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Formación Científica en el estudiante de Medicina

estudiantes de la Carrera de medicina y favorece el desarrollo del pensamiento teórico de los estudiantes, analizando la lógica de las diferentes disciplinas.

Es por ende objetivo de la presente investigación: Caracterizar el proceso de formación científica de los estudiantes de la carrera de medicina, teniendo en cuenta su carácter biopsicosocial.

Desarrollo

La formación científica es la transformación que tiene lugar en la interacción entre los sujetos, en un espacio de construcción de significados y sentidos, donde los implicados ponen en juego sus recursos personales, en un complejo proceso consciente, holístico y dialéctico, científico por naturaleza en interacción permanente entre la motivación, comprensión y sistematización del contenido, y en relación con la evaluación del proceso, se desarrollan rasgos de la personalidad, actitudes, conductas y valores, en síntesis competencias. (Fuentes, 2004)

El proceso enseñanza-aprendizaje en ciencias médicas y específicamente en las ciencias morfofisiológicas, no difiere en su esencia del contexto universitario en general y por ende, es considerado como sistema formativo, que tiene el propósito de garantizar el desarrollo integral de los jóvenes egresados favoreciendo el desarrollo de capacidades para seleccionar, organizar, procesar, interpretar y darle sentido a los contenidos, lo cual propicia la adaptabilidad al cambio continuo por esa apropiación significativa de la cultura general y profesional sistematizada, el desarrollo de valores, competencias y capacidades necesarias para la transformación constante de su medio. (Fuentes, 2001)

La formación profesional de los estudiantes de Medicina está en correspondencia con los objetivos de salida de la carrera, es decir, se pertrecha al estudiante de herramientas científicas que le permiten prestar servicios a niños, ancianos, mujeres embarazadas, familias e instituciones, a dispensarizados, a hospitalizados; garantizar la rehabilitación a los que la requieran, ejecutar acciones inherentes a la profilaxis higiénico epidemiológica, ejecutar acciones administrativas, participar activamente en la educación a la población y en la educación para la salud, aplicar el método científico al diagnóstico y solución de los problemas de salud del individuo, familia y comunidad, además de realizar en tiempo de guerra acciones de atención médica a lesionados y enfermos.

Quiere decir que la formación científica de los estudiantes de Medicina tiene que orientarse a la prestación de los servicios de salud a través de la explicación de los fenómenos y procesos biomédicos, lo que implica usar los métodos de las ciencias médicas para poder observar e interpretar los fenómenos, predecir teóricamente, experimentar, utilizar los conceptos, las leyes y las teorías científicas. Las asignaturas desarrollan habilidades de salud, educativas, investigativas, de dirección y lógicas del pensamiento. Estas habilidades permiten desarrollar la observación, así como la capacidad de describir, identificar, comparar, predecir, lo que favorece la formación científica, todo ello debe contribuir a un logro total del pensamiento holístico médico, lo cual implica el desarrollo del pensamiento teórico.

El desarrollo de un pensamiento teórico y a la vez creador, favorece la apropiación de competencias investigativas. Este pensamiento denominado también inventiva, pensamiento original, imaginación constructiva, pensamiento divergente, es la generación de nuevas ideas o conceptos, o de nuevas asociaciones entre ideas y conceptos conocidos, sustentados en referentes, que habitualmente producen soluciones originales, caracterizado por el acto de crear algo nuevo, es la capacidad de encontrar soluciones originales y la voluntad de modificar o transformar el mundo. (Miranda, 2003); (Flores, 2005)

El desarrollo del pensamiento teórico, que a la vez sea productivo, colaborativo y creativo en el sujeto se logra a través del proceso formativo pero se evalúa en el hacer cotidiano, en la conducta y en las formas de enfrentar y solucionar los problemas.

El pensamiento médico en su cotidianidad corre el riesgo de esquematizarse, de algoritmizarse, de ahí la importancia de estimular la formación de un profesional con un pensamiento independiente y creativo, sustentado en una sólida teoría, que no esté sujeto a patrones preestablecidos, y tenga flexibilidad para adaptarse a situaciones nuevas que permitan dar soluciones diferentes y satisfactorias. (Villanueva, 1999)

Según R. A. Nizamov, la actividad creadora es una relación compleja específica del hombre con la realidad, en la cual se integran en unidad armónica los procesos intelectual, volitivo y emocional para penetrar en la esencia de los fenómenos estudiados, utilizar nuevos procedimientos encaminados a eliminar las dificultades que surjan e introducir elementos novedosos en los métodos aplicados.(Rivera, 1999)

Lo anterior demuestra que para estimular el desarrollo del pensamiento teórico es necesario también el logro de motivaciones, fundamentalmente intrínsecas, que le permitan al estudiante dentro del proceso docente, estimularse así mismo sobre la base de la significación que le atribuye el objeto de estudio.

Adecuar el contenido de la actividad investigativa al de las ciencias particulares, permite que el estudiante desarrolle una actitud científica, sobre la base de la motivación, hacia su profesión y objeto de trabajo, apropiándose de la necesidad de la búsqueda independiente y permanente de soluciones a los problemas planteados. (Neyra, 1997; Sánchez, 2006; Gómez, 2002 y Rivera, 1998)

Los estudiantes de la carrera de Medicina requieren, por las características de su perfil de salida, de un proceso de enseñanza aprendizaje dinámico, colaborativo y problémico, que estimule el desarrollo del pensamiento teórico para poder detectar problemas y acceder a diversas alternativas para la solución de los mismos. Aquí intervienen las ciencias morfofisiológicas, las que por sus contenidos y su relación con la solución de los problemas de salud, brindan las posibilidades para desarrollar esas capacidades intelectuales.

El proceso de enseñanza – aprendizaje debe propiciar por tanto las actividades que conduzcan a que los estudiantes desarrollen el pensamiento teórico como respuesta a necesidades estimulantes. Al respecto, S. L. Rubinstein expresa: «La facilidad y rapidez de la abstracción y la generalización de los aspectos sustanciales de las situaciones que se analizan constituyen los rasgos característicos del pensamiento teórico, el cual garantiza un conocimiento más profundo de la realidad circundante.» (Blanco, 2007)

Al desarrollar un pensamiento teórico, se logra dar fluidez, flexibilidad, originalidad y capacidad de elaboración a los estudiantes, todas