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Factores ambientales y genéticos asociados a la esquizofrenia paranoide

desde el punto de vista científico, al no poderse explorar la estabilidad de los datos epidemiológicos, por centrarse el interés en los acontecimientos vitales estresantes, la expresividad emocional y la interacción de estos factores con la vulnerabilidad a la enfermedad, así como sus efectos sobre el inicio de los síntomas y el pronóstico (4,8,7).

Estando presentes ciertas condiciones psicosociales o factores estresantes (más de uno) en el período debut de la enfermedad en un elevado porcentaje de los casos, pero sin quedar evidenciado, estas causas, como definitivas y más bien corroborando lo planteado sobre la actuación de factores estresantes ambientales en el desencadenamiento de la enfermedad en individuos con labilidad genética para la misma al tener antecedentes familiares positivos de la misma (15). Sin embargo, el peso relativo de cada uno de estos factores está lejos de ser precisado y es objeto de continuos debates.

Un factor de riesgo para la esquizofrenia es el antecedente familiar de la enfermedad, ya que los hijos de padres afectados representan un grupo vulnerable para desarrollar la enfermedad, que se incrementa cuando ambos padres la padecen (7, 13).

En nuestra serie el riesgo de recurrencia resultó ser de 39 veces más para los familiares de los casos sobre el de los controles para desarrollar la patología al tener un familiar afectado. Los estudios de adopción y de gemelos son los que hasta la actualidad brindan información más específica sobre los factores genéticos de la esquizofrenia (16).

En Europa, los primeros estudios evidenciaron un riesgo de morbilidad desde 6,6 hasta 8,1% en los parientes de primer grado de los pacientes con esquizofrenia; en otros, el riesgo promedio fue del 0,8% para la población general, un 12% para quien tiene un pariente afectado y de un 39% con dos parientes esquizofrénicos; incrementándose la incidencia hasta un 47% en gemelos monocigóticos (MZ) (13, 16).

Los estudios en familias demuestran un riesgo de padecer el trastorno 10 veces superior en los parientes de primer grado de los individuos afectados por la esquizofrenia, al ser comparados con los no afectados, el cual disminuye en la medida que se aleja el grado de parentesco con el enfermo (7).

La posible influencia del factor genético en el desarrollo de la enfermedad se represento en la tabla 1 a través de la agregación familiar de la esquizofrenia en ambos grupos. Donde los familiares de los casos tienen 4 veces más posibilidad de padecerla que los familiares de los controles cuando tienen un familiar afectado. Cuestión esta que se debe investigar en futuros estudios particulares.

Lo cual quedo evidenciado en nuestra investigación, además, con una diferencia del 6% entre los familiares de primer grado de ambos grupos. Martín Reyes M et al, informaron 41, 33% de agregación familiar en su estudio (12) y una heredabilidad de la esquizofrenia aproximada de 80% Giugni M et al (13). En otros estudios la agregación familiar de la enfermedad no fue convincente.

Sin embargo, dada su compleja naturaleza, la forma de herencia aún sigue sin aclararse definitivamente, a pesar de las numerosas evidencias que apoyan la existencia de un componente genético de susceptibilidad 1, 3.

Los estudios realizados sugieren que ciertos factores ambientales físicos como las agresiones al feto durante el período del neurodesarrollo en que se produce la migración de células nerviosas al córtex cerebral, pueden aumentar el riesgo de la enfermedad. Esta hipótesis se refuerza por la evidencia de las alteraciones en la epigénesis durante el segundo trimestre y los trastornos en estructuras hipocámpicas y parahipocámpicas en los esquizofrénicos, zonas muy sensibles a la hipoxia. Pero también podría tratarse de una alteración genética del desarrollo que predispusiera al embrión a padecer complicaciones obstétricas, o la consecuencia de conductas de riesgo de la madre por pertenecer al espectro de la enfermedad (1, 4, 17, 18).

De ahí que el interés actual de las investigaciones se haya centrado en posibles factores de riesgo prenatales y perinatales que agreden al feto y pueden aumentar el riesgo de padecer la enfermedad como infecciones por virus influenza durante el primer trimestre del embarazo, desnutrición materna o asfixia perinatal (17, 18,19).

Como revela nuestro estudio los antecedentes prenatales desfavorables durante el embarazo aumentaron el riesgo de padecer o desarrollar la enfermedad, al resultar estos significativos. No así los perinatales.

Por otro lado Parra, S y colaboradores en un estudio clínico comparativo no encontraron asociación entre el antecedente obstétrico desfavorable y el antecedente familiar de esquizofrenia (20).

Ciertas experiencias vividas durante la infancia, incluyendo el abuso o traumatismos, también han sido implicadas como factores de riesgo de un diagnóstico de esquizofrenia más tarde en la vida. Mientras tanto, investigaciones realizadas por Paul Hammersley y John Read establecieron que aproximadamente dos tercios de pacientes con esquizofrenia han sufrido abusos físicos y/o sexuales durante la infancia (21, 22).

Los efectos de los antecedentes posnatales, como patrón premórbido preocupante, fueron expresivos de que no constituyen un factor confusor y que se tiene más posibilidad de desarrollar la enfermedad cuando están presentes los mismos conjuntamente con el antecedente familiar de la misma, en esta serie.

Con lo antes expuesto queda claro que se hace necesaria la elaboración de una estrategia de prevención con base poblacional, para dicha enfermedad, en la atención primaria de salud basada en los elementos básicos del asesoramiento genético.

Tabla 1 Agrupación preferencial de la esquizofrenia.

Expuestos Afectados No afectados Total
FamiliaresCasos 98 267 365
FamiliaresControles 42 425 467
Total 140 692 832

OR = 3,71 p < 0,01.

I C = 2,47; 5,61

Fuente: Entrevista.