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Trapezoidectomía parcial y artroplastia interposicional tendinosa en el tratamiento de la rizoartrosis

pacientes menores de 40 años. Lo anterior puede visualizarse en la tabla 1. (Al final del artículo).

De nuestros pacientes, 32 (71,4%) eran trabajadores manuales, a lo cual se le atribuyo la artrosis, mientras que nueve (28,6%), refirieron haber sufrido un trauma en la mano, a partir de lo cual comenzaron a presentar sintomatología. Los cuatro restantes no referían dato alguno que podía relacionarse con la etiología.

Como en toda enfermedad degenerativa, los cambios que ocurren evolucionan en el tiempo, por ello se considero que debía existir relación entre el tiempo de padecer referido por los pacientes, medido en meses, y el estadio imagenológico de la clasificación de Dell visualizado a través de radiografías preoperatorias. Por ello se decidió relacionar estas dos variables en una tabla, la dos, para poder contrastar esa posible relación. (Al final del artículo).

En el grupo de pacientes cuyas afecciones se catalogaron en estadio IV, 15 para el 33,4%, refirieron padecer sintomatología por más de trece meses 13; de ellos nueve refiriendo el padecimiento por más de 25 meses; los ubicados en estadio III presentaron sintomatología entre seis y 24 meses antes de la intervención.

Ninguno de nuestros pacientes fue tratado por afectación en ambas manos, la mano afectada con mayor frecuencia fue la derecha con 33 casos (73,33%), la mano izquierda fue intervenida en los 12 casos restantes, siendo muy significativo que la incidencia de mano dominante se presento en 39 pacientes, lo que represento un elevado 86,66% del total.

Las complicaciones que ocurrieron fueron catalogadas como menores, se presentaron cinco casos de celulitis en la herida, resueltas mediantes curaciones locales y antibioticoterapia, un paciente desarrollo distrofia simpática, que requirió bloqueos (2) del ganglio estelar, pero esto no influyo en los resultados funcionales y otros dos presentaron parestesias iniciales que se atribuyeron a manipulación y cedieron espontáneamente en el posoperatorio.

Para visualizar adecuadamente el cambio referido por los pacientes en cuanto al dolor antes y después de la intervención quirúrgica, clasificado según los estadios de Alnot, se decidió presentar en la tabla 3 (al final del artículo) como contraste pareado, lo encontrado acerca de esta importante variable clínica, que en muchos casos es lo que lleva a los pacientes a decidirse por dicho tratamiento.

Es notorio el cambio registrado en la variable dolor, 19 de nuestros pacientes refirieron dolor intenso en el preoperatorio que llevo a estadiarlos como IV de la clasificación empleada, lo que unido a 18 en el estadio III, representaba más del 82% del total de pacientes atendidos y tratados. El dolor posoperatorio ubico a 40 de nuestros pacientes (88,9%) en los estadios 0 y I, los menores, lo que subraya lo significativo del cambio experimentado con la intervención quirúrgica. No existió caso en estadio IV en el posoperatorio.

Los riesgos inherentes a cualquier técnica quirúrgica que se emplee en el tratamiento de la rizoartrosis, es la perdida de la movilidad y/o de la fuerza en el dedo pulgar. Nosotros empleamos el test de Kapandji de valoración de la oposición para determinar la movilidad que mostraban los pacientes en el pulgar en el preoperatorio y compararlo con la existente al año de la intervención quirúrgica; por igual razón a la expuesta acerca del dolor, se decidió presentar el cambio a través de una tabla de contraste pareado entre el pre y el posoperatorio. Esto se aprecia en la tabla 4. (Al final del artículo).

Del análisis de la tabla cuatro, puede apreciarse la dificultad para la oposición de nuestros pacientes en el preoperatorio, donde no existió ninguno con el máximo de la escala y solo dos en el valor nueve, la mayor concentración antes de la intervención, se ubicaba en valores de cuatro, cinco y seis para la oposición del pulgar; la mencionada situación sufrió un notable cambio en el posquirúrgico, donde como puede apreciarse en la mencionada tabla cuatro, 38 pacientes fueron ubicados en valores de oposición del pulgar entre ocho y diez, sin existir ninguno con limitación de dicho movimiento menor a cuatro. La media de movilidad en oposición pre fue de 4,82 que mejoro ostensiblemente a 8,51 en el pos.

La valoración de cualquier tratamiento que se emplee, quirúrgico o no, está determinada por la percepción del paciente de la utilidad del procedimiento a que se sometió; por ello empleamos la versión reducida del índice de discapacidad de brazo, hombro y mano, QuickDASH, para valorar los resultados de la técnica empleada. Este instrumento, en cualquiera de sus versiones, constituye el “stándar gold” en la valoración de resultados para miembros superiores. Ver tabla 5 (al final del artículo).

Puede evidenciarse, el cambio en la percepción de la discapacidad expresado por los pacientes a través del índice aplicado; el valor en el preoperatorio oscilaba entre 46 y 79 con media de 63, lo cual migro hacia valores entre 13 y 42 en el pos, con media muy favorable de 29.

Discusión.

La artrosis carpometacarpiana del pulgar es una enfermedad degenerativa, para muchos relacionada con labores manuales; donde como todo proceso degenerativo, la edad posee una relación directa como medida de tiempo. La mayoría de los autores reportan sus muestras entre los 55 y los 60 años de edad (4,12,16,17,19-21); como la nuestra, donde existió predominio del grupo de edades entre 51 y 60 años de edad con más de la mitad del total para 51,1%. Algunos autores encontraron la media de edad ligeramente superior a los 60 años (22-25).

Lo reportado en relación con la incidencia en el sexo es variable en la proporción femenino/masculino, pero con claro predominio de las mujeres, así Borrás (19) encontró un 77,2% de mujeres contra un 22,8% de varones, Lemoine (23) 82% de mujeres en su serie de 68 pacientes, muy semejante a Sammer (24) con 85% de mujeres; Kochevar (20) reportó 17 femeninas y solo un hombre, nosotros encontramos una relación de 2/1 entre el sexo femenino y el masculino, con 29 mujeres (64,5%) y 16 hombres (35,5%).

Wysocki en su serie reporto que 18 de los 29 pacientes realizaban labores manuales habitualmente, siete eran jubilados de trabajo de oficina y los cuatro restantes no tenían relación demostrable entre la actividad diaria y su afección (12). Nosotros encontramos un elevado 71,4% de pacientes que realizaban labores manuales, y nueve refirieron causa traumática como el desencadenante de sus síntomas.

Se encontró relación entre el