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La Enfermería y las fobias sociales

La Enfermería y las fobias sociales

Introducción:

Las fobias son un trastorno psicológico, que tiene una amplia incidencia en la población mundial. Una de cada veinte personas, aproximadamente, padece una fobia de uno u otro tipo.

La Enfermería y las fobias sociales

Autores:

Arantza Mojica Blanco – Diplomada Enfermería

Noelia Múrez Mojica- Diplomada Enfermería

María del Pilar Tierra Burguillo- Diplomada Enfermería.

Fobias raras: Siendo menos comunes y por tanto menos nombradas o conocidas.

Fobias más conocidas: Aracnofobias (miedo a las arañas), claustrofobia (miedo a lugares cerrados), aerofobia (miedo a volar en avión), necrofobia, miedo a la muerte… Las fobias se  pueden definir como: “temor o miedo acusado y persistente que es excesivo o irracional, desencadenado por la presencia o anticipación de un objeto o situación específica”.

La persona fóbica siente un miedo exagerado y sin sustento real ante determinadas situaciones u objetos, y en ocasiones esto puede incluso provocarle malestar físico manifestando síntomas como: temblores incontrolables, mareos, sudoración excesiva, palpitaciones, etc. En los casos más extremos, pueden llegar a producirse ataques de pánico.

Palabras clave: Fobia social, rol de Enfermería, signos y síntomas de la agorafobia. Terapia para fobia social.

Objetivos de la elección del tema: Dar a conocer a la sociedad un poco más sobre este importante trastorno. Hacer que los que lo sufran no tenga miedo en aceptarlo y acudan a  tratamientos. Barajar las posibles soluciones que existen ante este tipo de trastorno así como  Ver los cuidados a nivel enfermero.

Desarrollo del contenido:

La fobia social: Agorafobia: Proviene de “ÁGORA” quiere decir plaza pública donde los antiguos griegos se reunían para dialogar y debatir y FOBIA significa miedo. Por lo tanto, la etimología nos dice miedo a los espacios abiertos. Sin embargo, el concepto ha ido evolucionando incluyendo el miedo a salir solo del hogar o alejarse del mismo. Miedo a situaciones o lugares donde escapar pueda resultar dificultoso o vergonzante, donde la salida se encuentre obstruida o exista dificultad para huir en “forma” inmediata. Miedo a viajar en tren, aviones, automóviles y autobuses. Cuanto más lejos del “hogar” más miedo tiene. Miedo a cruzar la calle. También tienen pánico a hablar con la gente, por llegar a pensar que les pueden hacer daño o que se van a reír de ellos… este tipo de personas pierden todo tipo de contacto con el exterior llegando a encerrarse en su propio mundo, pierden sus trabajos, o dejan de ir al instituto, los amigos no salen con ellos…

Los síntomas de la agorafobia son, una crisis de angustia, donde se dan cuatro de los siguientes síntomas los cuales alcanzan su máxima expresión en los primeros diez minutos: palpitaciones o incremento de la frecuencia cardiaca, sudación, temblores, falta de aire, atragantamiento, malestar torácico, náuseas, sensación de irrealidad o despersonalización (estar separado de uno mismo), miedo a volverse loco, a morir o en ocasiones sienten escalofríos o tienen parestesias (hormigueo o entumecimiento).

Después de haber tenido varios de estos síntomas el sujeto queda extasiado, cansado y sin poder concentrarse. El malestar que producen es tan intenso, así como la semejanza de su sintomatología con problemas físicos (infarto, pérdida de conciencia), que el individuo desarrolla ansiedad anticipatorio o miedo al miedo. Esta crisis de angustia se genera para protegerse del miedo.

¿Se puede curar una fobia?

Existen diversos tratamientos indicados para ayudar a quienes padecen de fobias, y dependiendo de cada caso algunos son más adecuados que otros.

De cualquier manera, hay que evaluar a cada paciente en particular, porque lo que funciona en algunos casos podría no ser bueno en otros, e incluso resultar contraproducente. Por ello, a la hora de tratar una fobia, en la decisión siempre debe intervenir un profesional (un médico, un psicólogo o un psiquiatra).

Una de las causas posibles por las que surge una fobia específica es que la persona haya tenido en su infancia una experiencia traumática, a la que después asocia el elemento que le causa temor. La asociación puede ser directa o indirecta. Es directa cuando ha sido ese elemento la causa misma que desemboca en una fobia: En cambio, es una asociación indirecta cuando el temor aparece desplazado. Aún resta saber si cualquier persona sometida a un determinado estímulo puede desarrollar una fobia, o si es necesaria cierta predisposición genética para desencadenarlas. Algunos científicos se preguntaron esto al ver que en muchos casos, los hijos repiten la fobia de los padres: por ejemplo, una madre con aracnofobia les transmite a sus hijos su propio miedo a las arañas. Sin embargo, no necesariamente se trata de herencia genética, sino que simplemente puede tratarse de un comportamiento aprendido.

Para iniciar un tratamiento, lo primero es tener el diagnóstico de un profesional (ya que lo que se puede confundir con una fobia específica podría ser en realidad un trastorno de ansiedad, o algo circunstancial). Es importante conocer los diversos factores implicados en el problema (qué desencadena la fobia, qué la predispone, qué soluciones se han intentado). El paciente y el especialista deben mantener una relación fluida que les permita elaborar objetivos a alcanzarse con el tratamiento.

Las fobias específicas suelen tratarse mediante psicoterapia, que, a la vez que le enseña al paciente las causas de su fobia, le aporta técnicas para ir dominando la ansiedad ante el estímulo desencadenante. Las técnicas para controlar la respiración y la tensión muscular también pueden ser de gran utilidad.

Un tipo de tratamiento muy habitual para las fobias es el de la terapia de exposición. En ésta, poco a poco, los profesionales confrontan al paciente con la situación tan temida. El estímulo gradual y progresivo hace que las personas de a poco vayan controlando sus temores. Similar es el tratamiento conocido como desensibilización sistemática, en el cual en lugar de estímulos se recurre a la imaginación del paciente, que va proyectando en su mente al estímulo temido. En ambos ejemplos de tratamiento, la exposición o la imaginación del estímulo se detiene cuando el paciente no puede controlar su ansiedad, y se recomienza cuando se ha tranquilizado. De a poco, logra resistir períodos más largos y así se va perdiendo el miedo.

Existe otro tratamiento conocido como terapia cognitiva, en el cual se le da al paciente mucha información sobre aquella situación a la que teme, para que de esta manera vaya cobrando confianza. También algunas personas optan por métodos de choque (terapias conductuales donde se produce una exposición forzada al estímulo, hasta que el paciente controle su ansiedad). El uso de psicofármacos no suele ser recomendado en el tratamiento de las fobias, debido a que, si bien puede paliar los síntomas de ansiedad, no elimina el problema.  Finalmente, valorar todos y cada uno de sus logros, ya que por pequeños que puedan parecer implican siempre un gran avance.

Rol de Enfermería.

Los cuidados de Enfermería van a ir enfocado a tratar  los síntomas que aparecen en el momento que el sujeto experimenta al enfrentarse a la fobia.

Ansiedad: objetivo: Experimentar un nivel de ansiedad manejable. Cuidados: Aprender a reconocer las situaciones de ansiedad y cómo hacer para controlarla. Identificar los síntomas de ansiedad, repercusiones o diferentes manifestaciones en el nivel orgánico y psíquico. Estimular en el aprendizaje de técnicas de relajación y autocontrol, (respiración, bolsa de plástico…). Evaluación: El paciente identifica pensamientos anticipatorios negativos y lleva a cabo conductas de afrontamiento adecuadas cuando se enfrenta a situaciones estresantes.

Miedos: objetivo: Verbalizar menos miedos. Cuidados: Explorar los motivos y situaciones en que acontecen. Enseñar técnicas de afrontamiento para desarrollar la confianza. Evaluación: Se enfrenta al motivo o situación con un nivel de ansiedad mínimo.

Habilidades sociales: objetivos: Desarrollar habilidades sociales en el intercambio social, Contactar con centros en la comunidad. Cuidados: Apoyar y estimular para recontactar con las amistades. Enseñar habilidades sociales, cómo manejar la rigidez y ejercitar la tolerancia. Identificar las causas que motivan los conflictos e introducir cambios en el comportamiento. Utilizar recursos comunitarios. Evaluación: Practica las habilidades en sus relaciones sociales. Participa en actividades de la comunidad.

Conclusión:

La agorafobia, Es un problema que muchas personas pueden estar sufriendo y pueden que no sepan bien cómo afrontarlo,  por lo que hemos marcado las pautas de que lo primero que se debe hacer que es acudir al especialista, someterse a terapias, y lo más importante tener paciencia porque no es un proceso largo para curar.

Es una pena que personas que sufren esa enfermedad no puedan disfrutar de su vida normalizada, tengan que pasarse huyendo de un lado a otro. Una vez la persona se afronte a sus miedos con la ayuda de los profesionales de la salud el control de su ansiedad mejorará y así podrá verse disminuida la fobia que sienten al salir de su hogar y tener que enfrentarse al problema que la vida les ha originado, y podrán acudir de nuevo a los eventos con sus amigos e incluso podrán volver a recuperar su trabajo si lo han perdido…

La reinserción en la sociedad va a ser una de las mayores satisfacciones para ellos… es un periodo lento de conseguir y no pueden desanimarse.

Bibliografía:

Revista de psicopatología y psicología clínica 2001, volumen 6. Número 2, pp. 91-104

Rodríguez, Goñi, Jesús; trastorno de pánico y agorafobia. Edición: 1. Editorial síntesis; Guía profesionales.

Moreno Gil, Pedro José; García Sancho, J. Cesar Martín. Tratamiento psicológico del Trastorno de Pánico y la Agorafobia. Manual para terapeutas. 2º edición. Biblioteca de psicopatología.