perseguir esta vía cuando se quiere una absorción lenta y duradera.
– Vía intraósea: Es un acceso vascular de urgencia para la infusión de fármacos y líquidos.
Su utilización se basa en el hecho de que la cavidad medular de los huesos largos está ocupado por una rica red de capilares sinusoides que drenan a un gran seno venoso central, que no se colapsa ni siquiera en situación de PCR, pasando los fármacos y líquidos a la circulación general con una rapidez similar a como lo harían por cualquier otra vena periférica. Esta indicado fundamentalmente en niños de 6 años o menos de edad en situaciones de urgencia vital con necesidad de fármacos y /o líquidos, en los que no se ha podido canalizar vía venosa en 90 segundos o después de tres intentos.
Constituye una medida temporal mientras no se obtiene otro acceso venoso.
Es excepcional su utilización en adultos donde en caso de no ser posible la canalización de una vía venosa central o periférica, será preferible la instilación de fármacos por vía endotraqueal.
Los lugares de acceso recomendados para esta vía son; la extremidad proximal de la tibia es el lugar recomendado en los menores de 6 años, a partir de esa edad, debe utilizarse el maléolo tibial interno que conserva médula roja en su cavidad durante toda la vida. Otras alternativas son: la cara posterior de la metáfisis del radio, cara anterior de la cabeza humeral, cóndilo humeral, esternón y crestas ilíacas.
En el adulto los únicos sitios accesibles son la cresta ilíaca, el esternón y la tibia distal.
Por esta vía podemos administrar cualquier medicamento o líquido necesarios durante el proceso de resucitación.
Cuando se requiera infusión de líquidos en grandes volúmenes debe aplicarse presión para vencer la resistencia de las venas emisarias.
La administración de medicamentos debe ser seguido de un bolo a presión de por lo menos 5 ml de solución salina para asegurar su llegada a la circulación sistémica.
– Vía intramuscular: Tejido muy vascularizado, cuando se inyectan fármacos el líquido se difunde entre las fibras musculares, con lo cual la absorción es rápida. Es una vía de acceso muy común en urgencias, los fármacos se absorben con gran rapidez, sobre todo aquellos que están en solución acuosa, los que están en solución oleosa tienen una absorción más lenta.
Los lugares de acceso recomendados para esta vía son; la zona dorsoglútea, la zona deltoidea, la zona ventroglútea y la cara externa del muslo. A la hora de elegir el lugar de punción tendremos en cuenta la edad del paciente, la masa muscular, la cantidad de fármaco a administrar y si es una sustancia más o menos oleosa.
– Zona dorsoglútea. Se localiza en el cuadrante superoexterno de la nalga, pues así es como se evita lesionar el nervio ciático. Es el lugar que más fármaco admite: hasta 7 ml. El paciente puede estar en decúbito lateral, en decúbito prono o en bipedestación. Debe de evitarse su uso en los menores de tres años.
– Zona deltoidea. Ubicada en la cara externa del deltoides, a tres traversas de dedo por debajo del acromion. Se debe de tener en cuenta que el nervio radial pasa cerca de ahí. Admite hasta 2 ml de volumen. El paciente puede estar prácticamente en todas las posiciones: sedestación, decúbito supino, decúbito lateral o bipedestación.
– Zona ventroglútea. Es una de las más seguras, ya que no tiene cerca ningún punto conflictivo. Con el enfermo en decúbito lateral o en decúbito supino, colocaremos nuestra mano en la base del trocánter mayor del fémur del lado elegido. A continuación abriremos los dedos de la mano y pincharemos en el espacio que quede entre los dedos índice y medio. Admite hasta 5 ml. de volumen. Junto con la dorsoglútea es la de elección para los niños mayores de tres años.
– Cara externa del muslo. Admite hasta 5 ml de volumen. Con el paciente en decúbito supino o en sedestación, delimitaremos una banda imaginaria que vaya, por la cara externa del muslo elegido, desde el trocánter mayor hasta la rótula. La zona óptima de inyección está localizada en esta banda, 5 cm por arriba y 5 cm por debajo de su punto medio. Es la zona de elección para los niños menores de tres años.
– Vía intravenosa: Permiten esquivar al fármaco los factores que intervienen en otras vías y obtener de forma rápida la concentración deseada del medicamento en sangre. Es una vía reservada prácticamente para la urgencia. Necesita de gran asepsia, puesto que aumentan los riesgos de ocasionar enfermedades que pasen a vía sistémica de forma inmediata.
En esta vía se debe mantener un control exhaustivo del paciente, de sus constantes y reacciones. Podemos distinguir dos formas fundamentales de administración intravenosa, que sería; intravenosa directa y por goteo.
- Directa. Es la administración del medicamento en forma de bolo, ya sea solo o diluido (normalmente en una jeringuilla de 10 ml, la cual contendría la sustancia a inyectar junto con suero fisiológico hasta completar los 10 ml). Se usa pocas veces por las complicaciones a que puede dar lugar, ya que en general los medicamentos necesitan un tiempo de infusión más amplio que el que se obtiene con este procedimiento. Pero en determinadas circunstancias, el bolo intravenoso pasa a ser parte fundamental del tratamiento.
- Por goteo intravenoso, canalizando una vía venosa. Es la forma de tratamiento empleada ante determinadas situaciones clínicas o bien para permitir la derivación hospitalaria en unas condiciones adecuadas.
En la aplicación de medicación por goteo intravenoso, además de preparar la sustancia a administrar, hay que calcular la velocidad de perfusión. Para ello se debe de tener en cuenta que:
1 ml = 1 cc = 20 gotas = 60 microgotas
A partir de aquí podemos hacer el cálculo de la velocidad de perfusión mediante reglas de tres o aplicando directamente la siguiente fórmula:
– Número de gotas por minuto = volumen a administrar en cc x 20 gotas / tiempo