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Cómo evaluar la Caracterización familiar en pacientes con Depresión en atención primaria de salud

miembros, lo que permite calcular el riesgo mórbido familiar para el diagnóstico de interés. Así pues, partiríamos de la hipótesis de que, para un trastorno hereditario determinado, la prevalencia de la enfermedad será más elevada entre los familiares de los afectados que en la población general y que cuanto mayor sea el porcentaje de genes compartidos con la persona afectada mayor será el riesgo para desarrollar el trastorno.

Este tipo de estudios han confirmado que entre los familiares de primer grado de un paciente con depresión mayor (padres y hermanos, 50% de genes compartidos) existe un aumento importante de la prevalencia de esta patología (15%) respecto a la observada entre la población general (5,4%) (Mitjans 2012)

El predominio femenino como la influencia de factores socioculturales (mayor disposición y facilidad de la mujer a reportar y admitir sentimientos depresivos y ansiosos y la multiplicidad de roles en la familia), biológicos (predisposición genética, hormonas sexuales, reactividad endocrina frente al estrés, sistemas de neurotransmisión y determinantes neuropsicológicos y la forma de expresión de los trastornos depresivos en los hombres (Dávila y otros, 2012)

Entre los factores sociodemográficos destaca el sexo, siendo la prevalencia para los trastornos depresivos el doble en la mujer que en el hombre, al menos en las edades medias de la vida.

El riesgo de cronicidad es mayor en la mujer. La edad de mayor riesgo es en torno a la tercera década de la vida. El estado civil que con mayor frecuencia se asocia a padecer un trastorno depresivo mayor es el estar previamente casado (separado o divorciado). (Gonzales Rodríguez y otros 2011)

Analizando lo propuesto por los autores anteriormente citados se ha comprobado que existe una predisposición genética, entre los factores demográficos principalmente encontramos al sexo femenino, mayor prevalencia en la tercera década y generalmente se asocia al divorcio o separación.

Impacto que la estructura, dinámica y funcionamiento familiar puede llegar a producir en el bienestar y desarrollo de los niños; especialmente, cuando esta disfunción tiene lugar durante los primeros años de vida En el caso de la ruptura de pareja, tanto adultos como niños deben afrontar numerosos cambios familiares en el menor tiempo posible bajo la influencia de factores (como la edad, el tipo de relación que mantienen los progenitores y/o presencia de conflicto parental, etc.) que pueden convertir el contexto familiar en una fuente de estrés para los más pequeños y causar graves alteraciones a corto y largo plazo en su desarrollo físico, psicológico, y conductual. Este trabajo se centra en evaluar problemas externalizantes (es decir, a nivel conductual) presentes en niños y niñas de corta edad expuestos a esta situación familiar. (Fariña y otros 2014)

Los pacientes con depresión no siempre acuden a la consulta de AP demandando atención sobre sus síntomas psicológicos o presentando sus problemas afectivos como su principal queja. Como hemos señalado anteriormente, la depresión y los problemas físicos guardan una estrecha relación y, en ocasiones, estos pacientes presentarán como quejas principales otras dolencias, principalmente de carácter somático, sin hacer una atribución directa a sus problemas emocionales. (Vindel y otros 2012)

Analizando lo anteriormente citado por el autor la separación de los progenitores constituye un factor de riesgo a largo plazo para generar estados depresivos.

No existen marcadores biológicos, bioquímicos o de morfología cerebral que permitan un diagnóstico inequívoco de la depresión. Debido a la ausencia de marcadores externos de

Los trastornos depresivos, el diagnóstico ha de ser necesariamente psicopatológico y clínico. En este sentido, el trastorno depresivo mayor se diagnostica en base a, por ejemplo, criterios DSM-IV-TR (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders). Esta clasificación se basa en criterios desarrollados y revisados a lo largo de las tres últimas décadas desde la Asociación Americana de Psiquiatría (APA 2000).

El diagnóstico de la depresión podemos concluir que se lo realiza de forma clínica.

Los principales cuestionarios validados en España para la evaluación de la gravedad de la depresión BDI: Beck, Depresion Inventory autoaplicada, estudios de validación en España población general, universitarios, población con trastornos psicológicos, CES_D; Center for Epidemiology Studies- Depression Scale; autoaplicada pacientes con trastornos afectivos, EADG: Escala de ansiedad y Depresion de Golberg, hetero aplicada, atencion primaria: HADS; Hospitak Anxiety Depression Scale; auto-aplicada hospitalaria, HRSD: Hamilton Scale for Depresión heteroapalicada pacientes depresivos; PHQ-9: Patient Health Questionnaire: autoaplicada atención primaria ZSDS: Zung Self-Rating Dession Scale. Atención primaria

La escala de depresión geriátrica –test de Yesavage- se utiliza para adultos mayores Población general mayor de 65 años Se trata de un cuestionario hatero administrado utilizado para el cribado de la depresión en personas mayores de 65 años. (Martínez y otros)

Existen escalas válidas para el diagnóstico de la depresión siendo la más utilizada la escala de Beck. Debido a alta probabilidad de morbi-mortalidad ya que la depresión conlleva cuatro veces mayor el riesgo de suicidio en comparación con la población en general.

En todos los pacientes que presentan depresión se debería Evaluar el Riego de suicidio tanto en la presentación inicial como regularmente a lo largo del tratamiento por lo que se recomienda realizar lo siguiente: analizar factores de riesgo para suicidio tales como características sociales < 30 años hombre edad avanzada, soltero o vivir solo, antecedentes de intentos de suicidios anteriores, historia familiar de suicidio, antecedentes de abuso de sustancias, características clínicas desesperanza, psicosis agitación, ataques de pánico, enfermedades físicas concomitantes, depresión grave.

De los factores de riesgo (FR) para suicidio, el más descrito es el intento suicida previo. También están la depresión mayor, el trastorno afectivo bipolar, la esquizofrenia y la personalidad limítrofe o sociopática. El 90 % de los suicidas adultos tiene al menos un trastorno psiquiátrico; en los jóvenes, sólo el 60 %. El alcohol y sustancias de abuso son predictores de suicidio en personas con riesgo. (Parra Parra Y 2013) Podemos indicar que a todo paciente con diagnóstico de Depresión se debería determinar factores de riesgo de suicidio.

Hay que considerar un aumento en la incidencia de depresión asociada a enfermedades física de acuerdo al número de experiencias dolorosas, impedimentos funcionales que producen las enfermedades físicas, cambios físicos que pueda provocar el desarrollo de depresión la gravedad de los síntomas depresivos se asocia con una dieta inadecuada, Mal cumplimiento de la medicación, descuido en el autocuidado y más costes en sanitarios en enfermedades crónicas.

Enfermedades asociadas habitualmente a la depresión como neurológicas: enfermedad de alsheimer, Parkinson, Wilson, hushintong, esclerosis múltiple, lesiones ocupantes del