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Violencia y maltrato en adultos mayores

Violencia y maltrato en adultos mayores

Leonardo Strejilevich

*Esta presentación corresponde a uno de los capítulos del libro “La violencia”. PREMIO ENSAYO, PRIMER PREMIO en los Concursos Literarios Provinciales 2012, organizados por la Secretaría de Cultura de la Provincia de Salta; República Argentina. Trabajo: “LA VIOLENCIA”; 2012.
La Gaceta de Tucumán; 15 de junio de 2009

ESTADÍSTICAS NACIONALES – PREOCUPACIÓN

Cada mes mueren 30 ancianos por ataques de delincuentes
En Argentina, los robos con extrema violencia castigan a las víctimas de edad avanzada. Aconsejan a las familias que estén alertas para prevenir este tipo de hechos. Incremento en relación con 2007.
BLANCO FÁCIL. Recomiendan que los ancianos no transiten solos.

“Hay un tipo de persona inadaptada que no lo es por tener alguna debilidad física o mental, sino porque sus disposiciones innatas chocan con las normas de su sociedad”
Margaret Mead; antropóloga estadounidense (1908 – 1978)

“Ver sufrir produce bienestar; hacer sufrir, más bienestar todavía – ésta es una – ésta es una tesis dura, pero es un axioma antiguo, poderoso, humano-demasiado humano”

TODAS LAS FORMAS DE MALOS TRATOS LLEVAN IMPLÍCITA UNA VULNERACIÓN DE LOS DERECHOS DE LAS PERSONAS MAYORES.

PARA EL IMAGINARIO POPULAR Y PARA LA SOCIEDAD MISMA QUE SE MANEJA HABITUALMENTE CON ESTEREOTIPOS NEGATIVOS LOS VIEJOS SON:

ENFERMOS – SENILES – DEPRIMIDOS – ASEXUADOS – PASADOS DE MODA – DIFERENTES – DISCAPACITADOS – SIN DERECHOS – NO PERTENECEN – SON LOS OTROS – NO IMPORTAN SUS NECESIDADES ECONÓMICAS Y SOCIALES – NO CONTRIBUYEN A LA SOCIEDAD – NO PRODUCEN – GASTAN DEMASIADO – NO INTERESAN

La indefensión de nuestros mayores y las consecuencias a las que se ven sometidos por la violencia ejercida a manos de delincuentes desprovistos de escrúpulos y cargados de inusitada brutalidad en los actos que cometen contra ellos, produce una generalizada sensación de temor y de angustia.

Estos actos de barbarie, cada vez más frecuentes, impone la apreciación de que se trate de una clara evidencia de la extremada degradación en que están cayendo algunos sectores o grupos de nuestra sociedad. La impresión causada por esas agresiones delictivas se vuelve especialmente terrible por el sencillo hecho de que sus víctimas son personas mayores, desprevenidas, indefensas y engañadas muchas veces por malvivientes que logran entrar en sus domicilios y se ensañan brutalmente con ellas, a fin de que ni siquiera se resistan y revelen dónde tienen sus casi siempre magros recursos.

Esa cobarde ferocidad de los atacantes parece no tener límites, pues incluye torturas o severos castigos físicos, amenazas de todo tipo y, en muchos casos, llega al asesinato. Cada mes durante el año de 2010 en Capital Federal y el conurbano bonaerense, alrededor de ciento cincuenta personas de 65 años o más fueron asaltadas -solas o en compañía, por los protagonistas de esta nueva modalidad delictiva que, además, segó las vidas de una treintena de ellas. Puñetazos, golpes con objetos contundentes, impiadosas torturas y alevosas cuchilladas, cuando no graves malestares provenientes de la tensión nerviosa propia del asalto, han puesto fin a la existencia de esos adultos mayores, abusados por la cobarde actitud de quienes los agreden amparándose en las ventajas que les conceden la certeza de salir impunes de ese trance, su superioridad física y el número (esto fue vaticinado en la literatura por el escritor argentino Adolfo Bioy Casares en su novela “Diario de la guerra del cerdo” en 1969.

Sólo es denunciado el 30 por ciento de los delitos cometidos, la sensación es que la inseguridad está afincada en casi todo nuestro territorio nacional. En tiempos pasados y salvo contadas excepciones, los delincuentes trataban de no dañar a sus semejantes. Ahora, da la impresión de que hay un particular ensañamiento como fruto previsible del perverso quehacer de mentalidades embotadas por torcidas ambiciones y por el uso indebido de drogas.

CRIMEN Y CASTIGO

Es imprescindible que las fuerzas de seguridad, policiales, la Justicia y la sociedad toda, intervengan en forma más eficiente y con toda convicción para revertir esta preocupante circunstancia. Algunos están reclamando respuestas ejemplificadoras y “mano dura” apropiadas para devolverles a las personas mayores y a toda la sociedad en general su merecida y hoy esfumada tranquilidad.

Según datos de Amnesty International, durante 2009 se contabilizaron por lo bajo 2390 ejecuciones en todo el mundo, entre otros países, en Irán, Arabia Saudita y Estados Unidos. Pero las palmas se las lleva China: si bien sus autoridades no publican estadísticas sobre la pena de muerte, se cree que este país oriental ejecuta a más gente que todo el resto del mundo junto.

La pena capital no sólo se aplica en delitos mayores, también se impone como castigo por actos que van desde el ejercicio de la libertad de expresión (en China) hasta hechos privados asociados al ejercicio de la sexualidad (en Irán). A lo largo de la historia, las formas de ejecución han ido cambiando. La silla eléctrica inventada por Thomas Edison en 1888, fue desterrada recientemente. En su lugar, los métodos más empleados -menos sofisticados pero no menos cruentos-son la inyección letal (la «niña bonita» de los procedimientos), seguida del gas, el ahorcamiento, la decapitación, el fusilamiento y la lapidación.

Según algunos la principal función del castigo es la de reducir los delitos: se castiga no porque se ha delinquido sino para que no se cometa un nuevo quebrantamiento de la ley.

Otros sostienen que el castigo debería ser igual al crimen cometido, y fue condensada desde tiempos inmemoriales en la ley del talión: «Ojo por ojo y diente por diente».

Otros más argumentan que cuanto más grave es el crimen cometido, más grave debe ser el castigo que se ha de recibir, estrategia que descansa sobre la premisa de que aquel que amenaza la vida de los otros pierde su propio derecho a la vida. La severidad de la pena, entonces, debe depender de la perversidad del acto. Un enfoque opuesto sostiene que con la imposición de la pena capital se daña la dignidad del ser humano cuando se lo utiliza como un instrumento cuyo fin es provocar la intimidación a otros que aún no han delinquido. Y que, por añadidura, niega radicalmente la doctrina de los derechos humanos: reconocida como un legado cruel de los comienzos del sistema penal, cuando la esclavitud, la tortura y otros castigos corporales eran prácticas socialmente aceptadas, se alega que así como estas prácticas aberrantes han sido erradicadas, la pena capital no debería tener lugar en las sociedades de hoy. En los países donde continúa vigente, la pena de muerte suele ser impuesta a los individuos de menores recursos o a minorías raciales o étnicas que no cuentan con la posibilidad de contratar una buena defensa.

Estas asimetrías son más que evidentes; la imposición de la pena capital es irrevocable, y priva al acusado de los posibles beneficios de nuevas pruebas a su favor que podrían demostrar su inocencia o de una modificación en el marco legal que pudiera dar lugar a la remisión del castigo.

“La aplicación de la pena de muerte, la ejecución, es un espectáculo de homicidio violento legalizado. En nuestro escenario, el remedio a la inseguridad no es la reivindicación de la justicia «por mano propia», conducta perpetrada al margen de la ley que sería desalentada si la Justicia fuera eficiente, las penas no se conmutaran y los delincuentes no fueran liberados, artilugios procesales mediante. Y mucho menos lo es instaurar la pena capital, cuyo reclamo es comprensible como exabrupto emocional pero insostenible como política pública en un país que aspira a fortalecer sus instituciones democráticas “.

El tema de la violencia en adultos mayores está parcialmente explorado, está oculto y soterrado (en la Unión Europea se calcula que afecta al 5% de la población). La violencia contra los mayores, el maltrato a los mayores y el tratamiento inadecuado a personas mayores, se inscribe en el concepto amplio de violencia familiar. e explorado, está oculto y soterrado (en la Unión Europea se calcula que afecta al 5% de la población).

La violencia contra los mayores, el maltrato a los mayores y el tratamiento inadecuado a personas mayores, se inscribe en el concepto amplio de violencia familiar.

Es un tema nebuloso, del que se habla poco y que pareciera que no existe; es una realidad que no se denuncia y también se piensa que denunciar no es adecuado.

Los abusos no sólo se producen en el seno de la propia familia del mayor sino también en las residencias y en la sociedad misma.

Estas situaciones están destinadas a crecer por el mayor envejecimiento de la población, el incremento de las demencias y la modificación de la estructura familiar.

La dependencia, el aislamiento, la historia de violencia familiar y las alteraciones psicológicas de los cuidadores (familiares o profesionales) son factores de riesgo para que el mayor sufra un posible maltrato.

Las claves para el diagnóstico y el tratamiento de esta situación son la intervención multidisciplinaria, el establecimiento de protocolos, la homogeneización de las medidas de actuación.

Es difícil que el mayor denuncie este tipo de situaciones por desconocimiento y miedo. Muchos mayores no se sienten y no saben que son personas, que tienen capacidad jurídica y que poseen derechos. El maltrato puede y debe ser denunciado por cualquier persona y de comprobarse, son imputables civil o penalmente.

El adulto mayor no es ni debe ser agente de salud familiar sino al revés. Hay una tendencia a idealizar la familia y considerarla pieza clave en la toma de dirección o sentido de la propia existencia y, entre otras cosas, se niega y oculta la existencia de la violencia intrafamiliar.

LA HISTORIA OFICIAL DICE:

1. Que la familia es la célula básica de la sociedad,
2. Que la familia es el mejor ámbito para ser concebido, para nacer, para crecer, para envejecer y para morir con dignidad propia de la persona humana,
3. Que la familia es una escuela de amor,
4. Que es en la familia donde el niño adquiere la capacidad de amar y establecer vínculos afectivos sin miedos ni conflictos,
5. Que en la familia se recibe cuidado y protección, se atemperan las inclemencias de la vida, de la sociedad y del estrés,
6. Que la familia tiene el rol formativo de los valores,
7. Que los hijos necesitan un padre y una madre que se quieran y que los quieran y se lo hagan saber,
8. Que la familia es una gran escuela donde se aprende a vivir en comunidad, a tolerar y a aceptar la diversidad.

LA REALIDAD COTIDIANA DEMUESTRA:

1. Que entre un 30-40% de los homicidios que se cometen ocurren entre personas que tienen vínculos de parentesco o afectivos,
2. Que el 20% de las mujeres y el 10% de los hombres han sufrido abusos sexuales durante su infancia y casi siempre han sido cometidos por un miembro de la familia,
3. Que los padres biológicos son los principales responsables de los abusos (42,5%), parientes cercanos (23,7%), conocidos no familiares (17,5%), padrastros (13,8%),
4. Que mueren de 3 a 5 niños por día por maltrato recibido dentro de sus familias (supera la tasa general de homicidios),
5. Que más del 90% de los padres aplican castigos corporales a sus hijos aún hasta bien entrada la adolescencia,
6. Que el 85% de los niños adoptados provenientes de Europa oriental presentan trastornos físicos o mentales por abuso,
7. Que 15.000.000 de mujeres han sido reiteradamente golpeadas por sus maridos (el 88% en presencia de los hijos),
8. El 40% de las mujeres sufren maltratos físicos o psicológicos de sus parejas masculinas.

FUENTES: *National Council on Familiy Relations; USA; 1997.

*Familia: un arte difícil; Fundación Venezuela Positiva; Caracas; 2000.
*Familia y valores; La Nación; Buenos Aires; 16-08-98 y 31-10-99.

A veces, es mucho más peligroso estar dentro de la casa que en la calle; los viejos suelen convertirse en blanco preferencial de las conductas agresivas de sus propios familiares.

El maltrato, de índole física o emocional es sufrido tanto dentro de la familia como por la acción de fuerzas sociales (casi el 50% de los 650.000 viejos de la Ciudad de Buenos Aires sufre maltrato emocional y físico teniendo como causante la familia).

También existe el abuso por parte de las personas encargadas del cuidado de viejos en las instituciones geriátricas.

Los abusos, directos o indirectos, pueden ser: físicos, psicológicos, financieros, violación de derechos básicos y abandono.

Las víctimas están, en general, sujetas a más de un tipo de abuso y con varios y frecuentes incidentes. El viejo suele desempeñar el papel de chivo emisario o ser la parte más delgada del hilo dentro de la estructura familiar y por ello se le adjudica muy fácilmente el rol de enfermo. Por estas y otras razones, la tasa de suicidios tiende a aumentar con la edad. La sociedad y la familia no valoran a los viejos y les cierran todos los caminos. En Argentina la tasa anual de suicidios es de 6,7 por 100.000 habitantes (en primer lugar en América Latina y 11º. en el mundo). El suicidio es una de las 10 principales causas de muerte entre los viejos (12 por 100.000 en la población en general – por encima de los 65 años asciende a 17 por 100.000).

De los viejos que amenazan con suicidarse, el 80% lo hace y la mayoría no ha tenido tentativas previas. Algunas residencias para mayores (mal llamadas hogares para ancianos o como decía Saramago, hogares del feliz ocaso) son auténticos morideros donde se deposita a los adultos mayores sin la debida atención médica y expuestos al peligro de edificios que no están en condiciones de albergarlos.

El Doctor Eugenio Semino, especialista en gerontología y ombudsman de la Tercera Edad de la Ciudad de Buenos Aires, hace poco aportó una cifra escalofriante: sólo en el los viejos suelen convertirse en blanco preferencial de las conductas agresivas de sus propios familiares.

El maltrato, de índole física o emocional es sufrido tanto dentro de la familia como por la acción de fuerzas sociales (casi el 50% de los 650.000 viejos de la Ciudad de Buenos Aires sufre maltrato emocional y físico teniendo como causante la familia). También existe el abuso por parte de las personas encargadas del cuidado de viejos en las instituciones geriátricas.

Los abusos, directos o indirectos, pueden ser: físicos, psicológicos, financieros, violación de derechos básicos y abandono. Las víctimas están, en general, sujetas a más de un tipo de abuso y con varios y frecuentes incidentes. El viejo suele desempeñar el papel de chivo emisario o ser la parte más delgada del hilo dentro de la estructura familiar y por ello se le adjudica muy fácilmente el rol de enfermo.

Por estas y otras razones, la tasa de suicidios tiende a aumentar con la edad. La sociedad y la familia no valoran a los viejos y les cierran todos los caminos. En Argentina la tasa anual de suicidios es de 6,7 por 100.000 habitantes (en primer lugar en América Latina y 11º. en el mundo). El suicidio es una de las 10 principales causas de muerte entre los viejos (12 por 100.000 en la población en general – por encima de los 65 años asciende a 17 por 100.000).

De los viejos que amenazan con suicidarse, el 80% lo hace y la mayoría no ha tenido tentativas previas. Algunas residencias para mayores (mal llamadas hogares para ancianos o como decía Saramago, hogares del feliz ocaso) son auténticos morideros donde se deposita a los adultos mayores sin la debida atención médica y expuestos al peligro de edificios que no están en condiciones de albergarlos.

El Doctor Eugenio Semino, especialista en gerontología y ombudsman de la Tercera Edad de la Ciudad de Buenos Aires, hace poco aportó una cifra escalofriante: sólo en el área metropolitana existen unos 600 hogares asistenciales “truchos”, sin habilitación y sin ningún tipo de control estatal, donde unos 5.000 ancianos están librados a su suerte.

De acuerdo con las inspecciones, en el 78 por ciento de los establecimientos se detectó “ausencia de seguridad contra incendios y uso de materiales ignífugos”, “inseguridad para la integridad física de los pacientes en el 56 por ciento de los casos” y “falta de baño adaptado para el uso de personas discapacitadas en el 40 por ciento de los lugares pacientes en el 56 por ciento de los casos” y “falta de baño adaptado para el uso de personas discapacitadas en el 40 por ciento de los lugares inspeccionados”.

Sobre 457 establecimientos geriátricos de CABA que albergan aproximadamente a 14.500 adultos mayores, su calidad prestacional en el 27,20% fueron calificados como “malo” y el 53,68% como “regular”; en el 57,98% no se realizó ningún control de su planta física. La lista de espera es grande y representa una demanda insatisfecha del
10% del total de las internaciones. El hecho de no contar con vacantes suficientes para cubrir la demanda de servicios de la totalidad de los adultos mayores que poseen cobertura, no sólo puede generar un trato desigual para los residentes, sino que tampoco permite alojar adultos mayores derivados de establecimientos que potencialmente pueden ser dados de baja por incumplimientos.

El 24 de enero de 2001, cuatro mujeres murieron ahogadas en el sótano de un establecimiento de Belgrano R, durante una inundación. En febrero de 2005, un incendio dejó tres muertos y 29 heridos en un geriátrico de Quilmes, donde había una sola enfermera para cuidar a 32 ancianos. Se clausuraron unos 100 geriátricos en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en los últimos tres años. Aunque lo peor viene después de una clausura: hay que intentar ubicar a los ancianos, una tarea muy difícil por la falta de camas existente.

Las obras sociales y prepagas están eximidas por la ley de emergencia sanitaria de brindar prestaciones geriátricas (?) y el PROFE, que debería asistir a 900 mil personas discapacitadas y ancianos sin cobertura, no pagó los servicios brindados durante 2009 y sus prestaciones están interrumpidas.

TIPOS DE MALTRATO EN ADULTOS MAYORES

1. ABUSO FÍSICO: «Es el uso de la fuerza física que ocasiona heridas, dolor o lesiones corporales».
2. ABUSO PSICOLÓGICO: «Es infringir angustia, pena o estrés a través de actos o palabras».

Se pueden reconocer cuando hay agresiones verbales repetidas (gritos e insultos), intimidaciones o amenazas. También acciones denigrantes que hieran o atenten contra la autoestima o la dignidad, como pueden ser el aislamiento, la privación o la infantilización.

3. ABUSO SEXUAL: «Incluye todo acto sexual sin consentimiento, la violación, los tocamientos, los atentados contra el pudor, como por ejemplo, el acoso y la realización de pornografía. También cualquier contacto sexual con una persona mayor que sea incapaz de poder dar su consentimiento explícito».

4. ABUSO ECONÓMICO: «Es el uso ilegal o indebido de propiedades o finanzas pertenecientes a una persona mayor. Negar el derecho al acceso y control de los fondos personales. Los fraudes, robos o hurtos cometidos por una persona de confianza del anciano. La modificación forzada, coercitiva o engañosa del testamento u otros documentos jurídicos». Se puede reconocer, o sospechar que están ocurriendo, cuando hay pérdidas inexplicables de patrimonio o de objetos de valor, o cuando de repente aparecen desconocidos o familiares muy interesados en una persona mayor cuando esta maneja copiosas sumas de dinero.

5. NEGLIGENCIA: «Es no atender las necesidades básicas de una persona mayor como son la salud, la alimentación, el vestir, la higiene personal y la vivienda.

6. AUTONEGLIGENCIA: «Cuando el comportamiento de una persona mayor amenaza su propia vida, salud o bienestar, por ejemplo, cuando rechaza una vivienda, comer, lavarse o vestirse». Se reconocen por ser personas que han perdido su capacidad para garantizar su propio bienestar. Queda excluido del concepto de autonegligencia las actuaciones voluntarias por parte de una persona mayor competente que realiza conscientemente y por decisión propia estos tipos de comportamientos, aunque sea para llamar la atención; en definitiva, si se trata de una forma de vida que puede parecer negligente a los demás pero de la cual el anciano es plenamente consciente.

7. ABANDONO: «Se considera abandono a la deserción completa por parte de la persona que ejerce como cuidador o responsable». Se puede reconocer cuando una persona que depende de otros es dejada en una institución, lugar público o en el propio domicilio, sin supervisión ni apoyo. No debe confundirse el concepto abandono con el de negligencia ya que en muchos casos hay una confusión semántica al usarse la expresión «está muy abandonado» para expresar descuido o negligencia.

8. VULNERACIÓN DE LOS DERECHOS: «Comprende la pérdida del derecho a la intimidad o privacidad o pertenencias. La negación del derecho a decidir sobre aspectos de la vida privada como casarse, divorciarse, recibir visitas o relacionarse con amigos. Incluye también forzar el ingreso en una residencia o institución así como el desalojo del domicilio propio (acoso inmobiliario)». Todas las formas de malos tratos llevan implícita una vulneración de los derechos de las personas mayores Faltan bases legales más dinámicas y efectivas y recursos humanos multidisciplinarios capacitados y entrenados para atender integralmente la problemática del abuso y maltrato en la vejez. Cuando se identifican casos de maltrato al adulto mayor, habitual y débilmente se abordan con instrumentos legales poco apropiados para responder a su multidimensional problemática y con escasa o nula participación activa de equipos tecnoprofesionales.

La prevención del maltrato a las personas mayores requiere la implicación de múltiples sectores y la movilización de la sociedad. Los trabajadores de atención primaria sanitaria y social tienen un papel muy importante, ya que tratan con los casos de maltrato al anciano de forma regular, aunque con frecuencia no los reconocen como tales.
Es vital la educación y diseminación de la información tanto en el sector formal (educación a profesionales) como a través de los medios de comunicación (combatir el estigma, abordar los tabúes y ayudar a eliminar los estereotipos sobre las personas mayores).

El maltrato a las personas mayores es un problema universal tanto en el mundo desarrollado como en el que está en vías de serlo.

En ambos, el maltratador suele ser bien conocido por la víctima, y es en el contexto familiar, en la unidad asistencial y/o en las instituciones en general donde se aportan la atención y los cuidados a las personas mayores donde ocurren la mayoría de los casos de maltrato. Es fundamental una perspectiva cultural para entender en profundidad el fenómeno del maltrato al anciano, es decir, el contexto cultural de cualquier comunidad particular en que ocurra.

Es igualmente importante considerar una perspectiva de género, ya que los complejos aspectos sociales relacionados ayudan identificar el tipo de maltrato y quién lo inflige. En cualquier sociedad algunos subgrupos de población son particularmente vulnerables al abuso, al maltrato y a la violencia como las personas mayores y sobre todo a los muy ancianos y que sufren incapacidad funcional y dependencia; a estos se le suman las mujeres y los pobres.

El Plan Internacional de Acción de Naciones Unidas adoptado por todos los países en Madrid, en abril de 2002, reconoce claramente la importancia del maltrato a las personas mayores, y lo pone en el contexto de los derechos humanos universales. El abuso, el maltrato y la violencia ejercida sobre las personas mayores sólo se puede prevenir de forma eficaz si se desarrolla de forma conjunta una cultura que favorezca la solidaridad intergeneracional y que rechace la violencia.

No es suficiente identificar los casos de maltrato en las personas mayores. Todos los países deberían desarrollar las estructuras que permitan la provisión de servicios sanitarios, sociales, de protección legal, policiales, etc. para responder apropiadamente, en tiempo y forma a cada problemática particular y al mismo tiempo diseñar y ejecutar políticas y acciones para prevenir esta problemática.

LA PREVENCIÓN DEL MALTRATO A LAS PERSONAS MAYORES EN UN MUNDO QUE ENVEJECE, ES UN ASUNTO DE TODOS Y EL RESPETO DEBE DE ESTAR EN CADA UNO DE NOSOTROS.

TESTIMONIO PARA INICIAR SOLUCIONES TENTATIVAS

AL MINISTERIO PÚBLICO
PROCURADOR GENERAL
Doctor R. A. C.
S / D Salta; 04 de agosto de 1998

REF.: SOLICITA OFICINA ESPECIALIZADA DE SU DEPENDENCIA PARA TRATAMIENTO JURÍDICO DE PROBLEMAS ATINENTES A LOS ADULTOS MAYORES.

De nuestra mayor consideración:

Nos dirigimos al señor Procurador General con el objeto de someter a su consideración la instauración de una oficina especializada, de su dependencia, para el tratamiento jurídico de problemas atinentes a los adultos mayores y a la responsabilidad que, en todo caso, les cabe a los familiares en su protección.

Como Ud. sabe, el envejecimiento poblacional en la Provincia de Salta es creciente y sostenido (más de 147.000 habitantes de 65 años y más sobre la población general con un casi 50,1% de adultos mayores sin protección sociosanitaria).

Desgraciadamente, la familia salteña históricamente extensa y continente habitual de los ancianos está cambiando en términos negativos al respecto.

En Salta, la victimización de la ancianidad va en aumento y ello se debe a varias razones de índole psicosocial y económica.
Las instituciones sociales (obras sociales, etc.), dentro de un contexto de ajuste y de cambio en el estado de bienestar no pueden proporcionar plenamente las ayudas, la asistencia, los soportes, los auxilios que nuestros mayores merecen. Al mismo tiempo, los responsables excluyen y marginan al anciano, no asumen el papel ético-moral que les compete; son renuentes a observar la ley.

Dentro del marco jurídico referencial a la Ley l3.944 y 23.264 (Penalidades por incumplimiento de los deberes de asistencia familiar) y Arts. 367 y 372 del Código Civil y del contexto de la agenda política del Gobierno de la Provincia de Salta que ha manifestado claramente su interés por la situación de los adultos mayores a través del Plan Solidario para Mayores (Dcto. l764/’98) y la preservación de los Derechos de la Ancianidad (Constitución de la Provincia de Salta ‘98; Art. 35); entendiendo que la realidad actual limita el accionar social y la asignación de los recursos, se torna necesaria la participación activa de los familiares en la asistencia y la protección de la ancianidad. En los casos que esto no se cumplimente -y son muchos los casos que no cumplen las responsabilidades indelegables que deberían asumir -los organismos deben, responsablemente, concurrir a la justicia.

En este último sentido, desde nuestra mirada, pensamos que hay similitudes acerca de este tipo de problemas en otros espacios sociales, instituciones u organismos del Estado -sugerimos y ponemos a vuestra consideración el análisis de esta cuestión que merece, a nuestro entender, un compromiso compartido en la contención y orientación de los desfasajes que se originan en la falta de responsabilidad con la atención integral (biopsicosocial) de nuestros adultos mayores.

Finalmente, nos parece que la “presencia pública” de una oficina con un equipo interdisciplinario (abogado- asistente social-psicólogo) complementaría e integraría el accionar de todos los actores sociales que, irrenunciablemente, tenemos que ver con la calidad de vida de nuestros mayores.

Sin otro particular, agradecemos desde ya su proverbial gentileza y comprensión y rogamos preferente atención a lo solicitado.

• Esta nota es auténtica, fue respondida en tiempo y forma por el destinatario y dos Fiscales de Estado de la Provincia de Salta de modo afirmativo. Se han modificado para esta presentación algunos aspectos vinculados a nombres y apellidos. Después de 12 años, estas sugerencias fueron concretadas y funcionan a pleno en la actualidad.

¡Sólo pasaron 12 años para su concreción!

Sábado 20 de Noviembre de 2010
República Argentina

SALTA

La Corte de Justicia habilita el próximo martes su Oficina de Violencia Familiar

El martes, los integrantes de los equipos interdisciplinarios prestarán juramento en un acto que se realizará en el Salón Auditorio de la Ciudad Judicial

Viernes, 19/11/2010

El presidente de la Corte de Justicia, Guillermo Posadas, encabezará el próximo martes a las 10, el acto oficial de inauguración de la Oficina de Violencia Familiar del Poder Judicial de Salta. La OVIF funcionará en General Güemes 1551, allí un grupo interdisciplinario receptará las denuncias de las víctimas durante prácticamente toda la jornada.

El martes, previamente, los integrantes de los equipos interdisciplinarios prestarán juramento en un acto que se realizará en el Salón Auditorio de la Ciudad Judicial a las 8.

La OVIF fue creada por Acordada 10630 partiendo de analizar la realidad estadística que muestra un volumen creciente de causas además de matices y complejidades que repercuten sobre la actividad de los juzgados del fuero de Personas y Familia.

La Corte de Justicia de Salta firmó en mayo del año anterior un acuerdo interpoderes a nivel regional para la atención de la violencia familiar en base a cuatro principios: prevenir, proteger, intervenir a tiempo y reconstruir la vida de las víctimas. Dicho acuerdo fue ratificado por Acordada 10399 y por decreto 3063 del Poder Ejecutivo.

La OVIF tendrá una doble dependencia. Funcionalmente sus acciones serán dirigidas por el Juez de Primera Instancia en lo Civil de Personas y Familia en turno, pero administrativamente actuará bajo la mirada de la Corte de Justicia.

Para atender la problemática de violencia doméstica, se dispuso que la OVIF trabajará todos los días del año de 6 a 23. Allí trabajarán doce equipos interdisciplinarios integrados cada uno por un prosecretario letrado, un psicólogo y un asistente social asistidos por personal administrativo y de maestranza lo que permitirá desplegar tres turnos diarios.

La persona que llegue a la oficina de General Güemes 1551 será atendida en mesa de entradas y posteriormente recibida por el equipo interdisciplinario. Si la víctima presentara lesiones, se estableció que en el acto intervenga el médico forense de turno.

Inicialmente se dispuso que la OVIF trabaje sólo en distrito Centro, con la perspectiva de replicar estructuras similares en el resto de la Provincia.

Es que en el Distrito Centro se concentra la mayor cantidad de casos. Según el periódico relevamiento estadístico que se realiza, el 1,25 por ciento de la población de Capital fue víctima de algún episodio de violencia intrafamiliar. En la zonificación de los casos, este porcentaje se duplica cuando se circunscribe la muestra a la zona sudeste.

Las víctimas de violencia familiar de acuerdo a este mismo relevamiento sumaron hasta el tercer trimestre 10684, la mayor parte de las cuales fueron mujeres. Mientras 7283 fueron víctimas mujeres, 3401 fueron de sexo masculino.

La franja etárea en la que se incluye la mayor cantidad de mujeres se concentra entre los 22 y los 39 años, mientras que en el caso de los varones, la mayor cantidad de víctimas se ubica en la franja de hasta 18 años.