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IMC y valoración de la percepción de la imagen corporal en las adolescentes

(2007), en una investigación con 110 participantes de 1º de Bachillerato de una localidad madrileña, encontraron que aun existiendo una baja prevalencia de obesidad y sobrepeso a partir del índice de masa corporal (IMC) en la muestra total (13,7%), se apreciaba una aceptable correlación con la insatisfacción corporal, siendo ésta significativa (r= 0,32; p<0,001). Por tanto, se puede decir que valores más altos en el índice de masa corporal (IMC) se asocian con una mayor insatisfacción corporal (Madrigal et al 2000).

Montero, Morales y Carbajal (2004) en su estudio con objetivos muy parecidos a los planteados en este estudio, trataron de valorar la percepción de la imagen corporal de un grupo de jóvenes mediante el uso de modelos anatómicos y comparar dicha percepción con los valores reales del índice de masa corporal (IMC) con objeto de detectar posibles alteraciones en la autopercepción de la imagen corporal. Los resultados obtenidos en el presente estudio avalan la utilidad del uso de modelos anatómicos en la investigación sobre alteraciones de la percepción de la imagen corporal (Thompson y Gray, 1995).

Rodríguez y Cruz (2006) en la evaluación de la insatisfacción corporal a través del Test de Siluetas, comprobaron que el 73,5% de las mujeres latinoamericanas y el 76,7% de las españolas presentan insatisfacción corporal porque le gustaría estar más delgadas de lo que se perciben, datos algo más altos que los encontrados en esta investigación. Estos datos vuelven a reiterar lo ya encontrado en diferentes estudios (Cash y Henry, 1995; Vera, 1998), esto es, que el descontento de la mujer con su imagen es algo bastante general y no limitado a población clínica, ni adolescente.

Similares resultado fueron reportados en los universitarios de San Pablo-Brasil, donde la mayoría de las mujeres eutróficas o con sobrepeso (87%) sobreestiman su imagen corporal y la mayoría de las mujeres obesas y hombres (73%), estos últimos independientemente de su índice de masa corporal (IMC), subestiman su imagen corporal.

Las mujeres están más conformes con su cuerpo si están delgadas, pero aun así desean pesar menos. (García, 2011, Raich et al., 1996). Los datos en este estudio también corroboran insatisfacción de la imagen corporal en las adolescentes quienes empiezan a marcar una cifra de alerta 73.5%

Es innegable como, las dinámicas sociales y culturales permean las concepciones de salud-enfermedad y en este caso el estado nutricional y la percepción de la imagen corporal. El concepto de belleza que se impone en la ciudad de Medellín corresponde a una persona muy delgada, con un IMC inferior a 18,5. La búsqueda de este modelo hace que las estudiantes de este estudio tengan una imagen corporal alterada, que se vean por encima de su propio IMC, es decir, que sobreestimen su imagen corporal.

CONCLUSIONES:

  • Los resultados llevan a considerar un grado importante de insatisfacción corporal, mostrando que la imagen con la que el alumnado se percibe, difiere de la imagen que le gustaría tener. Las jóvenes deseen estar más delgadas aun teniendo un IMC normal o en el límite inferior del rango considerado normal.
  • El alumnado, de manera mayoritaria, se encuentra en la categoría de normo peso, encontrándose las participantes restantes en niveles de obesidad (sobrepeso y obesidad) y bajo peso.
  • El patrón de correlaciones entre el IMC y las medidas de la valoración de la imagen corporal sugieren que las estimaciones de esta última varían en función del IMC. Las adolescentes reportaron mediante la tendencia de que a mayor IMC aumenta la insatisfacción de la imagen corporal que poseen.

RECOMENDACIONES:

  • Dada la naturaleza del presente estudio, son necesarias más investigaciones sobre la percepción de la imagen corporal con el fin de clarificar la etiología de los desórdenes en la percepción en esta población, ya que estos se consideran uno de los factores más importantes en el estudio de los trastornos de la conducta alimentaria.
  • Fomentar el adecuado desarrollo de los jóvenes tanto físico, alimentario y emocional, por lo que es importante educar desde niños/as para que no sean avasallados por la moda y dietas que afecten su salud, manteniendo así estilos de vida saludables, con adecuada alimentación y práctica regular de ejercicio, que garantice jóvenes sanos en cuerpo y mente y por ende a la mejora de la imagen corporal autopercibida de nuestros adolescentes; la sociedad del futuro más próximo.
  • Implementar estrategias para el cuidado de la salud con el objetivo de dar a conocer que el cuerpo de la mujer no es un estereotipo de belleza marcada por la sociedad como una oferta comercial
  • Establecer lineamientos de trabajo que permitan prevenir que esta insatisfacción se oriente a conductas que incidan en el deterioro del bienestar de la salud física y mental de las adolescentes , por el hecho de alcanzar un patrón estético sin importar el precio que se tenga que pagar para alcanzarlo esto nos da una pauta para profundizar investigaciones que apunten a conocer las conductas que adoptan las jóvenes frente a esta situación , lo cual puede estar alterando su adecuado desarrollo
  • Enseñar a las alumnas a analizar de manera critica la publicidad y los modelos estéticos que los medios de comunicación establecen.
  • .Implementar políticas de restricción frente a la gran oleada de anuncios publicitarios ya sean en revistas, televisión etc. que ubican la delgadez como sinónimo de salud, o emitan mensajes que señalan la necesidad apremiante de modificar el cuerpo para lograr el estándar deseado que reflejan las modelos.
  • Continuar en esta línea de investigación con el fin de poder hacer análisis comparativos con otros grupos de población.

Anexos – IMC y valoración de la percepción de la imagen corporal

Anexos – IMC y valoración de la percepción de la imagen corporal