del papiloma humano (VPH), por lo que las estrategias se basan en evitar la exposición. Para ello, se recomienda el uso de estrategias de educación para la salud sobre prevención de las infecciones de transmisión sexual y la introducción de vacunas profilácticas.
Vacuna.
De los más de 170 tipos conocidos de virus del papiloma humano (VPH), se sabe que 37 son transmitidos a través de contacto sexual. Aunque algunos virus del papiloma humano (VPH), como los tipos 6 y 11, pueden causar verrugas genitales, la mayoría de las infecciones genitales de virus del papiloma humano (VPH) se producen sin causar síntoma alguno. Sin embargo, las infecciones persistentes con un subconjunto de cerca de 19 tipos de virus del papiloma humano (VPH) de «alto riesgo» que pueden conducir al desarrollo del cáncer cervical u otros cánceres genitales-anales y algunas formas de virus del papiloma humano (VPH), particularmente el tipo 16, se han encontrado asociadas a una forma de cáncer de la garganta.[] Solamente un pequeño porcentaje de mujeres con VPH va a desarrollar cáncer cervical, ]sin embargo, la mayoría de los estudios científicos han encontrado que la infección por el virus del papiloma humano (VPH) es responsable de virtualmente todos los casos de cáncer cervical.
La última generación de vacunas preventivas de virus del papiloma humano (VPH) están basadas en partículas de la cápsula del virus, es decir, que no contiene ADN viral del núcleo y por tanto, su capacidad de infección queda totalmente anulada, son las llamadas partículas como virus (VLPs) ensambladas de proteínas de la cápsula (cápside) del virus del papiloma humano (VPH).
Las vacunas tienen como blanco a los dos VPH de alto riesgo más común, los tipos 16 y 18. Juntos, estos dos tipos de virus del papiloma humano (VPH) actualmente causan cerca del 70% del cáncer cervical. Gardasil también es activo frente a los tipos 6 y 11 de virus del papiloma humano (VPH), que entre ambos causan actualmente cerca de 90% de todos los casos de verrugas genitales, con pocos o ningún efecto secundario. Se espera que los efectos protectores de la vacuna duren al menos 4,5 años después de la vacunación inicial.
Los efectos protectores de Gardasil duran al menos 4,5 años después de la vacunación inicial cubriendo el 70% de los casos de cáncer y el 100% de las verrugas genitales causadas por los tipos mencionados. La protección de Cervarix ha sido documentada hasta por más de 8 años y se espera que dure por lo menos 20 años, y cuenta con protección cruzada que además previene contra cerca del 100% del cáncer causado por las cepas 31, 33 y 45, proporcionando una protección total superior contra lesiones pre cancerígenas sin importar el tipo de virus del papiloma humano (VPH) involucrado superior al 90%. Ambas vacunas son intramusculares (se aplican mediante una inyección en el brazo) y se administran en tres dosis: la segunda un mes después de la primera y la tercera seis meses después de la primera (o cinco meses después de la segunda).
Dado que ninguna de las vacunas puede garantizar el 100% de protección contra el cáncer ni protege contra el 100% de infecciones, se recomienda seguir con las pruebas periódicas preventivas. No obstante, estas pruebas tienen limitaciones, por ejemplo, no pueden detectar el adenocarcinoma, tipo de cáncer mucho más agresivo y que se desarrolla en la parte interior del cérvix. Este tipo de cáncer usualmente se detecta cuando ya existen síntomas como sangrados fuera de la menstruación.
TRATAMIENTO
Opciones de tratamiento para el cáncer de cuello uterino según la etapa
La etapa o estadio en que se encuentra el cáncer cervical es el factor más importante al elegir un tratamiento. No obstante, otros factores que influyen en esta decisión son la localización exacta del cáncer en el cuello uterino, el tipo de cáncer (de células escamosas o adenocarcinoma), la edad, el estado físico general y si la mujer desea tener hijos.
Etapa 0 (carcinoma in situ)
Aunque el sistema de clasificación por etapas AJCC clasifica el carcinoma in situ como la forma más temprana de cáncer, los especialistas a menudo lo consideran como un precáncer. Esto se debe a que las células cancerosas en el carcinoma in situ sólo están en la capa de la superficie del cuello uterino (no han crecido hacia las capas más profundas de las células).
Las opciones de tratamiento para el carcinoma de células escamosas in situ incluyen criocirugía, cirugía con láser, procedimiento de escisión electro quirúrgica con asa (LEEP/LEETZ) y conización con bisturí frío.
Por lo general, se recomienda una histerectomía para el adenocarcinoma in situ. Para las mujeres que desean tener hijos, el tratamiento con una biopsia de cono puede ser una opción. La muestra de cono no deberá tener células cancerosas en los bordes, y la paciente tiene que estar bajo observación minuciosa. Una vez la mujer haya tenido sus hijos, se recomienda una histerectomía.
Una histerectomía simple también es una opción para el tratamiento del carcinoma de células escamosas in situ, y se puede hacer si el cáncer regresa después de otros tratamientos. Todos los casos de carcinoma in situ pueden curarse con un tratamiento apropiado. No obstante, los cambios precancerosos pueden recurrir (reaparecer) en el cuello uterino o en la vagina, por lo que es muy importante que se le brinde una atención cuidadosa. Esto incluye cuidado de seguimiento con pruebas de Papanicolaou regularmente y en algunos casos con colposcopia.
Etapa IA1
El tratamiento para esta etapa depende de si la paciente quiere mantener su capacidad de tener hijos (fertilidad) y si el cáncer ha crecido hacia los vasos sanguíneos o los vasos