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Cuidados enfermeros para el manejo del dolor pediátrico en las urgencias

Utilizar un paño humedecido junto a la piel para aumentar la sensación de calor / frío, cuando corresponda.

Determinar la duración de la aplicación en función de las respuesta verbales, de la conducta y los aspectos biológicos de la persona.

Evaluar y documentar la respuesta a la aplicación de calor / frío.

Manejo del dolor.

Usar una escala e evaluación para identificar la intensidad del dolor: Escala numérica y escala visual analógica para los mayores de siete años, y EDIN, CHEOPS o EVENDOL para los menores de siete años.

Realizar una valoración del dolor que incluya la localización, características, aparición / duración, frecuencia, calidad, intensidad o severidad del dolor y factores desencadenantes.

Observar claves no verbales de molestias, especialmente en aquellos que no pueden comunicarse eficazmente.

Asegurarse de que el paciente reciba los cuidados analgésicos correspondientes.

Utilizar estrategias de comunicación terapéuticas para reconocer la experiencia del dolor y mostrar la aceptación de la respuesta del paciente al dolor.

Considerar las influencias culturales sobre la respuesta al dolor.

Determinar el impacto de la experiencia del dolor sobre la calidad de vida (sueño, apetito, actividad, función cognoscitiva, humor, relaciones, trabajo y responsabilidad de roles).

Evaluar las experiencias pasadas con el dolor que incluya la historia individual y familiar de dolores crónicos o que conlleven incapacidad, si es el caso.

Evaluar, con el paciente y el equipo de cuidados, la eficacia de las medidas pasadas de control del dolor que se hayan utilizado.

Proporcionar información acerca del dolor, tales como causas del dolor, el tiempo que durará y las incomodidades que se esperan debido a los procedimientos.

Controlar los factores ambientales que puedan influir en la respuesta del paciente a las molestias (temperatura de la habitación, iluminación y ruidos).

Disminuir o eliminar los factores que precipiten o aumenten la experiencia del dolor tanto en padres como en niños (miedo, fatiga, monotonía y falta de conocimientos).

Administración de analgésicos

Determinar la ubicación, características, calidad y gravedad del dolor antes de medicar al paciente.

Comprobar historial de alergias y órdenes médicas sobre el medicamento, dosis y frecuencia del analgésico prescrito.

Evaluar la capacidad del paciente para participar en la selección del analgésico, vía y dosis, e implicarle, si procede.

Elegir el analgésico o combinación de los mismos, cuando se prescriba más de uno.

Determinar la selección de analgésicos (narcóticos, no narcóticos, o Antiinflamatorios no esteroideos).

Determinar el analgésico preferido, vía de administración y dosis para conseguir un efecto analgésico óptimo.

Elegir la vía IV, en vez de la IM, para inyecciones frecuentes de medicación contra el dolor, cuando sea posible.

Descartar narcóticos y otros medicamentos restringidos de acuerdo con el protocolo de la institución; en Francia la codeína está muy desaconsejada para los menores de 12 años.

Controlar signos vitales antes y después de administrar los analgésicos narcóticos, según protocolo de la institución.

Mantener un ambiente cómodo y otras actividades que ayuden en la relajación para facilitar la respuesta a la analgesia.

Administrar los analgésicos a la hora adecuada para evitar picos y valles de la analgesia, especialmente con el dolor severo.

Establecer expectativas positivas respecto de la eficacia de los analgésicos para optimizar la respuesta del paciente.

Administrar analgésicos y/o fármacos complementarios cuando sea necesario para potenciar la analgesia.

Considerar el uso de infusión continua, ya sea sola o juntamente con opiáceos en bolo, para mantener los niveles en suero.

Instituir precauciones de seguridad para los que reciban analgésicos narcóticos, si procede.

Informar que la administración de narcóticos puede producir somnolencia durante los primeros 2 ó 3 días, que luego remite.

Corregir los conceptos equivocados o mitos del paciente o miembros de la familia sobre los analgésicos, especialmente los opiáceos (adicción y riesgos de sobredosis).

Evaluar la eficacia del analgésico a intervalos regulares después de cada administración, pero especialmente después de dosis iniciales, se debe observar también si hay señales y síntomas de efectos adversos (depresión respiratoria, náuseas, vómitos, sequedad de boca y estreñimiento). Registrar la respuesta al analgésico y cualquier efecto adverso.

Evaluar y registrar el nivel de sedación de los pacientes que reciben opiáceos.

Llevar a cabo aquellas acciones que disminuyan los efectos adversos de los analgésicos (estreñimiento e irritación gástrica).

Colaborar con el médico si se indican fármacos, dosis, vía de administración o cambios de intervalo con recomendaciones específicas en función de los principios de la analgesia.

Enseñar el uso de analgésicos, estrategias para disminuir los efectos secundarios y expectativas de implicación en las decisiones sobre el alivio del dolor.

Manejo ambiental: confort

Adecuar la sala de urgencias pediátricas para que sea tranquila, limitar el numero de acompañantes.

Evitar interrupciones innecesarias y permitir periodos de reposo.

Determinar las fuentes de incomodad, como vendajes constrictivos, posición de la sonda, ropa de cama arrugada y factores ambientales irritantes.

Ajustar la temperatura ambiental que sea más cómoda para la persona, si fuera posible.

Proporcionar o retirar las mantas para fomentar comodidad en cuanto a la temperatura, si es el caso.

Evitar exposiciones innecesarias, corrientes, exceso de calefacción o frío.

Ajustar la iluminación de forma que se adapte a las actividades de la persona, evitando la luz directa en los ojos

Controlar o evitar ruidos indeseables o excesivos, en lo posible.

Facilitar medidas de higiene para mantener la comodidad de la persona (secar las cejas, aplicar cremas dérmicas o limpieza corporal, del pelo y la cavidad bucal).

Colocar al paciente de forma que se facilite la comodidad (utilizando principios de alineación corporal, apoyo con almohadas, apoyo de las articulaciones durante el movimiento, tablillas inmovilizadoras para la parte dolorida del cuerpo).

Vigilar la piel, especialmente en las prominencias corporales, por si hubiera signos de presión o irritación,

Evitar exponer la piel o las membranas mucosas a factores irritantes (cuña o drenaje de heridas).

Conclusiones

En el servicio de urgencias pediátricas es necesario un manual de cuidados enfermeros basados en la evidencia científica para tratar el dolor en la población que acude. Las taxonomías NANDA, NOC y NIC, pueden servir de guía para establecer un manual de cuidados que hay que estudiar e ir adaptando dependiendo de la población, la afluencia y los problemas de salud mas recurrentes.

Bibliografía

  1. NANDA International 2010. Diagnósticos enfermeros: Definiciones y clasificación. 2009-2011. Madrid: Elsevier.
  2. Moorhead, S.; Jognson, M.; Maas, M.L.; Swanson, E.; editoras. Clasificación de resultados de Enfermería (NOC). 4ed. Madrid: Elsevier, 2009.
  3. Bulechek, G.M.; Butcher, H.K.; McCloskey-Dochterman, J.; editoras. Clasificación de intervenciones de Enfermería (NIC). 5ed. Madrid: Elsevier, 2009.