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El paciente oncológico pediátrico en la fase final de enfermedad: síntomas y cuidados paliativos

El paciente oncológico pediátrico en la fase final de enfermedad: síntomas y cuidados paliativos

El cáncer infantil sigue entre las principales causas de muerte en niños y adolescentes a pesar de los avances. El personal sanitario debemos realizar una serie de cuidados paliativos en esta etapa final de la vida de estos niños, incluyendo a la familia, y para lo que debemos conocer las principales manifestaciones no solo sintomáticas, sino también las emocionales y la forma de afrontarlas.

AUTORES

Laura Martínez Giménez (1)

Ignacio Bruna Barranco (1)

Beatriz Fernández Navarro (1)

Sheila Cadena Gómez (1)

Raquel Navarro Muñoz (1)

Inés Ortiz Escusol (1)

Laura Munera Cabello (1)

CATEGORÍA PROFESIONAL Y LUGAR DE TRABAJO

  • Graduado Universitario en Enfermería. Hospital Universitario Miguel Servet. Zaragoza.

RESUMEN

El cáncer infantil sigue entre las principales causas de muerte en niños y adolescentes a pesar de los avances. El personal sanitario debemos realizar una serie de cuidados paliativos en esta etapa final de la vida de estos niños, incluyendo a la familia, y para lo que debemos conocer las principales manifestaciones no solo sintomáticas, sino también las emocionales y la forma de afrontarlas. Por ello debemos formarnos en cuidados paliativos en oncología pediátrica para ayudar de una manera holística a estos pacientes y a sus padres en esta difícil etapa.

Palabras clave: Cuidados Paliativos, Enfermería, Oncología, Pediatría, síntomas.

Introducción

La oncología pediátrica tiene su origen en epitelios procedentes de la etapa fetal con gran posibilidad de reproducirse, detectándose en fases evolucionadas. Las neoplasias más comunes en la infancia son la leucemia, tumor del sistema nervioso y linfoma. Sin embargo, el tratamiento tiene un fuerte impacto metabólico con altas probabilidades de recuperarse hasta por encima del 50% de estos casos, llegando en nuestro país a superar el 70%1-3.

No obstante, la mortalidad a causa de estas patologías sigue estando entre los primeros puestos durante la primera etapa de la infancia. Esto repercute en una mayor afectación durante la duración del tratamiento2, y más teniendo en cuenta que en ocasiones se ha de precisar de cuidados paliativos.

Los cuidados paliativos están dirigidos a aquellas personas en las que el régimen terapéutico no está haciendo efecto, avanzando la enfermedad. Estos cuidados no solo implican mejorar el dolor o las manifestaciones propias de esta enfermedad, sino que debemos ver al paciente de una manera bio-psico-social, orientándose al manejo del dolor, la salud mental y espiritual3,4. En el caso de pediatría, es más compleja la determinación de incluir a estos niños dentro de esta atención, tanto para el personal sanitario como para la familia4.

Por todo esto, es importante resaltar los principales aspectos y la importancia de los cuidados paliativos en el cáncer infantil.

Objetivo

Exponer algunas de las complicaciones y cuidados paliativos más importantes en el paciente oncológico pediátrico.

Resultados

  • Manejo sintomático:

– Prurito: Éste es poco común en estos pacientes, pero cuando lo encontramos resulta incómodo. Podemos encontrar diferentes fuentes que lo producen ya sea por fármacos opioides, mala función renal, anemia o procesos infecciosos, entre otros. Por ello, enfermería debemos dar cuidado cutáneo al paciente con una buena hidratación, pomadas que sirvan para humedecer, usar guantes sin cubrir los dedos mientras duermen y cuidados de manos y uñas. En cuanto a fármacos que ayuden en el prurito, los antihistamínicos no producen grandes resultados, y pueden tener otros efectos perjudiciales como agravar el estreñimiento producido por fármacos como el Fentanilo, la Codeína o la Morfina. Sin embargo, otros fármacos han demostrado tener una gran utilidad, como pueden ser antibióticos como Rifaldin®, fármacos sedantes que ayuden a descansar por la noche al niño, o incluso la electroestimulación puede ayudar5.

– Estreñimiento: Es debido a medicamentos como los opioides, a la poca actividad a causa de la fragilidad o delgadez, a alguna neoplasia o daño de la médula, poca hidratación o bajo potasio en sangre6. Por ello, el personal sanitario debemos tomar una serie de medidas que incluyan rutinas como enseñar al niño a ir al baño a las mismas horas y en el periodo postprandial, o utilizar medicamentos que ayuden a la evacuación de heces. Incluso estudios demuestran que el Primperan® o el Motilium® tienen efectos beneficiosos6,7.

– Hipo: El hipo lo podemos encontrar en la población de forma esporádica, sin embargo, en estos niños puede llegar a ser continuo, lo que resulta molesto. Puede ser producido por tumores del aparato respiratorio, medulares, del mediastino, a un aumento del tamaño del hígado, etc. Para abordarlo podemos colocar al paciente ligeramente incorporado, enseñarle a realizar ejercicios respiratorios, o utilizar medicamentos que ayuden en el reflujo del ácido del estómago al esófago como el Omeprazol, o la Clorpromacina, usada en dosis aproximadas de 0,75 mg 5 ó 6 veces al día hasta mejoría y luego varias veces en 24 horas5.

– Disnea: Muchas veces acompañada de inquietud, ésta se presenta alrededor del 50% de estos niños en fase terminal, debido a una menor función pulmonar, por coágulos en la sangre pulmonar, por agentes patógenos o sangrado, entre otras causas. Para ver la magnitud podemos utilizar la escala EVA (escala visual análoga), y debemos proporcionar al niño una buena ventilación y humedad de la habitación en un ambiente tranquilo, así como fármacos psicotrópicos con efectos sedantes, ansiolíticos o analgésicos narcóticos (éstos últimos favorecen la percepción de la disnea en el niño) 8.

– Dolor: Este síntoma es uno de los más frecuentes e importantes de tratar en pacientes con cáncer, y en el caso de pediatría, suele resultar difícil estimar su intensidad. Por ello, podemos utilizar escalas que nos ayuden a medir su magnitud, como la de Susan-Givens-Bells o la de rostros en los primeros años, o escalas numéricas o verbales en niños más mayores y adolescentes. En cuanto a su tratamiento, existen multitud de fármacos que podemos emplear por diferentes vías, como intravenosa, epidural, intratecal o subcutánea. Para su empleo podemos utilizar la escala de tres escalones del dolor de la Organización Mundial de la Salud9.

– Tos: Es más frecuente en el adulto oncológico, debido al elevado porcentaje de tumores del aparato respiratorio, pero también encontrada en edades más tempranas. La tos en la oncología pediátrica en fases avanzadas es producida por procesos infecciosos, en su mayoría virus respiratorios, pero también por extensión del tumor a componentes del aparato respiratorio, problemas cardíacos, incluso producido por medicamentos como inhibidores de la enzima conversiva de angiotensina. Para ello debemos tratar al paciente aportando una buena hidratación, con ejercicios respiratorios, enfocando el tratamiento a la causa, con medicamentos antibióticos en el caso de que el origen no sea vírico sino por bacterias, u otros que ayuden a la eliminación de secreciones respiratorias como Acetilcisteína. Cuando la encontramos junto a otros síntomas como la dificultad respiratoria, el fármaco más utilizado es la Codeína, utilizando entre 0,4 y 0,6 mg por cada kilo del niño, unas cinco veces al día. Si se agrava, se pueden emplear nebulizadores con efectos anestésicos utilizados durante un cuarto de hora5.

– Anorexia: Unida a la astenia, para tratarla, enfermería debe tomar una serie de medidas relacionadas con la alimentación de estos niños, como dar pequeñas tomas más veces al día, dando comidas que no sean pesadas sino suaves y fáciles de masticar, que éstas no lleven demasiadas proteínas, o usando medicamentos como Fortecortín® en cantidades pequeñas ya que mejora las ganas de comer en estos niños9.

  • Manejo emocional:

Debemos partir de la base de ver tanto al paciente como a su familia, desde una visión global, tratando la sintomatología propia de la enfermedad y su empeoramiento, pero incluyendo en los cuidados paliativos la parte emocional, sentimental e incluso social, no solo abarcando los cuidados físicos10.

Para ello, debemos valorar de una manera particular a cada niño y a su familia, potenciar la autoestima de los niños, especialmente los más mayores, dando importancia a lo que el paciente siente y piensa e incluyéndola en los cuidados. Hay que promover el confort evitando todo lo posible el ingreso, a través de la enfermera de cuidados paliativos en el domicilio, favoreciendo la conservación de sus actividades cotidianas lo máximo posible. Para todo ello, es fundamental la comunicación entre el personal sanitario, la familia y el paciente, que ayudará al tratamiento paliativo y a su bienestar9.

Conclusiones

El estreñimiento producido por los fármacos opioides que se administran al niño oncológico para el dolor, el cuál es difícil medir la intensidad en pediatría y es necesario emplear escalas; la anorexia junto a la astenia en la que debemos hacer cambios en la alimentación, o la disnea, encontrada en un alto porcentaje de estos pacientes, son algunos de los principales síntomas y complicaciones de esta fase final de la enfermedad de la oncología pediátrica. Por ello, enfermería debe abordarlos junto al manejo emocional individual, a través de su formación, resaltando la importancia de la enfermera de cuidados paliativos.

Bibliografía:

1- Palma C, Sepúlveda F. Atención de enfermería en el niño con cáncer. Rev. Ped. Elec. 2005; 2(2):37-43.

2- Del Rincón C, Martino R, Catá E, Montalvo G. Cuidados paliativos pediátricos: el afrontamiento de la muerte en el niño oncológico. Piscooncología. 2008; 5(2):425-37

3- Kitman R. Definición, principios, fundamentos, alcances. En: Cacciavillano W, editor. Soporte clínico oncológico y cuidados paliativos en el paciente pediátrico. 1ª ed. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Instituto Nacional del Cáncer; 2017. p. 153-158.

4- Chirino-Barceló YA, Gamboa-Marrufo JD. Cuidados paliativos en pediatría. Bol. Med. Hosp. Infant. Mex. 2010; 67(3):270-80.

5- González M. Prurito, hipo y tos. En: Cacciavillano W, editor. Soporte clínico oncológico y cuidados paliativos en el paciente pediátrico. 1ª ed. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Instituto Nacional del Cáncer; 2017. p. 189-95.

6- Nallar M. Constipación. En: Cacciavillano W, editor. Soporte clínico oncológico y cuidados paliativos en el paciente pediátrico. 1ª ed. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Instituto Nacional del Cáncer; 2017. p. 179-84.

7- Gordon M, Naidoo K, Akobeng AK, Thomas AG. Osmotic and stimulant laxatives for the management of childhood constipation (Review). Evid-Based Child Health. 2013; 8(1):57-109.

8- Bevilacqua MS, García H. Disnea. En: Cacciavillano W, editor. Soporte clínico oncológico y cuidados paliativos en el paciente pediátrico. 1ª ed. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Instituto Nacional del Cáncer; 2017. p. 185-88.

9- Villegas Rubio JA, Antuña García MJ. Cuidados paliativos pediátricos. Bol. Pediatr. 2012;52(221):131-45.

10- Rost M, Acheson E, Kühne T, Ansari M, Pacurari N, Brazzola P, et al. Palliative care in Swiss pediatric oncology settings: a retrospective analysis of medical records. Support Care Cancer. 2018; 26(8):2707-15.