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Abordaje de la disfunción eréctil desde la atención primaria: Revisión de literatura

Abordaje de la disfunción eréctil desde la atención primaria: Revisión de literatura

Autora principal: Dra. Beatriz Jiménez Martínez

Vol. XVII; nº 10; 392

Approach to erectile dysfunction from primary care: Literature review

Fecha de recepción: 26/04/2022

Fecha de aceptación: 24/05/2022

Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XVII. Número 10 – Segunda quincena de Mayo de 2022 – Página inicial: Vol. XVII; nº 10; 392  

Autoras:

Dra. Beatriz Jiménez Martínez 1; Dra. Erika Francezca Quesada Jaikel 2; Dra. Irma Rebeca Díaz Gutiérrez3

1 Médico General, investigadora independiente, San José, Costa Rica. ORCID ID: https://orcid.org/0000-0002-1670-8391

2 Médico General, investigadora independiente, San José, Costa Rica. ORCID ID: https://orcid.org/0000-0001-7098-2511

3 Médico General, investigadora independiente, San José, Costa Rica. ORCID ID: https://orcid.org/0000-0002-4284-141X

Resumen

La disfunción eréctil se define como la incapacidad, ya sea permanente o recurrente, para conseguir o mantener una erección adecuada para una actividad sexual satisfactoria. Implica una alteración en cualquiera de los componentes de la respuesta eréctil, incluidos los orgánicos, sociales y psicológicos. La disfunción eréctil puede tener efectos nocivos en la calidad de vida de un hombre; muchos de los pacientes tienen síntomas de depresión y ansiedad relacionados con el desempeño sexual.  Debido a su fuerte asociación con el síndrome metabólico y la enfermedad cardiovascular, la evaluación cardíaca puede estar justificada en hombres con síntomas de disfunción eréctil. Las intervenciones mínimamente invasivas para aliviar los síntomas de la disfunción eréctil incluyen modificaciones en el estilo de vida, medicamentos orales como los inhibidores de la fosfodiesterasa 5, agentes vasodilatadores inyectados y dispositivos de erección al vacío. La disfunción eréctil es un fuerte predictor de enfermedad arterial coronaria, y actualmente se recomienda la evaluación cardiovascular de un paciente no cardíaco que presenta disfunción eréctil. Al ser una patología común, se presenta con frecuencia en la atención primaria, y puede ser manejada con éxito desde este nivel de atención en la mayoría de los casos. Es por esto que es importante conocer las diferentes etiologías, comorbilidades, su diagnóstico y tratamiento.

Palabras clave: disfunción eréctil, erección, inhibidores de la fosfodiesterasa 5.

Abstract 

Erectile dysfunction is the inability, either permanent or recurrent, to achieve or maintain an erection adequate for satisfactory sexual activity. It implies a modification in any of the components of the erectile response, including the organic, social and psychological ones. Erectile dysfunction can have deleterious effects on a man’s quality of life; many patients have symptoms of depression and anxiety related to sexual performance. Due to its strong association with metabolic syndrome and cardiovascular disease, cardiac evaluation may be warranted in men with symptoms of erectile dysfunction. Minimally invasive interruptions to relieve symptoms of erectile dysfunction include lifestyle modifications, oral medications such as phosphodiesterase 5 inhibitors, injected vasodilator agents, and vacuum erection devices. Erectile dysfunction is a strong predictor of coronary artery disease, and cardiovascular evaluation of a noncardiac patient presenting with erectile dysfunction is currently recommended. Being a common pathology, it is frequently present in primary care consult and, in most cases, it can be successfully managed from this level of care.. This is why it’s important to know the different aetiologies, comorbidities, their diagnosis and treatment.

Keywords: erectile dysfunction, erection, phosphodiesterase 5 inhibitors

Declaración de buenas prácticas clínicas:

Los autores de este manuscrito declaran que:

Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses.

La investigación se ha realizado siguiendo las Pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS) https://cioms.ch/publications/product/pautas-eticas-internacionales-para-la-investigacion-relacionada-con-la-salud-con-seres-humanos/

El manuscrito es original y no contiene plagio

El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista.

Han obtenido los permisos necesarios para las imágenes y gráficos utilizados.

Han preservado las identidades de los pacientes.

Introducción

La disfunción eréctil (DE) es definida como la incapacidad, ya sea permanente o recurrente, para conseguir o mantener una erección suficiente para una actividad sexual satisfactoria (1). Esta condición suele ser causa de estrés en los pacientes que la presentan, ya que podría llegar a afectar de manera importante su vida sexual y tener un impacto psicológico considerable, llevando incluso a la depresión o la ansiedad. Además, esta condición puede ser un indicadora de patología cardiovascular y psicológica subyacente (2). Es una patología que se vuelve más común a medida que el hombre envejece, siendo la principal pero no única población que lo presenta (3).  Actualmente, los problemas sexuales siguen siendo temas  poco discutidos (y por lo tanto subtratados) por los pacientes, tanto hombres como mujeres, en la atención primaria. Al ser una patología con una incidencia importante dentro de la población mundial masculina, es importante que los médicos de atención primaria, siendo estos muchas veces el primer contacto del paciente con la atención sanitaria, eduquen a los pacientes en este tipo de patologías.

El propósito de este artículo es proporcionar una descripción general y actualizada sobre las características principales de la disfunción eréctil, la fisiología de la erección, las diferentes causas de la disfunción eréctil, los factores de riesgo, su diagnóstico y manejo basado en evidencia científica. Como médicos de primer nivel de atención se debe tener en cuenta las posibles causas e intervenciones que se encuentran al alcance en este nivel de atención.

Metodología

La presente corresponde a una revisión bibliográfica descriptiva. Con el fin de recolectar información actualizada sobre el abordaje de la disfunción eréctil desde la atención primaria, para esta publicación se utilizó información consultada en idioma inglés y español de las bases de datos (UpToDate, NEJM, EBSCOHost, Clinical Key, Cochrane, ScienceDirect, Scielo, EBSCOHost, Scopus, Springer, Willey, Embasse), disponibles en la plataforma del sistema de bibliotecas de la Universidad de Ciencias Médicas (UCIMED) y Sistema de Bibliotecas, Documentación e Información (SIBDI) de la Universidad de Costa Rica (UCR), así como de la base de datos de uso libre, PubMed.

Criterios de inclusión: se utilizaron los artículos del 2002 al 2022, en inglés y español, tipo revisiones bibliográficas, artículos originales, reportes de caso, revisiones sistemáticas o metaanálisis; que incluyera alguna de las palabras clave o key words: disfunción eréctil, erección, inhibidores de la fosfodiesterasa 5 (así como sus equivalentes en inglés).

Criterios de exclusión: artículos publicados antes del 2002, idiomas diferentes al inglés o español, e investigaciones con conflictos de intereses.

Discusión

Anatomía del pene y fisiología de la erección:

El pene está formado por dos cuerpos cavernosos y un cuerpo esponjoso que va a contener la uretra, estas tres estructuras cilíndricas se encuentran envueltas por la túnica albugínea. Los cuerpos cavernosos están formados por un espacio trabecular, una arteria cavernosa y una red venosa (4). Las arterias cavernosas son las que proveen la sangre a los tejidos trabeculares de los cuerpos cavernosos en la erección. La túnica albugínea está compuesta por dos capas de colágeno y fibras elásticas. La capa interna contiene columnas intracavernosas que previene la sobreexpansión de los cuerpos, mientras que la capa externa provee soporte desde el glande hasta la base del pene (5). Los cuerpos cavernosos se encuentran envueltos por el músculo isquiocavernoso, el músculo bulboesponjoso rodea el bulbo del pene (6).

El riego arterial es dado principalmente por la arteria pudenda interna la cual es rama de la arteria ilíaca interna, la pudenda va a dar las ramas: arteria dorsal, arteria bulbouretral y las arterias cavernosas (5). El drenaje venoso es por medio de vénulas subtuniciales y venas emisoras que salen de la túnica albugínea y drenan los cuerpos. Durante la erección esas venas emisoras son comprimidas entre los sinusoides (6).

El pene tiene inervación tanto somática como autonómica; la somática es dada por el nervio pudendo, que es responsable por la sensación del pene y contracción de los músculos isquiocavernosos y bulboesponjoso (6). La inervación autonómica simpática sale de T11-L2 y viajan por los nervios pélvicos, mientras que la inervación autonómica parasimpática sale de S2-S4 y viaja por los nervios hipogástricos y terminan en el plexo pélvico (5).

La fisiología de la erección sucede por medio de estimulación externa, por factores psicológicos y hormonales. Estos estímulos van a llevar a la liberación de óxido nítrico por las terminaciones nerviosas, lo que va a causar la relajación del músculo liso peneano, lo que aumenta el flujo sanguíneo y disminuyendo la resistencia de las arteriolas cavernosas (5,6). El plexo venoso subtunicial se comprime entre la trabécula y la túnica albugínea y esto obstruye el sistema venoso del pene, lo que eleva el pene a la posición eréctil. La presión intracavernosa en esta fase es de aproximadamente 100 mmHg. Esta es la fase de la erección rígida, donde la entrada y salida de sangre cesan temporalmente (4). La detumescencia ocurre por fases, la primera aumenta la presión de los músculos lisos trabeculares se empiezan a contraer contra el sistema venoso ocluido. Posterior a esto, en la segunda fase las venas emisoras empiezan a drenar los sinusoides lo que disminuye lentamente la presión intracavernosa. En la última fase, hay una disminución rápida de la presión intracavernosa, debido a que se restableció el drenaje venoso (4,6).

Etiología:

Numerosos trastornos pueden conducir al desarrollo de la disfunción eréctil, la cual puede ser el resultado de causas orgánicas, psicógenas o una combinación de ambas (7). Por lo cual, como muestra la tabla  nº1 del apartado de anexos,  la etiología de la DE se puede clasificar como de causa  orgánica, psicógena o mixta (4, 8, 9).

Recientes estudios han evidenciado que aproximadamente alrededor de un 78% de los pacientes presentan un origen orgánico, con o sin componentes psicógenos asociados; convirtiéndose en su principal etiología. Sin embargo sigue existiendo un porcentaje considerable, de aproximadamente 10-20% atribuible a causas psicógenas (4, 10).

Dentro de la etiología orgánica, se encuentran causas secundarias a lesiones vasculares (arteriales o venosas) , neurogénicas, hormonales, lesiones locales (del músculo liso cavernoso) o inducidas por fármacos (4). La lesión de nervios, arterias, músculo liso y tejido fibroso con frecuencia como resultado de una enfermedad, es la causa más común de DE (11), siendo así lo más común dentro de este grupo que sea originada por lesiones vasculares (7). Estas lesiones generan un flujo de sangre limitado, esto es importante ya que cualquier causa que limite el flujo sanguíneo al pene puede originar DE.

La condiciones más comunes que producen estos procesos incluyen; tabaquismo, diabetes, hipertensión arterial, obesidad, arteriosclerosis, alcoholismo crónico, enfermedad renal y el envejecimiento (10,11). Cuando es causada por lesiones locales se debe principalmente a procedimientos quirúrgicos, en especial la cirugía urológica para procesos benignos y malignos de la próstata, así como la cirugía vascular. Se ha reportado incidencia de hasta 11-13% de DE, luego de prostatectomía transuretral (7).  Gran cantidad de fármacos pueden inducir DE, efecto que puede incrementarse por la enfermedad de base. Hasta un 25% de todos los casos de DE pueden ser atribuibles a factores farmacológicos. En algunos estudios se ha observado una mayor prevalencia de DE con el uso de fármacos, como los son los hipoglicemiantes (26%), antihipertensivos (14%), vasodilatadores (36%), fármacos cardíacos (28%). Drogas ilícitas y lícitas pueden producir DE como lo son la nicotina, alcohol, cocaína y heroína (7).

El origen psicógeno de la DE es debido a la inhibición central del mecanismo eréctil sin lesiones físicas (4). Dentro de la patogénesis de la DE psicógena juegan un papel relevante trastornos como la ansiedad, fatiga, depresión, alteraciones sexuales, ansiedad por el rendimiento sexual, problemas con la pareja, experiencias traumáticas previas y estrés, entre otros (7, 10, 11). Por  último, se encuentra el origen mixto de la DE, debido a la combinación de factores orgánicos y psicógenos (7).

Factores de riesgo y comorbilidades asociadas:

El principal trastorno asociado a la disfunción eréctil es la enfermedad vascular. Patologías como hipertensión arterial, enfermedad coronaria, tabaquismo, hiperlipidemia, diabetes, comparten un mecanismo de disfunción endotelial como fisiopatología de la disfunción eréctil (1).  Esta puede ser una manifestación clínica del compromiso  de  la circulación   peneana   y a su   vez   se   constituye   centinela  de enfermedades  vasculares   en  otros órganos,  especialmente de enfermedad coronaria  y  cerebrovascular (8). La DE está asociada con un riesgo aumentado de enfermedad cardiovascular, enfermedad coronaria, infarto de miocardio y otras causas de mortalidad, y es probablemente un factor de riesgo independiente para enfermedad cardiovascular (3).

El tabaquismo es una causa conocida de daño vascular endotelial, aumenta el riesgo de DE significativamente sobre todo en pacientes con enfermedad coronaria e hipertensión, este riesgo aumenta de forma dosis-dependiente (8). En metaanálisis se ha evidenciado una prevalencia de DE del 40% en fumadores,  en otros estudios también se ha demostrado la relación directa entre el tabaquismo y la reducción en las erecciones nocturnas (8).

En cuanto a la hipertensión arterial, se ha demostrado que aproximadamente el 15% de los pacientes varones hipertensos en tratamiento también padecen de disfunción eréctil (8). Esto se puede deber a distintas causas, tales como mayor rigidez ateroesclerótica de los vasos pudendos, disfunción endotelial, el componente psicológico de padecer una enfermedad crónica y tratamientos como los diuréticos que pueden causar disfunción eréctil como efecto adverso (1).

Por otro lado, la diabetes mellitus de larga data está fuertemente relacionada con la DE, llegando a ser el riesgo de padecer de DE  3 veces mayor que en los no diabéticos (3). Entre el 30- 50% de los hombres con diabetes experimentan disfunción eréctil (10). La DE puede ser uno de los primeros síntomas de la diabetes, por lo cual es prudente el tamizaje de esta endocrinopatía (8). Los mecanismos   etiopatogénicos  de  la  DE en pacientes diabéticos se fundamentan en la neuropatía autónoma, los trastornos de la vasculatura del pene y el daño endotelial  secundario (8).

Los niveles de colesterol están aumentados en  el  26% de los hombres con DE, se cree que  el efecto etiológico de la DE inducida por dislipidemia es  la aterosclerosis de  los vasos pélvicos(11). Por otro lado, el uso de estatinas y fibratos se han definido, en algunas publicaciones, como posibles causas de DE secundaria a medicamentos.

Muchos  de  los factores mencionados anteriormente, se agrupan  para conformar el síndrome metabólico, otro factor de riesgo importante de la disfunción eréctil. Está claramente demostrada la mayor prevalencia de DE en personas sedentarias que adicionalmente tengan hipertensión  y  sobrepeso u obesidad, siendo este último un factor de riesgo independiente para su desarrollo (8, 11).

Otros factores endocrinos comórbidos se puede encontrar en un 5% de las disfunciones eréctiles, entre estos están el hipopituitarismo, hiperprolactinemia, hipo e hipertiroidsimo y el hipogonadismo (14). En estos casos se ha estudiado el uso de testosterona en pacientes con hipogonadismo y hasta un 72% de los pacientes que presentan esta alteración y no respondieron a inhibidores de la fosfodiesterasa 5, sí respondieron a la testosterona (15).

El síndrome urinario obstructivo bajo e hiperplasia prostática benigna son otros factores de riesgo asociados. Entre los mecanismos planteados para DE se encuentra la isquemia pélvica (8).

Finalmente, la prevalencia de la disfunción eréctil aumenta con la edad, afectando a más del 50 % de los varones mayores de 60 años (12).  Adicionalmente, aumenta la prevalencia de los principales factores de riesgo (8). Sin embargo es importante que el médico de atención primaria eduque a los pacientes en cuanto a que, contrario a la creencia popular,  la DE no debe considerarse una consecuencia inevitable del envejecimiento.

Diagnóstico:

El médico de atención primaria puede hacer fácilmente un diagnóstico de disfunción eréctil. Sin embargo, es poco probable que un paciente reporte espontáneamente sintomatología de disfunción eréctil, por lo que es de suma importancia que el médico pregunte acerca de los síntomas de disfunción eréctil en pacientes de riesgo (13).

Una vez que un paciente ha notificado síntomas de disfunción eréctil, el médico debe realizar una cuidadosa historia clínica y examen físico para determinar la extensión de los síntomas y su afectación en la calidad de vida (13). En la evaluación de los pacientes con DE se deben obtener en detalle; la historia sexual, historia farmacológica, historia médica, examen físico, evaluación psicosocial y estudios de laboratorio (1,7).

La historia clínica es la principal arma diagnóstica en la valoración de la DE y el primer escalón en el protocolo diagnóstico (4). Una historia médica completa es necesaria para determinar condiciones o factores de riesgo que puedan contribuir a  la  DE,  así  como  enfermedades  asociadas y desórdenes psicológicos (7).

En la historia médica se indagará sobre condiciones médicas asociadas que pudieran predisponer a la disfunción sexual y contraindicar ciertos tratamientos para ella. Sobre la historia farmacológica es necesario conocer los medicamentos, incluidos los de prescripción libre, y revisar el consumo de alcohol, cuyo impacto negativo podría ser significativo en la capacidad eréctil, la eyaculación o el deseo sexual (1). En la historia psicosocial se debe explorar aspectos relevantes de su vida, como; relaciones interpersonales, apoyo social y familiar, seguridad económica, relaciones pasadas y presentes de la pareja sentimental (1). Una evaluación psicodiagnóstica de primera línea debe abordarse desde la atención primaria. Lo ideal sería llevarla a cabo en cada paciente con DE, en la actualidad esto puede ser inviable, ya que sólo existen psicólogos en unidades especializadas y concierne al médico que atiende al paciente incidir en los puntos que pueden revelar una causa psicológica y evaluar el peso psicológico que el paciente soporta (4). Por último en la historia sexual evaluaremos la naturaleza del problema, el modo de inicio, la gravedad, duración y repercusión en su calidad de vida y en la de su pareja y los factores precipitantes. Aunque el problema principal podría ser la DE, es necesario indagar sobre la líbido, la capacidad de excitación, eyaculación y orgasmo (1).

En la actualidad se dispone de distintos cuestionarios que permiten determinar si una persona sufre o no DE. Uno de los más importantes es el IIEF (Índice Internacional de función eréctil), un cuestionario breve y confiable de 15 preguntas que evalúa cinco aspectos de la función sexual: función eréctil, función orgásmica, deseo sexual, satisfacción en el coito y satisfacción en general.  La puntuación máxima es de 30 puntos, y permite clasificar la severidad de la DE (severa 6-10 puntos, moderado 11-16 puntos, leve 17-25 puntos, normal 26-30 puntos) (4, 7).  A partir de este test, y con el fin de proporcionar un instrumento diagnóstico más ágil de DE, se ha elaborado otro abreviado, el SHIM (Cuestionario de Salud Sexual para Hombres), que consta de cinco preguntas, que mantiene una sensibilidad y una especificidad elevadas. Según este test, los sujetos con una puntuación igual o inferior a 21 son susceptibles de padecer DE y los que obtienen una puntuación superior a 21 la afección es menos probable (4). Existe también la escala SLQQ (Sexual Life Quality Questionnaire), que permite la evaluación de la calidad de vida sexual de los pacientes con DE y la de sus parejas (4).

En todo paciente con DE de etiología no establecida, la exploración física completa debe ir encaminada a descartar: enfermedades vasculares, enfermedades neurológicas, endocrinopatías, trastornos genitales y  enfermedad prostática (4,7). La DE de causa psicógena o idiopática deben ser diagnósticos de descarte (4, 7).

Respecto a exámenes de laboratorio, los estudios recomendados de forma sistémica son hemograma, bioquímica (glucemia, función renal, perfil lipídico), determinación de la testosterona (preferiblemente libre). Además se envían otros estudios de forma individual cuando la sospecha lo amerita, como lo son la función hepática, LH, prolactina, PSA, TSH y T4 (1, 4, 7).

Con una historia clínica y exploración física adecuadas, en un gran número de ocasiones, se obtendrá la sospecha diagnóstica etiológica, o al menos la causa más probable de DE, que se podrá completar con una serie de exploraciones complementarias en caso necesario (4).

Existen otras exploraciones complementarias utilizadas en ciertos casos individuales, dentro de ellas se encuentra el test de fármacos orales; cuando se sospeche una causa psicológica se podrá proponer al paciente un tratamiento de prueba, tanto con sildenafilo como con apomorfina, y según la respuesta al test se podrán ampliar los conocimientos en cuanto a la relación etiológica de la DE (4). También se cuenta con la monitorización  de  las  erecciones  nocturnas, puede ayudar a excluir determinadas causas psicológicas de DE. Los hombres sanos tienen erecciones involuntarias durante el sueño; si no hay erecciones nocturnas, es más  probable  que  la  DE  tenga  una  causa  física  y  no  psicológica.  Sin embargo,  la  prueba  de  las  erecciones  nocturnas  no  es  absolutamente definitiva, ya que no está estandarizada (10).  La  ecografía  puede  determinar  si  la  circulación  arterial  en  los  órganos genitales es adecuada. Por último, también se cuenta con  la  cavernosometría, una  prueba  que  mide  la  presión  vascular  del  pene y permite ver  cualquier  anormalidad  del  flujo sanguíneo hacia el interior y hacia el exterior del pene (10).

Tratamiento: 

La  etiología de la disfunción eréctil es diversa, por lo que el tratamiento se debe guíar hacia cada una. A pesar de esto, hay intervenciones comunes para todos los tipos de disfunción eréctil. Estas se van a dividir en psicológicas, cambios de estilo de vida, tratamiento farmacológico o tratamiento quirúrgico (4). Muchas de estas intervenciones se pueden llevar a cabo desde el primer nivel de atención.

Las intervenciones psicológicas incluyen las psicoterapia sexual y terapia en parejas, útil en los casos psicógenos o de problemas en las relaciones. Medidas para reducir el estrés ayudan a mejorar de gran forma la sintomatología (11).

Los cambios del estilo de vida son recomendados a todos los pacientes. Se debe mejorar la dieta para disminuir el peso y la presión arterial, eliminar el tabaquismo, aumentar la actividad física, disminuir el consumo de alcohol (13, 16). Se ha demostrado que disminuir la presión arterial en los pacientes mejora los síntomas de disfunción eréctil y previene su presentación. Por otro lado, se ha demostrado que tratar patología metabólica de fondo en estos pacientes mejora la clínica, especialmente en mayores de 40 años, esto es algo que se debe tomar en cuenta debido a que se debe tratar en un primer nivel de atención (13).

El tratamiento farmacológico consiste en los inhibidores de la fosfodiesterasa 5, estos medicamentos funcionan al inhibir la acción enzimática en GMP cíclico en el músculo liso, causando su relajación y la erección en respuesta a un estímulo sexual. Estudios no muestran mayor diferencia en cuanto a la eficacia entre los diferentes inhibidores (8, 13). De esta categoría de medicamentos destacan el sildenafil, tadalafil, vardenafil y lodenafil. Los hombres con vasculatura peneana alterada no se beneficiarán de los medicamentos inhibidores de la PDE5. La principal contraindicación de estos fármacos es el uso de nitratos e hipersensibilidad a esta droga (15). Se debe utilizar con precaución en pacientes que tienen predisposición a la hipotensión (5).

Las inyecciones intracavernosas son una opción para pacientes a quienes no le funcionó la terapia con inhibidores de la fosfodiesterasa 5 o pacientes que lo prefieren (15). Tienen una respuesta rápida y predecible. Los fármacos utilizados en estas inyecciones principalmente son prostaglandinas E1, pero se puede utilizar también papaverina, fentolamina, entre otros. El mecanismo de acción es por medio de relajación del músculo liso por el AMP cíclico (5). Sus efectos adversos incluyen: sangrado y equimosis en el sitio de inyección, priapismo, fibrosis peneana y dolor peneano (15).

En casos de difícil manejo y refractarios al tratamiento disponible en un primer nivel de atención, se debe referir a un especialista. Tratamientos de última línea incluyen a  los dispositivos de constricción al vacío, los cuales generan presión negativa, causando así estasis de sangre en los cuerpos cavernosos, la cual se mantiene mediante la aplicación de un torniquete de caucho en la base del pene (8). Adicionalmente, existen cirugías peneanas que incluyen la colocación de prótesis (5).

Conclusiones:

La disfunción eréctil es una patología común pero muchas veces subtratada ya que muchos de los hombres no discuten las dificultades sexuales con sus médicos, lo que reduce sus posibilidades de recibir atención preventiva, exámenes de detección y pruebas, y de reconocer y tratar su enfermedad.

Los pacientes con enfermedades cardíacas, hipertensión arterial, dislipidemia y diabetes deben someterse a pruebas de detección de disfunción eréctil, del mismo modo, los pacientes con disfunción eréctil pueden tener diabetes o enfermedad cardíaca no diagnosticada y deben ser evaluados para detectar estas afecciones.

El diagnóstico de la disfunción eréctil es clínico y en la gran mayoría de los casos puede ser manejado con éxito desde la atención primaria. En casos refractarios se debe referir a un especialista. Muchos pacientes pueden usar medicamentos orales de forma segura y fácil para el tratamiento de la disfunción eréctil, aunque la educación del paciente es fundamental para un uso eficaz.

El riesgo de desarrollar disfunción eréctil aumenta con la edad, sin embargo, no debe considerarse una consecuencia inevitable del envejecimiento.

Al preguntar rutinariamente a los pacientes masculinos sobre la disfunción eréctil, el médico de atención primaria tiene el potencial de optimizar la salud sexual y cardiovascular, la calidad de vida, la autoestima y las relaciones del paciente.

Declaración de Conflicto de intereses: Los autores declaran no tener ningún conflicto de interés a la fecha del envío del manuscrito.

Declaración de Financiamiento: El trabajo se realizó con fines académicos y no contó con ningún tipo de financiamiento externo

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Anexos

Origen Orgánico Origen Psicógeno Origen mixto
1. Vasculogénica

  1. Arteriogénica
  2. Cavernosa
  3. Mixta

2. Neurogénica

3. Anatómico

4. Endocrinológica

5. Inducido por fármacos/drogas

 

1. Generalizada

  1. Indiferente
  2. Inhibición generalizada

2. Situacional

  1. Relacionado a la pareja
  2. Relacionado al desempeño
  3. Estrés psicológico o relacionado a la adaptación

3. Mixta

 

Combinación de factores orgánicos y psicógenos.

Tabla nº1: Clasificación de la etiología en la disfunción eréctil (Elaboración Propia) (8,9)