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Enfermería ante el uso de las lentes de contacto

  • Úlcera periférica por lente de contacto:

Es una reacción inflamatoria aguda que se caracteriza por lesiones pequeñas y circulares que afectan a todo el espesor del epitelio de la periferia corneal y se asocian con infiltración. Se ha demostrado la asociación entre la contaminación microbiana de las lentes y la UPLC y, más concretamente, la colonización de las lentes, de los párpados o la conjuntiva por Staphylococcus aureus.

  • Reacciones tóxicas y de hipersensibilidad:

Las lentes son biomateriales que interaccionan con el ojo durante su uso. Las proteínas de la lágrima, las bacterias, los cosméticos y los antígenos ambientales o exógenos pueden adsorberse o absorberse hacia la superficie o la matriz de la lente de contacto. Este material puede acumularse, desnaturalizarse con el tiempo y luego interaccionar con la superficie ocular. Además, las soluciones para el cuidado de las lentes contienen agentes antimicrobianos, conservantes y surfactantes que pueden ligarse a ella, penetrar y liberarse durante el porte. Los antígenos oculares, con su potencial para provocar reacciones de hipersensibilidad, pueden consistir en soluciones de mantenimiento, proteínas del huésped, proteínas bacterianas o material exógeno.

  • Reacciones metabólicas:

Las reacciones metabólicas consisten en edema corneal, necrosis epitelial aguda, microquistes, neovascularización y estrías corneales. Durante la utilización de las lentes también durante la noche, las secuelas pueden complicarse por la hipoxia, la acumulación de lactato en el estroma, la alteración del flujo del anhídrido carbónico, los traumatismos mecánicos, la hipertonicidad de la lágrima y la alteración del intercambio de lágrimas y metabolitos bajo la lente.

  • Complicaciones mecánicas:

La interacción entre la lente y la córnea puede causar erosiones corneales, abrasiones y lesiones arciformes del epitelio corneal superior. Las lentes de contacto blandas, tanto en régimen de uso diario como prolongado, entrañan un menor riesgo de reacciones asociadas a traumatismos que las lentes de contacto rígidas. Es probable que su sustitución frecuente minimice el riesgo de complicaciones mecánicas debidas a cambios en los parámetros de las lentes con la edad o a la acumulación de depósitos sobre la superficie de las mismas.

  • Molestias y sequedad:

Los síntomas van desde una ligera incomodidad hasta intensos dolores que pueden conducir a que el paciente no tolere las lentes. Las molestias son el motivo más frecuente por el que se interrumpe su uso y representan el 30% de dichas interrupciones. Los portadores refieren más síntomas de molestias oculares que las personas que usan gafas. Los factores de riesgo de padecer molestias son difíciles de determinar con precisión, si bien los sujetos con rinoconjuntivitis alérgica, los varones jóvenes y los sujetos ancianos refieren con más frecuencia molestias o intolerancia. Factores ambientales tales como una baja humedad relativa, un tiempo corto de rotura de la película lagrimal, aumento de los depósitos en la lente y la escasa movilidad de ésta se asocian con quejas de molestias por sequedad.

RECOMENDACIONES DE ENFERMERÍA PARA EL USO DE LENTES DE CONTACTO

  • Antes de manipularlas, lavarse las manos con agua y jabón, enjuagarlas y secarlas con una toalla sin pelusa.
  • Minimizar el contacto con el agua.
  • No deben enjuagarse o almacenarse con agua.
  • No enjuagarlas en la boca, ya que la saliva no es una solución estéril.
  • No utilizar soluciones salinas o gotas humectantes para desinfectarlas. No son un desinfectante eficaz o aprobado.
  • Usarlas y reemplazarlas de acuerdo al período prescrito por su profesional de la visión.
  • Seguir las instrucciones específicas de limpieza y almacenamiento dadas por el profesional de la visión y el fabricante de la solución.
  • Durante la limpieza, frotarlas con los dedos, enjuagarlas con la solución antes de remojarlas.
  • Enjuagar el estuche con una solución fresca, no agua. Luego, dejar que la caja vacía se seque sola al aire libre.
  • Mantener el estuche limpio y reemplazarlo regularmente, por lo menos una vez cada tres meses. Los estuches pueden ser una fuente de contaminación e infección. No utilizar estuches agrietados o dañados.
  • No reutilizar la solución o llenar el estuche hasta el tope.
  • No transferir solución de un estuche a otro, por ejemplo a un estuche más pequeño para viajes. Esto puede afectar a la esterilidad de la solución y llevar a una infección ocular.
  • No permitir que la punta de la botella de solución entre en contacto con cualquier superficie, y mantenga la botella bien cerrada cuando no esté en uso.
  • Si se almacenan las lentes en el estuche por un período prolongado, consultar las instrucciones para determinar si es necesario volver a desinfectarlas antes de usarlas. En ningún caso se deben usar después de un almacenamiento de 30 días o más sin desinfectarlos de nuevo.

CONCLUSIONES

Las lentes de contacto tienen ventajas evidentes desde el punto de vista óptico, laboral, deportivo y cosmético para millones de usuarios, si bien su uso se ha asociado con ciertos riesgos. Tanto en el caso de las complicaciones frecuentes relacionadas con su uso, como en el de las infrecuentes, se ha comprobado que hay diferencias en cuanto al riesgo que entrañan los diversos tipos de lentes y regímenes de uso. Dada la gran población actual de portadores de lentes a nivel mundial, incluso las reacciones poco frecuentes pueden afectar a un elevado número de ellos. Esto se convierte en un problema para la prestación de la asistencia primaria oftalmológica y para los profesionales que las adaptan a cada persona y tratan las enfermedades relacionadas con su uso.

Es fundamental que oftalmólogos, ópticos y enfermeros conozcan la epidemiología de los trastornos relacionados con el uso de las lentes de contacto, en particular el aumento del riesgo de todas las complicaciones, para poder realizar una elección documentada de la modalidad de lente, del régimen de uso y de las medidas de higiene.

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