pareja; hablar mal de pareja con otros, llamadas constantes para saber qué hace y referir asuntos del pasado para hacer sentir mal a su novio (a)20.
En México 8 de cada 10 jóvenes han experimentado violencia psicológica, siendo este tipo de violencia el que predomina, dato que cobra mayor trascendencia si se toma conciencia de que este tipo de violencia es la puerta de entrada al resto de las formas de violencia en el noviazgo (13,31). Investigaciones en España sugieren hasta un 90% de prevalencia en violencia psicológica en las relaciones de noviazgo (19).
II Violencia Física.
Aun en estos días existe en algunas personas, la idea de que la violencia física es la única forma de violencia real, encasillándose exclusivamente en golpeos que dejan moretones o provocan sangrado, ya que los efectos de este tipo de agresión son en ocasiones visiblemente evidentes y pueden llegar a ser muy impactantes.
Sin embargo la realidad no es esta, la violencia física es todo aquel acto de agresión que causa en quien lo recibe, daños a su integridad corpórea cuyos signos y síntomas pueden ser hematomas, luxaciones, lesiones musculares, traumatismo craneoencefálicos, ocular entre otros; recientes o antiguos, congruentes o incongruentes con la descripción del objeto con el que fueron originados. Tales objetos pueden artículos de uso cotidiano, como pueden ser: platos, jarrones, llaves, libros; diversos tipos de sustancia como drogas, veneno, acido, agua caliente; partes del cuerpo del generador de violencia como puños, piernas, uñas, cabeza; hasta objetos punzocortantes o armas de fuego; o cualquier objeto que se utilice para dañar el cuerpo de alguien. Además de los actos de agresión también se incluyen omisiones, como identificar situaciones de peligro e ignorar el riesgo prescindiendo de comentarios o acciones que procuraría el bienestar de la pareja, siempre y cuando estas no coarten la libertad del otro (2).
Algunos ejemplos violencia física en el noviazgo son: presión o instigación para el consumo de alcohol, drogas u otras sustancias dañinas; empujones, jaloneos, arañones, cachetadas, apretón es de cuello (estrangulamiento), cortes o heridas con objetos punzocortantes, fracturas de alguna parte del cuerpo, disparos con arma de fuego, atropellar, ahogar, quemar con alguna sustancia, hasta la muerte (28).
Estudios reportan que en algunos países de Latinoamérica hasta un 22% de los jóvenes informa haber recibido maltrato físico en al menos una ocasiones por parte de su pareja (3); tan solo en México, el 15% de los jóvenes involucrados en una relación de noviazgo han experimentado violencia de este tipo, siendo la mayoría de quien lo reporta mujeres con un 61%13. Reportan estudios de Villafañe Santiago y Cols. los jalones de cabello, empujar y golpear como los actos de violencia físicas más comunes (30).
III Violencia Sexual.
Este tipo de violencia es definido como todo acto sexual o la tentativa de consumación, comentarios, insinuaciones no deseadas o bien las acciones para comercializar o utilizar la sexualidad de una persona de forma que incite miedo o dominación, independientemente del ámbito en que se ejecuten (11); las consecuencias de esta forma de violencia son: lesiones y/o infecciones en vía oral, genital o anal, autoestima dañada, ansiedad, trastornos de esta de ánimo, conducta alimenticia, embarazos no deseado, aborto, enfermedades de transmisión sexual, por mencionar algunos (32).
Conductas que ejemplifican la ejecución de este tipo de violencia son: celos, tocamientos, caricias o besos forzados, chantaje para tener relaciones sexuales, o bien no tener relaciones sexuales como forma de “castigo”, criticas o burlas sobre el cuerpo, la forma de tener relaciones sexuales, impedimento o chantaje en la utilización o desuso de métodos anticonceptivos; introducción de objetos en la cavidad, anal o vaginal sin consentimiento, o bien prácticas sexuales no deseadas por alguno de los miembros, así como relaciones sexuales forzadas. Es posible observar que la mayoría de las manifestaciones de violencia sexual, vienen acompañadas de violencia psicológica, lo cual se debe a que esta última es puerta de entrada, como se expuso previamente (28).
Estudios en algunos países de Latinoamérica, señalan que al menos 8 de cada 100 jóvenes han sido receptores de violencia sexual (3); las mujeres por su parte, refieren haberla vivido en más ocasiones de las que ellas pudieron haberla ejercido (33). Sin embargo hablando de México, se reporta que más del 16% de la mujeres han vivido esta forma de violencia en sus relaciones de noviazgo; estas cifras no incluyen población masculina, lo cual no significa que los hombres no sean receptores de esta forma de violencia (13); la expresión más común de violencia sexual sin distinción de sexo es acusar a la pareja de ser infiel sin tener pruebas de ello, sin embargo por lo general se observan más agresiones de tipo sexual ejercidas por hombres que por mujeres (20).
Hablando del género que mayormente se reporta como ejecutor de violencia sexual existen diferencias considerables, donde se encuentra que son los hombres quienes la ejercen con mayor frecuencia, obligando a su pareja a tener comportamientos sexuales que le desagradan o con los cuales no se siente a gusto, como conducta de mayor incidencia (31,33).
IV Violencia Económica y/o Patrimonial
Es el tipo de violencia que goza de menos popularidad en las relaciones de noviazgo, al menos en lo que respecta al conocimiento de la población sobre el tema; Se refiere al control exhaustivo o negación de injerencia al ingreso o patrimonio común, o bien el control del otro mediante el uso desmedido de los bienes materiales o económicos de la pareja, mediante el cual se induce, impone o somete a una persona a prácticas que vulneran su libertad de integridad física, emocional o social (18). Ser de menor dominio público tiene su reflejo incluso en la carencia de datos estadísticos, ya que si bien es cierto por lo general los bienes materiales y económicos no se ven en juego al mismo nivel que en una relación donde sus miembros cohabitan, en nuestros día es posible ver una dinámica distinta en relación a ello, sobre todo en torno a los aparatos electrónicos y algunos artículos personales que poseen quienes participan en una relación de noviazgo en nuestros días, como lo son vehículos, aparatos de telefonía celular, computo, redes sociales, correo electrónico, etc.
La violencia económica y patrimonial son muy similares entre sí, para fines prácticos puede diferenciarse la económica ya que es aquella asociada al control de la pareja por medio de la intervención en el uso de los bienes económicos (dinero) y en el caso de la violencia patrimonial el control es ejercido a través de los bienes materiales (artículos mencionados en el párrafo anterior). Ejemplos de