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Factores de riesgo maternos asociados al parto prematuro. Una revisión de la literatura

  1. (IL-1ß), interleuquina 6 (IL-6), interleuquina 8 (IL-8), factor de necrosis tumoral alfa (FNT a), factor activador de plaquetas (FAP), estimulan directa e indirectamente la producción de prostaglandinas, leucotrienos y oxitocina en las membranas fetales y en la decidua, e inhiben el descenso plasmático de prostaglandinas, mejoran la producción de colagenasas intersticiales, lo que junto a la interleuquina 8 conlleva al descenso de la matriz extracelular de las membranas fetales y el cérvix, también promueven la muerte de células amnióticas, activan la cascada del complemento, el cual dirige el ataque de los fagocitos y la cascada de la coagulación, todo esto lleva a daño endotelial y contracciones miometriales los que pueden promover el parto pretérmino (6).
  2. Actividad decidual prematura. La estimulación y acción de la decidua antes de las 37 semanas de gestación (3).

Los criterios diagnósticos de trabajo de parto prematuro según las guías conjuntas de cuidado perinatal de la American Academy of Pediatrics y American College of Obstetricians and Gynecologist son: contracciones uterinas dolorosas (4 en 20 minutos u 8 en 60 minutos) acompañadas de cambios cervicales (borramiento cervical de al menos 80% o dilatación mayor o igual a 2cm7.

Factores de riesgo: generalidades.

Un factor de riesgo se define como cualquier evento (orgánico, psíquico, social o ambiental) cuya presencia aumenta el riesgo de aparición del daño (8). La importancia del cuidado materno se ha convertido en prioridad, ya que se puede inferir en éste a través de la información sobre el auto cuidado previo a la concepción y durante la misma. El parto prematuro es un fenómeno global y multicausal, en donde el factor preciso que desencadena el trabajo de parto de manera anticipada es aún desconocido, lo que dificulta la efectividad de las acciones en la mejora de la salud materna y fetal, siendo el parto prematuro el responsable principal de las muertes perinatales (4).

En la revisión se encuentran aspectos individuales-genéticos (9), sin embargo el control prenatal, consumo de tabaco, enfermedades crónicas, edad materna, infecciones, trastornos hipertensivos y edad extrema son factores a considerar de alto riesgo que además de asociarse con parto prematuro, se relacionan con la morbilidad materna y fetal (10,11,12,13).

A continuación se presentan los principales factores de riesgo materno asociados a la madre.

Edad de la madre

Aunque la adolescencia es una etapa fértil, con frecuencia el embarazo no es planeado, factores como exponerse a conductas de riesgo; entre ellas conducción de vehículos riesgosos, relaciones sexuales sin protección; malas prácticas alimentarias y reducción del ejercicio ponen en peligro la salud de la madre y del feto (14). Es una condición de riesgo de parto prematuro, debido a las posibles complicaciones que pueden ocurrir desde el punto de vista médico, obstétrico y perinatal (15), las afecciones maternas, perinatales y del recién nacido, son más frecuentes en las mujeres menores de 20 años (16).

Algunos aspectos clave en los embarazos adolescentes incluyen, la inmadurez emocional, afectando la capacidad de la adolescente para afrontar las responsabilidades asociadas con el embarazo. Otro aspecto importante a considerar es el apoyo de la familia puede ser limitado ante un embarazo no planeado; esto puede verse exacerbado en situaciones de pobreza o disfunción funcional previa al estrés añadido por el embarazo de la adolescente (14). Es necesario tener presente que debido a la falta de orientación en los jóvenes, se observa cada día un incremento en el número de adolescentes embarazadas, lo que genera un impacto negativo sobre la condición física, emocional y económica de la adolescente (15).

Los requerimientos nutrimentales de la adolescente juegan un papel indiscutiblemente trascendental, aunado a la etapa de desarrollo que lleva a una necesidad mayor de nutrientes aumentan en la adolescente embarazada, provocando un desarrollo incompleto que suele resultar en nacimientos prematuros y una mayor mortalidad en lactantes:

–               El consumo de la madre determina la idoneidad de la nutrición y el desarrollo en el feto; la carencia en la madre resultan en déficit en el feto.

–               El consumo nutricional en la adolescente suele carecer de cantidades suficientes de hierro, calcio y ácido fólico, que son muy importantes en el desarrollo de músculos, huesos y en salud reproductiva.

–               La dieta de la adolescente suele ser deficiente en vitaminas A, D, B12 y zinc; así, los complementos de vitaminas son fundamentales para la adolescente.

–               La asesoría nutricional debe incluir a la adolescente, el futuro padre y familias de ambos para asegurar que se mantenga una nutrición adecuada antes y después de que nazca el bebé (14).

Un embarazo en esta etapa de la vida sin apoyo ni atención especial continúa representando enfermedad materna, fetal y neonatal con más frecuencia que en la adulta embarazada (16) especialmente la relacionada con la prematurez como lo señala es estudio realizado en Querétaro (17).

De las repercusiones en el recién nacido, todos los reportes internacionales coinciden en que los problemas comienzan en el útero: desnutrición, restricción del crecimiento intrauterino y bajo peso al nacer aunado a la prematuridad (18). Venezuela es el primer país en Suramérica en embarazos adolescentes y en Caracas el porcentaje es mayor lo que significa que cada año se registran más de 20 mil nacimientos cuya madre tienen 19 o menos años (15). Concordando en Argentina con el 18% de los partos registrados fueron prematuro (16), caso contrario en Colombia donde se encontraron más casos de preeclampsia, infecciones bacterianas y patologías cardiacas, con trabajo de parto prematuro en el 10.5% en relación con el grupo control de madres adultas (18).

Sin embargo la adolescencia es solo un extremo de la vida, si miramos en la dirección opuesta encontraremos que el embarazo en mujeres de 40 años es cada vez más frecuente, debido a la realización profesional, matrimonios a mayor edad, casamientos por segunda vez, postergando la maternidad y predisponiendo el curso de un embarazo de alto riesgo.

En estudios realizados en el Instituto Nacional de Estadísticas se confirma esta tendencia, incluso se sitúa la edad media para traer el primer hijo al mundo casi en los 30 años. La maternidad tardía se asocia a