Utilización del rebozo como método no farmacológico de activación del trabajo de parto
Autora principal: Lorena Herrer Purroy
Vol. XVI; nº 6; 291
Use of rebozo as a non-pharmacological method of activation of labor
Fecha de recepción: 02/02/2021
Fecha de aceptación: 12/03/2021
Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XVI. Número 6 – Segunda quincena de Marzo de 2021 – Página inicial: Vol. XVI; nº 6; 291
Autoras
Principal: Lorena Herrer Purroy, Hospital de Jaca, Salud, Huesca, España.
Segunda: María de los Ángeles Gascón Domínguez, Hospital Obispo Polanco, Salud, Teruel, España.
Tercera: Jessica Asín Valimaña, Hospital Miguel Servet, Salud, Zaragoza, España.
Cuarta: Marta Espartosa Larrayad, Hospital Materno-Infantil, Salud, Zaragoza, España.
Quinta: Mónica Martín Risco, Hospital Clínico Lozano Blesa, Salud, Zaragoza, España.
Sexta: Nadia Hamam Alcober, Hospital Materno-Infantil, Salud, Zaragoza, España.
Última: Alicia Báguena García, Hospital Royo Villanova, Salud, Zaragoza, España.
Resumen
Los modelos de la asistencia prestada a la mujer durante el trabajo de parto se han transformado a lo largo de la historia, de una forma gradual, y dependiendo de factores sociales, conocimientos, creencias, valores e intereses. Los avances tecnológicos conllevaron un progreso en la atención obstétrica. La mejora de la morbilidad materna y perinatal fue gracias al inicio de los controles obstétricos durante el embarazo, pero con ello, comenzaron a incrementarse las inducciones de parto con métodos farmacológicos. Dejando de lado, prácticas ancestrales como el rebozo, que había contribuido en la atención obstétrica estimulando las contracciones, recolocando al feto dentro de la pelvis y relajando la musculatura materna favoreciendo el transcurso normal del parto.
Sin embargo, en el contexto actual de la revalorización del parto fisiológico, los profesionales debemos ofrecer a la mujer prácticas de atención basadas en la evidencia. De este modo, las gestantes tendrán la posibilidad de elegir, de forma consciente e informada, entre las diferentes opciones de la atención a la estimulación del trabajo de parto, con el fin de preservar el curso fisiológico del mismo y encontrando un equilibrio entre lo natural y los recursos tecnológicos disponibles.
Palabras Clave
Trabajo de parto, rebozo, inducción de parto, partería tradicional, dinámica uterina, matrona.
Abstract
The models of care provided to women during labor have been transformed throughout history, gradually, and depending on social factors, knowledge, beliefs, values and interests. Technological advances led to progress in obstetric care. Improving maternal and perinatal morbidity was due to the beginning of obstetric controls during pregnancy, but with this, labor inductions with pharmacological methods began to increase. Leaving aside, ancestral practices such as the rebozo, which had contributed to obstetric care by stimulating contractions, repositioning the fetus within the pelvis and relaxing the maternal muscles favoring the normal course of labor.
However, in the current context of revaluation of physiological delivery, professionals must offer women care practices based on evidence. In this way, pregnant women will have the possibility to choose, in a conscious and informed way, between the different options of attention to the stimulation of labor, in order to preserve the physiological course of the same and find a balance between the natural and the technological resources available.
Keywords:
Labor, rebozo, labor induction, traditional midwifery, uterine dynamics and midwife.
ARTÍCULO
La inducción al parto es aquella intervención utilizada en la práctica obstétrica para iniciar artificialmente las contracciones uterinas, con el fin de generar el borramiento y la dilatación del cuello uterino, y comenzar el trabajo de parto activo. La encuesta mundial de 2013 en Salud Materna y Perinatal de la Organización Mundial de la Salud (OMS), refiere una prevalencia mundial del 10,5% de inducciones de parto, con un amplio margen en distintas partes del mundo, siendo alrededor de un 20% en los países desarrollados los embarazos que terminan mediante este procedimiento. Su indicación viene determinada por diversas razones, siendo las más frecuentes la rotura prematura de membranas y los embarazos cronológicamente prolongados, en las gestantes a término de bajo riesgo.
Actualmente, los principales métodos para la inducción del parto siguen siendo farmacológicamente el uso de prostaglandinas y oxitocina, así como mecánicamente con la sonda de doble balón o Cook. Siendo desde 1950, la utilización de oxitocina sintética la práctica mayoritariamente aceptada y difundida en occidente. Sin embargo, el empoderamiento de la mujer ante su cuerpo y frente al parto nos lleva a plantearnos la incorporación en la práctica asistencial de procedimientos no invasivos, que respondan a las nuevas necesidades de las gestantes, con el fin de inducir el parto.
La “manteada” o “rebozo” es una técnica mejicana, utilizada desde tiempos ancestrales, por las parteras tradicionales para reconfortar a la embarazada ayudándola a disminuir las molestias propias del embarazo, potenciar la relajación, acomodar al feto en el canal del parto, así como disminuir el dolor del parto durante la fase activa del parto. También ayuda en el inicio del trabajo de parto ya que potencia la dinámica uterina, favoreciendo así una evolución más fisiológica de todo el proceso.
Esta técnica precisa de un rebozo, antiguamente denominado ayete o mamatl, pañuelo de gran longitud, aproximadamente 2 metros y 60 cms de ancho, flecado en sus extremos que se acopla en el abdomen, las caderas, los muslos o la cabeza de la gestante dependiendo de la finalidad a conseguir. Realizando por la matrona movimientos controlados de las caderas o el abdomen de un lado a otro mediante el rebozo; pudiendo realizarse con la gestante en bipedestación, en cuadrupedia o en decúbito lateral y supino, permitiendo su libertad total de movimientos. Activando el sistema nervioso parasimpático con movimientos suaves y rítmicos si el objetivo es la relajación materna y muscular; o con movimientos rítmicos rápidos no bruscos para establecer y coordinar la dinámica uterina.
En las culturas de Centroamérica y Suramérica, la práctica del rebozo tiene una larga historia, con diferencias regionales en cuanto a la forma en que se utiliza. Las monografías que describen su uso por las parteras tradicionales mejicanas relatan su eficacia para la acomodación fetal en la pelvis materna y la modificación de las posiciones fetales occipitoposteriores y asinclíticas. La presencia de escasos artículos científicos publicados en las revistas científicas sobre las prácticas tradicionales como el rebozo, “no debe ser un obstáculo para su aplicación y desarrollo” como indica la OMS, en su documento Directrices generales para las metodologías de investigación y evaluación de la medicina tradicional. Donde define la medicina tradicional como la compilación de conocimientos, aptitudes y prácticas basados en las teorías, creencias y experiencias propias de cada cultura.
La literatura analizada de las bases de datos de Pubmed, CINAHL, Cocrhane, Scielo y Medline, concluye que la práctica de rebozo contribuye de manera eficaz durante el trabajo activo de parto, en la rotación fetal, ante posiciones posteriores persistentes y asínclitismos. El rebozo favorece la relajación de los ligamentos y la musculatura pélvica permitiendo al feto, más libertad en el interior de la pelvis materna, para realizar los movimientos cardinales del parto. Varios artículos relatan que el rebozo y las posiciones erguidas generan los mismos beneficios para el proceso del parto, pudiendo ser muy útil su uso cuando no sea posible la bipedestación de la gestante. También hay resultados positivos como método no farmocológico del alivio del dolor, asociándose a su vez con menor incidencia de analgesia epidural, uso de oxitocina sintética, partos instrumentales y cesáreas.
En uno de los estudios cualitativos, las mujeres relataron que tras someterse al rebozo las contracciones se volvieron más regulares e intensas, pero menos dolorosas, unida a la sensación de descenso de la cabeza fetal en la pelvis. Igualmente describen la técnica como una acción proactiva por parte de la matrona que favorecía su relación interpersonal, generaba sentimientos de cooperación y trabajo en equipo, así como el empoderamiento de la gestante hacia su parto.
A pesar de los resultados tan prometedores, la prevalencia del rebozo, en los servicios obstétricos hospitalarios del mundo occidental, es aproximadamente de un 2%. La dificultad más notoria, para su utilización en la práctica clínica, se basa exclusivamente en la experiencia y formación de las matronas asistenciales. Por ello, es importante que la práctica del rebozo sea trasmitida por las parteras tradicionales a las matronas asistenciales que generan los cuidados intrapartos para el beneficio de las gestantes. Destacando la labor de Irene Sotelo, Naoli Vinaver y Angelina Martinez Miranda que han trasmitido sus conocimientos en talleres alrededor del mundo. Contribuyendo, en múltiples países, a la implementación del rebozo en la asistencia al parto.
Se caracteriza por ser una técnica no invasiva para la gestante, pero como cualquier intervención, presenta algunas contraindicaciones para su uso como son presencia de taquisistolia, presentaciones no encajadas con bolsa rota que conlleven riesgo de prolapso de cordón umbilical, hemorragia vaginal por placenta previa o desprendimiento de placenta normo inserta, patrones alterados de la frecuencia cardiaca fetal con riesgo de pérdida del bienestar fetal y cualquier contraindicación para la consecución de un parto por vía vaginal.
Dentro de la práctica del rebozo, se encuentran diferentes técnicas que se van a utilizar dependiendo de la finalidad deseada. De forma habitual se combina con la aromaterapia, con la utilización de aceites esenciales, favoreciendo tanto la aparición de contracciones como a la relajación de la gestante. Para potenciar el inicio de una dinámica uterina activa y regular, y por lo tanto contribuir en la inducción de parto se propone, previo consentimiento verbal de la gestante, realizar una sesión de rebozo de unos treinta o cuarenta minutos, en la que se incluyen las siguientes técnicas:
- Ejercicios de relajación: con la gestante tumbada o sentada y utilizando los flecos del rebozo estimularemos la dermis de la cabeza a los pies con el propósito de relajar los sentidos, disminuir el estrés y el miedo que genera el proceso del parto y las experiencias desconocidas y ampliar la receptibilidad de la gestante a la vivencia personal de su propio cuerpo. La técnica del toque suave se realizará con unas cinco pasadas lentas del rebozo sobre el cuerpo.
Tras ello, se realizarían estiramientos suaves de la cabeza y el cuello con el rebozo en la nuca, traccionando ligeramente hacia arriba durante cinco segundos y relajar. Alternando con la técnica de presión facial, que consiste en tapar con el rebozo los ojos y la nariz y realizar un giro apretado del rebozo para contener las estructuras y luego ceder la presión relajando la musculatura facial.
Terminaríamos la parte de relajación con el tamizaje de las piernas, con el rebozo en la cara interna de la pierna realizando movimientos vibratorios del rebozo seguido de un movimiento seco hacia un lado de pierna, desde la ingle hacia los pies, favoreciendo la relajación del suelo pélvico y de la musculatura accesoria.
- Manteo pélvico bilateral: con el rebozo cubriendo las lumbares de la gestante, en decúbito supino o en bipedestación con rodillas semiflexionadas y apoyada la espalda en la pared, se realizan movimientos rítmicos y enérgicos del rebozo durante dos minutos, se descansa un minuto con movimientos de balanceo de pelvis y se reanuda el manteo efectuando cinco repeticiones.
- Caramelo: con la gestante en cuadrupedia y envolviendo con el rebozo la zona lumbar y sacra, se realiza tamizaje enérgico y rápido, tras ello un minuto de descanso con tamizaje suave, con un total de diez repeticiones.
- La sobada: para favorecer la relajación de las estructuras musculares que facilitan el transcurso fisiológico del parto, disminuyendo la tensión de los ligamentos uterinos, el cuadrado lumbar, el diafragma y el psoas. Utilizaremos para el masaje aceites esenciales uterotónicos como la salvia o la canela que contribuyan a la consecución de la dinámica uterina. Con la gestante en decúbito lateral o cuadrupedia, masajeamos enérgicamente con el dorso de la mano y el antebrazo, desde la última costilla hacia el diafragma, los laterales del útero grávido y la cresta iliaca terminando en la sínfisis del pubis, realizándolo en ambos lados.
La sesión se terminaría con la repetición de las técnicas de relajación como el toque suave. Al terminar la gestante podrá efectuar vida normal y se reevaluará en dos horas, repitiendo la sesión de rebozo si no se han conseguido los efectos deseados.
Como profesionales de la salud, debemos conocer y aplicar las diferentes técnicas no farmacológicas con la finalidad de facilitar y favorecer, en la medida de lo posible y según las circunstancias obstétricas individuales, el desarrollo espontáneo del parto. La evidencia científica documenta que esta técnica no supone ningún riesgo para la salud de la gestante ni del feto si se realiza por personal formado y de manera segura. Pudiendo ser aumentada su eficacia si la complementamos con el uso del masaje, la aromaterapia y la libertad de movimientos maternos.
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