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Evidencia del tratamiento del desgarro meniscal

Evidencia del tratamiento del desgarro meniscal

Autora principal: Raquel Sierra González

Vol. XVI; nº 9; 492

Evidence of meniscal tear treatment

Fecha de recepción: 25/03/2021

Fecha de aceptación: 04/05/2021

Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com Volumen XVI. Número 9 –  Primera quincena de Mayo de 2021 – Página inicial: Vol. XVI; nº 9; 492 

Autoras:

Raquel Sierra González. Fisioterapeuta de Área Servicio Aragonés de Salud. Zaragoza, España.

Tania Blasco García. Fisioterapeuta Servicio Aragonés de Salud. Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza, España.

Los autores de este manuscrito declaran que:

Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses

La investigación se ha realizado siguiendo las Pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS) https://cioms.ch/publications/product/pautas-eticas-internacionales-para-la-investigacion-relacionada-con-la-salud-con-seres-humanos/

El manuscrito es original y no contiene plagio

El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista.

Han obtenido los permisos necesarios para las imágenes y gráficos utilizados.

Han preservado las identidades de los pacientes.

RESUMEN:

El desgarro meniscal es un diagnóstico habitual con una prevalencia de más del 50% y que en un 80-90% de los casos se encuentra ligado a la artrosis de rodilla. A pesar de ser asintomática en aproximadamente el 60% de los casos, los pacientes que lo sufren presentan gonalgia, rigidez, edema, bloqueo y chasquidos audibles.

Los desgarros meniscales pueden ser tratados mediante tratamiento quirúrgico como es el caso de la trepanación y la artroscopia parcial meniscal, o bien con fisioterapia y/o pauta de ejercicios. En la trepanación se realizan múltiples rasurados de la porción desgarrada para dar comienzo al proceso de la recuperación, mientras que en la artroscopia parcial se estabilizan los extremos y se retira el fragmento desgarrado. En aquellos casos que la intervención quirúrgica no se plantea como solución ejercicios destinados a fortalecer la musculatura de la extremidad afecta, así como la fisioterapia pueden ser de gran importancia, siendo necesaria la adherencia del individuo para lograr resultados.

Palabras clave: desgarro meniscal, ejercicio.

ABSTRACT:

Meniscal tear is a common diagnosis with a prevalence of more than 50% and in 80-90% of cases it is linked to knee osteoarthritis. Despite being asymptomatic in approximately 60% of cases, patients who suffer from it present gonalgia, stiffness, edema, blockage and audible clicking.

Meniscal tears can be treated by surgical treatment such as trepanation and partial meniscal arthroscopy, or with physical therapy and /or exercise regimen. In trepanation, multiple shaves of the torn portion  are performed to begin the recovery process, while in partial arthroscopy the ends are stabilized and the torn fragmentis removed.

In those cases where the surgical intervention is not considered as a solution, exercises aimed at strengthening the muscles of the affected limb, as well as physiotherapy can be of great importance, requiring the adherence of the individual to achieve results.

Ketwords: meniscaltear, meniscustear, exercise.

INTRODUCCIÓN:

Los meniscos distribuyen y absorben cargas, nutriendo y lubricando las superficies articulares. Gracias a su compleja estructura condral y biológica juegan un papel central en el funcionamiento de la articulación de la rodilla1.

Los desgarros meniscales de origen traumático generalmente ocurren en los meniscos sanos de deportistas jóvenes activos y que pueden atribuirse a un evento específico, como por ejemplo actividad deportiva relacionadacon el traumatismo. Por el contrario, los desgarros degenerativos no traumáticos se asocian con osteoartritis incipiente de rodilla y se observan típicamente en personas mayores y de mediana edad. Tales desgarros están asociados con la degeneración mucoide y calcificación meniscal,incluyéndose entre los factores de riesgo la edad, el alto índice de masa corporal, la mala alineación de la rodilla y largos periodos de ocupación en sedestación o arrodillado, aunque no es factible atribuir una causa clara 2.

El desgarro meniscal es un diagnóstico habitual que registra una prevalencia de 56%, cursando en el 60% de manera asintomática1. En caso de presentar síntomas encontraremos gonalgia, rigidez, edema, bloqueos y chasquidos audibles. Se ha demostrado que un alto riesgo de inflamación, bloqueo y rigidez tardía se asocia con osteoartritis temprana en prueba de imagen3.Con respecto a la inflamación percibida por los pacientes, se ha demostrado que en el 50% de los casos en los que era percibida de manera intermitente y en el 66% de los casos autopercibidosde manera constante se visualizaba derrame sinovial de grado moderado-severoen la resonancia magnética, lo cual mostraba una asociación estadísticamente significativa, con un altor valor de sensibilidad del 84% y valor predictivo positivo del 57%. El desgarro meniscal se encuentra ligado a otra patología como es la artrosis de rodilla a la que acompaña en el 80-90% de los casos4,5.

La prueba realizada para confirmar los desgarros meniscales en la mediana edad y en ancianos, con o sin síntomas en la rodilla, es la resonancia magnética. Los desgarros se consideran resueltos con cirugía (ya sea por reparación o resección), pero el ejercicio puede ser una opción de tratamiento válida6. La meniscectomía parcial artroscópica es una de las cirugías traumatológicas más realizadas, en alrededor de 350000-500000 intervenciones en EEUU3,4,7. Cada año, aproximadamente 2 millones de artroscopias de rodilla se realizan en el mundo, asociadas a 4000 millones de dólaresen costes médicos directos y aunque no se ha demostrado un beneficio clínico importante de la cirugía sobre un tratamiento conservador,  el número de cirugías artroscópicas está disminuyendo más lento de lo esperado8. Actualmente la meniscectomía parcial artroscópica (APM) combinada con fisioterapia o fisioterapia únicamenteson recomendados con frecuencia como tratamiento para adultos con dolor de rodilla, desgarro de menisco y evidencia de osteoartritis9.

OBJETIVOS:

  • Conocer la evidencia sobre distintos tratamientos artroscópicos para desgarro menical.
  • Conocer la efectividad de la APM.
  • Conocer la efectividad de otras técnicas conservadoras frente a las artroscópicas para el tratamiento de los desgarros meniscales.

METODOLOGÍA:

Se realizó una búsqueda bibliográfica en la base de datos Pubmed, usando los filtros título/resumen, acceso a texto gratuito, ensayos clínicos y ensayos clínicos aleatorizados publicados en los últimos cinco años. Las combinaciones de búsqueda fueron las palabras clave “meniscaltear”, y “meniscustear” con el booleano AND “exercise”. Se obtuvieron 17 artículos de los cuales se excluyeron aquellos que hablaban de otras patologías asociados a nivel traumatológico. Sí se incluyeron aquellos artículos que hablaban del desgarro meniscal junto a la osteoartritis de rodilla.

RESULTADOS-DISCUSIÓN:

Los desgarros meniscales pueden ser tratados de manera conservadora o quirúrgica. Entre las intervenciones quirúrgicas destacan la trepanación meniscal y la artroscopia meniscal parcial. Entre los tipos de tratamiento conservadores se encuentra la fisioterapia y la realización de pauta de ejercicios.

En la trepanación meniscal se realizan múltiples perforaciones o rasurados en la porción desgarrada de los meniscos para promover el sangrado que dé comienzo al proceso de curación. En los últimos años esta técnica es aprovechada para inyectar PRP y favorecer la regeneración tisular.  En el estudio aleatorizado de doble ciego de Kaminski et al.1 se propuso un grupo placebo e intervención, en los cuáles la diferencia residía en la inyección de PRP en el grupo experimental en el proceso de trepanación meniscal.  Se tomó una muestra de 72 pacientes registrando resultados al inicio, a los tres, seis y doce meses después del procedimiento. Las variables a estudio fueron la VAS y KOOS-pain y por otro lado la funcionalidad con el IKCD, el WOMAC y el resto de subescalas de la KOOS. No hubo diferencias significativas en la medida inicial en cuanto al dolor. Todos los pacientes presentaron cambios en la puntuación de la escala VAS de manera significativa. En cuanto a las variables funcionales cada parámetro mejoró en el tiempo en ambos grupos encontrándose una diferencia estadísticamente significativa para la KOOS a favor del grupo intervención.

Se demostró que aunque no fuera significativamente superior, si había un aumento en la velocidad de curación para las inyecciones de PRP y que esto no dependía de la cantidad de PRP inyectado. Concluyeron que la trepanación con PRP disminuye la necesidad de una artroscopia futura frente al grupo control de 8% VS. 28%.

Con respecto a las meniscectomías parciales, el objetivo es estabilizar los extremos de los meniscos removiendo exclusivamente la sección desgarrada. En el estudio de Thorlund et al.2 se compararon los resultados de dicha intervención entre desgarro meniscal de origen degenerativo y  traumático. Se seleccionaron 397 adultos entre 18 y 55 años con una enfermedad traumática (n = 141, edad media 38,7 años) y desgarro meniscal degenerativo (n = 256, 46,6 años). A las 52 semanas se produjeron pérdidas en el seguimiento del 18% y del 11% en los grupos desgarros traumático y degenerativo respectivamente. Los participantes con desgarros meniscales degenerativos tuvieron una mejora estadísticamente significativa en las puntuaciones de KOOS con respecto a los desgarros traumáticos. Estos resultados cuestionan el principio actual de que los pacientes con desgarros meniscales traumáticos experimentan mayor mejoría en los resultados informados por los pacientes después de meniscectomía parcial artroscópica que en los pacientes con desgarros degenerativos. Casi la mitad de los participantes con traumatismos no estaban satisfechos con su función actual de la rodilla un año después de la meniscectomía parcial artroscópica.

Llegaron a concluir que hay diferencias clínicamente significativas en la mejora de los resultados informados por los pacientes entre aquellos sometidos a meniscectomía parcial artroscópica por desgarros  traumáticas y aquellas con desgarros degenerativos. Por ello, se necesitan ensayos aleatorios para comparar el efecto de la meniscectomía parcial artroscópica con tratamiento no quirúrgico o un procedimiento de cirugía simulada en desgarros traumáticos.

En consonancia con este último punto los estudios otros autores han querido conocer la eficacia real de la meniscectomía frente a una meniscectomía placebo.  Ross et al.7 realizó un  estudio  sobre 44 pacientes con edades comprendidas entre 35 y 55 años  con dolor de rodilla de más de dos meses y lesión meniscal medial confirmada mediante RNM sin trauma significativo, los cuales fueron divididos en un grupo intervención en el cual se les realizaba una meniscectomía parcial y un grupo control en el que solo se realizaron incisiones en la piel y se les sometía a una simulación.  En ambos grupos se manejaron los mismos planes de cuidados y los ejercicios domiciliarios. En la primera semana postoperatoria se les pautaron ejercicios libres de resistencia para ganar función y movilidad de la rodilla y a posteriori con resistencia, para realizar 3 veces al día durante 10 a 15 minutos. A la semana podían realizar bicicleta, natación y marcha rápida y a las 2-3 semanas bicicleta y jogging. Las variables registradas fueron KOOS con sus 5 subescalas, SF36, efecto global percibido y la EuroQol. La máxima fuerza de extensión también fue registrada  mediante dinamómetros así como con los tests de función y el número máximo de flexiones de rodilla en cadena cerrada en 30 segundos. A los tres meses ambos grupos reportaron mejoras significativas en el KOOS a favor del grupo placebo. A partir de entonces solo el grupo de la artroscopia seguía mejorando  con una diferencia de casi 22 puntos con el KOOS inicial. La diferencia en la media entre ambos grupos a los dos años era de 8,2 puntos,  lo que no alcanzó el punto de corte de 10 especificado para que supusiera diferencias relevantes.  La diferencia significativa para la calidad de vida y dolor se situaba en 10 puntos,los cuales no se alcanzaron. Tampoco hubo diferencias significativas entre grupos en el EuroQol, SF 36, el efecto global percibido, fuerza muscular o medidas físicas de estado de la rodilla. Sí que se observó que el grupo de la cirugía presentaba un 67% de pacientes que decían encontrarse mejor o mucho mejor con respecto al 37% al grupo placebo. 36% de los participantes del grupo placebo a lo largo del seguimiento de los dos años tuvieron que ser intervenidos.

En ambos estudios de Sihvonen et al.10-11se evaluó si la meniscectomía parcial artroscópica (APM) era superior a la cirugía placebo en el tratamiento de pacientes con desgarro degenerativo del menisco medial en el transcurso de un seguimiento de 24 y 60 meses. Se seleccionaron 146 adultos, de 35 a 65 años, con síntomas de rodilla durante 3 meses compatibles con desgarro degenerativo del menisco medial sin ninguna osteoartritis de rodilla y que no respondieran al tratamiento conservador convencional y radiográfico (Kellgren-Lawrence grado ≤1), 70 fueron asignados a APM y 76 a cirugía de placebo aleatoriamente. En el seguimiento de 24 meses, dos participantes se perdieron durante el seguimiento, ambos del  grupo de cirugía placebo. En el seguimiento de 60 meses, cuatro participantes (2,7%) se perdieron durante el seguimiento, y un participante completó los cuestionarios pero no asistió a una visita clínica. De los cuatro perdidos durante el seguimiento, dos los participantes eran del grupo APM y dos participantes eran del grupo de cirugía placebo. A los 5 años después de la cirugía, el 72% (48 de 67) en el grupo de APM y el 60% (44 de 74) en el grupo de cirugía placebo tuvo al menos progresión de un grado en la artrosis tibio femoral radiográfica. Pacientes con un inicio de síntomas obvio inducido por trauma o con  antecedentes recientes de rodilla bloqueada fueron excluidos.

Los participantes una vez sometidos a una artroscopia de rodilla de diagnóstico fueron asignados aleatoriamente al grupo APM o cirugía placebo en una proporción 1:1. Los participantes fueron seguidos por cuestionarios a los 2, 6, 12, 24, 36, 48 y 60 meses. A los 24 y 60 meses, todos los participantes fueron examinados clínicamente por un cirujano ortopédico independiente  que desconocía la asignación del tratamiento. Durante la APM, las partes dañadas y sueltas del menisco fueron retirados intentado preservar el menisco tanto como sea posible. Para la cirugía de placebo, se simuló APM para imitar  las sensaciones y los sonidos de un verdadero APM. Los participantes también se mantuvieron en el quirófano durante el tiempo necesario para realizar un APM real.

Ambos grupos mostraron una mejora notable en todos los resultados, sin embargo, la diferencia entre los dos grupos no alcanzo significación estadística En ambos grupos, la mayoría los participantes estuvieron satisfechos (78% en APM vs 84% ​​en placebo cirugía) y reportó mejoría (81% vs 88%, respectivamente) o volver a sus actividades normales sin eventos adversos graves relacionados con las intervenciones del ensayo se observaron durante el seguimiento de 24 a 60 meses. En conclusión, los resultados de estos estudios aleatorizados controlado con 24 y 60 meses de seguimiento muestran que APM no proporciona beneficio sobre la cirugía de placebo en pacientes de mediana edad y mayores con un desgarro meniscal degenerativo y sin artrosis de rodilla.  La meniscectomía parcial artroscópica se asoció con un riesgo ligeramente mayor de desarrollar artrosis de rodilla radiográfica a los 5 años de la cirugía. Sin embargo sigue siendo una de las cirugías ortopédicas más comunes.

En aquellos casos en los que la intervención quirúrgica no se plantea como solución, se ha propuesto programas de ejercicios y técnicas fisioterapéuticas encaminadas a fortalecimiento de la musculatura de la extremidad afecta siendo importante la adherencia al mismo para conseguir resultados.

En el estudio de  Van de Graaf et al.8 se examinó si la fisioterapia (PT) era rentable en comparación con meniscectomías parciales artroscópicas(APM) en pacientes con un desgarro meniscal no obstructivo, para lo que se realizó una evaluación económica completa desde una perspectiva social. Se reclutaron a 321 pacientes de entre 45-75 años con desgarro meniscal no obstructuvo confirmado por  resonancia magnética asignados al azar a fisioterapia (n=162) o APM (n=159).Excluimos a los pacientes con rodilla bloqueada, rotura del ligamento cruzado previa, osteoartritis grave (Kellgren-Lawrence 4) y un índice de masa corporal (IMC)> 35 kg / m2. El seguimiento fue llevado a cabo durante 24 meses. Después de la asignación al azar, se inició el tratamiento en 2 semanas. El protocolo PT fue desarrollado por un fisioterapeuta especialista en rodilla  y consistió en 16 sesiones de 30 min cada uno en 8 semanas.Después de 24 meses, los costos medios de intervención fueron estadísticamente significativamente más bajos en el grupo PT (408 €) que en el grupo APM (1964 €.); la media total de los costos sociales también fueron estadísticamente significativamente más bajos en el grupo el PT (3935 €) que en el grupo APM (5991 €); Los costos de ayuda remunerada, absentismo, informal el cuidado y la productividad no remunerada fueron menores en el grupo de PT que en el grupo APM, mientras que los costos de otros servicios de salud y presentismo  fueron más altos en el grupo PT que en el grupo APM. Sólo las diferencias en los costos de atención, ayuda remunerada y atención informal fueron estadísticamente significativosLa fisioterapia era más barata pero menos eficaz que meniscectomía parcial artroscópica. Las probabilidades de que la actividad física sea rentable y no inferior a la meniscectomía parcial artroscópica fueron relativamente altas por lo que concluyeron que la APM no debe ser el tratamiento de primera elección en los pacientes con desgarros meniscales no obstructivos.

Katz et al.4basándose en el estudio previo MeTeOR, ensayo multicentro en el que los pacientes eran sometidos a artroscopia para meniscectomía parcial combinada con fisioterapia, frente a fisioterapia, concretamente 164 y 177 individuos respectivamente.  Se midieron las variables dolor, edad, sexo, índice masa corporal, duración de los síntomas y funcionalidad  con escalas como la WOMAC y KOOS, así como estado mental,  tomando como puntos temporales al inicio y después de 6  meses. Se registró el grado radiográfico Kellgren-Lawrence, el grado pasivo de flexión y extensión de rodilla, fuerza, estiramiento, alineamiento de la rodilla y el test timed Up and Go. Se eligió el punto de 6 meses de tiempo para evitar otros posibles dolores que pudieran reflejarse por dolor relacionado con la rodilla en otras articulaciones.

De los 351 individuos, 164 fueron sometidos a la artroscopia parcial en las 3 primeras semanas de la aleatorización. De los 177 sujetos que recibieron el tratamiento de fisioterapia protocolizado, el 27% terminó siendo intervenido de meniscectomía parcial artroscópica en los 140 días siguientes a la aleatorización. En los dos años siguientes otros 16 individuos más fueron sometidos a la misma intervención. De los individuos que recibieron fisioterapia la muestra se describía mayoritariamente femenina, con edades menores a 60 años, Kellgren Lawrence grado 0 y 1 y dolor moderado en la WOMAC. Con respecto a los factores que podían ser predictores del fracaso de la fisioterapia, no se encontró asociación entre la misma y los factores demográficos (edad, sexo, índice masa corporal). Tampoco se encontró dicha asociación para síntomas meniscales evidentes, otras comorbilidades ni salud mental. Tampoco lo estaban las variables que examinaban los factores físicos como eran el alineamiento de rodilla, la flexibilidad del cuádriceps e isquiotibiales.

Los factores asociados a la mayor probabilidad de cruzamiento del grupo fisioterapia a la APM, eran aquellos sujetos que del grupo de fisioterapia que partían de una WOMAC con puntuación de dolor mayor o igual a 40 puntos ([RR] = 1.99; 95% CI = 1.00, 3.93) y una duración de síntomas de al menos de 1 año (RR = 1.74; 95% CI = 0.98,3.08). Del 82% de los sujetos que fueron asignados al  grupo de la artroscopia, el 73% de los que fueron tratados con fisioterapia y el 81% de los sujetos que desde el grupo fisioterapia cruzaron al grupo artroscopia, mejoraron su puntuación del dolor a los 6 meses, en 10 o puntos o más.

Luc-Harkey et al.12también basando su estudio en el ensayo multicéntricoMeTeOR aleatorizado que valoraba por un lado el uso de APM con fisioterapia, frente al tratamiento exclusivo conservador fisioterápico.  En este caso se utilizó la base de datos referente a este estudio para evaluar la asociación de la fuerza muscular de cuádriceps e isquiotibiales con el daño estructural y curso clínico de pacientes con gonartrosis acompañadas de desgarro meniscal sintomáticos. Valoraron los grados de Kellgren-Lawrence y la MOAKS  para valorar el daño estructural y del cartílago. Fue utilizada la escala KOOS para valorar dolor, síntomas y AVDs y para valorar la movilidad el Test timed Up and Go. La dinamometría correspondiente de isquiotibiales y cuádriceps fue valorada con dinamómetro y distribuidos los sujetos por cuartiles. 252 pacientes fueron evaluados. Ambos grupos mostraron que respecto a la fuerza del cuádriceps, los individuos con mayor fuerza puntuaban con menor dolor, mejor movilidad y mejor funcionalidad en las escala KOOS, así como completaron el TUG con una diferencia de 2 segundos con respecto al cuartil más débil. Respecto a los isquiotibiales encontraron el mismo resultado y en los mismos sentidos.  La fuerza no se asociaba con el daño estructural.

En el estudio  de Kise et al.13 se quiso comparar la eficacia de un programa de ejercicios con respecto a la meniscectomía parcial artroscópica. Para ello se eligieron 140 adultos, con edades comprendidas entre los 35 y 60 años, que presentaran dolor  de rodilla de 2 meses de evolución, sin trauma que lo justifique, con un desgarro meniscal verificado con RNM  y una osteoartritis de grado 2 acorde a la clasificación Kellgren-Lawrence. Se tomaron medidas a los 3,12 y 24 meses. Dichos adultos fueron divididos en dos grupos paralelos. El grupo al que se le mandó realizar ejercicios, realizaron durante 12 semanas un mismo protocolo de ejercicios neuromusculares y de fortalecimiento, en 2 o 3 sesiones semanales. La artroscopia siguió los procedimientos tradicionales con su preoperatorio, perioperatorio y postoperatorio normal.

Las variables a estudio fueron la escala KOOS, y la fuerza muscular mediante un dinamómetro para isquiotibiales y cuádriceps, SF 36 y la función de la extremidad inferior con varios tests físicos.

No se encontraron diferencias relevantes (p=0,72)  entre los dos grupos en la escala KOOS a lo largo de los dos años en las que se registraron mediciones ni tampoco en el cuestionario SF-36. A los tres meses,  la fuerza muscular había mejorado de manera significativa en el grupo de ejercicios. El 19% de los participantes del grupo de ejercicios tuvieron que ser intervenidos a lo largo de los dos años. El grupo que realizó ejercicios tenía un mejora significativa en todos los tests musculares a los 12 meses de seguimiento (p<0.03).También mostró una mayor mejora significativa en el test de los 6m cronometrados a los tres meses (p=0,02) y a los doce meses (p=0,04) pero no en el test de doblar la rodilla.

Concluyeron que en pacientes de mediana edad con desgarro meniscal sin osteoartritis concomitante evidenciada en radiografía, se podría considerar el ejercicio supervisado como  primera opción de tratamiento de dicha patología siempre y cuando se consiguiera una buena adherencia  al mismo,  ya que  en caso contrario, podrían no  obtenerse los efectos buscados o deseados. Debido a que en muchas ocasiones, por determinadas circunstancias es difícil comprometerse con la realización de ejercicio, Tuakli-Wosornu et al.14, quiso en su estudio identificar qué factores eran responsables de la mala adherencia  en pacientes con osteoartritis  y desgarro meniscal. Para ello se seleccionaron 325 pacientes ≥ 45 años, con desgarro de menisco y cambios osteoartríticos en los estudios de imagen; 26 fueron excluidos. De los pacientes incluidos en este análisis, el 57% eran mujeres y el 86% eran de raza blanca. En general, la cohorte tenía una buena educación y el 84% había asistido a la universidad. El 10% del grupo informó que ganaba menos de $ 30,000 al año.

Los pacientes elegibles fueron asignados al azar para ser intervenidos con APM seguido de fisioterapia o solamente un régimen de fisioterapia. Todos los participantes recibieron un programa estructurado de ejercicio supervisado centrado en el fortalecimiento, junto con ejercicios domiciliarios prescritos; la mitad fueron aleatorizados para recibir también una meniscectomía parcial artroscópica. El grupo  operatorio inició el ejercicio después de la cirugía y el grupo no operatorio inició el ejercicio dentro de las dos semanas posteriores a la asignación al azar.

La mala adherencia al ejercicio durante 12 semanas, se definió como realizar <50% del ejercicio prescrito, observándose en 124 pacientes. Se definieron como factores intrínsecos predictores de no adherencia al ejercicio el sexo masculino, la raza no blanca  y el no tener dolor la girar/pivotar (1,2, 1,3 y 1,7 veces más riesgo de no adherencia respectivamente). Un factor extrínseco (menor ingreso anual) también se asoció con la falta de adherencia ya que aquellos que ganaban ≤ $ 29.000 / año tenían 1,64 veces más riesgo de incumplimiento que aquellos que ganaban > $ 100.000 / año. Además, los pacientes asignados al azar al grupo  quirúrgico del estudio tenían 1,6 veces el riesgo de incumplimiento .

De este estudio se concluye que los ingresos bajos se asociaron con una mala adherencia al ejercicio entre los pacientes ≥ 45 años con osteoartritis y desgarro de meniscos (es posible que estos pacientes hayan tenido más dificultades para asistir a fisioterapia ambulatoria), al igual que la ausencia de dolor al girar. Nuestros hallazgos destacan la necesidad de realizar más investigaciones sobre la adherencia al ejercicio y de intervenciones para mejorar la adherencia entre las personas con bajos ingresos.

CONCLUSIONES:

  • La trepanación meniscal puede servirse de las inyecciones de PRP para conseguir un aumento de la velocidad de curación.
  • Las APM en desgarros meniscales degenerativos obtienen una mejora estadísticamente significativa mayor que la de los desgarros traumáticos.
  • Cuando se compara la APM con una cirugía placebo se comprueba que casi el doble de pacientes se encontraban mejor con la cirugía artroscópica que con la placebo y que cerca de un 40% de la cirugía placebo recibía a los dos años la cirugía real. Por contra la meniscetomia parcial se asocia con un riesgo ligeramente mayor de artrosis de rodilla a los 5 años.
  • Debido a la efectividad del ejercicio específico de rodilla para los desgarros meniscales, y su bajo coste, las APM no deben ser el tratamiento prioritario en casos de desgarros no obstructivo ni tampoco en aquellos casos que no concomiten osteoartritis radiográfica siempre y cuando se refuerce la adherencia al ejercicio ya sea supervisado o no.
  • Los pacientes con una puntuación en escalas de dolor más alta y con síntomas de un año o más de duración, son más proclives a precisar una APM a pesar de recibir tratamiento conservador.

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