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Enfermería ante el uso de las lentes de contacto

  • Uso prolongado de las lentes.
  • Intercambio reducido de lágrimas bajo la lente.
  • Factores ambientales.
  • Falta de higiene.

La mejor manera de evitar infecciones en los ojos es seguir las instrucciones prescritas por el oftalmólogo. En particular, la inclusión de un paso de «frote y enjuague» durante el proceso de limpieza, la reducción al mínimo contacto con el agua mientras se estén usando y el reemplazo frecuente del estuche, pueden ayudar a reducir el riesgo de infección.

Las soluciones de mantenimiento son tan importantes como las propias lentes de contacto. Con ellas limpiamos, desinfectamos y conservamos las lentillas, con el propósito de conseguir que día a día sean cómodas y seguras.

En la actualidad existen productos limpiadores, soluciones únicas y peróxidos, como productos de limpieza básicos usados en contactología. El éxito en el uso de lentes de contacto, depende de una adecuada selección, tanto de la lentilla como de la solución de mantenimiento. La solución de mantenimiento puede estar compuesta de productos distintos, también siendo diferentes los distintos materiales, la lágrima del usuario y las condiciones de uso. Todo ello puede condicionar el adecuado resultado que la solución de mantenimiento proporcione, pudiendo en algunos casos, ser la causa de la incomodidad o problemas de uso de las lentillas.

En las revisiones contactológicas, se evalúan todos estos aspectos, para así conseguir la adecuada interacción entre la solución de mantenimiento y la lente, con el fin de alterar lo menos posible la superficie corneal y anexos del ojo. También es importante hacer notar que con la actual aparición de los hidrogeles de silicona, cuyos materiales permiten un uso muy seguro por elevados periodos de tiempo, las soluciones de limpieza pueden ser determinantes para un uso cómodo.

Las actuales soluciones de mantenimiento tienen un efecto desinfectante de 6 a 8 horas aproximadamente. Esta característica permite que dichas soluciones tengan menos efectos adversos (alergias, picor, toxicidad, etc.) pero evidentemente, se deberá actualizar el líquido para evitar guardar las lentes en una solución ya inactiva. Los restos de líquido (gotas minúsculas) se convierten en un biofilm perfecto para el crecimiento de agentes patógenos, por ello, debemos secar bien los estuches para minimizar los riesgos de poder contraer infecciones indeseadas. El secado encima de un papel secante es un buen sistema. Es importante destacar que un alto porcentaje de los problemas e incluso del posible abandono del uso de las mismas, está motivado por un problema asociado a la solución de mantenimiento.

ADAPTACIÓN DE LAS LENTES DE CONTACTO

Aunque la adaptación se suele realizar en personas que no presentan ninguna patología, es muy importante hacer previamente una exploración ocular, ya que se pueden descubrir alteraciones que habían pasado desapercibidas y podrían desaconsejar su utilización. Además sirven de punto de partida para valorar los cambios que se puedan producir tras el uso de la lente y su interacción con el ojo.

Se comenzará con la exploración de la refracción ocular tal y como se realizaría para la prescripción de unas gafas correctoras, teniendo en cuenta la distancia al vértice corneal que en el caso de las lentes de contacto es 0 y en las gafas es de unos 12 mm., debido a esto, en las ametropías superiores a 4.00 dioptrías presentan una potencia dióptrica diferente en gafas que en lentillas, menor en lentes de contacto que en gafas en el caso de la miopía y mayor en lentillas que en gafas en la hipermetropía. Para cilindros superiores a 4.00 dioptrías se debe de realizar el mismo procedimiento.

Una vez concluido el examen de la agudeza visual, se continuará con la queratometría que nos proporciona la medida de los radios de curvatura corneales, el astigmatismo corneal y la regularidad de la superficie anterior de la córnea. Estos datos son de vital importancia para realizar una correcta adaptación.

Se continuará con un estudio biomicroscópico exhaustivo del polo anterior que incluirá el estudio de los párpados, conjuntiva (prestando especial atención en la conjuntiva tarsal superior), esclerótica, córnea, iris y cristalino, que pondrá de manifiesto cualquier anomalía que pudiese alterar el comportamiento de la lente.

El film lagrimal es fundamental para que la lente resulte cómoda y no provoque lesiones sobre el epitelio corneal. Además, las lentes de hidrogel necesitan agua para su hidratación que debe provenir de la lágrima. Por este motivo es muy importante su exploración, que se realizará con el estudio del menisco lagrimal, el test de Schirmer para conocer la cantidad y mediante el tiempo de ruptura de la película lagrimal para conocer la calidad de la lágrima.

Por último se valorará el parpadeo del paciente, ya que un parpadeo parcial que no llegue a cerrar el ojo o un parpadeo muy pequeño no produciría una buena extensión de la lágrima sobre la lente produciendo sequedad y por consecuente molestias. También el tono del músculo orbicular debe ser valorado sobre todo en el caso de usuarios de lentes rígidas.

Una vez se confirma que no existe contraindicación para el uso de lentes de contacto, se comenzará la adaptación con lentes de hidrogel, escogiendo el radio base de la lente de prueba que será unos 0.80 mm más abierto que el mayor de los radios corneales medidos en la queratometría previa. Una vez seleccionada la lente de prueba, se colocará al paciente, que deberá llevarla al menos durante ½ hora, tiempo en el que habrá desaparecido el lagrimeo y sensación de cuerpo extraño y la lente se habrá estabilizado. Transcurrido ese tiempo, se valorará la adaptación en la lámpara de hendidura, observando su desplazamiento con el parpadeo, así se podrá establecer tres situaciones:

  • La lente tiene un movimiento escaso o nulo con el parpadeo en cuyo caso la adaptación es cerrada y se considera incorrecta.
  • La lente presenta un desplazamiento suave con el parpadeo entre 0.5 y 1.5 mm. siendo esta una adaptación correcta.
  • Existe un descentramiento de la lente, generalmente hacia la zona inferior y con movimientos amplios y bruscos al parpadear, resulta de una adaptación abierta o plana.

Después de esta valoración, se debe corregir el radio base de la lente de prueba si fuese necesario por una con mayor radio en caso de una adaptación cerrada o por una de menor radio si la adaptación hubiese sido abierta.

En última instancia, quedaría el cálculo del poder dióptrico de la lente definitiva, que se realizará mediante la sobrecorrección de la lente de prueba (poder dióptrico conocido) con cristales, debiendo tener en cuenta la compensación en la potencia si el valor de la sobrecorrección sobrepasara las 4.00 dioptrías.

La elección del radio base en la lente de prueba, es más crítico en una lente rígida que en una hidrogel, de hecho normalmente disponemos de 3 ó 4 radios diferentes para las lentes hidrofílicas frente a los 25 ó 30 que se pueden disponer en una caja de pruebas de lentes rígidas. Para su elección, nos basamos en el radio de curvatura corneal mayor (K) y en el astigmatismo corneal, con estos dos parámetros y la ayuda de unas tablas que nos proporciona el laboratorio, se determinará el radio de curvatura que debe tener la lente de prueba.

La valoración de la adaptación no se basa en el movimiento de la lentilla, aunque es de ayuda, sino en la evaluación de los fluorogramas. La instilación de una gota de colirio de fluoresceína sódica tiñe la lágrima que se encuentra entre la córnea y la lente de contacto que visualizada con luz azul cobalto produce unas imágenes que se denominan fluorogramas. En ellos las zonas oscuras representan ausencia de lágrima y por consiguiente contacto entre la córnea y la lente y las zonas brillantes evidencian un acúmulo de lágrima entre la lente y la córnea, el brillo será mayor cuanto más gruesa sea la capa de lágrima. Por tanto, habrá una adaptación cerrada cuando la zona central sea brillante y la porción periférica oscura, y adaptación abierta cuando la zona central sea oscura y la periférica brillante, siendo óptima cuando toda la lente presente una coloración uniforme.

COMPLICACIONES RELACIONADAS CON EL USO DE LENTES DE CONTACTO

Las complicaciones se producen debido a una amplia gama de causas:

  • Infecciones corneales:

Las infecciones corneales son una complicación poco frecuente, pero importante. En los casos graves cursa con pérdida de visión debido a la formación de cicatrices y la perforación. Los casos menos graves también se asocian con una morbilidad significativa, por ejemplo en términos de ingresos hospitalarios, costes del tratamiento, visitas ambulatorias, bajas laborales, imposibilidad de utilizar las lentes de contacto, dolor intenso y pérdida transitoria de visión.

  • Queratitis bacteriana:

Antes de que se difundiera el uso de las lentes de contacto, las queratitis microbianas eran consecuencia sobre todo de traumatismos, antecedentes de trastornos de la superficie ocular o uso de lentes de contacto terapéuticas o para la corrección de la afaquia. Durante las décadas de 1970 y 1980 fue aumentando el número de informes sobre casos de infecciones relacionadas con su uso. En 1991, un estudio de casos y controles confirmó que era el factor de riesgo predominante en los casos nuevos de queratitis microbiana y que el 65% de éstos, podían atribuirse al uso de lentes para corregir pequeños defectos de refracción.

  • Queratitis por Acantamoeba:

El número de casos de queratitis por Acantamoeba ha aumentado de forma espectacular en los últimos 15 años. Entre los factores predisponentes se encuentran los traumatismos corneales asociados con vegetales, el contacto con insectos o cuerpos extraños transportados por el viento o la exposición al agua caliente de una bañera. El factor de riesgo más importante es con mucha diferencia, el uso de lentes de contacto, al cual se asocian el 85% de los casos registrados.

Sigue sin conocerse la incidencia real de la queratitis por Acanthamoeba entre usuarios de lentes de contacto, aunque informes aislados la han estimado entre 1:10.000 y 1:250.000 portadores por año. En algunos estudios se identificaron factores de riesgo potenciales en portadores de lentes, producidas por el empleo de solución salina de elaboración casera, el uso poco asiduo de un sistema de desinfección, el sexo masculino, el porte de lentes de contacto híbridas (lentes permeables a los gases con una banda periférica de hidrogel) y el hecho de nadar con ellas puestas. Un estudio más reciente de casos y controles que incluía lentes desechables demostró que no desinfectar las lentes blandas y utilizar sistemas de limpieza basados en el cloro eran los factores que más influían en el aumento de la queratitis por Acanthamoeba.

  • Inflamaciones corneales:
  • Ojo rojo por uso de lentes de contacto:

Es una reacción inflamatoria que se caracteriza por una hiperemia conjuntival y límbica acentuada, infiltración corneal y dolor. Por definición, se produce sólo durante el uso prolongado y generalmente se inicia por la mañana temprano. Otros factores de riesgo son las lentes de alto contenido en agua, las lentes muy cerradas y un episodio reciente de infección de las vías respiratorias altas. Más recientemente, se ha descrito la asociación entre la contaminación microbiana de las lentes que no se retiran por la noche, en particular por bacterias gram-negativas y el ojo rojo agudo.