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Caso Clínico. Proceso Enfermero a un Adulto Mayor y Modelo de Promoción a la Salud

Caso Clínico. Proceso Enfermero a un Adulto Mayor y Modelo de Promoción a la Salud

El Proceso de Atención de Enfermería (PAE), consta de cinco pasos: valoración, diagnóstico, planificación, ejecución, y evaluación es una forma dinámica y sistematizada de brindar cuidados enfermeros. Eje de todos los abordajes enfermeros, el proceso promueve unos cuidados humanísticos, centrados en unos objetivos (resultados) y eficaces. También impulsa a las enfermeras a examinar continuamente lo que hacen y a plantearse como pueden mejorarlo.

Para ello el Proceso de Atención de Enfermería (PAE), es definido como el sistema de la práctica de Enfermería, en el sentido de que proporciona el mecanismo por el que el profesional de Enfermería utiliza sus opiniones, conocimientos y habilidades para diagnosticar y tratar la respuesta del cliente a los problemas reales o potenciales de la salud, además cuyo objetivo es: proporcionar un sistema dentro del cual se puedan cubrir las necesidades del individuo, familia y la comunidad.

Caso Clínico. Proceso Enfermero a un Adulto Mayor y Modelo de Promoción a la Salud

LE. Javier Salazar Mendoza (Universidad Veracruzana, Facultad de Enfermería Veracruz)

Dra. Amelia Sánchez Espinosa

Dra. Edith Castellanos Contreras

Dentro de los beneficios del proceso enfermero se encuentran: agiliza el diagnóstico y tratamiento de los problemas de salud reales y potenciales, desarrolla un plan eficaz y eficiente, tanto en términos de sufrimiento humano como de gasto económico, evita que se pierda de vista el factor humano, promueve la flexibilidad y el pensamiento independiente, adapta las intervenciones al individuo (no únicamente a la enfermedad), adema, ayuda a que: los usuarios y sus familiares se den cuenta de que su aportación es importante y de que sus puntos fuertes son recursos, las enfermeras tengan la satisfacción de obtener resultados (UADY, 2013).

Si bien es cierto, el Proceso de Atención de Enfermería (PAE), como lo expresa Alfaro y Le Fevre (2003), tiene enfoque holístico, amplio, que valora el cuerpo, la mente y el espíritu y pretende potenciar al máximo la capacidad de las personas para hacer actividades que para ellas son importantes, además, considera principalmente, como se ven afectadas las personas por los problemas de funcionamiento de los órganos y sistemas (respuestas humanas), centrándose en enseñar a mejorar el funcionamiento, a ser independiente y le interesan las personas, sus seres allegados y los grupos.

Si bien es cierto, el Proceso de Atención de Enfermería (PAE), se puede adaptar a la práctica de la Enfermería en cualquier marco o área de especialización que trate con individuos, grupos o comunidades; sus fases se pueden utilizar de forma consecutiva y concurrente y un punto de gran relevancia cuenta con una base teórica: Se ha ideado a partir de una amplia base de conocimientos, incluyendo ciencias y humanidades, y se puede aplicar a cualquiera de los modelos teóricos de la Enfermería, en este artículo se hace referencia al Modelo de Promoción de la Salud (MPS) de Nola J. Pender, mismo que ha sido motivo de análisis y discusión a lo largo del tiempo (Mariner y Raile, 2007).

Por otro lado, la promoción a la salud también ha sido definida como el proceso de capacitar a las personas para que aumente el control sobre su salud y para que la mejoren. Para alcanzar un nivel adecuado de bienestar físico, mental y social, cada persona o grupo requiere identificar y llevar a cabo unas aspiraciones, satisfacer unas necesidades y cambiar el entorno o adaptarse a él. La salud se contempla, pues, como un recurso para la vida cotidiana, no como el objetivo de la vida; adicional a esto, la salud es un concepto positivo que enfatiza recursos sociales y personales, junto con capacidades físicas (Aliaga, 2009).

El Modelo de Promoción de la Salud (MPS), sirve para la predicción de conductas saludables y para explicar las características y experiencias pasadas de salud, las creencias cognitivas específicas y las influencias que ejerce cada creencia en un determinado comportamiento. También integra los hallazgos de investigaciones de tal manera que se faciliten las generaciones de hipótesis comparables. La valoración de las creencias en salud relacionada con los conocimientos y experiencias previas, determinan las conductas adoptadas por la persona; según el Modelo de Promoción de la Salud (MPS), propuesto por Pender, estas creencias están dadas por:

Los beneficios de la acción percibidos o los resultados esperados, proporcionan motivación para adquirir una conducta de promoción de la salud, en la cual se da prioridad a los beneficios conductuales, destacando estas conductas entre otras personas, para que ellas puedan imitarlas.

La presencia de barreras para la acción, las cuales pueden ser personales, interpersonales o ambientales. En este punto la promoción de la salud desempeña un papel fundamental al determinar el estado de salud de cada persona, lo cual permitirá identificar las dificultades que se presentan y diseñar los mecanismos que permitan cambiar o disminuir una conducta de riesgo con el fin de mejorar la calidad de vida, para establecer un estado óptimo de salud a nivel físico, mental y social.

La autoeficacia; Bandura ha encontrado en numerosos estudios, que las personas que se perciben así mismas competencias en un dominio particular realizarán repetidas veces la conducta en las que ellos sobresalen; la autoeficacia es un sistema que provee mecanismos de referencia que permiten percibir, regular y evaluar la conducta, dotando a los individuos de una capacidad autorreguladora sobre sus propios pensamientos, sentimientos y acciones.

Las emociones, motivaciones, deseos o propósitos contemplados en cada persona promueven hacia una determinada acción. Los sentimientos positivos o negativos acompañados de un componente emocional son clase para identificar la conducta que necesita modificarse.

Las influencias interpersonales y situacionales, son fuentes importantes de motivación para las conductas de salud, el impacto de las redes familiares y sociales o del entorno dentro del cual se desenvuelve la persona, pueden actuar positivamente generando un sentimiento de apoyo y aceptación, lo que brinda confianza a sus habilidades, esta sería una fuente valiosa para la creación de una conducta que promueva salud; sin embargo, en el caso contrario, cuando el entorno familiar o social es adverso y nocivo, crea dificultades para adoptar dicha conducta, de ahí que sea a veces más conveniente cambiar algunas condiciones de medio social y económico, que apuntar al cambio de conducta en una persona (Giraldo y Cols. 2010).

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