Trastorno psicótico tras infección por COVID-19: una revisión literaria
Autora principal: Marianella Gei Alvarado
Vol. XVIII; nº 12; 562
Psychotic disorder after COVID-19 infection: a literary review
Fecha de recepción: 23/05/2023
Fecha de aceptación: 16/06/2023
Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XVIII. Número 12 Segunda quincena de Junio de 2023 – Página inicial: Vol. XVIII; nº 12; 562
Autores:
Marianella Gei Alvarado 1; Yerlin Vargas Montero 2; Daniel Mora Camac 3.
- Médico General, investigador independiente, San José, Costa Rica
ORCID ID: https://orcid.org/0009-0005-4621-8878
- Médico General, investigador independiente, San José, Costa Rica
ORCID ID: https://orcid.org/0009-0006-8029-3000
- Médico General, investigador independiente, San José, Costa Rica
ORCID ID: https://orcid.org/0000-0001-7046-0190
Resumen
La pandemia por el síndrome respiratorio agudo severo coronavirus-2 (SARS-CoV-2) ha evidenciado un aumento en los trastornos neuropsiquiátricos en pacientes con esta infección, incluyendo trastornos psicóticos. Factores de riesgo directos, sociales y biológicos se han identificado en relación con el desarrollo de estos trastornos. Se han discutido posibles mecanismos etiológicos, incluyendo la acción viral directa e indirecta en el sistema nervioso central. Diversos estudios alrededor del mundo han demostrado que aproximadamente el 40,9% de los pacientes presentan síntomas neuropsiquiátricos, y entre el 0,9% y el 4% experimentan síntomas psicóticos como delirios y alucinaciones. Por lo que al ser una patología que se ha relacionado con la infección aguda de la COVID-19 es de vital importancia documentar y reportar estos casos para realizar un diagnóstico y tratamiento adecuados.
Palabras clave: COVID-19, psicosis, manifestaciones neuropsiquiátricas, síndrome respiratorio agudo severo coronavirus-2 (SARS-CoV-2), trastorno psicótico.
Abstract
The severe acute respiratory coronavirus-2 syndrome (SARS-CoV-2) pandemic has shown an increase in neuropsychiatric disorders in patients with this infection, including psychotic disorders. Direct, social, and biological risk factors have been identified in relation to the development of these disorders. Possible etiological mechanisms have been discussed, including direct and indirect viral action on the central nervous system. Various studies around the world have shown that approximately 40.9% of patients present neuropsychiatric symptoms, and between 0.9% and 4% experience psychotic symptoms such as delusions and hallucinations. Therefore, as it is a pathology that has been related to the acute infection of COVID-19, it is of vital importance to document and report these cases to carry out an adequate diagnosis and treatment.
Keywords: COVID-19, psychosis, neuropsychiatric manifestations, severe acute respiratory syndrome coronavirus-2 (SARS-CoV-2), psychotic disorder.
Declaración de buenas prácticas clínicas:
Los autores de este manuscrito declaran que:
Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses.
La investigación se ha realizado siguiendo las Pautas éticas internacionales para la investigación
relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones
Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la
Salud (OMS).
El manuscrito es original y no contiene plagio.
El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista.
Han obtenido los permisos necesarios para las imágenes y gráficos utilizados.
Han preservado las identidades de los pacientes.
Introducción
La COVID-19 es una enfermedad infecciosa respiratoria aguda, en ocasiones grave, causada por el síndrome respiratorio agudo severo coronavirus-2 (SARS-CoV-2) el cual fue descrita por primera vez en diciembre 2019, en Wuhan, China.1 El alcance, la magnitud y la velocidad de la pandemia de COVID-19 han sido asombrosos y continúan evolucionando rápidamente. Hasta la fecha, más de 80 millones de personas han sido infectadas por el SARS-CoV-2 en todo el mundo y al menos 1,7 millones han muerto.2
Actualmente cada vez se conoce sobre más sobre las manifestaciones clínicas de esta enfermedad y su tratamiento a corto, mediano y largo plazos; sin embargo, se conoce poco sobre las manifestaciones psicológicas y neuropsiquiátricas que se le asocian.1 Diversos estudios han documentado que los síntomas neuropsiquiátricos se presentan en un 40,9 % de los pacientes con este diagnóstico.3
Dentro de las patologías que se han reportado en los pacientes con una infección aguda por SARS-CoV2 se encuentran los trastornos psicóticos. La psicosis se define como un trastorno caracterizado por una marcada alteración de la conducta, del pensamiento (ideas delirantes) y presencia de alucinaciones, que en conjunto le dificulta mantener un adecuado contacto con la realidad y afrontar las demandas de la vida diaria, siempre en un contexto de estado de conciencia íntegro.4
Con respecto a la psicosis relacionada con la COVID-19, por el momento hay datos limitados, pero se han descrito cuadros breves que comienzan con sintomatología delirante inicialmente en contexto de delirium y posteriormente, cuando cede el síndrome confusional agudo, pueden permanecer hasta 2 semanas. Sin embargo, el problema es que en muchas ocasiones los síntomas psicóticos se superponen con un síndrome confusional agudo, lo que dificulta su delimitación y estudio. Es por esta razón que es de vital importancia la documentación y el reporte de estos casos con el fin de realizar un adecuado diagnóstico y tratamiento certero. 5
Metodología:
Este trabajo corresponde a una revisión bibliográfica descriptiva. Con el fin de recolectar información actualizada acerca de la psicosis y covid , para esta publicación se utilizó información consultada en idioma inglés y español de las bases de datos (pubmed, NEJM, EBSCOHost, Clinical Key, Cochrane, BMJ,ScienceDirect, Scielo, LILACS, UpToDate), disponibles en la plataforma del sistema de bibliotecas de la Universidad de Ciencias Médicas (UCIMED), así como de la Biblioteca Nacional de Salud y Seguridad Social (BINASSS), unidad de información científica de la Caja Costarricense del Seguro Social. También se utilizó la base de datos de uso libre, PubMed.
Criterios de inclusión: se utilizaron los artículos del 2018 al 2023, en inglés y español, tipo revisiones bibliográficas, artículos originales, reportes de caso, revisiones sistemáticas o metaanálisis; que incluyera alguna de las palabras clave o keywords:COVID-19, psicosis, manifestaciones neuropsiquiátricas, síndrome respiratorio agudo severo coronavirus-2 (SARS-CoV-2), trastorno psicótico (así como sus equivalentes en inglés: COVID-19, psychosis, neuropsychiatric manifestations, severe acute respiratory syndrome coronavirus-2 (SARS-CoV-2), psychotic disorder).
Criterios de exclusión: artículos publicados antes del 2018, idiomas diferentes al inglés o español, e investigaciones con conflictos de intereses.
Discusión
Epidemiología
Se estima que 50 personas a nivel global de cada 100 000 van a padecer de algún trastorno psicótico. Entre un 13% y 23% de las personas han padecido de al menos un síntoma psicótico en algún momento de su vida y entre un 1-4% de las personas cumple con los criterios diagnósticos para trastorno psicótico. La oficina nacional de estadística del Reino Unido, logró determinar que un 20% de la población del Reino Unido que fue diagnosticada con COVID-19 cursaron con sintomatología típica respiratoria de una duración máxima de 5 semanas y un 10% con una duración de sus síntomas de hasta 12 semanas de síntomas respiratorios. 6,7
En varios estudios se ha logrado determinar que más del 30% de los pacientes hospitalizados por COVID-19 van a presentar algún tipo de trastorno neuropsiquiátrico. En diversos grupos etarios de ambos sexos, se determinó que entre un 0.9% y un 4% presentó síntomas psicóticos como delirios o alucinaciones y que dichos síntomas pueden aparecer en personas psíquicamente vulnerables que se encuentran infectados por COVID-19.1,2 En un estudio realizado en Inglaterra en población pediátrica que cumplía con criterios de síndrome de respuesta inflamatoria multisistémica una media de 10.7 presentó signos de psicosis significativamente mayor a los pacientes que no presentaron síndrome de respuesta inflamatoria multisistémica. Además, se logró documentar que la psicosis puede presentarse como una primera manifestación en pacientes infectados por COVID-19 asintomáticos.9
En Taiwán, se realizó un ensayo clínico en el que se evidenció que alrededor de un 10% de la población general tuvo una perspectiva pesimista en los meses posteriores al brote de la COVID-19 y de este porcentaje hubo un aumento del 11.7% en la prevalencia de morbilidad psiquiátrica.10
Mediante un estudio clínico realizado en el año 2020 en Inglaterra, en el que se escogieron a 193 personas con un rango de edad entre los 23 y 91 años de edad, se logró determinar que 23 pacientes cumplieron con la definición de estado mental alterado, de los cuales un 43% presentó síntomas psicóticos.11
Se han reportado diversos factores de riesgo que se han determinado incrementan el porcentaje de aparición de trastornos psicóticos en los pacientes que han sido diagnosticados con la COVID-19. Estos factores de riesgo se dividen en 3 categorías: 1) Factores de riesgo directos: entre estos se va a observar la severidad de la enfermedad, niveles altos de biomarcadores inflamatorios (como la proteína C reactiva e interleucina), ingreso a la unidad de cuidados intensivos, uso de corticoesteroides e hidroxicloroquina; 2) Factores de riesgo sociales: como la discriminación o estigmatización del enfermo por COVID-19, la muerte de un miembro familiar durante el último año y convivencia con niños y por último, 3) Factores biológicos: como hipertensión arterial, diabetes mellitus, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), enfermedades cardiovasculares y hepatopatías.4
Etiología y fisiopatología
Hasta el momento no se ha logrado determinar la causa exacta de la psicosis, sin embargo se van a dividir en 3 grupos distintos: 1) Desórdenes primarios: donde se incluye a la esquizofrenia y trastorno psicótico leve; 2) Psicosis inducida por afecciones médicas: esta categoría incluye toda aquella afección médica, neurológica, infecciosa, de causa endocrinológica o enfermedades sistémicas y 3) Psicosis inducida por sustancias: muchos medicamentos y sustancias ilícitas van a alterar la neuroquímica del sistema nervioso central induciendo síntomas psicóticos. 7
Dentro de los factores detonantes de los trastornos psicóticos no se ha logrado aislar una única causa como tal, sin embargo, existen varias teorías que podrían explicar su etiología. El modelo más estudiado es el de la vulnerabilidad-estrés el cual explica acerca de la existencia de vulnerabilidad biológica y psicológica sobre la que otros factores ambientales pueden precipitar la aparición de episodios psicóticos. La prevalencia de los episodios psicóticos aumenta cuando hay evidencia de antecedentes heredofamiliares, sin embargo, no se ha logrado aislar un gen específico que desencadena dicha patología. La hipótesis dopaminérgica es un factor neuroquímico importante ya que sostiene que la existencia de una alteración dopaminérgica cerebral que va a constar de dos componentes: la relación entre la hiperactividad neuronal en la psicosis y la relación entre el mecanismo antipsicótico de los fármacos con la hiperactividad dopaminérgica.12
Las alteraciones anatomopatológicas encontradas en las tomografías axiales computarizadas y resonancias magnéticas sugieren una degeneración en la corteza cerebral en especial las zonas anatómicas relacionadas con las tareas, pensamientos o planificación de las emociones. En varios estudios se ha evidenciado que el hipocampo, amígdala y tálamo tienden a tener un menor volumen de tejido cerebral.12
El SARS-CoV-2 es conocido por ser un virus que causa sintomatología respiratoria, sin embargo, se ha observado que la familia de coronavirus va a mostrar un potencial de neurotropismo que va a inducir a trastornos neuropsiquiátricos por lo que se han propuesto dos mecanismos fisiopatológicos:| 4,13
Acción viral directa: el virus se va a unir con la enzima convertidora de angiotensina 2 el cual va a ocasionar una tormenta de citocinas y elevación de reactantes de fase aguda aumentando la permeabilidad de la barrera hematoencefálica permitiendo la diseminación hematógena a través de leucocitos infectados y el paso del virus al sistema nervioso central por medio de 2 rutas: invasión de los nervios olfatorios por medio de la lámina cribosa el cual mediante mecanorreceptores y quimiorreceptores puede llevar a una disfunción secundaria en los centros de control cardiorrespiratorio en el bulbo raquídeo. La otra ruta de invasión es el sistema nervioso entérico.3,4,13,14
Como consecuencia a la invasión directa al sistema nervioso central, el virus va a provocar neuroinflamación alterando la homeostasis neuronal y la muerte neuronal por hipoxemia. (Ver Tabla 1 de Anexos) Se ha observado que los niveles aumentados de reactantes de fase aguda en infección por COVID-19 son semejantes a los que presentan varios trastornos psiquiátricos.14
Acción viral indirecta: La afección indirecta del sistema nervioso central va a ocurrir mediante diferentes vías: por la respuesta autoinmune del organismo hacia el virus, la existencia de una encefalopatía tóxica aguda asociada a infecciones graves o como consecuencia de los efectos secundarios tóxicos del mismo tratamiento médico contra SARSCoV2. 4
Manifestaciones clínicas
Los estudios de pandemias virales respiratorias previas sugieren que pueden surgir diversos tipos de síntomas psiquiátricos en el contexto de una infección viral aguda o en períodos variables de tiempo después de la infección; se caracterizan por una mayor incidencia de síntomas como insomnio, ansiedad, depresión, manía, psicosis, tendencias suicidas y delirio.1, 3, 9
La infección por SARS-CoV-2 puede producir manifestaciones psiquiátricas que parecen ser desproporcionadas en relación con el grado de infección pulmonar o los efectos secundarios esperados de la terapia con corticosteroides, con el correspondiente impacto negativo sobre la salud mental, tanto en corto como a largo plazo.6 También se han reportado manifestaciones neurológicas en pacientes pediátricos con el diagnóstico de infección por COVID-19, sin embargo, estos estudios en niños y adolescentes son limitados.13
Se ha reportado la presencia de psicosis como primera manifestación de COVID- 19 en pacientes asintomáticos. Sin embargo, no hay datos suficientes para aclarar una presentación típica de la psicosis por COVID-19.2, 5, 9,15
La psicosis afecta la cognición, emociones, percepción y otros aspectos del comportamiento. La manifestación de la enfermedad es diferente en cada paciente. Los síntomas de la psicosis se diferencian en dos grandes grupos: unos denominados positivos y otros negativos. (Ver Tabla 2 de Anexos) Los negativos, están estrechamente relacionados con las funciones que se van deteriorando en el paciente, presenta mala respuesta al tratamiento y su mayor intensidad está relacionada con un peor pronóstico. Los síntomas positivos son más evidentes y alarmantes en situaciones sociales que los negativos, sin embargo, suelen responder más favorablemente a los tratamientos farmacológicos que los negativos.12
La psicosis es una enfermedad de inicio agudo; sin embargo, el nivel de conciencia, orientación y la memoria están conservados. El trastorno psicótico breve dura como máximo un mes y el individuo retorna a su vida normal sin la presencia de síntomas negativos (apatía, insociabilidad). Ideas delirantes de daño, alucinaciones fluctuantes y trastornos del pensamiento son las características principales de la psicosis.3, 7
Al inicio del trastorno es más frecuente el estado de ánimo lábil, la confusión y la disminución de la atención. Algunos de estos efectos pueden darse en el momento de la infección aguda o tiempo después de la etapa infecciosa (semanas o meses).5
Se han descrito características de desorganización y confusión notables, cuando cede el síndrome confusional agudo, pueden permanecer hasta por dos semanas.2,5 En comparación con los pacientes que desarrollan psicosis precipitada por el estrés relacionado con la pandemia, es menos probable que estos pacientes respalden la paranoia o el contenido delirante sobre el COVID-19. También es menos probable que tengan antecedentes familiares de psicosis y es más probable que se presenten a una edad atípica con un inicio subagudo y una recuperación relativamente rápida después del tratamiento con dosis bajas de antipsicóticos.2
Los pacientes diagnosticados con COVID-19 o sospecha de estar infectados pueden experimentar emociones intensas y reacciones comportamentales, además de miedo, aburrimiento, soledad, ansiedad, insomnio o rabia.10
Diagnóstico
La psicosis es un término complejo y muy frecuentemente mal empleado; presenta una vasta sintomatología y pueden aparecer en el contexto de una enfermedad psiquiátrica o médica.16 La cantidad de casos con manifestaciones neuropsiquiátricas y psicosis aguda asociadas a la COVID-19, pueden ser más frecuentes que lo reportado actualmente. Esto no solo aumenta la gravedad del estadio del paciente, sino que dificulta el proceso tanto diagnóstico como terapéutico.1
Para el diagnóstico de psicosis se debe iniciar con una historia clínica y examen mental completo. (Ver Tabla 3 de Anexos) Es importante conocer si el inicio de la enfermedad fue insidioso o agudo, cuál fue el tiempo transcurrido desde el inicio de los síntomas, las características de los síntomas, la respuesta del paciente a los síntomas, factores estresantes o precipitantes, conductas autolesivas o lesivas hacia terceros. También se debe conocer sobre la existencia de antecedentes heredofamiliares de enfermedades neuropsiquiátricas, antecedentes personales patológicos, historial psiquiátrico, hospitalizaciones previas, uso de medicamentos, uso u abuso de sustancias, historial de desarrollo y el historial psicosocial del paciente.7
Además, se debe complementar con una exploración física completa junto con un examen neurológico completo y pruebas de laboratorio y gabinete, especialmente en pacientes con un primer episodio o con presencia de síntomas atípicos. (ver Tabla 4 de Anexos)12, 16
En correspondencia con el DSM-5, para realizar el diagnóstico de trastorno psicótico debido a otra afección médica, en este caso de un trastorno psicótico secundario a COVID-19, se deben cumplir con los siguientes criterios diagnósticos:1
- La presencia de alucinaciones, delirios, comportamiento motor anómalo, pensamiento y discurso desorganizado, así como trastorno de los hábitos.
- Existen pruebas a partir de la historia clínica, la exploración física, las pruebas de laboratorio y el electroencefalograma de que el trastorno es la consecuencia fisiopatológica directa de otra afección médica.
- El trastorno no se explica mejor por otro trastorno mental.
- El trastorno no se produce exclusivamente durante el curso de un delirium.
- El trastorno causa malestar clínicamente significativo con deterioro en los ámbitos social, familiar y otras áreas importantes del funcionamiento.
Actualmente no se dispone de pruebas de laboratorio o psicométricas específicas ni marcadores psicobiológicos que puedan tomarse en cuenta para afirmar o negar el diagnóstico de las psicosis agudas por lo que el diagnóstico de este trastorno es fundamentalmente clínico por lo que se basa en la observación cuidadosa, la historia que ofrecen los familiares y el examen físico y psiquiátrico.1
Diagnóstico diferencial
Es importante realizar el diagnóstico diferencial con otros trastornos neuropsiquiátricos ya que, a parte del trastorno psicótico, la COVID-19 se ha relacionado con otras patologías psiquiátricas como el trastorno de ansiedad, depresión, delirium y trastorno de estrés postraumático.5
Delirium
El delirium se define como la disminución en la calidad de atención y conciencia, de inicio súbito, con una alteración cognitiva adicional (memoria, orientación, lenguaje y percepción), de curso fluctuante, cuyo origen es una condición médica de fondo.4
Los pacientes con infección aguda por coronavirus tienen múltiples factores para desarrollar este síndrome como ocurre en muchos otros procesos infecciosos e inflamatorios.14 Dentro de los factores de riesgo de delirium en esta población se encuentran el distanciamiento social, la ventilación mecánica prolongada y el uso de sedación.15 Se ha determinado que el delirium puede ocurrir en al menos el 30% de los pacientes hospitalizados con COVID-19 y es sustancialmente más común en aquellos que requieren ingreso en la UCI.2
Trastorno depresivo
La depresión es conceptualizada como un estado de ánimo bajo de por lo menos dos semanas de evolución, acompañado de desinterés, anhedonia, y síntomas físicos como hiperoxia, pérdida de peso, insomnio e hipersomnia, y alteraciones cognitivas: como dificultad para atender, concentrarse y lentificación del pensamiento, que en conjunto originan deterioro funcional.4
Trastorno de ansiedad
Es definido como una sensación de opresión difusa, desagradable y vaga, acompañada de síntomas neurovegetativos como cefalea, diaforesis, taquicardia, opresión torácica, malestar epigástrico e inquietud. Dos subtipos de trastornos de ansiedad, la ansiedad generalizada y el trastorno de pánico, han sido asociados en varios estudios a la enfermedad por COVID-19.4
Trastorno de estrés postraumático
Se define como la exposición a un acontecimiento traumático; de forma directa, por la presencia de daños a otros o bien por ser informado de un suceso de este tipo. El paciente experimenta un cuadro sintomático derivado de dicha experiencia: puede presentar la reexperimentación del acontecimiento, conducta de evitación cognoscitiva, emocional y conductual, el embotamiento afectivo y los síntomas de activación neurovegetativos.4
Este fue uno de los trastornos psiquiátricos más comunes diagnosticados entre los supervivientes de Síndrome respiratorio agudo grave (SARS) y Síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS), con una prevalencia de casi el 40% a los 6 meses del alta. No es sorprendente que la prevalencia de trastorno de estrés postrauma entre los supervivientes de la COVID-19 sea al menos tan alta como en brotes anteriores de coronavirus.2
Tratamiento
El tratamiento con COVID-19 también puede precipitar la psicosis. Específicamente, la cloroquina y la hidroxicloroquina, que antes eran los pilares de la atención del COVID-19, pueden causar alucinaciones y otros síntomas psicóticos. Este riesgo se agrava en pacientes que reciben terapia combinada con lopinavir/ritonavir debido a la inhibición de CYP3A4. La administración de corticosteroides en dosis altas, que sigue siendo uno de los pocos tratamientos eficaces para la infección grave por COVID-19, puede provocar síntomas psicóticos, que también se han descrito específicamente en el contexto del tratamiento de enfermedades virales.2
El tratamiento de primera línea utilizado para los síntomas psicóticos en los pacientes son los antipsicóticos. El antipsicótico de elección va a depender tanto de la severidad de los síntomas como de los antecedentes del paciente. En algunas ocasiones, el paciente puede presentar, aparte de los síntomas psicóticos, la aparición de trastornos del estado del ánimo por lo que es importante valorar la utilización de inhibidores de la recaptación de serotonina como la fluoxetina. Por otro lado, la psicoterapia se ha utilizado en conjunto con el tratamiento farmacológico ya que se ha evidenciado una tasa de éxito más alta que con solo la monoterapia.8,16
Antipsicóticos típicos o de primera generación
Su mecanismo de acción se basa en bloquear los receptores dopaminérgicos D2 en las vías dopaminérgicas mesolímbicas, mejorando de esta forma los síntomas positivos (Ver Tabla 5 de Anexos). También bloquean las vías dopaminérgicas mesocortical, nigroestriada y tuberoinfundibular por lo que pueden producir efectos secundarios como extrapiramidalismo, galactorrea o amenorrea.16
Antipsicóticos atípicos o de segunda generación
Se van a dividir según su mecanismo de acción en antagonistas de receptores 5-HT2 y D2, antagonistas selectivos de los receptores D2, los agonistas de receptores D2 y antagonistas de 5-HT2. (Ver Tabla 5 de Anexos).16
En la gran mayoría de los casos, el primer paso para el tratamiento de la fase aguda es la hospitalización. Para la elección del antipsicótico es importante tomar en cuenta la historia clínica para lograr una buena evolución clínica. La mayoría de los antipsicóticos van a tener una eficacia similar, a excepción de la clozapina el cual se usa como fármaco de elección cuando hay resistencia a otros antipsicóticos. Las guías clínicas recomiendan iniciar con un antipsicótico atípico a bajas dosis e ir incrementando la dosis gradualmente valorando al paciente en 2-3 semanas, además, se recomienda primero la vía oral que la vía intramuscular.15, 16
Según las guías clínicas, se aconseja seguir el tratamiento antipsicótico entre 6 a 12 meses posterior a sufrir un primer episodio psicótico, si hay evidencia de otro brote psicótico en ese periodo de tiempo, se recomienda extender el tratamiento a 5 años.16,17
La terapia electroconvulsiva (TEC) suele indicarse en el período agudo cuando no se evidencia respuesta al tratamiento, en caso del periodo de mantenimiento, se suele indicar si el paciente respondió a la TEC en la fase aguda mas no hay respuesta al tratamiento de mantenimiento. En la fase de estabilización se ha observado que los síntomas negativos van a ser más prominentes.16 Los antipsicóticos en general, van a tener efectos secundarios como síndrome metabólico, síntomas extrapiramidales que incluye distonía, síndrome parkinsoniano, acatisia y discinesia tardía. (Ver Tabla 6 de Anexos).16
Si bien el tratamiento farmacológico es de primera elección, se debe complementar con programas psicoeducativos, intervenciones psicológicas destinadas a la mejora de las habilidades interpersonales del paciente con psicosis y programas de reintegración laboral para mejorar el rendimiento y calidad de vida de la persona.16,17
La psicoeducación no solo va orientada al paciente, también incluye a los miembros familiares para reconocer precozmente recaídas e insistir en la adherencia al tratamiento ya que se ha demostrado clínicamente que, la falta de adherencia al tratamiento aumenta el riesgo de sufrir una recaída y que su sintomatología sea más severa.3, 16
Por otra parte, la terapia cognitivo-conductual es mayormente indicada para aquellas personas que siguen presentando síntomas positivos a pesar de recibir un tratamiento farmacológico antipsicótico. Su objetivo es disminuir las ideas delirantes y alucinaciones, dar estimulación a la persona para colaboración activa en el tratamiento y así reducir el riesgo de recaída y los niveles de discapacidad social. 2, 16
Pronóstico y complicaciones
La hospitalización por COVID-19 es más probable que ocurra en pacientes con trastornos psiquiátricos existentes que aquellos sin trastornos psiquiátricos. 9, 14 Las personas mayores de 60 años también han sido reportadas de alto riesgo, pues las posibilidades de recuperación del COVID-19 son significativamente menores en comparación a otros grupos poblacionales dado el proceso de envejecimiento y la existencia de algunas enfermedades como la hipertensión arterial, diabetes y obesidad.18
La morbilidad neurológica y psiquiátrica es sustancial durante los primeros seis meses tras la infección por el SARS-CoV-2. Un estudio reciente publicado en Lancet Psychiatry en el año 2021 analizó retrospectivamente una cohorte de 236 379 supervivientes de COVID-19 y un grupo control de pacientes que tuvieron gripe u otro tipo de infección respiratoria, pero que no padecieron COVID-19, y cuantificó la incidencia de complicaciones neurológicas o psiquiátricas en los seis meses siguientes. La incidencia de cualquier complicación de este tipo en el grupo con COVID-19 fue del 33.6%, y destacaban la ansiedad (17.4%), la depresión (13.7%), el insomnio (5.4%), el ictus isquémico (2.1%), la psicosis (1.4%), la demencia (0.67%), la hemorragia cerebral (0.56%) y el parkinsonismo (0.11%).
La incidencia de este tipo de complicaciones fue superior en los pacientes que requirieron ingreso en la UCI (46,4%) o que presentaron una encefalopatía en la fase aguda, y también fue mayor en comparación con los pacientes con gripe u otras infecciones respiratorias y COVID-19. La incidencia de complicaciones cognitivas y psiquiátricas también estaba aumentada en los pacientes que no precisaron ingreso hospitalario.6 En personas que experimentan síntomas psicóticos, el riesgo de presentar ideas suicidas es dos veces mayor, el de hacer un intento suicida es tres veces mayor y el de suicidio es cuatro veces mayor.12
Prevención y recomendaciones
Dentro de las medidas a implementar en un corto plazo está principalmente la utilización de primeros auxilios psicológicos con los cuales se busca intervenir de forma temprana las necesidades del paciente. Igualmente se debe preparar al personal de salud para que se sienta capacitado y pueda intervenir de forma certera y adecuada un cuadro psicótico en un paciente diagnosticado con COVID-19. 10 Se debe ofrecer atención especializada a los pacientes con COVID-19 que presentan alteraciones del estado de la conciencia y garantizar los estudios complementarios necesarios para excluir todas las posibles causas de psicosis.1 Además, los síntomas neuropsiquiátricos deben monitorearse longitudinalmente, a intervalos regulares, utilizando escalas de calificación validadas y cuestionarios para detectar depresión, ansiedad, estrés postraumático, uso de sustancias, tendencias suicidas y preocupaciones cognitivas.2
Conclusión
Se ha observado que un porcentaje significativo de pacientes que han sido diagnosticados con esta patología presentan trastornos neuropsiquiátricos, incluyendo síntomas psicóticos. Estos síntomas pueden manifestarse tanto en pacientes con sintomatología respiratoria típica como en aquellos que son asintomáticos.
En cuanto a la etiología y fisiopatología de la psicosis, no se ha determinado una causa exacta, pero se han identificado diferentes grupos que incluyen desórdenes primarios, psicosis inducida por afecciones médicas y psicosis inducida por sustancias. Se ha observado que el SARS-CoV-2 puede tener un efecto directo en el sistema nervioso central a través de la invasión viral y la respuesta inflamatoria, así como un efecto indirecto a través de la respuesta autoinmune y los efectos secundarios de los tratamientos médicos. En cuanto a las manifestaciones clínicas, se ha encontrado una amplia gama de síntomas psiquiátricos en pacientes con COVID-19, incluyendo insomnio, ansiedad, depresión, manía, psicosis, tendencias suicidas y delirio
En conclusión, la psicosis es una manifestación importante en algunos pacientes con COVID-19 y puede tener un impacto significativo en la salud mental. Se requiere una comprensión más profunda de los mecanismos subyacentes y una evaluación integral de los pacientes para un diagnóstico y tratamiento adecuados. La detección temprana y el manejo adecuado de los trastornos psicóticos en el contexto de la COVID-19 son fundamentales para mejorar los resultados clínicos y la calidad de vida de los pacientes.
Declaración de Conflicto de interés: Los autores declaran no tener ningún conflicto de interés a la fecha del envío del manuscrito.
Declaración de Financiamiento: El trabajo se realizó con fines académicos y no contó con ningún tipo de financiamiento externo
Ver anexo
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