Cuando lo tropical se hace local: Leishmaniasis cutánea en España
Autora principal: María Mercedes Martínez Mendieta
Vol. XVIII; nº 22; 1074
When the tropical becomes local: cutaneous leishmaniasis in spain
Fecha de recepción: 18/10/2023
Fecha de aceptación: 20/11/2023
Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XVIII. Número 22 Segunda quincena de Noviembre de 2023 – Página inicial: Vol. XVIII; nº 22; 1074
Autores:
María Mercedes Martínez Mendieta. Médico Interno Residente de Medicina Familiar y Comunitaria Hospital de Alcañiz. Servicio Aragonés de Salud. Teruel. España.
Natalia Sánchez Carbonell. Médico Interno Residente de Medicina Familiar y Comunitaria Hospital de Alcañiz. Servicio Aragonés de Salud. Teruel. España.
Beatriz Bureu Calleja. Médico Interno Residente de Medicina Familiar y Comunitaria Hospital de Alcañiz. Servicio Aragonés de Salud. Teruel. España.
Sergio Griñán Malla. Médico Interno Residente de Medicina Familiar y Comunitaria Hospital de Alcañiz. Servicio Aragonés de Salud. Teruel. España.
Sonia Angós Vázquez. Médico Ajunto De Hematología. Hospital Universitario Santa Barbara. Soria. España
Alejandro Gisbert Segura. Médico Interno Residente de Medicina Familiar y Comunitaria Hospital de Alcañiz. Servicio Aragonés de Salud. Teruel. España.
Jaime Gerardo Sancho Gracia. Médico Interno Residente de Medicina Familiar y Comunitaria Hospital de Alcañiz. Servicio Aragonés de Salud. Teruel. España.
RESUMEN
La leishmaniasis es una enfermedad parasitaria que afecta a millones de personas en diferentes partes del mundo, especialmente en regiones tropicales y subtropicales. Causada por protozoos del género Leishmania y transmitida por la picadura de mosquitos flebótomos, esta enfermedad presenta diversas manifestaciones clínicas que varían desde úlceras cutáneas hasta complicaciones sistémicas graves.
Este resumen proporciona una visión general de la leishmaniasis, incluyendo su epidemiología, etiología, síntomas y métodos de diagnóstico y tratamiento. La leishmaniasis se divide en tres formas principales: cutánea, visceral y mucocutánea, cada una caracterizada por síntomas específicos y grados de severidad. El diagnóstico se basa en la observación de los síntomas clínicos, así como en pruebas de laboratorio como la detección de parásitos en muestras de tejido.
El tratamiento de la leishmaniasis puede variar según la forma de la enfermedad y la especie de Leishmania involucrada. El tratamiento incluye el uso de medicamentos antiparasitarios, pero la resistencia a estos fármacos es un desafío emergente. Además, las estrategias de prevención y control, como el control de vectores y la educación pública, son esenciales para reducir la incidencia de la enfermedad.
La leishmaniasis sigue siendo un problema de salud pública en muchas partes del mundo, especialmente en áreas con condiciones socioeconómicas desfavorables y sistemas de salud limitados. Se necesita una colaboración internacional continua para desarrollar estrategias efectivas de prevención, diagnóstico y tratamiento, con el objetivo de aliviar la carga de esta enfermedad parasitaria en las comunidades afectadas.
Palabras clave: leishmaniasis; enfermedad de Crohn; adalimumab
ABSTRACT
Leishmaniasis is a parasitic disease that affects millions of people in different parts of the world, particularly in tropical and subtropical regions. Caused by protozoa of the genus Leishmania and transmitted by the bite of sandfly mosquitoes, this disease presents diverse clinical manifestations ranging from cutaneous ulcers to severe systemic complications.
This abstract provides an overview of leishmaniasis, including its epidemiology, etiology, symptoms, and methods of diagnosis and treatment. Leishmaniasis is divided into three main forms: cutaneous, visceral, and mucocutaneous, each characterized by specific symptoms and degrees of severity. Diagnosis is based on observation of clinical symptoms as well as laboratory tests such as detection of parasites in tissue samples.
The treatment of leishmaniasis can vary depending on the form of the disease and the species of Leishmania involved. Treatment includes the use of antiparasitic drugs, but resistance to these drugs is an emerging challenge. Additionally, prevention and control strategies, such as vector control and public education, are essential to reduce the incidence of the disease.
Leishmaniasis remains a public health problem in many parts of the world, especially in areas with unfavorable socioeconomic conditions and limited healthcare systems. Ongoing international collaboration is needed to develop effective strategies for prevention, diagnosis, and treatment, with the aim of alleviating the burden of this parasitic disease on affected communities.
Keywords: Leishmaniasis; Crohn Disease; Adalimumab
Declaración de buenas prácticas
Los autores de este manuscrito declaran que:
- Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses
- La investigación se han realizado siguiente las pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud de seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas ( CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS)
- El manuscrito es original y no contiene plagio
- El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra – Han obtenido los permisos necesarios para las imágenes y gráficos utilizados.
- Han preservado las identidades de los pacientes.
METODOLOGÍA
Este trabajo se basa en la experiencia clínica de un caso de leishmaniasis cutánea observado en un centro de salud rural. A partir de ahí, se realizó una revisión bibliográfica sobre esta enfermedad endémica en España, con el objetivo de profundizar en aspectos como la epidemiología, clínica, diagnóstico, tratamiento y prevención.
La búsqueda bibliográfica se llevó a cabo en bases de datos médicas como PubMed y Scielo, así como en repositorios institucionales y buscadores académicos. Se priorizó la inclusión de bibliografía actualizada, enfocada en revisiones sistemáticas, metaanálisis, guías clínicas y estudios observacionales y experimentales de alta calidad metodológica.
CASO CLÍNICO
Paciente de 26 años con antecedentes de enfermedad de Crohn, bajo tratamiento con adalimumab subcutáneo cada 15 días desde hace 3 años, acude a consulta médica debido a una lesión en la zona pretibial que ha estado presente durante los últimos 3 meses. Durante la evaluación clínica, se observa la presencia de un nódulo subcutáneo eritematoso de menos de 1 cm, el cual no genera dolor. En respuesta a esto, se decide iniciar un régimen de corticoides y antibióticos de aplicación tópica, al tiempo que se solicitan análisis sanguíneos y de heces para una evaluación más exhaustiva.
En su seguimiento posterior, la paciente regresa a consulta para una revisión y se nota un cambio en la apariencia de la lesión, que ahora presenta una característica más hiperqueratósica. Debido a esta transformación en su aspecto, se decide remitir al paciente al servicio de Dermatología para una evaluación especializada. Durante la consulta dermatológica, la observación bajo dermatoscopia permite a los profesionales hacer un diagnóstico empírico de eritema nodoso, y en consecuencia, se administran corticoides en la zona cercana a la lesión.
Tras una semana, la paciente retorna para una evaluación de seguimiento y se constata una mejoría notable en la lesión. Sin embargo, dos semanas después, la paciente busca atención médica nuevamente, esta vez con su médico de familia, debido a un cambio en las características de la lesión. Ahora, la lesión muestra una apariencia costrosa que se superpone a una base eritematosa. Como respuesta a esta nueva presentación, se realiza una interconsulta virtual con el servicio de Dermatología, proporcionando una imagen fotográfica de la lesión. Los dermatólogos, al analizar la imagen y las manifestaciones clínicas, optan por programar una cita prioritaria para la realización de una biopsia.
Una semana más tarde, la paciente acude a su enfermera para la extracción de puntos de sutura tras la biopsia. En este encuentro, se observa nuevamente la lesión con aspecto costroso y con exudado seroso- purulento. La situación es discutida con el médico de atención primaria y, en conjunto, deciden llevar a cabo un procedimiento de desbridamiento y comenzar un tratamiento empírico que incluye la administración de cloxacilina.
En el siguiente paso del proceso, la paciente acude a consulta para una evaluación de los resultados obtenidos hasta el momento. En esta ocasión, se confirma el diagnóstico de infección por Leishmaniosis. Esto marca el inicio de un proceso interdisciplinario en el que, en coordinación con el equipo de atención primaria, se decide iniciar un tratamiento con anfotericina B liposomal intravenosa. Además, se suspende temporalmente la administración de adalimumab, dada su naturaleza inmunosupresora, hasta que la infección se resuelva por completo.
Después de completar el tratamiento prescrito, se observa una mejora significativa en la lesión costrosa, que finalmente desaparece por completo. La zona afectada comienza a cicatrizar progresivamente, lo que es un signo alentador de la efectividad del tratamiento. Este caso subraya la eficacia de los tratamientos biológicos en el manejo de enfermedades autoinmunitarias específicas, al tiempo que enfatiza la importancia de estar atentos a posibles gérmenes oportunistas, dada la inmunosupresión inducida por estos tratamientos.
INTRODUCCIÓN
La leishmaniasis es una enfermedad parasitaria que afecta a numerosas poblaciones en diversas partes del mundo, presentando un desafío significativo para la salud pública en regiones tropicales, subtropicales y templadas. Causada por protozoos del género Leishmania, esta enfermedad puede manifestarse en una variedad de formas clínicas, que van desde lesiones cutáneas hasta afectaciones viscerales graves. La complejidad de la leishmaniasis, junto con su potencial para generar epidemias en áreas endémicas, la convierte en un importante tema de estudio y atención médica.
Epidemiología
La leishmaniasis es una enfermedad con una amplia distribución geográfica, afectando a más de 98 países en todo el mundo. Se estima que existen alrededor de 1 millón de nuevos casos anuales, y cerca de 350 millones de personas están en riesgo de contraer la enfermedad. Las regiones más afectadas incluyen América Latina, África, el Mediterráneo Oriental y partes de Asia.
En España, la leishmaniasis es causada principalmente por la especie Leishmania infantum, que provoca principalmente la forma visceral de la enfermedad, conocida como leishmaniasis visceral o kala-azar. Se ha observado una distribución heterogénea de la enfermedad en el país, con áreas endémicas en varias regiones, incluyendo algunas zonas costeras y rurales. Las comunidades autónomas más afectadas incluyen Andalucía, Castilla-La Mancha, Extremadura y la Comunidad Valenciana.
Tendencias Recientes y Desafíos
En las últimas décadas, España ha experimentado un aumento en el número de casos de leishmaniasis, particularmente en la forma cutánea, conocida como leishmaniasis cutánea. Esto ha llevado a una mayor atención por parte de las autoridades de salud y profesionales médicos para controlar y prevenir la propagación de la enfermedad. La urbanización, la movilidad humana y las prácticas de manejo de perros también han influido en las tendencias de la leishmaniasis en el país.
Factores de Riesgo y Transmisión
Los factores que influyen en la transmisión de la leishmaniasis en España están relacionados con la presencia de reservorios, como el perro doméstico, que actúa como huésped principal para el parásito. La cercanía entre perros infectados y los flebótomos que actúan como vectores es un factor clave en la propagación de la enfermedad. Además, las condiciones climáticas y ambientales, así como la presencia de áreas con vegetación densa, también pueden influir en la prevalencia de la enfermedad.
CLÍNICA DE LA LEISHMANIASIS: TIPOS Y MANIFESTACIONES CLÍNICAS
La leishmaniasis es una enfermedad parasitaria compleja que presenta una variedad de manifestaciones clínicas dependiendo de la especie de Leishmania involucrada y la respuesta inmunitaria del huésped. Esta enfermedad puede dividirse en tres formas principales: leishmaniasis cutánea, leishmaniasis visceral y leishmaniasis mucocutánea, cada una caracterizada por sus propias características clínicas y patológicas.
1. Leishmaniasis Cutánea
La leishmaniasis cutánea es la forma más común de la enfermedad y se presenta en diferentes variantes. La forma más simple se manifiesta como una lesión cutánea única o múltiple, generalmente en áreas expuestas de la piel. Estas lesiones suelen comenzar como una pápula o nódulo, que posteriormente se ulceran y pueden desarrollar una superficie de aspecto crateriforme. Las úlceras cutáneas pueden variar en tamaño y profundidad, y suelen curar de manera espontánea, aunque el proceso puede ser prolongado y dejar cicatrices.
2. Leishmaniasis Visceral
La leishmaniasis visceral, también conocida como kala-azar, es una forma más grave de la enfermedad. Afecta principalmente a los órganos internos, como el hígado, el bazo y la médula ósea. Los síntomas iniciales pueden ser inespecíficos, como fiebre, pérdida de peso, fatiga y anemia. A medida que la enfermedad avanza, puede provocar hepatomegalia (agrandamiento del hígado), esplenomegalia (agrandamiento del bazo) y otros trastornos sistémicos. Sin tratamiento, la leishmaniasis visceral puede ser potencialmente mortal.
3. Leishmaniasis Mucocutánea
La leishmaniasis mucocutánea es una forma menos común pero más grave de la enfermedad. Esta forma se caracteriza por la destrucción de los tejidos de la mucosa, principalmente en áreas como la nariz, la boca y la garganta. Comienza generalmente como una lesión cutánea similar a la leishmaniasis cutánea, pero luego se propaga a las membranas mucosas, causando úlceras y daño tisular. La leishmaniasis mucocutánea puede provocar deformidades desfigurantes en la cara y dificultades para hablar y tragar.
DIAGNÓSTICO
El diagnóstico de la leishmaniasis implica una combinación de enfoques clínicos, de laboratorio y de imagen, dependiendo de la forma de la enfermedad y de la disponibilidad de recursos médicos. Los métodos de diagnóstico varían según la presentación clínica y pueden incluir:
1. Examen Clínico:
El médico realiza un examen físico para observar las lesiones cutáneas, ganglios linfáticos inflamados u otros síntomas relacionados con la enfermedad. El examen clínico proporciona información inicial para orientar el diagnóstico y el enfoque de tratamiento.
2. Pruebas de Laboratorio:
- Microscopía Directa: Se toman muestras de tejido o líquido de las lesiones y se observan bajo el microscopio para detectar la presencia de parásitos Leishmania. Esta técnica es más útil para la leishmaniasis cutánea.
- Cultivo de Tejidos: Se cultiva el material obtenido de las lesiones para permitir el crecimiento y la identificación de los parásitos en el laboratorio. Es una técnica específica pero puede ser lenta y requiere experiencia.
- PCR (Reacción en Cadena de la Polimerasa): Esta técnica molecular detecta el ADN del parásito en muestras de sangre, tejido o fluidos. La PCR puede diferenciar las especies de Leishmania y es útil para la leishmaniasis visceral.
3. Pruebas de Imagen:
- Radiografía: En la leishmaniasis visceral, una radiografía del tórax puede mostrar agrandamiento del hígado y el bazo.
- Ultrasonido: Puede utilizarse para evaluar agrandamientos de órganos y la presencia de líquido en la cavidad abdominal en casos de leishmaniasis visceral.
4. Serología:
Se pueden realizar pruebas serológicas para detectar anticuerpos contra el parásito en la sangre. Sin embargo, estas pruebas pueden ser menos sensibles y específicas en áreas endémicas debido a la alta tasa de exposición.
5. Biopsia de Ganglio Linfático:
En casos de leishmaniasis visceral, una biopsia de ganglio linfático agrandado puede revelar la presencia de parásitos.
6. Aspirado de Médula Ósea:
En la leishmaniasis visceral, se puede realizar un aspirado de médula ósea para detectar parásitos.
Es importante destacar que el diagnóstico de la leishmaniasis puede ser un desafío debido a la variedad de presentaciones clínicas y la necesidad de utilizar múltiples enfoques. En algunos casos, puede requerirse la combinación de varios métodos para obtener un diagnóstico preciso. La elección del método de diagnóstico depende del tipo de leishmaniasis, la disponibilidad de recursos y la experiencia médica.
TRATAMIENTO
El tratamiento de la leishmaniasis varía según la forma de la enfermedad, la especie de Leishmania involucrada y la gravedad de la infección. En general, los objetivos del tratamiento son eliminar los parásitos, aliviar los síntomas y prevenir la recurrencia. Los enfoques terapéuticos pueden incluir:
1. Leishmaniasis Cutánea:
- Tratamiento Local: Para lesiones cutáneas simples y localizadas, se puede aplicar tratamiento tópico con medicamentos como antimonio pentavalente en forma de cremas o geles.
- Tratamiento Sistémico: En casos más extensos o resistentes, se pueden utilizar medicamentos antiparasitarios sistémicos, como antimonio pentavalente, anfotericina B, pentamidina o miltefosina.
2. Leishmaniasis Visceral:
- Antimonio Pentavalente: Es el medicamento de elección para tratar la leishmaniasis visceral. Se administra por vía intramuscular o intravenosa durante un período de varias semanas.
- Anfotericina B: En casos de resistencia al antimonio pentavalente o en pacientes graves, la anfotericina B puede ser efectiva, pero puede estar asociada con efectos secundarios graves.
- Miltefosina: Es un medicamento oral que ha demostrado ser eficaz en el tratamiento de la leishmaniasis visceral. Sin embargo, requiere monitoreo cercano debido a posibles efectos secundarios hepáticos y renales.
3. Leishmaniasis Mucocutánea:
- Tratamiento Prolongado: La leishmaniasis mucocutánea puede requerir tratamientos más prolongados y a menudo combinados. Se pueden utilizar medicamentos como antimonio pentavalente, anfotericina B y pentamidina.
4. Terapia Combinada:
En algunos casos, se pueden utilizar combinaciones de diferentes medicamentos para aumentar la eficacia y reducir la posibilidad de resistencia.
Es importante destacar que el tratamiento de la leishmaniasis debe ser administrado por profesionales de la salud con experiencia en enfermedades tropicales y en función de la evaluación médica individual. Además, el seguimiento cuidadoso y el monitoreo son esenciales para detectar y manejar posibles efectos secundarios y para garantizar la efectividad del tratamiento.
La resistencia a los medicamentos es un desafío en el tratamiento de la leishmaniasis, y la investigación continua es necesaria para desarrollar terapias más efectivas y seguras. Además, las estrategias de prevención, como el control de vectores y la educación pública, son fundamentales para reducir la incidencia de la enfermedad en áreas endémicas
PREVENCIÓN
La prevención de la leishmaniasis implica una combinación de enfoques dirigidos a reducir la exposición a los vectores, controlar la propagación de la enfermedad y educar a las comunidades afectadas. Dado que la leishmaniasis es transmitida por mosquitos flebótomos infectados, las estrategias de prevención se centran en evitar las picaduras de estos insectos y reducir la presencia de los reservorios animales que pueden portar el parásito. Algunas medidas preventivas incluyen:
1. Uso de Repelentes de Insectos:
Utilizar repelentes de insectos, especialmente aquellos que contienen ingredientes activos como DEET (N,N-dietil-m-toluamida) o picaridina, en la piel expuesta para prevenir las picaduras de mosquitos.
2. Ropa Protectora:
Vestir ropa de manga larga, pantalones largos y calzado cerrado, especialmente durante las horas de mayor actividad de los mosquitos, que generalmente son al amanecer y al atardecer.
3. Uso de Mosquiteros:
Dormir bajo mosquiteros tratados con insecticida o instalar pantallas en ventanas y puertas para evitar la entrada de mosquitos a las viviendas.
4. Protección de Animales Domésticos:
Mantener a los animales domésticos, especialmente perros, bajo control y utilizar repelentes adecuados para prevenir que los mosquitos los infecten.
5. Control de Vectores:
Realizar esfuerzos para reducir la población de mosquitos flebótomos, como el uso de insecticidas, rociado de áreas con repelentes y eliminación de sitios de reproducción, como aguas estancadas.
6. Educación y Sensibilización:
Brindar educación a las comunidades en riesgo sobre la leishmaniasis, sus síntomas, modos de transmisión y medidas preventivas. Fomentar prácticas seguras y evitar comportamientos que aumenten el riesgo de exposición.
7. Tratamiento de Reservorios Animales:
En áreas donde los perros son reservorios de la enfermedad, tratarlos con medicamentos preventivos o repelentes para reducir la carga parasitaria y prevenir la transmisión.
8. Mejora de la Vivienda:
Mejorar las condiciones de vivienda para reducir la exposición a los vectores, como sellar agujeros en paredes y techos, y mantener áreas limpias y libres de desechos.
9. Control de la Enfermedad en Humanos:
Tratar rápidamente los casos confirmados de leishmaniasis para evitar la propagación de la enfermedad y reducir el riesgo de transmisión a otros.
La prevención de la leishmaniasis es un esfuerzo integral que involucra la colaboración entre gobiernos, organizaciones de salud, profesionales médicos y comunidades. La combinación de medidas personales y comunitarias es esencial para reducir la incidencia de esta enfermedad y minimizar su impacto en la salud pública.
CONCLUSION
En conclusión, la leishmaniasis es una enfermedad parasitaria compleja que presenta una amplia gama de manifestaciones clínicas y desafíos en términos de prevención, diagnóstico y tratamiento. Desde las lesiones cutáneas simples hasta las formas graves que afectan los órganos internos y las mucosas, la leishmaniasis impacta a millones de personas en diversas regiones del mundo, especialmente en áreas tropicales y subtropicales.
La epidemiología de la leishmaniasis refleja su adaptabilidad a diferentes entornos, incluyendo áreas urbanas y rurales, y su prevalencia está influenciada por factores socioeconómicos, ambientales y de salud pública. La comprensión de las especies de Leishmania, los vectores y los factores de riesgo es fundamental para implementar estrategias efectivas de prevención y control.
El diagnóstico de la leishmaniasis es un desafío debido a sus diversas presentaciones clínicas y la necesidad de combinar enfoques clínicos, de laboratorio e imagen. El tratamiento varía según la forma de la enfermedad y puede involucrar medicamentos antiparasitarios, terapias locales y, en algunos casos, combinaciones de tratamientos.
La prevención de la leishmaniasis requiere un enfoque multidimensional que incluye medidas personales y comunitarias, como el uso de repelentes de insectos, el control de vectores, la educación pública y la mejora de las condiciones de vivienda. La colaboración entre gobiernos, organizaciones de salud y comunidades es esencial para reducir la incidencia de la enfermedad y aliviar su impacto en la salud pública y en la calidad de vida de las personas afectadas.
En última instancia, la lucha contra la leishmaniasis continúa a medida que los profesionales de la salud, los investigadores y las comunidades trabajan juntos para comprender mejor esta enfermedad, desarrollar tratamientos más efectivos y implementar estrategias de prevención en áreas en riesgo. La inversión en investigación, educación y esfuerzos globales es crucial para avanzar hacia el control y la erradicación de esta enfermedad que afecta a las poblaciones más vulnerables en todo el mundo.
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