(*) El empoderamiento para la salud puede ser un proceso social, cultural, psicológico o político mediante el cual los individuos y los grupos sociales son capaces de expresar sus necesidades, plantear sus preocupaciones, diseñar estrategias de participación en la toma de decisiones y llevar a cabo acciones políticas, sociales y culturales para hacer frente a sus necesidades. Mediante este proceso, las personas perciben una relación más estrecha entre sus metas y el modo de alcanzarlas y una correspondencia entre sus esfuerzos y los resultados que obtienen. La promoción de la salud abarca no solamente las acciones dirigidas a fortalecer las básicas habilidades para la vida y las capacidades de los individuos, sino también las acciones para influir en las condiciones sociales y económicas subyacentes y en los entornos físicos que influyen sobre la salud. En este sentido, la promoción de la salud va dirigida a crear las mejores condiciones para que haya una relación entre los esfuerzos de los individuos y los resultados de salud que obtienen. OMS, (1998).
[…] “Desde el ejercicio libre, educo en una realidad, aquí no tengo prisas, realizo modificaciones en hábitos y conductas nocivas para la salud, con base a los gustos, necesidades y recursos de las personas, puedo ver la satisfacción que les produce…Aplico la Enfermería preventiva, es muy fácil, apasionante, no es compleja, obtengo mucho beneficio, prevengo complicaciones, así el usuario ya no llega al hospital…Enseño con tecnologías nuevas, busco estrategias, para que el cuidado impacte, intento ponerme en el lugar de la persona que atiendo, en lo que necesita, nunca en lo que puedo o quiero darle.”[…]
El discurso reafirma lo mencionado con anterioridad, que en la praxis libre de la profesión se dispone de tiempo suficiente, factor importante para proveer el cuidado. La licenciada aplica el proceso educativo desde una mayor objetividad de la realidad social, lo que propicia modificaciones positivas en las conductas del auto-cuidado de la salud y genera un mayor empoderamiento en el usuario, que le lleva al bienestar personal. La licenciada efectúa la acción tutorial a través del acompañamiento, brinda el cuidado mediante la escucha, el análisis y la propuesta de estrategias alternativas, para que la persona misma construya acciones saludables para el cuidado de su vida, estrategias elaboradas desde la cultura del saber conocer, saber hacer, saber ser, saber emprender y aprender a convivir con lo cual fortalece los aprendizajes de su praxis cotidiana.
En el ejercicio libre la licenciada pone en práctica la Enfermería preventiva, de la cual obtiene rendimientos importantes para el usuario, porque pronostica complicaciones de problemas de salud y evita que se presenten otros trastornos. Se nota la pericia que la profesional ha desarrollado en el enfoque preventivista del cuidado cuando dice “Es muy fácil, apasionante, no es compleja”, además del interés por lograr aprendizajes significativos en el usuario al utilizar diversas destrezas personales, profesionales y de la tecnología.
Este modelo de cuidar es contrario al modelo curativo institucionalizado donde el cuidado se agota en el diagnóstico y la terapéutica, donde la prevención queda marginada, porque lo que se privilegia es la enfermedad y la muerte contra la salud y la vida. De este modelo surge una práctica reparativa de la salud y es donde se desarrolla el trabajo institucionalizado, dependiente y tradicional de la enfermera y donde se ha perpetuado una subcultura (**)de la profesión, situación que es modificada con el ejercicio libre de la profesión. Las funciones propias de la licenciada enfermera en la Atención Primaria de la Salud están dirigidas a la promoción de la salud, la prevención, la recuperación y la rehabilitación de las enfermedades, de forma tal que sitúa los servicios al alcance de la persona, la familia y la comunidad, desarrollando un modelo de atención integral y humanizada. Veamos el discurso de la licenciada Elba.
(*) En términos antropológicos subcultura se refiere a la actividad que desempeña la enfermera y el médico en las instituciones de salud. En nuestra sociedad el oficio, ocupación o profesión de cuidador de la salud constituye una subcultura, es decir, un sistema de percepciones, valores, creencias, y costumbres que se diferencia de aquellos que posee la cultura mayoritaria, y por lo general, en las actuales sociedades modernas esas subculturas están basadas en la religión, en la clase social el estilo de vida o la ocupación y ello les confiere una visión del mundo que determina el papel que deben desempeñar los individuos que interactúan dentro de esos grupos. En la sociedad moderna la enfermera tiene un lugar perfectamente delimitado en el escenario del cuidado a la salud, en donde se forma, se desarrolla y se profesionaliza, además de tener un corte adecuado a las necesidades de ese cuerpo organizado de funciones, deberes y obligaciones que el sistema necesita. Se reconoce que ha hecho aportaciones muy importantes al cuidado de los enfermos, sin embargo estas contribuciones no se consideran tan notables como las atribuidas al médico, por ello la enfermera se le considera como subordinada a ellos. Casasa (2009)
[…] “Poseo un reconocimiento social, soy vista de una manera diferente ya no sólo aplico sueros e inyecciones en casa, hoy tengo un consultorio, la gente me ve y me respeta como profesional…Con los tratamientos, la tutoría y consultoría que proporciono, se incrementa su calidad de vida, lo agradecen cuando dicen gracias, cuando me traen a otros pacientes.” […]
El testimonio hace referencia a las prácticas de Enfermería que por tradición se han realizado para atender algunas necesidades de salud de las personas dentro de las comunidades y que de alguna manera han facilitado el ingreso de nuevas y variadas competencias profesionales dentro del consultorio, da cuenta en forma objetiva del trabajo autónomo de la enfermera. El ejercicio libre se desarrolla en el entorno de una realidad social y permite a la licenciada ampliar sus competencias profesionales con una posición autónoma e incrementar su capital cultural. Asimismo, en la población surge una demanda latente de servicios de cuidado de la salud y emergen novedosas peticiones de cuidado, lo que permite la visibilidad social de la licenciada y contribuye al incremento del prestigio social profesional. Fandiño (2002) menciona que en la autonomía la persona tiene disposición a correr el riesgo y responsabilidad de los propios actos, así como autodeterminación y autorregulación.
La perspectiva preventivista en el ejercicio libre está relacionada con la siguiente temática:
- Prevención de problemas carenciales y por exceso de alimentación.
- Prevención de problemas de disfunción sexual.
- Prevención de infecciones por transmisión sexual.
- Prevención de violencia familiar.
- Manejo del hacinamiento y