Fotoprotección en pieles con fototipo alto: Percepción, cumplimiento y barreras en la prevención del daño solar
Autor principal: Carlos Fabián González Murillo
Vol. XX; nº 11; 587
Photoprotection in high phototype skin: Perception, compliance and barriers to preventing sun damage
Fecha de recepción: 25 de abril de 2025
Fecha de aceptación: 29 de mayo de 2025
Incluido en Revista Electrónica de PortalesMedicos.com, Volumen XX. Número 11 – Primera quincena de Junio de 2025 – Página inicial: Vol. XX; nº 11; 587
Autores:
Carlos Fabián González Murillo, Médico General, en Emergencias Médicas, San José, Costa Rica, https://orcid.org/0009-0008-9834-0113 Código Médico: 18631
Ariel José Jiménez López, Médico General, Investigador Independiente, Guanacaste, Costa Rica, https://orcid.org/0009-0008-2008-8931 Código Médico: 19138
Alexander Yisan Wang Shih, Médico General, en Hospital Rafael Ángel Calderón Guardia, San José, Costa Rica, https://orcid.org/0009-0001-5197-9824 Código Médico: 18898
Alexander Hidalgo Fallas, Médico General, Investigador Independiente, San José, Costa Rica, https://orcid.org/0009-0005-0099-8274 Código Médico: 12286
José Agustín Matamoros Bustamante, Médico General, en Hospital San Juan de Dios, San José, Costa Rica, https://orcid.org/0009-0008-9777-5297 Código Médico: 13058
Daniela Consumi Cordero, Médico general, Investigadora Independiente, Alajuela, Costa Rica, https://orcid.org/0000-0003-3655-9343
Resumen
La piel con fototipo alto presenta una mayor concentración de eumelanina, lo que le otorga cierta protección frente a la radiación ultravioleta. Sin embargo, esta defensa natural no elimina el riesgo de daño solar acumulativo, fotoenvejecimiento, trastornos pigmentarios ni cáncer de piel, por lo que la fotoprotección sigue siendo esencial. A pesar de ello, muchas personas con piel oscura subestiman estos riesgos debido a creencias erróneas, lo que reduce la adopción de conductas preventivas como el uso regular de protector solar.
Esta percepción se ve influida por factores culturales, estéticos y sociales que refuerzan hábitos de exposición al sol, en ocasiones agravados por la aculturación. Además, existen desigualdades geográficas en el cumplimiento de medidas fotoprotectoras, siendo más frecuentes en zonas urbanas que rurales. Las barreras incluyen la desinformación, el elevado costo de productos diseñados para fototipos altos, la falta de aceptación estética de ciertas formulaciones y la ausencia de campañas específicas para estos grupos.
Frente a este panorama, se destaca la necesidad de estrategias educativas culturalmente sensibles que corrijan percepciones erróneas y promuevan prácticas saludables. Asimismo, es fundamental que la industria cosmética desarrolle protectores solares inclusivos, sin residuos visibles, adaptados a las preferencias estéticas y económicas de esta población. Las campañas de salud pública deben representar activamente a personas con piel oscura y destacar los beneficios de la fotoprotección. Finalmente, el compromiso de los profesionales de la salud y el acceso a productos adecuados son claves para cerrar las brechas en la prevención del daño solar en fototipos altos.
Palabras clave
Melanina, fotoenvejecimiento, hiperpigmentación, protector solar, aculturación, barreras económicas.
Abstract
Dark-skinned people have a higher concentration of eumelanin, which provides some protection against ultraviolet radiation. However, this natural defense does not eliminate the risk of cumulative sun damage, photoaging, pigmentation disorders, or skin cancer, so photoprotection remains essential. Despite this, many people with dark skin underestimate these risks due to misconceptions, which reduces the adoption of preventive behaviors such as regular sunscreen use.
This perception is influenced by cultural, aesthetic, and social factors that reinforce sun exposure habits, sometimes exacerbated by acculturation. Furthermore, there are geographical inequalities in compliance with sun protection measures, which are more common in urban than rural areas. Barriers include misinformation, the high cost of products designed for dark-skinned people, the lack of aesthetic acceptance of certain formulations, and the absence of specific campaigns for these groups.
Given this situation, there is a significant need for culturally sensitive educational strategies that correct misperceptions and promote healthy practices. It is also essential for the cosmetics industry to develop inclusive sunscreens, free of visible residues, tailored to the aesthetic and economic preferences of this population. Public health campaigns should actively represent people with dark skin and highlight the benefits of sun protection. Finally, the commitment of health professionals and access to appropriate products are key to closing the gaps in sun damage prevention among dark-skinned individuals.
Keywords
Melanin, photoaging, hyperpigmentation, sunscreen, acculturation, economic barriers.
Introducción
La fotoprotección desempeña un papel fundamental en la prevención del daño cutáneo inducido por la exposición solar, un factor que contribuye directamente al desarrollo de afecciones como el fotoenvejecimiento y diversos tipos de cáncer de piel. A pesar de la creencia generalizada de que las personas con fototipos altos correspondientes a los tipos IV, V y VI en la escala de Fitzpatrick poseen una mayor resistencia al sol debido a su mayor contenido de melanina, estas poblaciones no están exentas de sufrir consecuencias negativas por la radiación ultravioleta. La escala de Fitzpatrick clasifica los tipos de piel según su respuesta a la radiación ultravioleta (UV), y si bien es cierto que los fototipos altos tienen menor propensión a las quemaduras solares, esta característica no implica inmunidad al daño solar. Estas personas pueden experimentar fotoenvejecimiento prematuro, trastornos pigmentarios persistentes y, aunque con menor frecuencia que en fototipos más bajos, también cáncer de piel. Esta falsa percepción de inmunidad ha generado una brecha importante en la implementación de estrategias de fotoprotección en poblaciones de piel más oscura, lo que subraya la necesidad de fomentar una conciencia más precisa y proactiva sobre los riesgos reales de la exposición solar1; 2.
El daño solar se produce principalmente por la acción de la radiación ultravioleta, en particular por los rayos UVA y UVB, los cuales provocan alteraciones en el ADN celular, aceleran el envejecimiento de la piel y contribuyen al desarrollo de neoplasias cutáneas. A su vez, la exposición a la luz visible también puede afectar negativamente a la piel, exacerbando problemas como la hiperpigmentación, que es especialmente prevalente y persistente en los fototipos altos1. Para contrarrestar estos efectos, las estrategias de fotoprotección deben incluir medidas como el uso regular de protectores solares de amplio espectro con alto factor de protección solar, el uso de ropa protectora, sombreros y gafas de sol, así como la búsqueda activa de sombra durante las horas de mayor intensidad solar. Está demostrado que los protectores solares adecuados pueden reducir significativamente el daño al ADN causado por la radiación UV, por lo que su uso debería ser incentivado especialmente entre los grupos que, paradójicamente, tienden a subestimarlo2.
En muchas poblaciones con piel más oscura comúnmente denominadas como «personas de color» persisten conceptos erróneos respecto a la necesidad de protección solar. Esta subestimación del riesgo suele traducirse en una menor adopción de medidas fotoprotectoras, incluyendo el escaso uso de protector solar y la falta de otras prácticas preventivas, como la ropa adecuada o la reducción de la exposición al sol durante los picos de radiación. Aunque las tasas de cáncer de piel en estas poblaciones son estadísticamente más bajas, siguen siendo susceptibles al desarrollo de trastornos pigmentarios como el melasma y la hiperpigmentación postinflamatoria, además del daño estructural y estético provocado por el fotoenvejecimiento. Estos datos evidencian la necesidad de fortalecer los esfuerzos educativos dirigidos a este grupo, no solo desde el punto de vista clínico, sino también desde un enfoque culturalmente sensible que aborde las creencias y actitudes subyacentes3.
La educación en salud y la concienciación comunitaria son herramientas esenciales para promover hábitos de fotoprotección en poblaciones con fototipos altos. La evidencia científica indica que las campañas de prevención específicas, basadas en educación continua y accesible, logran mejorar significativamente las conductas fotoprotectoras y reducen la incidencia de enfermedades relacionadas con la exposición solar3; 4. Países con alta exposición solar, como Australia y Brasil, han implementado programas nacionales de salud pública que priorizan la fotoprotección a través de intervenciones educativas en escuelas, centros de salud y medios de comunicación, logrando resultados positivos en la reducción del cáncer de piel y del daño cutáneo acumulativo5.
Analizar la percepción, el nivel de cumplimiento y las principales barreras en el uso de medidas de fotoprotección en personas con fototipo alto, con el fin de identificar los factores que limitan la adopción de conductas preventivas frente al daño solar y proponer estrategias educativas y de salud pública culturalmente adaptadas que promuevan una protección cutánea eficaz en esta población.
Metodología
Para el desarrollo de esta investigación sobre la percepción, el cumplimiento y las barreras en el uso de fotoprotección en personas con fototipo alto, se llevó a cabo una revisión bibliográfica exhaustiva con el objetivo de analizar las actitudes, conocimientos y prácticas asociadas a la protección solar en esta población. Esta revisión también consideró la influencia de factores fisiológicos, culturales y socioeconómicos en la adopción de medidas preventivas frente a la exposición solar, así como las estrategias educativas y de salud pública dirigidas a mejorar la conciencia sobre el daño inducido por la radiación ultravioleta.
Con el fin de garantizar la calidad, actualidad y relevancia de la información recopilada, se consultaron bases de datos científicas reconocidas, como PubMed, Scopus y Web of Science, seleccionadas por su prestigio y cobertura en temas de dermatología, salud pública y ciencias del comportamiento. Se establecieron rigurosos criterios de inclusión y exclusión. Se incluyeron estudios publicados entre 2020 y 2025, en inglés o español, que abordaran el uso de fotoprotección en poblaciones con piel oscura o fototipos IV, V y VI, la percepción del riesgo solar, el impacto del fotoenvejecimiento y la efectividad de las campañas educativas. Se excluyeron artículos sin revisión por pares, publicaciones duplicadas o con datos incompletos.
La búsqueda bibliográfica inicial permitió identificar 17 fuentes relevantes, entre las cuales se incluyeron artículos originales, revisiones sistemáticas, estudios observacionales y documentos emitidos por organismos especializados en dermatología, oncología cutánea y promoción de la salud. A partir de estas fuentes, se realizó un análisis detallado para extraer información sobre el nivel de conocimiento sobre fotoprotección en poblaciones de fototipo alto, las principales barreras para su adopción, la prevalencia de conductas de riesgo y las intervenciones más eficaces para fomentar el uso de protector solar.
El análisis se llevó a cabo mediante enfoques cualitativos y comparativos. Los hallazgos se organizaron en categorías temáticas que permitieron identificar patrones comunes en la percepción del daño solar, diferencias en el cumplimiento de las recomendaciones preventivas según el contexto sociocultural, y las limitaciones estructurales que afectan el acceso a productos de fotoprotección adecuados. Este enfoque integral ofrece una visión actualizada y crítica del estado del conocimiento sobre la fotoprotección en fototipos altos, y resalta la necesidad de desarrollar estrategias educativas, cosméticas y de salud pública culturalmente sensibles e inclusivas.
Fundamentos teóricos y fisiológicos
La piel con fototipo alto, correspondiente a los tipos IV, V y VI en la escala de Fitzpatrick, presenta características fisiológicas que le confieren cierta ventaja frente a la radiación ultravioleta (UV). Una de las principales diferencias es la mayor concentración de eumelanina, un tipo de melanina que no solo otorga una pigmentación más oscura, sino que también actúa como un escudo natural contra la radiación. Esta eumelanina tiene la capacidad de absorber los rayos UV y disiparlos en forma de calor, reduciendo así la probabilidad de que esta radiación cause daños estructurales al ADN nuclear6. Además, la melanina en la piel más oscura también ejerce un efecto protector a nivel mitocondrial, disminuyendo la frecuencia de mutaciones en el ADN mitocondrial en comparación con las personas de piel más clara7.
No obstante, aunque esta protección natural es significativa, no es absoluta. La exposición acumulativa a la radiación UV sigue generando consecuencias clínicas importantes en personas con fototipo alto. A pesar de la barrera natural que ofrece la melanina, las personas con piel más oscura siguen siendo vulnerables al desarrollo de cánceres de piel no melanoma, así como al fotoenvejecimiento prematuro y a diversos trastornos pigmentarios3. Entre estos últimos, los trastornos pigmentarios fotoexacerbados, como el melasma y la hiperpigmentación postinflamatoria, son particularmente frecuentes y persistentes. Estas condiciones suelen motivar la búsqueda de atención dermatológica especializada, dado que su impacto estético y psicológico puede ser considerable8.
La evidencia clínica respalda la existencia de cáncer de piel y manifestaciones de envejecimiento cutáneo incluso en personas con piel oscura. Aunque su incidencia es menor en comparación con poblaciones de fototipo bajo, el riesgo no debe subestimarse. La radiación UV, en especial cuando la exposición es crónica o intensa, puede ocasionar daños acumulativos en la piel, incluyendo mutaciones celulares que conducen al desarrollo de neoplasias cutáneas. Además, el proceso de fotoenvejecimiento, caracterizado por la aparición de arrugas, pérdida de elasticidad y pigmentación irregular, también se observa en personas con mayor cantidad de melanina. Por lo tanto, resulta esencial reconocer que el color de piel no exime del riesgo, sino que lo modula, lo que refuerza la importancia de implementar medidas preventivas adecuadas3.
En este contexto, la fotoprotección adquiere un papel crucial en la prevención del daño inducido por la radiación UV. El uso de filtros solares de amplio espectro, capaces de bloquear tanto rayos UVA como UVB, se ha demostrado eficaz para reducir el daño celular, prevenir el fotoenvejecimiento y disminuir el riesgo de cáncer de piel. Sin embargo, a pesar de estos beneficios comprobados, las conductas de protección solar son significativamente menos prevalentes entre las personas con piel más oscura. Esta baja adherencia se relaciona en parte con la percepción errónea de invulnerabilidad al sol, pero también con barreras prácticas como la falta de disponibilidad de productos adecuados para su tipo de piel3.
Por ello, es fundamental que los protectores solares dirigidos a personas con fototipo alto no solo cumplan con altos estándares de protección, sino que también se adapten a sus necesidades estéticas y culturales. Las formulaciones deben evitar residuos blanquecinos y ofrecer acabados agradables que incentiven su uso regular. La cosmética moderna tiene el desafío de desarrollar productos inclusivos que integren eficacia y estética, permitiendo así que la fotoprotección se convierta en un hábito accesible y sostenible para todos los tipos de piel, incluyendo aquellos que históricamente han sido subrepresentados en las campañas de salud pública8.
Percepción del riesgo solar en fototipos altos
En el contexto de la fotoprotección, las creencias erróneas y las influencias culturales desempeñan un papel determinante en la adopción o el abandono de conductas preventivas, especialmente en poblaciones con piel de color. Muchas personas pertenecientes a este grupo consideran que la alta concentración de melanina en su piel les ofrece una protección completa frente a los efectos nocivos del sol, lo que reduce notablemente el uso de protector solar en comparación con personas de piel más clara. Esta percepción de invulnerabilidad, aunque en parte basada en una realidad fisiológica, genera una falsa sensación de seguridad que deja a estas poblaciones expuestas al riesgo acumulativo del daño solar, incluyendo el fotoenvejecimiento, los trastornos pigmentarios y, en menor medida, el cáncer de piel3; 9
A este fenómeno se suman factores culturales y sociales que refuerzan prácticas poco saludables en relación con la exposición al sol. En diversas culturas, los medios de comunicación y las tendencias estéticas tienden a exaltar la imagen de una piel bronceada como símbolo de belleza, juventud y bienestar, lo que puede desalentar aún más el uso de fotoprotección en personas con piel naturalmente más oscura10. Asimismo, el proceso de aculturación a normas occidentales, particularmente en contextos migratorios o urbanizados, puede inducir a algunas personas a adoptar conductas de riesgo, como el bronceado en interiores o la exposición deliberada al sol sin protección, replicando comportamientos de grupos poblacionales con fototipos más bajos9.
En este escenario, la educación y la influencia mediática se presentan como herramientas fundamentales para revertir estas percepciones y promover prácticas preventivas. Las intervenciones educativas bien diseñadas, junto con campañas de concienciación en medios de comunicación, han demostrado ser eficaces para aumentar el conocimiento sobre los riesgos del sol y la importancia de la protección, aunque su impacto no es uniforme en todas las regiones del mundo ni en todos los grupos étnicos10. Los profesionales de la salud, en particular los dermatólogos, tienen una función clave en este proceso, actuando como agentes de cambio a través de la educación personalizada y el asesoramiento culturalmente sensible. Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos, persiste una brecha significativa entre el conocimiento disponible y su aplicación en la práctica cotidiana, especialmente en poblaciones con piel de color3.
Esta disonancia entre el conocimiento y la acción tiene un impacto directo en el comportamiento preventivo. Aunque muchas personas reconocen los riesgos para la salud asociados a la exposición solar, como el envejecimiento prematuro de la piel o la posibilidad de desarrollar cáncer cutáneo, no adoptan de manera sistemática medidas de fotoprotección, como la aplicación diaria de protector solar, el uso de ropa adecuada o la búsqueda de sombra9; 11. Las conductas protectoras son más frecuentes en personas con antecedentes personales o familiares de cáncer de piel, lo que indica un mayor nivel de concienciación ante un riesgo ya experimentado. Sin embargo, incluso dentro de este grupo de alto riesgo, es común observar la subestimación de la necesidad de una protección solar integral, lo que evidencia la urgencia de reforzar las estrategias educativas y adaptarlas a las realidades específicas de cada población11.
Nivel de cumplimiento con las medidas de fotoprotección
El uso de protector solar y otras medidas de fotoprotección continúa siendo significativamente menor en personas con piel de color en comparación con quienes tienen fototipos más bajos. A pesar de la evidencia científica que demuestra que el protector solar puede prevenir daños en el ADN, reducir el riesgo de fotoenvejecimiento y disminuir la probabilidad de desarrollar cáncer de piel, su uso es notablemente menos frecuente en estas poblaciones2; 3. Esta tendencia se observa particularmente en grupos hispanos, donde se ha documentado un uso menor de protector solar en comparación con personas blancas no hispanas. Además, dentro del mismo grupo hispano, existen variaciones según la nacionalidad de origen, lo que sugiere la influencia de factores culturales, geográficos y socioeconómicos en la adopción de estas conductas preventivas12.
Frente a esta baja frecuencia en el uso de protector solar, la ropa protectora como camisas de manga larga y sombreros de ala ancha representan una estrategia de fotoprotección más comúnmente adoptada entre los hispanos. No obstante, esta preferencia no se distribuye de manera homogénea: los residentes rurales informan una menor utilización de estas medidas en comparación con los residentes urbanos, lo que indica una posible desigualdad en el acceso a la información o a los recursos necesarios para la protección solar efectiva. Esta disparidad también puede relacionarse con factores laborales, ya que muchas personas en áreas rurales realizan actividades al aire libre prolongadas sin las condiciones adecuadas para protegerse del sol12; 13.
Otro comportamiento relevante es la búsqueda de sombra, que se presenta con mayor frecuencia entre personas hispanas que entre individuos blancos no hispanos. Este comportamiento, considerado una forma pasiva pero eficaz de fotoprotección, es más común en contextos urbanos, donde suele haber mayor infraestructura que facilita este hábito, como parques, árboles o toldos. Por el contrario, los residentes de zonas rurales, con menos acceso a estos espacios, tienden a practicarlo con menor frecuencia. A pesar de su eficacia, esta estrategia por sí sola no reemplaza el uso de protector solar u otras barreras físicas, y su adopción debe considerarse como parte de un conjunto de medidas complementarias12; 13.
Por otra parte, el uso de gafas de sol, que protege contra la radiación ultravioleta en la región periocular y ocular, es menos frecuente entre las personas con fototipos altos. Este hallazgo resulta preocupante, ya que el daño acumulativo de la radiación UV también puede afectar estructuras oculares y áreas sensibles alrededor de los ojos, especialmente en climas soleados y en poblaciones expuestas de forma crónica al sol. Esta baja utilización puede deberse tanto a la falta de información como a factores estéticos, económicos o culturales que minimizan la percepción de su utilidad4.
Finalmente, al comparar los contextos urbanos y rurales, se observa una tendencia consistente: los residentes urbanos tienden a cumplir con mayor frecuencia las recomendaciones sobre fotoprotección, incluyendo el uso de protector solar, ropa adecuada y búsqueda de sombra. En contraste, los residentes rurales independientemente de su grupo étnico o color de pielpresentan niveles más bajos de cumplimiento, lo que puede traducirse en una mayor prevalencia de quemaduras solares, especialmente en aquellas personas que realizan actividades al aire libre por motivos laborales13.
Barreras para la adopción de conductas fotoprotectoras
Las barreras que limitan la adopción de conductas de fotoprotección en personas con fototipo alto son múltiples y complejas, y se manifiestan en distintos niveles: cognitivo, económico, cosmético y sociocultural. En primer lugar, las barreras cognitivas derivan de la desinformación o de conceptos erróneos ampliamente difundidos sobre la capacidad protectora de la melanina. Si bien la melanina ofrece una mayor resistencia a la radiación ultravioleta en comparación con los fototipos bajos, esto no significa inmunidad frente al daño solar. A pesar de ello, muchas personas con piel oscura perciben que su riesgo de desarrollar enfermedades cutáneas como el fotoenvejecimiento, los trastornos pigmentarios o incluso el cáncer de piel es mínimo o inexistente, lo que lleva a una subestimación de la necesidad de protegerse del sol3. Esta percepción errónea refuerza el bajo uso de protector solar y otras medidas preventivas. Por esta razón, resulta esencial implementar intervenciones educativas bien diseñadas que informen con base científica, corrijan estos conceptos equivocados y promuevan una conciencia realista sobre los riesgos asociados con la exposición solar prolongada y sin protección14.
Junto a las barreras cognitivas, existen importantes obstáculos económicos que afectan el acceso a productos de fotoprotección de calidad para personas con piel de color. Los protectores solares formulados específicamente para fototipos altos suelen tener un precio más elevado en comparación con otras opciones del mercado, alcanzando un costo promedio de 19,30 dólares por onza, lo que representa una carga económica significativa para muchos consumidores. Este elevado precio responde, en parte, al tamaño reducido del mercado objetivo y a los mayores costos de producción asociados a las fórmulas adaptadas a pieles más oscuras. Estas condiciones generan una barrera estructural que impide el uso regular del producto, incluso entre quienes reconocen su importancia. Por tanto, es urgente fomentar la producción y distribución de protectores solares inclusivos y asequibles que no sacrifiquen calidad, pero que estén al alcance de poblaciones diversas en términos socioeconómicos15.
A estas limitaciones se suman las barreras cosméticas, que guardan relación directa con la aceptación estética de los productos fotoprotectores. Muchas personas con piel oscura rechazan el uso de protectores solares debido a que muchas formulaciones dejan un residuo blanco visible, que altera la apariencia natural de la piel y genera incomodidad en el usuario. Aunque existen desarrollos más recientes que prometen resolver este problema, su disponibilidad y distribución siguen siendo limitadas. Además, las preferencias de los consumidores de piel oscura no solo se enfocan en evitar residuos visibles, sino también en encontrar texturas ligeras, fórmulas hidratantes y acabados estéticamente agradables. La elegancia cosmética es un factor clave en la adherencia al uso diario del protector solar, por lo que la industria cosmética debe esforzarse por crear productos adaptados tanto desde el punto de vista funcional como sensorial15.
Por último, las barreras socioculturales también desempeñan un papel relevante en la limitada adopción de la fotoprotección en poblaciones con piel de color. Los hábitos comunitarios y las normas culturales influyen de manera significativa en las decisiones individuales sobre el cuidado solar. En el caso de las comunidades hispanas, por ejemplo, la aculturación, entendida como el proceso por el cual una persona adopta costumbres y valores de otra cultura, puede modificar las prácticas fotoprotectoras, tanto de manera positiva como negativa12; 14. En muchos casos, estas poblaciones se encuentran en un punto intermedio entre las creencias tradicionales sobre el cuidado de la piel y las prácticas dominantes en contextos occidentales, lo que genera confusión o contradicción en cuanto a la necesidad de protección solar. A esta situación se suma la escasa presencia de campañas de salud pública específicas dirigidas a personas con piel más oscura, lo cual refuerza la invisibilización de sus necesidades. La falta de mensajes culturalmente adaptados y de representación adecuada en las estrategias educativas dificulta la sensibilización y limita el impacto de las intervenciones preventivas14.
Estrategias para mejorar el cumplimiento en fototipos altos
Para mejorar la adherencia a la fotoprotección en personas con piel de color, es fundamental desarrollar estrategias educativas y comerciales que sean personalizadas, culturalmente sensibles y basadas en las necesidades reales de esta población. En primer lugar, la educación para la salud debe corregir los conceptos erróneos ampliamente difundidos sobre la supuesta inmunidad de las personas con fototipo alto frente a los efectos del sol. Las intervenciones educativas deben explicar claramente los riesgos asociados tanto a la radiación ultravioleta como a la luz visible, subrayando que, aunque la melanina ofrece cierta protección natural, esta no elimina la posibilidad de sufrir fotoenvejecimiento, hiperpigmentación o incluso cáncer de piel3; 16.
Además, estas campañas educativas deben adaptarse a los contextos culturales, sociales y lingüísticos específicos de cada comunidad. La diversidad dentro del grupo de personas con piel oscura exige materiales informativos relevantes y accesibles, que utilicen un lenguaje claro y representaciones visuales inclusivas para facilitar la comprensión y fomentar la participación activa en las conductas preventivas. Una intervención educativa será más efectiva si refleja la realidad del público al que se dirige, reconociendo sus prácticas, creencias y valores particulares12.
Junto con la educación, es igualmente importante que los productos de fotoprotección evolucionen hacia una formulación verdaderamente inclusiva. Los protectores solares diseñados para personas con tonos de piel más oscuros deben evitar el residuo blanquecino que muchas formulaciones tradicionales dejan sobre la piel, así como ser no comedogénicos y respetuosos con las particularidades cutáneas de estos fototipos. Para aumentar su aceptación, los productos deben ser comercializados con afirmaciones que resalten sus cualidades cosméticas, tales como «sin tinte blanco», «acabado invisible» o «con textura humectante», que resultan especialmente valoradas entre los consumidores de piel oscura. Esta estrategia no solo mejora la experiencia de uso, sino que también contribuye a que el producto sea percibido como accesible, útil y deseable15.
En paralelo, las campañas de salud pública deben incluir activamente a personas con piel de color tanto en los mensajes como en las imágenes que se difunden, a fin de asegurar su representación y sentido de pertenencia. La visibilidad en los materiales de prevención es clave para que las personas se sientan interpeladas por el mensaje y reconozcan su importancia. Estas campañas deben recalcar que el uso de protector solar no es exclusivo de ciertos grupos, sino una medida de salud universal que previene afecciones relevantes como la hiperpigmentación crónica, el melasma y ciertos tipos de cáncer cutáneo, los cuales pueden tener consecuencias graves también en personas con fototipo alto3; 12.
El éxito de estas estrategias también depende en gran medida del compromiso de los profesionales de la salud y de la industria cosmética. Los dermatólogos y demás profesionales involucrados en la promoción del cuidado cutáneo deben estar capacitados para comprender y comunicar las necesidades específicas de fotoprotección en pacientes con piel oscura. Esta formación implica no solo conocimientos técnicos, sino también sensibilidad cultural y capacidad para derribar mitos sin reforzar estereotipos16.
Conclusiones
La piel con fototipo alto posee una protección natural parcial frente a la radiación ultravioleta gracias a su mayor concentración de melanina, pero esta ventaja fisiológica no elimina el riesgo de fotoenvejecimiento, trastornos pigmentarios ni cáncer de piel. Por tanto, es un error asumir que las personas con piel oscura no requieren fotoprotección. Reconocer esta vulnerabilidad relativa es el primer paso para implementar medidas preventivas adecuadas y evitar consecuencias clínicas y estéticas a largo plazo.
Las creencias erróneas, las barreras económicas, cosméticas y socioculturales influyen negativamente en el cumplimiento de las conductas de fotoprotección en personas con piel de color. La escasa representación en campañas de salud pública, el alto costo y las limitaciones estéticas de los protectores solares convencionales, así como la falta de acceso a información culturalmente adaptada, perpetúan una baja adherencia a las medidas preventivas. Estas condiciones refuerzan las desigualdades en el cuidado de la piel y deben ser abordadas de forma integral.
Para mejorar la fotoprotección en fototipos altos, es necesario un enfoque multidimensional que incluya educación sanitaria culturalmente sensible, desarrollo de productos cosméticos inclusivos y campañas de salud pública representativas. Además, los profesionales de la salud deben estar capacitados para abordar las necesidades específicas de estos pacientes, y la industria cosmética debe invertir en fórmulas adaptadas que combinen eficacia, accesibilidad y aceptación estética. Solo así se podrá avanzar hacia una prevención equitativa y efectiva del daño solar en toda la población.
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Declaración de buenas prácticas:
Los autores de este manuscrito declaran que:
Todos ellos han participado en su elaboración y no tienen conflictos de intereses.
La investigación se ha realizado siguiendo las Pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos elaboradas por el Consejo de Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas (CIOMS) en colaboración con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El manuscrito es original y no contiene plagio.
El manuscrito no ha sido publicado en ningún medio y no está en proceso de revisión en otra revista.
Han obtenido los permisos necesarios para las imágenes y gráficos utilizados.
Han preservado las identidades de los pacientes.