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La dieta en relación con la colelitiasis

privado. El objetivo general de estas recomendaciones es poner en práctica políticas y estrategias más eficaces y sostenibles a fin de abordar los crecientes retos para la salud pública relacionados con el régimen alimentario y la salud. (3)

 Las dietas tradicionales, basadas en gran parte en alimentos de origen vegetal, han sido reemplazadas rápidamente por dietas con un alto contenido de grasa, muy energético y constituido principalmente por alimentos de origen animal.  (4)

La nutrición pasa a ser un primer plano para prevenir este tipo de complicación, ya que modificando el consumo de grasas ganamos en salud y en bienestar. También debemos de incluir en este apartado el aumento de la actividad física ya que con ello se disminuye la cantidad de grasa de nuestro organismo.

Con lo cual este tipo de patología puede ser prevenible si incorporamos este tipo de dietas en nuestro estilo de vida y lo acompañamos de ejercicio físico. Este enfoque de prevención primaria es la acción más económica, accesible y  entendible por el paciente. La dieta tiene un papel crucial para esta patología funcionando como un factor de riesgo modificable.

La Conferencia Internacional sobre Nutrición de 1992 identificó específicamente la necesidad de prevenir y controlar los crecientes problemas de salud pública que representan las enfermedades crónicas promoviendo dietas apropiadas y modos de vida sanos (5-7). La necesidad de abordar la prevención de las enfermedades crónicas desde una perspectiva amplia fue también reconocida por la Asamblea Mundial de la Salud en 1998 (8) y, nuevamente, en 1999 (9). En 2000, la Asamblea Mundial de la Salud adoptó una nueva resolución sobre las bases generales para la prevención y el control de las enfermedades no transmisibles (10), y en 2002 adoptó otra resolución que instaba a los Estados Miembros a colaborar con la OMS para elaborar «… una estrategia mundial sobre régimen alimentario, actividad física y salud encaminada a la prevención y el control de las enfermedades no transmisibles y basada en pruebas científicas y en las mejores prácticas, que haga especial hincapié en un criterio integrado…» (11).

La experiencia de la República de Corea es también notable, ya que la comunidad ha mantenido en gran parte su dieta tradicional, basada principalmente en alimentos de origen vegetal, a pesar de los importantes cambios sociales y económicos (12). La República de Corea presenta tasas de enfermedades crónicas y niveles de consumo de grasas y de prevalencia de obesidad inferiores a los de otros países industrializados con un desarrollo económico similar (13).

La transición nutricional se caracteriza por cambios tanto cuantitativos como cualitativos de la dieta. Los cambios alimentarios adversos incluyen una dieta con mayor densidad energética, lo que significa más grasa y más azúcar añadido en los alimentos, una mayor ingesta de grasas saturadas (principalmente de origen animal) unida a una disminución de la ingesta de carbohidratos complejos y de fibra, y una reducción del consumo de frutas y verduras (14).

Las dietas van evolucionando con el tiempo y con la influencia de factores como: ingresos, precios, creencias, tradiciones, preferencias… En consecuencia la FAO (la Organización para la Agricultura y la Alimentación) elabora anualmente hojas de balance de alimentos, que presentan los datos nacionales sobre la disponibilidad de alimentos (para casi todos los productos básicos y para casi todos los países).

Estudio de Reducción de daño hepatocelular después de la vía biliar mediante la ligadura de los ácidos grasos omega-3, del hospital escuela médica de Boston(15):

Obstrucción de vías biliares y colestasis subsiguiente produce una lesión hepatocelular y una respuesta inflamatoria. Grasos constitución ácido de las membranas celulares desempeña un papel importante en la cascada inflamatoria. Los ácidos grasos Omega- 3 son antiinflamatorios. Hemos propuesto que la administración de suplementos de ácidos grasos omega- 3 podría reducir el daño hepatocelular y la muerte celular en un modelo murino de la vía  biliar de la ligadura.

Los ratones se sometieron a ligadura del conducto biliar y se les administró dieta de control o bien de soja ( omega- 6 ) o lacha dieta ( ácidos grasos omega – 3 ) ​​, y los parámetros de la lesión hepática se midieron en días postoperatorios 1 , 4 , y 8 . Se analizó el suero para pruebas de función hepática. El tejido hepático se anotó para la necrosis histológica y la inflamación, y la apoptosis se midió cualitativamente.
RESULTADOS:
En el día 8, la comparación de control y Menhaden, pruebas de función hepática no fueron significativamente diferentes. Se analizaron y se anotaron los portaobjetos H & E. En el día 4, las puntuaciones medias de necrosis en el grupo Menhaden alimentado fue 0,01 + / – 0,028 y 0,46 + / – 0,108 para el grupo de la soja alimentado (P = 0,001) y en el día 8, 0.420 + / – 0.107 y 1.22 + / – 0,132 (p < 0,001). La puntuación de inflamación portal media de días 4 Menhaden – alimentado y ratones alimentados con soja fue de 1,40 + / – 0,245 para ambos grupos (p = 1,00) y para el día 8, 1,80 + / – 0,200 y 2,80 + / – 0,200 (P =. 008). En el día 1, la mediana de la transferasa terminal deoxynucleotidyl biotina -dUTP nick fin de etiquetado puntajes del Menhaden vs grupo de la soja fueron 6,0 y 0,0 (p < 0,001); día 4, 24.0 y 3.0 ( p < 0.001); y el día 8, 0.0 y 3.0 (p < 0.001), respectivamente.

CONCLUSIÓN:
Aunque no parece haber una tendencia hacia la protección bioquímica y una marcada reducción de la necrosis y la inflamación, no hubo diferencias en las pruebas de función hepática significativa entre el control y los grupos de Menhaden. Teniendo en cuenta los datos de hepatotoxicidad histológico como los suplementos de ácidos grasos omega- 3 , que postula que esto puede ser un método para reducir las complicaciones a largo plazo de la lesión hepática secundaria a enfermedades de la colestasis , como atresia biliar , a saber, la fibrosis y la cirrosis(15)

La dieta es uno de los factores relacionados con el estilo de vida más importante y que ha sido ampliamente estudiado. El primer informe relevante fue una revisión de los datos disponibles acerca de la relación entre dieta y cáncer publicado por la Academia Nacional de Ciencia de EE.UU. en 1982. (16)