad crónica o que son dependientes de una segunda persona, puesto que estos requieren de su cuidado, y de esta manera contribuyen con el sistema sanitario de forma directa, cooperando con el estado de salud del paciente ya que son sus cuidados quienes mantienen estable al enfermo.

Martínez Fuentes, A. J., & Fernández Díaz, I. E. (2008). Indican que el cuidado continuo y sin variación de responsabilidad en esta actividad de las personas dependientes se relaciona directamente con problemas de tipo mental y físico. Y que la percepción del tiempo de trabajo de los cuidadores se relacionaron negativamente a los problemas de carga y de salud mental, por lo cual se sugiere que los mismo tengan tiempo libre para actividades sociales y culturales debido a que este alejamiento temporal tiene un impacto significativo en el bienestar psicológico del cuidador, y contribuye a ser un amortiguador importante para solapar el sufrimiento del cuidador.

Ferrer-García, M., & Darrigrande-Molina, P. (2012), conciben la sobrecarga como el grado en que la persona cuidadora percibe en los diversos aspectos de su vida, por lo cual se indica que la sobrecarga se ha planteado principalmente en términos del impacto que genera la enfermedad en la calidad de vida de quienes asumen el rol de cuidador/a, considerándose como un constructo multicausado, que se genera por una combinación de las características y duración de la enfermedad del paciente, también por las características propias de la personalidad del familiar, de las responsabilidades en el hogar, las formas de apoyo social que posean e igualmente, del costo económico que conlleva la enfermedad y que a largo plazo agota inclusive las ayudas económicas de amigos y familiares por lo cual es ahí en donde los entes gubernamentales deben tratar de aplacar esas necesidades no solo del discapacitado sino del cuidador ya que el mismo por la actividad que realiza en muchos casos abandona sus acciones remunerativas.

Algo de gran relevancia son las graves afecciones que presentan tanto patológicas como psicológicas los cuidadores tanto en horas de trabajo como en actividades a realizar por lo cual basado en la búsqueda y revisiones bibliográficas a nivel mundial se pudo determinar en Colombia que los cuidadores sufrían patologías crónicas y dentro de sus condiciones sociodemográficas que la gran mayoría era de más de 35 años, con prevalencia del sexo tienen al menos un bachillerato, cuentan con una pareja estable, dedican más de 12 horas al cuidado de la persona en condición de discapacidad, se encuentran en estratos socioeconómicos bajos y son en general hijos de la persona con discapacidad. (Montalvo, A., y Flórez, I., 2008).