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Escalas de valoración del deterioro funcional en el anciano

Escalas de valoración del deterioro funcional en el anciano

La longevidad en los últimos años ha ido aumentando considerablemente y sigue incrementándose. Las necesidades de los mayores, con respecto a los adultos y niños, van cambiando por el propio proceso del envejecimiento.

AUTORES

  • Lorena Marchal Sansaloni. Enfermera en Hospital Universitario Miguel Servet.
  • Marta Valero Sánchez. Enfermera en Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa.
  • Sheyla Lampérez Ibáñez. Enfermera en Hospital Universitario Miguel Servet.
  • Leticia Ferrer Aguiló. Enfermera en Centro de Salud José Ramón Muñoz Fernández.

RESUMEN

La longevidad en los últimos años ha ido aumentando considerablemente y sigue incrementándose. Las necesidades de los mayores, con respecto a los adultos y niños, van cambiando por el propio proceso del envejecimiento. Realizar una valoración global y multidisciplinar con todos los recursos de atención que tenemos a nuestro alcance, es fundamental para poder abordar sus dificultades, y de esta manera, puedan realizar las actividades de su vida cotidiana de la mejor manera posible. En este artículo, se engloban aquellas escalas más importantes y utilizadas para la valoración de su deterioro funcional y que permiten poder enfocar de manera más adecuada los tratamientos.

Palabras clave: envejecimiento, deterioro funcional, escalas, valoración.

ABSTRACT

Longevity in recent years has increased considerably and continues to do so. The needs of the elderly, with respect to both adults and children, are changing due to the ageing process itself. Making a global and multidisciplinary assessment with all the care resources we have at our disposal is essential to address their difficulties, so that they can carry out the activities of their daily lives in the best possible way. In this article, we include the most important scales used for the assessment of their functional impairment and that allow us to focus on a more appropriate treatment.

Keywords: aging, functional impairment, scales, assessment.

INTRODUCCIÓN

El aumento del envejecimiento en la población ha ido creciendo progresivamente en los últimos años. Se puede considerar como uno de los cambios más significativos ocurridos en la sociedad durante la segunda mitad del siglo pasado1.

Según datos estadísticos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE)2 en enero de 2018, la población que actualmente presenta 65 años o más de edad, representa el 19.1% (8.908.151 de personas) con respecto a la población total, 46.772.980 de españoles. Se prevee que para el 2068, las personas mayores representarán un 29.4% del total de la población total, la cual se estima que llegaría a los 48.531.614 de personas en España, datos alarmantes que influyen a reflexionar sobre el futuro tan cercano que tendrá lugar en nuestro país.

Debido al alto crecimiento demográfico de los ancianos en nuestra sociedad, los cuales son más vulnerables a padecer enfermedades, ya que sufren una pérdida de sus capacidades dado al avance de los aspectos propios del envejecimiento fisiológico, requieren mayor asistencia para poder realizar sus actividades de la vida diaria. Hoy en día, se ha generalizado el empleo de diferentes escalas que nos ayuden a conocer la situación de cada uno de manera objetiva para poder aplicar tratamientos específicos y evaluar su efecto y la respuesta a los mismos3.

El estado funcional se considera el mejor indicador de salud en el anciano, y su alteración puede tener un origen físico, social o mental. Podemos definir la funcionalidad como la “característica por la que una persona se maneja y desenvuelve de manera autónoma para diferentes actividades, desde las más elementales y en el entorno más inmediato (por ejemplo, en su propio domicilio), a las más complejas realizadas en la comunidad4.

Dentro de la funcionalidad, podemos dividir 3 tipos5-6-7:

  • ACTIVIDADES BÁSICAS DE LA VIDA DIARIA (ABVD)3

Engloba aquellas actividades orientadas al autocuidado. Estas son: bañarse, vestirse, alimentarse, ir al baño, moverse de la silla al baño …

Para la valoración de estas actividades, se emplean 3 escalas: ÍNDICE DE KATZ, el ÍNDICE DE BARTHEL y la ESCALA FUNCIONAL DE LA CRUZ ROJA (EFCR)

  • ACTIVIDADES INSTRUMENTALES DE LA VIDA DIARIA (AIVD)3

Se incluyen todas aquellas actividades necesarias para poder vivir de forma independiente en la comunidad. Están orientadas a la relación con el entorno que le rodea. Dentro de este tipo, podemos dividir 3 áreas:

  • Labores domésticas: preparación de la comida, lavado de ropa y limpieza, mantenimiento del hogar, …
  • Uso del transporte público y hacer la compra.
  • Actividades cognoscitivas: manejo económico, utilización del teléfono, …

       Para su valoración, se emplea se emplea la escala de LAWTON Y BRODY.

  • ACTIVIDADES AVANZADAS DE LA VIDA DIARIA (AAVD)7

Son actividades relacionadas con la ocupación en el tiempo libre, prácticas religiosas y su oficio profesional. No se consideran indispensables para poder mantener una vida independiente.

El principal objetivo a la hora de realizar una valoración funcional, es identificar cuáles son las necesidades de la persona para así, poder diseñar un plan individualizado acorde a las mismas, con el fin de realizar actuaciones terapéuticas, rehabilitadores y preventivas que nos permitan conservar en todo momento el grado más alto de su funcionalidad y, por ende, mantener la mejor calidad de vida posible5.  Las escalas de valoración no son un diagnóstico por sí mismas, pero sirven para complementar otras valoraciones no solo funcionales, sino también psicológicas e incluso sociales, permitiendo poder actuar directamente sobre el problema.

OBJETIVOS

Debido al aumento de la población dependiente durante los últimos años en los países desarrollados, y concretamente en nuestro país, se plantean los siguientes objetivos:

Objetivo general

  • Determinar las escalas de valoración funcional más utilizadas.

Objetivos específicos

  • Conocer las diferencias entre las Actividades Básicas de la Vida Diaria (ABVD) y las Actividades Instrumentales de la Vida Diaria (AIVD).
  • Interpretar los resultados obtenidos por cada una de las escalas.
  • Concienciar de la importancia de su conocimiento y uso.

METODOLOGÍA

Se ha realizado una búsqueda bibliográfica durante los meses de diciembre de 2019 y enero de 2020, empleando los términos “escalas de valoración funcional”, “capacidad funcional en el envejecimiento”, “actualidad del envejecimiento en España”.  Las distintas bases de datos electrónicas consultadas son: Pubmed, Science Direct, Google Académico, Cuiden y Cochrane. Además, se han consultado diferentes planes de atención individualizada y guías de práctica clínica de diferentes comunidades autónomas.

La búsqueda ha sido limitada a publicaciones realizadas durante los años 2009 y 2019, principalmente. Se han suprimido aquellos documentos que no se centraban en el tema en cuestión, que no cumplían los criterios establecidos, los duplicados en las distintas bases de datos y aquellos que requerían un aporte económico, seleccionando finalmente una serie de publicaciones que han ayudado a elaborar este trabajo.

Para la búsqueda se ha realizado el operador booleano “AND” y “OR” y para la bibliografía, la normativa APA.

RESULTADOS

  • ÍNDICE DE BARTHEL3-8

El Índice de Barthel, también conocido como “Índice de discapacidad de Maryland”, es uno de los instrumentos más utilizados para la valoración de la función física. Se empezó a utilizar en 1955 en pacientes crónicos ingresados en hospitales de Maryland, pero no fue hasta 1965 cuando se publicó por primera vez los criterios detallados explícitamente para asignar las puntuaciones.

Con esta escala, se puede valorar el grado de independencia o de dependencia de una persona a la hora de realizar 10 actividades de su vida cotidiana, asignando una puntuación en función de su capacidad para realizar una serie de ABVD. La ventaja del índice de Barthel es que no solo aporta información a partir de la puntuación total que se obtiene a la hora de realizarlo, sino que también ayuda a identificar las deficiencias específicas para cada actividad, facilitando así la valoración de su evolución.

Los ítems incluidos en este índice son 10:

  1. Comer
  2. Trasladarse entre la silla y la cama
  3. Aseo personal
  4. Uso del retrete
  5. Bañarse / ducharse
  6. Desplazarse (andar en superficie lisa o en silla de ruedas)
  7. Subir / bajar escaleras,
  8. Vestirse / desvestirse,
  9. Control de heces
  10. Control de orina

A cada actividad, se le asigna una puntuación que puede ser: 0, 5, 10 o 15 puntos, donde la puntuación de 0 en alguna de las actividades equivaldría a presentar una dependencia total, y la asignación de 15 puntos, o de 10 en alguna de las actividades, supondría que la persona presenta independencia en su realización.

En la interpretación de la puntuación total, se establece un grado de dependencia o de independencia cuando se sobrepasan alguno de los puntos de corte establecidos, y estos son:

  • 0-20 puntos: DEPENDENCIA TOTAL.
  • 21-60 puntos: DEPENDENCIA SEVERA
  • 61-90 puntos: DEPENDENCIA MODERADA.
  • 91-99 puntos: DEPENDENCIA ESCASA.
  • 100 puntos: INDEPENDENCIA.
  • ÍNDICE DE KATZ3-8

El índice de Katz fue creado en el año 1968 por un equipo multidisciplinar en el Hospital geriátrico y de enfermos crónicos de Cleveland, en Ohio (EEUU), con el objetivo de determinar el grado de dependencia de pacientes con fracturas de cadera. Se trata de la escala más utilizada en el ámbito de los cuidados paliativos y también a nivel geriátrico.

Este índice se encarga de evaluar la continencia de esfínteres y también, el grado de dependencia o independencia funcional para la realización de 6 actividades cotidianas básicas. Estas son:

  1. Baño
  2. Vestido
  3. Uso del WC
  4. Movilización
  5. Continencia
  6. Alimentación

 En la escala original que se elaboró, cada actividad se distinguía en: independencia, dependencia parcial y también, dependencia total. Sin embargo, con el tiempo, esta escala se modificó y actualmente, solo se distingue en: independiente y dependiente.

A la hora de interpretar esta escala, se clasifica a la persona en uno de los 8 niveles siguientes de dependencia:

  1. Independiente en todas sus funciones.
  2. Independiente en todas las funciones menos en una de ellas.
  3. Independiente en todas las funciones menos en el baño y otra cualquiera.
  4. Independiente en todas las funciones menos en el baño, vestido y otra cualquiera.
  5. Independiente en todas las funciones menos en el baño, vestido, uso del retrete y otra cualquiera.
  6. Independencia en todas las funciones menos en el baño, vestido, uso del retrete, movilidad y otra cualquiera de los dos restantes.
  7. Dependiente en todas las funciones.
  8. Dependiente en al menos dos funciones, pero no clasificable como C, D, E o F.

En esta escala, una persona es considerada independiente cuando no necesita ayuda o cuando utiliza ayuda mecánica; sin embargo, es considerada dependiente no solo cuando necesita ayuda de otra para realizar alguna actividad, sino también cuando es necesario la propia supervisión para su realización.

  • ESCALA DE LAWTON Y BRODY5

El Escala de Lawton y Brody se utiliza para complementar la valoración del Índice de Barthel6.  Fue publicada por primera vez en 1969 y se desarrolló en el Philadelphia Geriatric Center. Al igual que pasa con el Índice de Barthel, una de sus ventajas es que permite valorar y estudiar, a parte de la puntuación global, los diferentes ítems que la integran. Es muy eficaz a la hora de detectar los primeros signos de deterioro en el anciano.

Son 8 los ítems que engloba esta escala y que se detallan a continuación:

  1. Capacidad para usar el teléfono
  2. Hacer la compra
  3. Preparar la comida
  4. Realizar el arreglo de la casa
  5. Lavado de ropa
  6. Utilización de los medios de transporte
  7. Responsabilidad en su medicación
  8. Administración de su propia economía

A cada actividad se le asignan 2 valores:

  • Valor 0: cuando se considera
  • Valor 1: cuando se considera

La puntuación máxima que puede obtenerse en esta escala es igual a 8 puntos. La puntuación oscila entre 0 puntos (dependencia máxima) y 8 puntos (totalmente independiente).

El uso de esta escala se considera más apropiada para mujeres, ya que muchas de las actividades que engloba han sido, tradicionalmente, realizadas por ellas, aunque también puede emplearse en hombres3.

CONCLUSIÓN

La vejez es una etapa más por la cual todos pasaremos, y debemos entenderla así. Es una etapa complicada, y más aún cuando no podemos desarrollar con normalidad las tareas que se realizan diariamente. Por ello, el uso de escalas de valoración que nos permitan poder enfocar mejor los tratamientos para mejorar la calidad de vida de las personas mayores, no solo supondrá un menor gasto sanitario, sino también económico.

Se ha comprobado que las diferentes escalas planteadas en este artículo, tienen gran fiabilidad y validez a la hora de valorar la funcionalidad de nuestros mayores, obteniéndose mejores resultados en la revaloración de los tratamientos. No obstante, es importante destacar que este tipo de valoración es útil si a partir de los datos que se obtienen, se realiza un plan de cuidados individualizado, se sigue algún tratamiento o se incluye al paciente en algún plan de rehabilitación.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

  1. Lorenzo L. Consecuencias del envejecimiento de la población: el futuro de las pensiones. En: indicadores sociales de España 2004. Instituto Nacional de Estadística. (Consultado 16 de enero de 2020) Disponible en: http://www.ine.es/prodyser/pubweb/indisoc04/indisoc04.htm
  2. Abellán, A., & Pujol, R. (2019). Un perfil de las personas mayores en España, 2019. Indicadores estadísticos básicos. Informes Envejecimiento en red,
  3. Ferrín, M. T., González, L. F., & Meijide-Míguez, H. (2011). Escalas de valoración funcional en el anciano. Galicia clínica72(1), 11-16.
  4. Lesende, I. M. (2013). Escalas y pruebas de valoración funcional y cognitiva en el mayor. AMF9(9), 508-514.
  5. Domínguez-Ardila A, García-Manrique JG. Valoración geriátrica integral. Aten Fam. 2014;21(1):20–23
  6. González-Rodríguez Rubén, Gandoy-Crego Manuel, Díaz Miguel Clemente. Determinación de la situación de dependencia funcional. Revisión sobre los instrumentos de evaluación más utilizados. Gerokomos  [Internet]. 2017  [citado  2020  Ene  16] ;  28( 4 ): 184-188. Disponible en: http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1134-928X2017000400184&lng=es.
  7. Manuel Frutos Martín M, Manrique Naharro A. Autonomía y dependencia. En: Manuel Frutos Martín M, Manrique Naharro A. Atención a personas dependientes. Movilizaciones. Serie Cuidados Básicos. Madrid: Difusión Avances de Enfermería; 2014. p. 45-47.