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Uso de antisépticos al usar la vía parenteral

Uso de antisépticos al usar la vía parenteral

Autor principal: Francisco Javier Mesa Mesa

Vol. XVII; nº 13; 565

Use of antiseptics when using the parenteral route

Fecha de recepción: 29/05/2022

Fecha de aceptación: 30/06/2022

Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XVII. Número 13 – Primera quincena de Julio de 2022 – Página inicial: Vol. XVII; nº 13; 565

Autores:

Francisco Javier Mesa Mesa; Rubén Benítez Moscoso

Hospital Alta Resolución de Puente Genil, España

Resumen:

El objetivo principal de este estudio es conocer cuál es el antiséptico más recomendado en la administración de fármacos por vía parenteral. Para este propósito se ha realizado la revisión de varios artículos mediante el acceso a distintas bases de datos.

Durante la lectura y análisis de estos trabajos, apreciamos que existen dos formas de actuación: la tradicional y otra más reciente, que cada vez va tomando más fuerza. La primera recomienda el uso de alcohol para la antisepsia de la piel previa a la punción. Mientras que, la última, establece que no es necesaria la preparación de la piel a no ser que visualmente tenga suciedad.

Palabras clave: vía parenteral, enfermería, antiséptico, riesgo de infección

Abstract:

The main aim of this review is to establish which is the most recommended antiseptic for parenteral drug administration. For this purpose, several articles have been reviewed through access to different databases.

During the reading and analysis of these works, two forms of action were distinguished: the traditional one and another more recent, gaining greater support. The former recommends the use of alcohol for the antisepsis of the skin prior to the puncture. While the latter, maintains that it is not necessary to prepare the skin unless it is visually dirty.

Keywords: parenteral route, nursing, antiseptic, risk of infection

Los autores de este manuscrito declaran que:

Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses
La investigación se ha realizado siguiendo las Pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS
El manuscrito es original y no contiene plagio
El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista.
Han obtenido los permisos necesarios para las imágenes y gráficos utilizados.
Han preservado las identidades de los pacientes.

Introducción:

Las vías de administración de medicamentos, son las formas por las que un fármaco se introduce en nuestro organismo. La vía más adecuada se elige en función de las características del paciente y del tipo de tratamiento que vayamos a utilizar.

Otro factor a tener en cuenta es la forma farmacéutica, es decir, la forma externa que adopta un fármaco. Los hay que solo disponen de una forma farmacéutica, por lo que únicamente se podrán administrar por una vía de administración; sin embargo, los hay también en distintas presentaciones, lo cuál hace posible que un mismo principio activo sea administrado por distintas vías.

Existen diversas vías de administración: oral, sublingual, tópica, transdérmica, oftalmológica, inhalatoria, rectal, vaginal y parenteral. Todas ellas presentan una serie de ventajas e inconvenientes; así como, indicaciones y contraindicaciones para su uso.

La vía parenteral constituye una de las formas de administración de fármacos más utilizadas por los profesionales de enfermería. Para aplicar un fármaco por vía parenteral será necesario atravesar la piel, de forma que la medicación pase al torrente sanguíneo directamente o a través de los diferentes tejidos donde se administra.

Podemos decir, por tanto, que se incluye dentro de las vías de administración llamadas inmediatas o directas, ya que el fármaco no tiene que atravesar membranas biológicas de tipo epitelial o endotelial para llegar al plasma, sino que es introducido directamente en el medio interno mediante inyección. Esta vía de administración de medicamentos se caracteriza por ofrecer una absorción muy regular, lo que evita pérdidas presistémicas del fármaco.

Dentro de la vía parenteral, podemos distinguir tres tipos, que son los más usuales:

  • Intravenosa: en la que inyectaremos un fármaco directamente al torrente venoso. En esta vía la absorción es inmediata y el efecto se consigue prácticamente en el momento de la aplicación.
  • Intramuscular: se inyecta el medicamento en un músculo. Al ser una zona muy vascularizada, se absorbe rápidamente. Tiene como desventaja, que no se pueden aplicar grandes volúmenes (se aconseja no inyectar más de 5 cc)
  • Subcutánea: el fármaco se inyecta en el tejido celular subcutáneo. La absorción es más lenta, al estar esta zona menos vascularizada. Tiene un efecto sostenido y duradero; y también permite la aplicación de fármacos en perfusión.

Otras formas de administración por vía parenteral, aunque menos usuales, son: intratecal, intradérmica, intraarticular, intrapleural, intraperitoneal, intravítrea o intraventricular.

Al tener que atravesar la barrera natural de la piel, existe riesgo de infección, al poder transportar gérmenes patógenos desde la piel a tejidos más internos.

Para evitar este riesgo, tradicionalmente, se han utilizado diferentes antisépticos antes de llevar a cabo una inyección.

El antiséptico es aquella sustancia que inhibe el crecimiento o destruye microorganismos sobre tejido vivo. Para que sea considerado adecuado para la piel tiene que cumplir una serie de premisas:

  • Tener un espectro de acción amplio (contra bacterias, hongos, virus, esporas, etc)
  • Inicio de acción rápido.
  • Duración de acción suficiente.
  • Que sea inocuo a nivel local y sistémico.

Los antisépticos más comúnmente usados en nuestros días son:

  • Alcohol etílico: usado en ámbito hospitalario al 70% consigue eliminar hasta el 90% de las bacterias de la piel (siempre que permanezca dos minutos en la superficie cutánea). Su eficacia es más variable cuando se trata de hongos y virus. No es activo frente a esporas, por lo que no se debe usar para desinfectar material quirúrgico. No debe usarse para limpiar heridas abiertas (como tradicionalmente se ha usado), ya que es muy irritante y podría facilitar la supervivencia de las bacterias al coagular las proteínas.
  • Clorhexidina: posee un inicio de acción muy rápido. Tiene gran poder bactericida, aunque muestra resistencia contra pseudomonas. Ineficaz contra virus. Impide la germinación de esporas, pero solo las elimina si se eleva la temperatura. No pierde eficacia en contacto con materia orgánica, sangre o jabón por lo que también lo hace útil en heridas. Es una gran alternativa a los antisépticos yodados, que no se deben usar en niños, embarazadas o alérgicos a éste compuesto. Otra característica interesante de la clorhexidina es que no atraviesa la piel. La concentración adecuada en el tema que tratamos (piel intacta) es al 2%.
  • Povidona yodada: inicio de acción algo más lento, ya que comienza a actuar cuando se va liberando el yodo del compuesto. Gran acción sobre esporas y todo tipo de gérmenes. No es irritante. Uno de sus mayores inconvenientes es que puede causar hipersensibilidad en algunas personas. No se debe usar en neonatos ni embarazadas.
  • Tintura de yodo: inicio de acción rápido y efecto prolongado. Mancha más y es más irritante que la povidona yodada.
  • Agua oxigenada: acción antibacteriana débil. Es virucida. Se descompone y pierde su eficacia en contacto con la catalasa de los tejidos, por lo que no es útil en heridas abiertas, a pesar de que su uso llegó a estar muy extendido. Provoca ardor al aplicarlo en heridas abiertas.

Objetivos:

Conocer los antisépticos a utilizar cuando vamos a administrar fármacos por vía parenteral.

Material y método:

Se ha realizado una revisión bibliográfica de los artículos relacionados con el tema que exponemos, haciendo posteriormente una valoración y análisis de los resultados. Los artículos han sido buscados en bases de datos como, COCHRANE, EXPLORAEVIDENCIA, SCIELO y CUIDEN.

Resultados:

Khawaja et al. realizaron un estudio cuasi-experimental en 407 sujetos que aceptaron la participación en el mismo. En 221 de los cuales se usó Alcohol 70º para la desinfección previa a la inyección intramuscular, subcutánea o intradérmica; y en los otros 180 no se usó antiséptico. Aunque la desinfección previa redujo el recuento bacteriano en la piel en un 47% esto no se tradujo en una diferencia significativa en los signos clínicos o efectos adversos locales o sistémicos.

La mayoría de manuales de procedimientos y técnicas recomiendan el uso de alcohol para desinfectar la piel previamente a la punción durante 30 segundos, esperando a que la piel se seque, como el Manual de protocolos y procedimientos generales de enfermería del Hospital Reina Sofía de Córdoba.

Hutin et al. en su best practice sobre las prácticas recomendadas para el control de infecciones en inyecciones intradérmicas, subcutáneas e intramusculares refiere que solamente se deberá lavar la piel visiblemente manchada o sucia. Comenta que los estudios realizados sugieren que no existe un mayor riesgo de infección cuando las inyecciones se administran en ausencia de preparación de la piel, ya que la mayoría de las bacterias de la flora cutánea no son patógenas y el número introducido en la inyección es menor al mínimo necesario para producir infección.

En los diversos manuales de vacunaciones, encontramos que no es necesario realizar desinfección de la piel con ningún antiséptico, solamente lavar si está visiblemente sucia; en caso de usar antiséptico, se hace mucho hincapié en que la piel quede seca por el riesgo de inactivar las vacunas (sobre todo de virus vivos).

Calle Moriel et al. en su revisión sistemática nos muestran nuevas formulaciones en estudio y que podrían formar parte del arsenal antiséptico hospitalario y comunitario en un futuro próximo. Dentro de las presentaciones sobre las cuáles se investiga actualmente, se pueden nombrar: micelas de copolímeros sensibles a enzimas, nanopartículas biodegradables de organosílice mesoporosa, sistemas autoemulsionables, sistemas formadores de película, hidrogeles nanoestructurados, poliuretanos, scaffolds con hidrogel de quitina y nanopartículas de plata, entre otros. El objetivo de estas líneas de investigación es alcanzar mejores propiedades y perfiles antisépticos. Lo que se estudia y se pretende conseguir con estas formulaciones, que han mostrado ser más eficaces, es; potenciar la actividad antiséptica, prolongar el efecto antiséptico, mejora de penetración de los fármacos a través de la piel, añadirles nuevos principios activos que complementen su poder antimicrobiano o que aporten nuevos beneficios. Estos estudios, surgen de la necesidad de buscar alternativas para combatir la resistencia antiséptica, que hace que algunos tratamientos estén siendo ineficaces; además de mejorar los perfiles de los antisépticos habituales, como ya se ha comentado.

Conclusión:

En primer lugar, me gustaría comentar que lo primero que nos encontramos al realizar la búsqueda bibliográfica es la escasez de estudios importantes para conocer si es necesario el uso de antisépticos en las inyecciones o no; y en caso de ser necesario, cuál sería el más recomendado.

Aun así, con los resultados obtenidos, podemos concluir que tradicionalmente se usa la desinfección de la piel con alcohol, previamente a la inyección subcutánea, intradérmica o intramuscular, ya que así lo recomiendan numerosas guías y manuales de procedimientos; pero es cada vez mayor la corriente que recomienda no realizar preparación alguna de la piel, a no ser que esté visiblemente sucia, ya que el número de patógenos que introduciríamos a través de la piel no sería el suficiente como para provocar una infección. Además, si no dejáramos secar bien el antiséptico e inmediatamente aplicáramos una vacuna de virus vivos (SRP o VVZ por ejemplo) y ambos compuestos entraran en contacto, se correría el riesgo de que los virus vivos de dicha vacuna se destruyeran y no cumpliera con su cometido.

De hecho, en un sector concreto de la población, como son los niños, no se recomienda la aplicación de antisépticos previamente al acto vacunal de su calendario infantil, si no solamente la limpieza con suero fisiológico. La experiencia ha demostrado que con los niveles actuales de higiene, la desinfección de la piel previa a una punción, se ha convertido más en un ritual que en una necesidad.

Aún así, ante la falta de estudios que confirmen estas nuevas corrientes, recomendamos continuar con las indicaciones que realizan los manuales de protocolos, ya que los mismos se van revisando periódicamente y van introduciendo las nuevas evidencias.

Independientemente de la recomendación de uso o no al llevar a cabo una inyección, es interesante saber que se sigue investigando en busca de nuevas fórmulas antisépticas que cubran todas las deficiencias de las denominadas “tradicionales”. La tecnología en la industria farmacéutica avanza a pasos agigantados, y una gran muestra de ello es el desarrollo de distintos sistemas que permitan aumentar la eficacia de los antisépticos habituales, como es el caso de los “sistemas autoemulsionables”, que se conseguiría con la adición de EDTA a la clorhexidina, por ejemplo, pero en medio lipídico, ya que en medio acuoso sería insoluble y, por tanto, inactivo. Por la gran afinidad del primero a los metales, se uniría a ellos, inhibiendo el crecimiento de microorganismos.

Bibliografía:

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