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Flúor, efectos benéficos, y colaterales

Flúor, efectos benéficos, y colaterales

Introducción

El flúor (del lat. fluere, flujo) (*1), es un halógeno (metaloide); en 1529, Georgius Agrícola (1496-1555), en su obra De re metallica, describe el fluoruro sódico (espato (*2) flúor), al que llama flúor lapis (piedra fluida) (*3) por su bajo punto de fusión (902 °C).

En 1670, Enrique Schwanchardt (o Schwandhard, o Schwanhardt), observa que por acción del ácido sulfúrico sobre el espatoflúor, se obtiene un líquido corrosivo que ataca el vidrio (46,50). En 1768 Marggraf, investigó las reacciones del fluoruro de calcio con el ácido sulfúrico.

Flúor, efectos benéficos, y colaterales

Guillermo Murillo-Godínez. Medicina Interna

«No agregaríamos adrede el arsénico al abastecimiento de agua, y no agregaríamos adrede el plomo. Pero agregamos el fluoruro. El hecho es que el fluoruro es más tóxico que el plomo y apenas menos tóxico que el arsénico»

John Yiamouyiannis (citado en 1)

«La fluoración es el mayor caso de fraude científico de este siglo»

Robert Carlton (citado en 17)

«La fluorosis es común debido a…la extendida filosofía de que: “más cantidad de algo bueno, debe de ser mejor”» (43)

En 1771 el químico sueco Carl Wilhelm Scheele (1742-1786), informó que la reacción del fluoruro de calcio (fluorspan) con el ácido sulfúrico, traía como resultado la liberación de un ácido gaseoso, denominándolo ácido de flúor. La naturaleza de este ácido (ácido hidrofluórico) se mantuvo desconocida porque reaccionaba con el instrumental del vidrio formando ácido fluorosilícico (*4), hasta que, el 26 de junio de 1886, el flúor fue aislado por el químico francés Ferdinand Frédéric Henri Moissan (1852-1907) (*5) (1,2,40,50), después de tres años de continuos experimentos (*6). Desde 1813 por Morochisni (*7) se sabe de la existencia del flúor en los dientes de elefantes fosilizados (3,40).

En la década de 1930 se inició la fluoración del agua y de la sal de mesa (*8) al descubrirse que el fluoruro de sodio era benéfico en la prevención de la caries dental (1); sin embargo, la aplicación generalizada de estos procedimientos no parece tomar en cuenta las fuentes de flúor naturales, y parece soslayarse la neurotoxicidad por fluoruro de sodio (4). Lo anterior, aparte de los conocidos problemas de la intoxicación crónica (fluorosis), y de otros debidos al exceso de flúor. Comentario aparte merecerían el uso del flúor como arma química (gas de combate), hecho conocido desde hace años (28), y el uso diagnóstico médico de la fluorodesoxiglucosa (32). El interés por el flúor y sus efectos, por lo menos hasta 1990, había propiciado la publicación de más de 17,000 artículos y libros (40).

La prevención de la caries dental por flúor

Desde 1874  Ehrardt, reportó el efecto cariostático de los fluoruros (3); en 1899, Hempel y Scheffler notaron la diferencia en el contenido de flúor entre dientes cariosos y no cariosos (40), pero no fue hasta los estudios llevados a cabo en 1938 por H. Trendley Dean, que se hicieron patentes dichos efectos del flúor sobre la cariostasis (3), siendo los primeros sitios en donde se llevó a cabo el procedimiento de fluoración del agua para la prevención de la caries, en Ontario, Canadá y en Nueva York, EUA (*9) (26).

La concentración óptima del flúor en el agua de beber es de 0.5 a 1 ppm (parte por millón) (*10); hay poco beneficio adicional de administrar flúor después de que se forman por completo los dientes permanentes (18). En el caso de los dentífricos con fluoruro, la eficacia estimada es de alrededor del 20% en disminución de caries en quienes se cepillan una sola vez al día, y puede aumentar algo si la frecuencia se eleva a 2 o 3 cepilladas por día (22). Ha caído en desuso la terapéutica del bocio y del reumatismo con compuestos fluorados (29). La fluoración del agua puede reducir la incidencia de caries en 40-60%, y la aplicación de fluoruro desde que aparecen los dientes, cada 3-4 años, hasta la edad de 13 años, un 40% (49).

El flúor en el medio ambiente

El flúor está ampliamente distribuido en el medio ambiente, en el caso particular de algunos lugares de Méjico esto puede representar un factor de riesgo para el desarrollo de toxicidad; por ejemplo, el agua es rica en fluoruros en los Estados de Aguascalientes, Durango y San Luis Potosí (5). Otros factores de riesgo que han sido identificados son: el consumo de bebidas gaseosas embotelladas y té, y la edad en relación a la exposición de aplicaciones periódicas de flúor (6). El consumo dietético de fluoruro puede incrementarse, por lo dicho, más en regiones como San Luis Potosí (7). Según la Secretaría de Salud en Méjico, no se distribuye (*11) sal yodada-fluorada, en los Estados de: Aguascalientes, Baja California (Norte), Durango, Guanajuato, y Zacatecas (21). En otros países hay hallazgos similares, en cuanto al agua ambiental rica en fluoruros, como en Cuba (13). En Argentina, por ejemplo, sólo el 10% de la población posee sus aguas adecuadamente fluoradas (24). En India, los niveles de fluoruro en el agua oscilan entre 0.2 y 42.5 ppm (31).

Intoxicación aguda por flúor

La dosis letal aguda de flúor en humanos es de 2.5 a 5 g., o aproximadamente, 5 a 10 g. de fluoruro de sodio; en tales casos, se produce la muerte dentro de 2 a 4 horas. El cuadro clínico más comúnmente observado consiste en vómitos, intensos dolores abdominales, diarrea, convulsiones, y espasmos (en orden decreciente de frecuencia) (40).

La fluorosis (intoxicación crónica por flúor)

El primer reporte se realizó en 1888 por un dentista alemán radicado en Méjico llamado J. Kuehns, quien informó en una Reunión de la Asociación Dental de Durango sobre la aparición de manchas en los dientes de color pardo oscuro.

Las manchas aparecían invariablemente en los miembros de las familias que crecieron en una zona de Durango, y la intensidad dependía de cuánto tiempo habían estado viviendo allí. Kuehns pensó que las manchas tenían relación con el agua procedente de una fuente termal anteriormente utilizada para uso doméstico, y planteó que se debían a compuestos de manganeso y hierro, que en el caso de los dientes anteriores bajo la acción de la luz formaban óxidos de manganeso, de color marrón oscuro a casi negro (42); sin embargo, la mayoría de los autores dice que la fluorosis se conoce desde 1901 cuando J. M. Eager del servicio de sanidad pública de Estados Unidos, describió los denominados «dientes de Chiaie» (*12), característicos de los emigrantes italianos procedentes del suburbio de Nápoles llamado Pozzuoli (41,42)(*13), y que se caracterizaban por ciertas pigmentaciones y rugosidades (dientes jaspeados); en 1927 Christiani acuñó el término en uso actual (25); en 1930 los estudios establecieron que había una relación entre la fluorosis y la concentración de fluoruro (3.8-7.1 ppm)(*14) (3).

Concordante con lo dicho en cuanto a la presencia